Hay un florecimiento audiovisual impulsado por los trabajadores de la imagen documental. Se ponen en marcha las cámaras y los micrófonos… las urgencias de testimonios para la construcción de la conciencia que transformará al mundo y eso se hace visible en las producciones audiovisuales documentales que hoy ganan pantallas por todas partes, especialmente en los festivales.
Muchos documentalistas se han dedicado a contemplar al mundo
de lo que se trata es de transformarlo
Hay un florecimiento audiovisual impulsado por los trabajadores de la imagen documental. Se ponen en marcha las cámaras y los micrófonos… las urgencias de testimonios para la construcción de la conciencia que transformará al mundo y eso se hace visible en las producciones audiovisuales documentales que hoy ganan pantallas por todas partes, especialmente en los festivales. Hacen lo que se necesita para la transformación del mundo, contra la alienación, para la lucha de los trabajadores documentalistas depuestos a derrotar al capitalismo.
Se trata de una lucha donde las cámaras ayudan a combatir las mentiras de la payasada vulgar del capitalismo, cámaras y trabajadores puestos al servicio de la verdad y por la organización de los trabajadores como trabajadores empeñados por el ascenso de la conciencia revolucionaria. Cine documental que no sueña con limosnear dádivas sino que se dispone a ponerse bajo control obrero. No bajo control de burócratas, oportunistas o sectarios.
Se trata de una generación documentalista que, a su ritmo, reconoce su tarea de clase, sus responsabilidades metodológicas, sus conflictos supremos, su papel en la transformación de los lenguajes y su obligación histórica ante todas las luchas de los trabajadores en todo el mundo. Documentalistas que trabajan para que mirar-pensar-organizarse y movilizarse sean una misma respuesta a todas las calamidades que nos agobian. Documentalistas de nuevo género que levantan ya la certeza de que el mejor del documentalismo que necesitamos está en camino. Ya lo veremos.