A 31 años del golpe de 1976

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Se cumplen 31 años de la instalación de la dictadura más feroz que padecimos los trabajadores y el pueblo argentino. El golpe fue planificado para terminar con el alza revolucionaria del movimiento obrero y popular de aquellos años. La fuerza de la clase obrera se expresaba en los mejores convenios colectivos de la historia y en su alta participación en el reparto de la riqueza nacional (50%, más del doble de la actual). La perspectiva de una sociedad socialista era el horizonte al que miraban cientoientos de miles de trabajadores y jóvenes argentinos, y amenazaba la propia dominación de clase de la burguesía.

Cómo avanzar en la lucha contra la represión y la impunidad

Se cumplen 31 años de la instalación de la dictadura más feroz que padecimos los trabajadores y el pueblo argentino.
El golpe fue planificado para terminar con el alza revolucionaria del movimiento obrero y popular de aquellos años. La fuerza de la clase obrera se expresaba en los mejores convenios colectivos de la historia y en su alta participación en el reparto de la riqueza nacional (50%, más del doble de la actual). La perspectiva de una sociedad socialista era el horizonte al que miraban cientos de miles de trabajadores y jóvenes argentinos, y amenazaba la propia dominación de clase de la burguesía.
Fueron los grandes empresarios argentinos, con la complicidad del imperialismo de EEUU y Europa, quienes organizaron el golpe militar. En los dos años anteriores recurrieron a la sangrienta organización terrorista Triple A, organizada por el poder ejecutivo, para liquidar físicamente a un sector de la vanguardia obrera y juvenil de nuestro país. Obra que consumaron durante la dictadura militar.
Después de años de reacción, acentuada por el retroceso internacional del movimiento obrero, un nuevo ascenso de la marea se inició en Argentina, teniendo un pico en el Argentinazo. Kirchner es un producto deformado de esas jornadas. Por un lado se ve obligado a asumir un discurso y gestos "progresistas" pero, por otro, sus compromisos y la búsqueda de la conciliación con el empresariado ¨nacional¨ e internacional le impiden avanzar en medidas de fondo que permitan solucionar la desigualdad y los graves problemas sociales, así como desmantelar el aparato represivo.

Los secuestros de López y Gerez

Ahora, con el inicio de los juicios a los represores de los 70, el viejo aparato estatal vuelve a reaccionar con una ola de amenazas y secuestros como el de Julio López (desaparecido desde el pasado 18 de septiembre) y de Luis Gerez. Esto re-presenta una extorsión para conseguir la amnistía de los genocidas, y una amenaza al movimiento obrero y popular.
Es indudable que la liberación de Gerez fue debida a la presión de los sectores más inteligentes de la clase dominante, que temían la inestabilidad política y social a que podría conducir esta ola de secuestros, en un contexto donde su dominio sobre la sociedad no está siendo cuestionado. Temían que esto podría conducir, tarde o temprano, a una explosión popular de indignación de alcances incalculables.
Pero el gobierno se muestra impotente para enfrentar a estas mafias que perviven en el Estado. El gobierno no puede purgar a fondo el aparato del Estado porque sabe que encontraría una resistencia feroz en su seno y en la clase dominante. No puede apelar a la movilización popular para conseguirlo porque teme que se le escape de las manos y ponga en cuestión al mismo sistema capitalista, del cual es garante.

Cómo enfrentar a las mafias fascistas

Únicamente la movilización popular más contundente puede obligar a la burguesía y a sus agentes en el aparato del Estado a detener el accionar de estas mafias fascistas y, eventualmente, sacrificar a algunos de sus integrantes para que sean juzgados y castigados. Sólo con la lucha comenzando por una Huelga General convocada por la CGT y la CTA, podríamos forzar la captura de los secuestradores de López y conocer realmente su paradero. De esta manera avanzaríamos, además, en el castigo a los represores de la Triple A, a los genocidas que actuaron en los setenta y también a los represores del Argentinazo y del Puente Pueyrredón.
Y ese combate contra la impunidad y por el desmantelamiento del aparato represivo debe estar vinculado a la lucha por la transformación socialista de la sociedad, terminando con el poder económico, político y represivo de la burguesía.

Corriente Socialista El Militante