A los 3 meses de la desaparición de Julio López

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La desaparición de Julio López no es sólo una maniobra del aparato represivo para vengarse de los juicios a algunos de sus cabecillas o una reivindicación de la dictadura genocida de 1976 y una extorsión para conseguir la amnistía. También pretende ser un mensaje de terror hacia los nuevos sectores de trabajadores y jóvenes que luchan hoy contra la explotación y las injusticias de la sociedad capitalista.

Los trabajadores podemos conseguir que aparezca con vida

La desaparición de Julio López no es sólo una maniobra del aparato represivo para vengarse de los juicios a algunos de sus cabecillas o una reivindicación de la dictadura genocida de 1976 y una extorsión para conseguir la amnistía. También pretende ser un mensaje de terror hacia los nuevos sectores de trabajadores y jóvenes que luchan hoy contra la explotación y las injusticias de la sociedad capitalista.

Julio representa a los trabajadores de los 70 que no se callaban, que se organizaban, que se involucraban en la defensa de los desprotegidos y que (pese a sufrir persecuciones, detenciones y torturas), 30 años después y venciendo el miedo enfrentan a los verdugos de la clase dominante, como lo hizo Julio en el juicio contra su torturador Etchecolatz.

Así como la dictadura fue la respuesta brutal de la oligarquía y el imperialismo contra la lucha de los trabajadores y el pueblo argentino por mejores condiciones de vida y por una sociedad más justa, hoy el mismo aparato que usaron en esa tarea recurre a las mismas prácticas terroristas, como lo hicieron el 19 y 20 de diciembre del 2001 y en el Puente Pueyrredón.

No es casual entonces que cuando las organizaciones obreras y populares comienzan a recomponerse y pasar a la ofensiva, el aparato estatal y las bandas fascistas digan presente ofreciéndose nuevamente para la tarea sucia de meter miedo y abortar el proceso social.

El gobierno que durante sus primeros años hizo bandera con el tema de los Derechos Humanos y con los juicios a algunos represores (que a este ritmo necesitarían varios siglos para completarse), hoy cambia su táctica a un indignante silenciamiento del caso López, apostando al olvido como se hacía en otras épocas. Lo que revela que no está dispuesto a llegar a fondo en impulsar el castigo a los genocidas para no romper sus compromisos con las multinacionales y los empresarios ¨nacionales¨, siempre dispuestos a apelar a la mano de obra represiva (estatal y paraestatal) con tal de no perder sus privilegios. Y no está dispuesto a impulsar la investigación ni siquiera después de la nueva provocación de los secuestradores que tiraron las llaves de Julio en el jardín de su casa. Tampoco ha impulsado Kirchner la anulación de los indultos menemistas a los comandantes del Proceso militar.

El sistema judicial, siempre solidario con el aparato represivo, salvo honrosas y valientes excepciones individuales, pone una y mil trabas a la investigación, manteniendo la carátula de ¨averiguación de paradero¨ como si fuese un caso de un niño extraviado y perdiendo en trámites ridículos un tiempo vital para la supervivencia del compañero. No podemos confiar en esta investigación y menos si la realizan a través de las fuerzas de seguridad cómplices y encubridoras de la desaparición de Julio López.

Los grandes medios de comunicación, ligados a los intereses más concentrados y ellos mismos empresas explotadoras, han ido haciendo desaparecer por tercera vez a Julio, ahora también de las páginas de periódicos e informativos radiales y televisivos. Esto fue evidente en el tratamiento de la violenta represión policial a los Organismos de Derechos Humanos que escrachaban al represor González Conti en La Plata. Somos testigos de la solidaridad de los trabajadores de prensa presentes en estos hechos y de cómo los directivos de los medios tergiversaron y ocultaron la información en pocas horas. Pocos en el país pudieron enterarse del accionar de centenares de policías apaleando y disparando contra un puñado de manifestantes en defensa de la seguridad de un genocida y obedeciendo órdenes del gobierno provincial y nacional.

Por todo lo expuesto consideramos imprescindible que los trabajadores y los sectores movilizados por la aparición con vida de Julio López sigamos exigiendo a los dirigentes de las organizaciones de la clase trabajadora (en la CGT y la CTA) que se pongan a la cabeza de la lucha contra el aparato represivo estatal y paraestatal. Si los dejamos volver a levantar cabeza, las próximas luchas reivindicativas y por cambios sociales deberán sufrir nuevamente el accionar de estas bestias sedientas de sangre al servicio de los explotadores y del imperialismo.

Por el desmantelamiento del aparato represivo.
Por el juicio y castigo a todos los culpables.
Por la anulación de los indultos y las leyes de impunidad.
Sólo la movilización popular puede derrotar a las bandas fascistas
Huelga General para forzar la aparición con vida de Julio