Algunas lecciones de Engels sobre la naturaleza

Federico Engels, nacido hace 204 años en la actual Renania, es considerado el padre cofundador del socialismo científico junto a Karl Marx. Proveniente de una familia de extracto burgués, rechazó a su clase para dedicar su vida a la causa revolucionaria de la liberación completa del proletariado por medio de grandes aportaciones a la construcción de la ciencia y filosofía del materialismo dialéctico, esto es, la base teórica fundamental del marxismo.

Sus conocimientos en los campos de la filosofía, economía política, historia y física le permitieron elaborar importantes lecciones sobre la necesidad de la lucha por el socialismo, demostrando las contradicciones del modo de producción capitalista y la propiedad privada visibles en las condiciones materiales de las sociedades. Todo esto sin dejar atrás su importante papel como autoridad política del socialismo mundial en la participación activa de la Primera Internacional y su trabajo como orientador político en la Segunda Internacional.

Obras como El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Del socialismo utópico al socialismo científico, Anti-Duhring y otras más escritas en conjunto con Marx como el Manifiesto Comunista y La ideología alemana, son algunos de sus trabajos más importantes que, como marxistas, como jóvenes revolucionarios y como clase trabajadora, es indispensable estudiarlas para una comprensión fundamental, sacudidora y revolucionaria de la sociedad de clases.

Por si fuera poco, los grandes dirigentes de la revolución rusa, Vladimir Lenin y Lev Trotsky, llegaron a expresar su profunda admiración por la figura de Engels. En sus Diarios del exilio, Trotsky recupera las predicciones de Engels sobre el desarrollo de las fuerzas productivas de Inglaterra y Estados Unidos, planteadas por lo menos cincuenta años después de que se hicieran realidad en el periodo de posguerra de la Primera Guerra Mundial.

Si bien ni Engels ni los comunistas tenemos una esfera de cristal que nos muestre el futuro, es innegable la capacidad de Engels para sacar conclusiones concretas de la realidad, gracias a sus rigurosos estudios de las condiciones materiales históricas de producción.

En esta misma línea, al leer los escritos de Engels respecto a la naturaleza, redactados algunos hace más de 150 años, uno no puede dejar de tener la impresión de la gran actualidad en sus palabras, sobre todo al presenciar en carne propia los problemas socioambientales en los que vivimos.

El presente artículo se basa en los textos de “Introducción a la dialéctica de la naturaleza” (1875-1876) y en particular en “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” (1876) para rescatar algunas lecciones de Engels sobre la naturaleza:

El principio de indestructibilidad del movimiento en la naturaleza

La naturaleza está en constante transformación todo el tiempo, ese es el principio básico de la dialéctica. Incluso cuando el cambio a simple vista pareciera imperceptible, las semillas de las flores han sido esparcidas por el viento, esas mismas flores han alimentado a las abejas obteniendo la suficiente energía para trabajar en la colmena, los árboles crecen a su propio ritmo. Así, el movimiento permanece en una diversidad de formas que asombran cuando uno se pone a reflexionar en ellas.

Sin embargo, este entendimiento de la naturaleza nunca fue así. Engels, en su estudio sobre la dialéctica de la naturaleza, evidenció como las Ciencias Naturales, incluso tras su rompimiento con la teología en el periodo de la Ilustración, mantuvieron un principio de inmutabilidad absoluta de la naturaleza resultando en un estudio mecanicista y todavía creacionista.

A la naturaleza se le negó su propio devenir. Fue gracias al avance de la geología y de otras ramas científicas del siglo XVIII, e incluso de aportaciones filosóficas, que empezó a observarse el flujo de la materia, sujeta a incesantes cambios y movimientos.

La humanidad y la naturaleza comparten las leyes revolucionarias de la dialéctica

El ser humano forma parte de la transformación de la materia. Desde nuestros inicios y hasta la actualidad, es inminente el cambio tanto cualitativo como cuantitativo que presenciamos en las ciudades, en las costas y en los pueblos.

Engels explica que las sociedades han adquirido, en mayor o menor medida, la capacidad activa del control sobre su ambiente para el desarrollo productivo. Sin embargo, el poderío económico y político de unos cuantos ha resultado en la dominación voraz sobre la mayoría social y en la naturaleza. Esto es lo que entendemos como la lucha de clases. Y unido al terreno del materialismo dialéctico tenemos ahora un entendimiento de la historia humana y natural realmente revolucionario.

Si bien comprendemos al ser humano y a la naturaleza dentro de una misma unidad, pues somos parte de la materia, también nos hace comprender que las condiciones actuales paupérrimas no son ni estáticas ni naturales, sino parte del modo de producción y sus instituciones sociales, culturales, políticas e ideológicas de legitimación y, por lo tanto, tenemos la capacidad de transformarlos.

El capitalismo no será eterno, pues nada es eterno más que la transformación misma.

Nada en la naturaleza ocurre de forma aislada

Engels señalaba:

“Cada fenómeno afecta a otro y es, a su vez, influenciado por éste; (…) El hombre traslada de un país a otro plantas útiles y animales domésticos, modificando así la flora y la fauna de continentes enteros (…) sufren tales modificaciones bajo la influencia de la mano del hombre que se vuelven irreconocibles”.

Las acciones sociales tienen repercusiones en la naturaleza. Esta premisa resuena hasta nuestros días. La destrucción de los mangles por parte de los carteles hoteleros ocasiona que perdamos nuestra línea de defensa contra los desastres naturales. La pesca excesiva por parte de las grandes industrias afecta directamente al ecosistema natural, pero también a la economía de las poblaciones costeras. Las mega-granjas porcícolas contaminan al manto acuífero y a la tierra ocasionando a su vez enfermedades en las comunidades.

Engels dejó muy claro que debemos comprender que lo económico, lo social y lo político afectan a la naturaleza. Pero, sobre todo, que, aunque tengamos una relación directa con la naturaleza, los grandes problemas que nos aquejan hoy día en realidad son las consecuencias materiales de un sistema de producción capitalista insaciable, cuyos intereses están en el mantenimiento de las clases dominantes, no en las necesidades sociales y naturales del mundo.

La defensa de la naturaleza está en una economía socialista planificada                                     

Si bien es cierto que las sociedades contemporáneas nos encontramos en procesos de desarrollo desigual, la realidad es que en nuestro contexto histórico contamos con las herramientas tecnológicas capaces de mejorar la calidad de vida y, a cierto nivel, la manipulación del medio ambiente. Sin embargo, el control de éstas se encuentra secuestrado por las clases dominantes quienes tienen como objetivo la búsqueda del máximo beneficio propio. El verdadero problema está en el actual modo de producción depredador y los aparatos de dominación de las clases altas.

Engels fue muy claro al respecto:

“Confrontando y analizando los materiales proporcionados por la historia, vamos aprendiendo poco a poco a conocer las consecuencias sociales indirectas y más remotas de nuestros actos en la producción, lo que nos permite extender también estas consecuencias a nuestro dominio y nuestro control. Sin embargo, para llevar a cabo este control se requiere algo más que el simple conocimiento. Hace falta una revolución que transforme por completo el modo de producción existente hasta hoy día y con él, el orden social vigente”.

Solo por medio del socialismo y una economía planificada lograremos la liberación de la naturaleza y de la clase trabajadora.

Conclusiones

Aunque para algunos ojos contemporáneos las lecciones de Engels no resulten nuevas, debemos comprender que son esclarecedoras conjeturas sobre el rol del capitalismo en el medio ambiente escritas hace más de 150 años y que siguen vigentes hasta la actualidad. Como marxistas, estudiamos las conclusiones de Engels como una tremenda guía de análisis y de acción que debemos adaptar a nuestras condiciones materiales concretas. Nuestra lucha es por los dominados: Por la clase trabajadora y por toda especie dentro del planeta que sufre las consecuencias directas del capitalismo.

¡Únete a la OCR y acabemos con el capitalismo!

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