¡Defendamos la revolución venezolana!

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El imperialismo está muy preocupado por el avance de la revolución bolivariana y su influencia internacional. Las nacionalizaciones de la telefónica CANTV, Electricidad de Caracas, las propuestas de Chávez de desarrollar empresas socialistas o la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), más allá de tal o cual contradicción, son signos inequívocos de que el Presidente y el pueblo venezolano quieren seguir avanzando y el ambiente social de apoyo a la revolución sigue empujando hacia lcia la izquierda. La no renovación de la licencia al canal golpista RCTV y la creación de una televisora pública y social suponen para ellos un nuevo desafío y una confirmación más de esta voluntad.

Ante la nueva ofensiva contrarrevolucionaria de la burguesía venezolana y el imperialismo

La no renovación de la concesión al canal privado de televisión RCTV está siendo utilizada por la burguesía venezolana y el imperialismo para desatar una campaña golpista contra el proceso revolucionario.

Cómo derrotar a la contrarrevolución

El imperialismo está muy preocupado por el avance de la revolución bolivariana y su influencia internacional. Las nacionalizaciones de la telefónica CANTV, Electricidad de Caracas, las propuestas de Chávez de desarrollar empresas socialistas o la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), más allá de tal o cual contradicción, son signos inequívocos de que el Presidente y el pueblo venezolano quieren seguir avanzando y el ambiente social de apoyo a la revolución sigue empujando hacia la izquierda. La no renovación de la licencia al canal golpista RCTV y la creación de una televisora pública y social suponen para ellos un nuevo desafío y una confirmación más de esta voluntad.
La contrarrevolución ha desatado una nueva ofensiva para "meter el dedo en el agua" y ver cómo está la temperatura social, la de sus bases y la de la revolución, para ver si tienen oportunidad de pasar a mayores. Pero la correlación de fuerzas sigue siendo enormemente favorable a la revolución.
La victoria del 3 de diciembre de 2006, con el mayor porcentaje de apoyo electoral a Presidente alguno en la historia de Venezuela (un 63% de los votos), las encuestas realizadas posteriormente, o los 4,5 millones de inscritos al PSUV, demuestran que las masas están dispuestas a avanzar hacia el socialismo y acabar con el capitalismo.
El Presidente Chávez ha llamado a mantenerse vigilantes y movilizarse, convocando una gran marcha nacional el sábado 2 de junio que reunió a cientos de miles de personas. Esta es la dirección correcta, pero es necesario presentar un plan de acción escalonado que tense y acumule al máximo las fuerzas del movimiento revolucionario y las ponga desde ya en acción.
Debemos organizar inmediatamente asambleas en todos los barrios, centros de trabajo y estudio para discutir la situación, dejar claro nuestro apoyo a la decisión del gobierno respecto a RCTV y organizar movilizaciones para disolver las acciones de las bandas fascistas que intentan sembrar el terror y bloquear carreteras, accesos a centros de trabajo y estudio, etc. Estas asambleas deben coordinarse a escala local, regional y nacional y articularse con el Gobierno nacional en defensa de la revolución, para organizar las movilizaciones que sean necesarias.

Propuestas de la CMR

Desde la CMR estamos proponiendo el siguiente Plan de Acción: la central sindical UNT, junto con el Frente Nacional Campesino "Ezequiel Zamora" (FNCEZ), el Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en cogestión y Ocupadas (FRETECO) y otras organizaciones revolucionarias deben ponerse al frente de la lucha contra esta nueva ofensiva golpista convocando inmediatamente asambleas en las empresas para aprobar resoluciones de apoyo a la decisión del gobierno respecto a RCTV y organizar acciones de apoyo a la misma. Habría que organizar en todos los centros de trabajo en que esto sea posible la toma y ocupación de la empresa en prevención de un nuevo paro o de acciones de saboteo económico.
En cada empresa deberíamos elegir un Consejo de Trabajadores en Defensa de la Revolución formado por voceros elegibles y revocables en todo momento. Y allá donde sea posible desarrollar el control obrero de la producción. Este es el único modo de poder impedir cualquiera de los distintos métodos que utilizan los empresarios contra la revolución: sabotaje, especulación, desabastecimiento o cierre de empresas.
Estos Consejos de Trabajadores, vinculados a los Consejos Comunales, permitirían coordinar desde ya una respuesta masiva y organizada, barrio a barrio, sector a sector, y a la vez unificada nacionalmente, contra los planes golpistas de la contrarrevolución. Pero, además, serviría como embrión del nuevo Estado revolucionario que necesitamos para poder iniciar la construcción del socialismo. Un Estado que sustituya al actual, que -como ha dicho el presidente Chávez en varias ocasiones- en esencia sigue siendo burgués.
La respuesta a la contrarrevolución y al golpismo debe transformarse en un golpe decisivo al sistema capitalista en Venezuela que lleve a la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía (la banca, la tierra y la gran industria), así como de los grandes medios privados de comunicación y a su gestión por parte de los trabajadores y los demás oprimidos organizando un genuino Estado revolucionario, una democracia de los trabajadores.
Además, es preciso organizar asambleas de los inscritos al PSUV en todos los barrios y centros de trabajo para formar Batallones Socialistas (células) cuya tarea sea impulsar este plan de lucha en defensa de la revolución. Este será el mejor modo de construir y fortalecer en la práctica al nuevo partido e ir generando verdaderos líderes y cuadros socialistas para el mismo.

El Ejército, el armamento del pueblo y la defensa de la revolución

En realidad, este ataque del imperialismo y la contrarrevolución burguesa responde a su desesperación y preocupación ante la firme decisión del pueblo venezolano y del propio Presidente Chávez de seguir avanzando. Pero esta campaña desesperada de la oligarquía también confirma una idea que los marxistas hemos venido sosteniendo contra viento y marea: que no se puede hacer una revolución a medias, o gradualmente, ni subestimar al enemigo.
Por último ¡no lo olvidemos¡, existen sectores de la burocracia del Estado, y también en el cuerpo de oficiales del ejército, que aunque mantengan de bajo perfil (o totalmente ocultos) ven con preocupación el proyecto socialista planteado por el Presidente Chávez y apoyado masivamente por el pueblo venezolano, e intentarán aprovechar cualquier oportunidad que les demos para intentar frenar la revolución.
La idea de que el ejército está 100% bajo control y que todos los jefes militares están con el proceso revolucionario es muy peligrosa. Las sucesivas victorias revolucionarias y derrotas del imperialismo produjeron una depuración de elementos contrarrevolucionarios en la oficialidad del ejército, pero ni ésta fue completa ni podemos cerrar los ojos al hecho de que la burguesía y el imperialismo tienen mecanismos suficientes para ganar a estos sectores para su campo y defiendan sus intereses de clase.
El único modo de garantizar la defensa de la revolución tanto contra sus enemigos externos como internos es democratizando el ejército, permitiendo que los soldados y oficiales revolucionarios puedan organizarse políticamente, reunirse en asamblea, debatir, formarse ideológicamente, etc. Y, por otro lado, avanzando hacia el armamento general del pueblo. La extensión de la reserva, la creación de las Guardias territoriales, etc. son pasos en ese sentido, pero es urgente desarrollar Batallones de Reserva Obreros y Guardias Territoriales Obreras en las fábricas, y lo mismo con los campesinos en el campo.
La revolución venezolana, para ser irreversible, debe empezar por acometer y llevar hasta el final las tareas que nos quedaron pendientes el 13 de abril de 2002 y después del paro patronal, como la expropiación de los medios de producción (empezando por la banca los monopolios y los latifundios) y la sustitución del actual Estado por un régimen de democracia obrera, que nos permita iniciar la transición al socialismo. Si la revolución acomete estas tareas su ejemplo se extenderá inevitablemente como una marea imparable por toda América Latina y se convertiría en un punto de referencia para todos los trabajadores del mundo, acelerando la lucha por el socialismo a nivel mundial.