Entrevista a Julio Macera, Secretario de Comunicación de CTA-Capital
"En la Constituyente Social hay que plantearse seriamente la discusión del socialismo"
Del 20 al 22 de noviembre se celebró en Neuquén un encuentro nacional de la Constituyente Social, espacio político-social impulsado por la central sindical CTA e integrado por cientos de organizaciones populares y de izquierda, y que propone entre otras cosas el lanzamiento de un movimiento político que nuclee a la clase trabajadora y demás sectores populares. Para que nos cuente sus impresiones sobre la Constituyente Social y su visión de los debatido en Neuquén entrevistamos al compañero Julio Macera, Secretario de Comunicación de la CTA-Capital
Entrevista a Julio Macera, Secretario de Comunicación de CTA-Capital
"En la Constituyente Social hay que plantearse seriamente la discusión del socialismo"
Del 20 al 22 de noviembre se celebró en Neuquén un encuentro nacional de la Constituyente Social, espacio político-social impulsado por la central sindical CTA e integrado por cientos de organizaciones populares y de izquierda, y que propone entre otras cosas el lanzamiento de un movimiento político que nuclee a la clase trabajadora y demás sectores populares. Para que nos cuente sus impresiones sobre la Constituyente Social y su visión de los debatido en Neuquén entrevistamos al compañero Julio Macera, Secretario de Comunicación de la CTA-Capital
El Militante.- ¿Qué balance hacés del Encuentro de la Constituyente Social que se celebró en Neuquén?
Julio Macera.- Un balance positivo. Nosotros esperábamos un salto, un avance cualitativo en relación a Jujuy. Seguramente nos quedaron cosas por hacer, pero no hay ninguna duda que aquellos que participamos en las distintas comisiones descubrimos la voluntad política de los compañeros de poder avanzar en la forma de construcción de esta herramienta. Y así como Jujuy fue ver cuáles eran las prioridades que nos unían, la ilusión hoy se plantea en términos de ver qué hacer con eso y qué construir para hacer eso. Para mí fue muy positivo, y es lo que destacaría.
EM.- ¿Cuáles de los acuerdos tomados destacarías?
JM.- Dos o tres cuestiones. El primer acuerdo es que tenemos que construir una forma de representación que resuelva la tensión entre la discusión horizontal y la necesidad de avanzar. Pero que ninguna de las dos sea "después de": primero la discusión y después avanzar, ni primero avanzar y después discutir. De ahí la decisión de que la Constituyente Social empiece a conformarse en asambleas locales, provinciales, hasta culminar en una asamblea nacional, que -es la manera que encontramos, yo no sé si es la mejor, pero es la que encontramos- garantice un modelo donde se puedan resolver cosas. Ese me parece un acuerdo más que importante.
El valor de los acuerdos que habíamos logrado en Jujuy era tan amplio que permitía decenas de interpretaciones. Todos dicen estar de acuerdo con terminar con el hambre. En Neuquén empezamos a definir como lo vamos a resolver y no va a ser con el subsidio que estableció el gobierno. Definimos que el problema del hambre es político, es una decisión política . No es ni un error, ni un hecho de maldad, ni una maldición divina, es un problema político y su resolución es política.
A título personal quiero decir que, en la semana posterior a Neuquén, cuando en un programa de TV Víctor [De Gennaro] hablara de socialismo nuevamente, no en un discurso entusiasmado en un acto de masas, sino que lo diga sentado delante de una cámara, eso sí me parece muy relevante. Hablo de Víctor porque, quizás por culpa nuestra, expresa la síntesis de la Constituyente Social, y que esa síntesis vuelva a plantear la cuestión del socialismo, en lo político , me parece más que importante.
El hambre no se resuelve sin discutir el sistema capitalista porque es una decisión del sistema, no es una decisión de los gobernantes circunstanciales, ellos gerencian el hambre en todo caso; entonces, ese es otro nivel de acuerdo que se empieza a plantear fuerte.
La verdad es que, pese a que milito desde los 15 años, nunca participé de una construcción como ésta tan masiva, una construcción desde abajo, con aspiraciones hegemónicas, que es lo que pretendemos ser, abarcar a la mayor parte de las sectores de la clase y del pueblo. Casi te diría que todo es nuevo, y uno termina diciendo: bueno, este acuerdo está bueno, aquel otro no me termina de conformar, quiero más, etc. Pero, bueno, es parte de esta lógica de una construcción que al menos en este país es nuevo, nunca hubo una construcción así. Ni el peronismo lo expresó ni tampoco ninguna de las expresiones de la izquierda. En general, acá estamos todos aportando cosas, saliendo más o menos conformes, más o menos disconformes. Porque también ese el juego, el debate democrático. No hubo ninguna comisión donde cuestiones como estas no hayan aparecido, y que gente sin ninguna formación política venía y decía: esto me está pasando. Mostraba sus heridas, sus luchas, y decía: qué podemos hacer. Creo que eso sintetiza el entusiasmo. Y el convencimiento de que se puede dar.
EM.- ¿Qué carácter va a tener el encuentro nacional de la Constituyente Social a celebrarse el año que viene?
JM.- Ese evento tiene que ser el paso organizativo de todo el nivel de acuerdos al cual se ha llegado. La Constituyente Social no es una expresión electoral. Ahora bien, autogobernarnos y dejar de delegar, no significa no votar. Si las circunstancias se plantearan, tendríamos la obligación de avanzar hacia ese lado. Nosotros vemos que hay una etapa como la del 2010, con muchas luchas que llevar adelante, mucha necesidad de organizarnos y hay posibilidades concretas de avance. En este desacuerdo sobre quién se queda con el excedente, en esta pelea dentro del sistema está haciendo falta que se escuche la voz de la clase para poner en discución real al modelo y al sistema todo. Para eso debemos construir la herramienta: el movimiento político social y cultural de liberación. No para hacer un capitalismo serio, sino para terminar en serio con el capitalismo..
EM.- En ese caso, ¿qué relación se establecería entre el Movimiento político impulsado por la Constituyente Social y el movimiento político que representa actualmente Proyecto Sur, el cual integran también referentes importantes de la CTA y de la Constituyente Social?
JM.- Hasta este momento Proyecto Sur viene siendo una parte más de las organizaciones políticas que adhieren y participan dentro de la Constituyente Social. Yo creo que el proceso es un poco al revés. La aparición de Proyecto Sur expresa en un terreno, una de las luchas que hemos venido llevado adelante uno de los sectores de la clase obrera. Si esto es como yo pienso, no hay dudas que aún es un movimiento inacabado, porque también son inacabadas nuestras luchas. Pino Solanas fue candidato presidencial ya en los noventa. Pero el Proyecto Sur que se expresa actualmente en la figura de Pino Solanas, es distinto a aquéllo. Porque ese Pino Solanas en los 90 expresaba un retroceso de la clase, y sus buenas intenciones, terminaron en eso, en las mismas buenas intenciones que teníamos nosotros para frenar el menemismo. Algunas cosas logramos. Otras perdimos. Hoy, la verdad que Pino expresa otra cosa distinta. Yo creo que el Frente Amplio en Uruguay fue un producto de la lucha de la central sindical PIT- CNT. O el PT de Brasil fue posible por la lucha de la CUT. Y, en este caso, yo creo que Proyecto Sur expresa lo mismo. Dentro de la discusión interna, dentro de los que nos movemos dentro de la Constituyente Social, hay sectores como El Militante, como Buenos Aires para Todos, el Partido Socialista Auténtico, y otros sectores, que se expresan también en Proyecto Sur. Y otros sectores que dicen: no, no es Proyecto Sur mi expresión política. No es una discusión teórica, lo vamos a resolver resolviendo nuestras propias luchas. Y así de grande es el desafío que tenemos delante. No es una cuestión de debate solamente, tenemos que debatir pero tenemos que protagonizar el conflicto. Eso es lo que va a producir.
Ahora, particularmente, yo creo que sí, no hay ninguna duda que las fuerzas que se expresan en Proyecto Sur son parte de la Constituyente Social y van a ser parte del futuro movimiento político y social y cultural de liberación. Hay que plantear seriamente la discusión del socialismo también, que se está dando y que deberá profundizarse. Para eso creo que es imprescindible que los trabajadores hegemonicemos esta discusión.
Yo tengo la apuesta puesta en la Constituyente Social, y honestamente hay otras expresiones que tienen puestas sus miras más en la partidocracia liberal, como aquellos que dicen, por ejemplo, que si tenemos en lugar de cinco diputados, unos cuarenta, empezamos a cambiar la realidad. Y la verdad es que no, uno empieza a cambiar la realidad, y en ese proceso va avanzando en la ocupación de nuevos espacios institucionales pero, justamente, para ponerlos en discusión, no para convalidarlos por izquierda. Esto hay discutirlo pero, bueno, eso es lo que está pasando. Y esto es importante.
Y hay otro aspecto que me parece importante. Nuestra discusión es profundamente humana, emotiva. No estoy de acuerdo con otros compañeros que dicen autoconvencidos que ya el sujeto revolucionario no son los trabajadores, sino otros sectores como las mujeres, los indígenas, el ecologismo, etc. El sujeto principal siguen siendo los trabajadores pero la cuestión humana también es importante. Y yo creo claramente que el que estuvo en Jujuy, el que estuvo en Neuquén, como yo que me ha tocado militar durante mucho tiempo y que ahora me ha tocado asumir responsabilidades, había un proceso emotivo, porque nadie se pasa durmiendo dos días en la carpa para hacer turismo. Y hay decenas de organizaciones que pueden mover poner plata, micros, y poner lo mismo que se juntó en Jujuy y lo mismo que se juntó en Neuquén. Ahora, ese nivel de discusión de debate, el ir ahí a militar o discutir, no lo puede hacer ninguna organización en la Argentina. Ni siquiera el oficialismo puede llegar a juntar eso. Entonces, algo está pasando, será responsabilidad de todos nosotros qué hacemos con todo lo que está pasando. No puedo dejar de emocionarme.
EM.- Para la Corriente Socialista El Militante, tanto Proyecto Sur como el movimiento político que pueda surgir de la Constituyente Social, deberían ser instancias preparatorias para la formación de un Partido de los Trabajadores en Argentina, que exprese el protagonismo, político y numérico, de la clase obrera en el proceso de transformación social aunque incorpore otros sectores populares dentro, y reconozca la libertad de corrientes y tendencias en su interior, ¿qué opinás vos al respecto?
JM.- Estas son cosas que nos llevarían a una discusión muy larga. Yo creo que hay una discusión correcta pero con ejes equivocados con respecto a esto, me refiero a la dicotomía Movimiento-Partido.
Nosotros estamos más favor de la forma movimientista. Es el nombre (movimiento) que uno puede encontrar a esta cuestión de cómo construir un lugar en que haya distintas corrientes en su interior. El PT de Brasil es un movimiento; toma la forma de partido pero es un movimiento de corrientes que se expresan en su interior. Lo que pasa en Argentina es que acá cargamos con nuestra propia historia y la forma movimientista conecta más con nuestra tradición.
A todos los que defienden que hay que construir un partido o un movimiento yo les digo: que vengan todos, discutamos, hagámoslo juntos. Yo creo que la cosa pasa por ahí. La discusión no es tanto elegir entre construir un movimiento o un partido, sino la democracia interna y el programa. Programa de los trabajadores o no programa de los trabajadores; que, por supuesto, un programa de los trabajadores en Argentina, debe incluir a otros sectores populares. En ese debate, ponerle el nombre de movimiento, o ponerle el nombre de partido es secundario. Discutamos esto: si hay democracia interna o hay centralismo democrático, que al final termina siendo siempre centralismo. Porque empieza a funcionar con una lógica burocrática donde hay que sostener esta lógica, y no la discusión con los compañeros.
Entonces: programa de los trabajadores o no programa de los trabajadores; Socialismo o no socialismo; democracia interna o centralismo democrático, esos son los debates que debemos encarar para la conformación del movimiento político que aspiramos a construir. Lo demás es secundario.