Los medios de comunicación de todo el mundo destacan que las oligarquías de Santa Cruz, Pando y Beni consiguieron un apoyo popular masivo para sus proyectos de “autonomía”. En realidad, estas autonomías están impulsadas por el imperialismo, las multinacionales extranjeras y las oligarquías locales para poner los recursos naturales bajo su control y socavar al gobierno de Evo Morales.
Los medios de comunicación de todo el mundo destacan que las oligarquías de Santa Cruz, Pando y Beni consiguieron un apoyo popular masivo para sus proyectos de “autonomía”.
En realidad, estas autonomías están impulsadas por el imperialismo, las multinacionales extranjeras y las oligarquías locales para poner los recursos naturales bajo su control y socavar al gobierno de Evo Morales.
Las votaciones fueron completamente manipuladas, supervisadas exclusivamente por ellos mismos. Aun así, y según sus propios datos, tanto en Santa Cruz, como en Oando y Beni, la abstención alcanzó el 40% y votaron en contra o en blanco el 15% de los votantes. Es decir, pese a la manipulación y la atmósfera de histeria y odio generada contra quienes desaprueban la autonomía, debieron reconocer que apenas la mitad de la población afectada apoyó la autonomía.
El día del referéndum en Santa Cruz se celebraron gigantescos cabildos (asambleas) y manifestaciones contra los planes autonomistas. En la ciudad de El Alto salieron a las calles medio millón de personas.
En La Paz hubo más de 100.000, en Cochabamba también salió medio millón a las calles, y en muchas otras ciudades hubo manifestaciones de masas similares, incluidas las dos ciudades mineras de Potosí y Oruro.
Como ocurrió otras veces, el látigo de la contrarrevolución sacó nuevamente a las calles a las masas trabajadoras.
La ofensiva lanzada por la oligarquía es el producto de las vacilaciones del gobierno del MAS y de su política contemporizadora con la oligarquía. La incapacidad para impulsar reformas fundamentales que permitieran un cambio profundo en la sociedad boliviana, ha permitido a la burguesía nacional sabotear la economía y sembrar en el pueblo desconfianza y decepción. Los trabajadores y campesinos y el pueblo en su conjunto enfrentan el aumento del pan, de los transportes, la escasez de diesel provocada por las multinacionales petroleras, el aumento del arroz etc.
Por eso, es con respuestas concretas a los problemas concretos e inmediatos de la clase trabajadora, del campesinado y de la juventud cómo se combate eficazmente a la derecha y la oligarquía y se socava su base social. Son las mismas respuestas que están en el sentido profundo de la «Agenda de Octubre»: recuperar el control total de los recursos naturales y de las principales industrias y monopolios, necesario para lanzar un plan de producción para industrializar el país, expropiando el poder económico y político de la burguesía nacional agro-financiera para poner los medios de producción al servicio del pueblo trabajador y liberar Bolivia de su dependencia y atraso.
En la masiva asamblea popular celebrada en El Alto el 4 de mayo se aprobó una resolución que señala el camino que debe seguir la revolución. Uno de los puntos más importantes fue la exigencia de la nacionalización de todas las fábricas y empresas de la oligarquía.
El Primero de Mayo, Evo Morales nacionalizó la gran empresa de telecomunicaciones ENTEL con un decreto que da la mayoría de las acciones de la empresa al Estado, lo mismo ocurrió con varias empresas petroleras.
Sin embargo, el mensaje que están dando las masas, las mismas masas que pusieron a Evo en el poder, es claro: el gobierno debe abandonar todos los intentos de dialogar con la oligarquía que sólo está interesada en recuperar su poder político en todo el país.
La clase obrera boliviana debe organizarse y movilizarse a lado del campesinado y sus organizaciones en su batalla por la tierra y en la batalla general contra la burguesía nacional y el imperialismo. Debe pedir que sea barrida toda la podredumbre del viejo sistema político y económico, también anidada en el gobierno en nombre del cambio.
Por eso es siginficativo que la Central Obrera Boliviana (COB) a instancias de los mineros, haya anunciado una huelga general indefnida a partir del 16 de junio contra la oligarquía y las autonomías, y para exigirle al gobierno que profundice las medidas a nacionalizadoras y a favor de los trabajadores. La perspectiva de un nuevo alza revolucionaria de las masas está presente en la situación.