El partido de la clase y los sindicatos

0
99

En la lucha por las reivindicaciones parciales y transicionales, los trabajadores necesitan organizaciones de masas, especialmente sindicatos. Los sindicatos, por sus objetivos, composición y el carácter de su reclutamiento, no pueden tener un programa revolucionario acabado, por eso no pueden sustituir al Partido.

Aportes al programa socialista (IV)

En la lucha por las reivindicaciones parciales y transicionales, los trabajadores necesitan organizaciones de masas, especialmente sindicatos. Los sindicatos, por sus objetivos, composición y el carácter de su reclutamiento, no pueden tener un programa revolucionario acabado, por eso no pueden sustituir al Partido.

De ahí que el partido de la clase debe estar presente en todo tipo de lucha, incluso para los más modestos intereses materiales o derechos democráticos de la clase obrera. Toma parte activa en los sindicatos de masas con el objetivo de fortalecerlos y luchar contra todo intento de someterlos al Estado burgués. Esto no niega crear otras organizaciones de masas que respondan mejor, según la situación, a los objetivos de la lucha contra el Capital y el Estado (asambleas, coordinadoras, soviets, etc).

Un aspecto fundamental es la unidad de la clase obrera con el fin de ganarla para una política revolucionaria. El frente único es uno de los medios para liberar a los obreros de las influencias políticas ajenas a sus intereses, y avanzar hacia este objetivo. Pero una perspectiva histórica por correcta que sea no puede reemplazar la experiencia viva de las masas. Por eso es necesario trabajar en común con ellas y demostrar las veces que sean necesarias que estamos dispuestos a ayudarlas a reconstruir la unidad de las organizaciones sindicales. Y somos fieles a los principios marxistas, combinando la lucha por las reformas y por la revolución socialista.

No hacemos un fetiche de la unidad sindical, no renunciamos en ningún caso a la lucha hasta que se logre tal unidad. Para nosotros es una lección importante y decisiva que debe enseñarse a todos aquellos que la han olvidado o que no conocen el pasado.

¿Qué actitud tomar hacia las organizaciones de masas dirigidas, por ejemplo, por el reformismo? Como bien dice Trotsky, ésta no es una contradicción formal sino dialéctica: la tarea consiste en llevar a las masas a sacar conclusiones revolucionarias sobre la base de la experiencia común con ellas. Para eso necesitamos total libertad para formar agrupaciones dentro de los sindicatos donde la disciplina sindical exista para todos. Las únicas condiciones son, simplemente, garantías organizativas de democracia sindical, libertad de crítica para la minoría, y compromiso de acatar la voluntad democráticamente expresada de la mayoría. No pedimos ni prometemos más.

Solamente los sectarios o los burócratas pueden preferir una mayoría segura en una confederación sindical pequeña y aislada, en vez de un trabajo de oposición en una organización amplia y realmente masiva, nunca las organizaciones proletarias revolucionarias. El intento sectario de crear o mantener pequeños sindicatos "revolucionarios", como una segunda edición del partido, significa renunciar a la lucha por la dirección de la clase obrera. Como explica Trotsky: "El autoaislamiento capitulador ante los sindicatos de masas equivale a una traición a la revolución".

La verdadera política proletaria debe ser ofensiva y, al mismo tiempo, flexible y firme. Es la forma de preservar al movimiento del desgaste, de librarlo de formaciones parásitas y de aportar en la evolución de la conciencia obrera hacia la revolución.