El crimen de Mariano Ferreyra no quedó impune, en un fallo histórico el trasfondo de la burocracia sindical, la tercerización laboral y la policía cómplice fueron expuestas al conjunto de la sociedad y con sentencias a penas importantes por el asesinato del compañero del Partido Obrero.
Las penas fijadas en primera instancia fueron 15 años para José Pedraza y el Gallego Fernández de la cúpula del gremio Ferroviario y 18 años para los tiradores Cristian Favale y Gabriel Sánchez. La misma pena le cupo al organizador de la patota, Pablo Díaz, y 11 años para los ferroviarios Daniel González y Francisco Pipito que impidieron que los periodistas filmaran el hecho. Mientras que Claudio Alcorcel que llevó a Favale, 8 años.
En tanto que los comisarios Luis Osvaldo Mansilla y Jorge Raúl Ferreyra, fueron sentenciados a 10 años por partícipes necesarios por liberar la zona; otros policías recibieron penas menores.
Sabemos que estas condenas no eliminan el dolor de la familia, pero marcan un hecho de justicia, aquella que aún no encontró, por ejemplo, Susana Trimarco en el caso de la desaparición y trata de personas de su hija Marita Verón.
Los familiares y el núcleo más intimo de Mariano, con Pablo Ferreyra como vocero, son conscientes de la importancia del fallo pero, en coincidencia con el sentimiento del conjunto de la sociedad, apelarán el mismo en busca de penas más altas.
Un fallo histórico
La tercerización laboral nace de un pacto entre las patronales y la burocracia sindical en complicidad con el aparato del Estado. Es un proceso en el que las patronales se ven beneficiadas por no mantener una planta estable de trabajadores y, por lo tanto, no arriesgar sus abultadas ganancias. Despiden y más luego los sindicatos crean cooperativas, toman trabajadores en forma precarizada y les pagan un salario muy por debajo del que reciben por convenio colectivo los trabajadores ferroviarios de planta.
Estas empresas que tienen en sus directorios a las cúpulas sindicales, reciben subsidios millonarios por parte del Estado y se convierten de esta forma en parte de la patronal, por lo tanto los derechos de los trabajadores son totalmente aplastados.
Este fallo, dejó aún más en evidencia esta realidad y demuestra el papel de asesino de clase de la burocracia con el uso de patotas sindicales, sicarios y la complicidad de la policía en afán de no perder sus negociados.
El contexto de situación política resulta importante para entender por qué se produce este fallo. Si la situación política de
Ha sido la lucha perseverante en este caso de organizaciones políticas, sindicales, barriales, sociales y estudiantiles la que condujo a que el juicio tenga un final exitoso. Pero, como mencionamos, es el contexto político abierto tras el Argentinazo el que permitió la viabilidad de las condenas.
La lucha continúa ¡lograr penas más altas!
Desde
La ambigüedad de la justicia, por su carácter de clase, no puede establecer una condena social afín a los intereses de las mayorías populares, por esto, se limita a los lineamientos de las leyes burguesas establecidas; encontrando a Pedraza penalmente responsable intelectual por el crimen de Mariano Ferreyra. Pedraza fue quien planeó el ataque y quien instigó a aleccionar a los tercerizados, es todo un ejemplo de un modelo sindical empresarial que tiene como protagonistas a los jefes sindicales de
La lucha pasa, ahora, por exigir el aumento de las condenas logradas a la vez que pedimos la renuncia inmediata del ministro de Trabajo Carlos Tomada cuyo diálogo amistoso, que incluyó consejos a Pedraza es una verdadera contradicción para un Gobierno cuya base social aplastante son los trabajadores.
El ataque de una patota de