Iraq: Aumenta la resistencia contra la ocupación imperialista

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La situación en Irak se está volviendo cada día que pasa más insostenible para el imperialismo norteamericano. Hay un resentimiento creciente en la población hacia las fuerzas imperialistas de ocupación que se manifiesta con la extensión de la insurgencia por todas partes. La situación en Irak se está volviendo cada día que pasa más insostenible para el imperialismo norteamericano. Hay un resentimiento creciente en la población hacia las fuerzas imperialistas de ocupación que se manifiesta con la extensión de la insurgencia por todas partes.
Sin duda, muchos iraquíes adoptaron la posición de esperar y ver que ocurría, incluso con los dientes apretados, cuando las fuerzas estadounidenses y británicas comenzaron a asaltar su país. Nadie estaba dispuesto a defender el régimen de Sadam Hussein. Pocos años después, el pueblo iraquí no ha recibido nada de lo que le prometieron las fuerzas de ocupación. Hace unas semanas salió a la luz una masacre de civiles producida hace meses en la localidad de Haditha. Este hecho ha aumentado todavía más el odio de la población contra las tropas invasoras y ha afectado incluso a la opinión pública estadounidense. Podría ser la gota que rebase el vaso contra la ocupación y que finalmente expulse a los imperialistas de Iraq.
Para establecer un régimen fiable, los imperialistas han utilizado la vieja táctica de "divide y vencerás". Los imperialistas jugaron con los chiítas, los sunnitas y los kurdos, enfrentándolos entre sí para debilitarlos, garantizando su propio dominio. Pero este plan tenía un inconveniente. Al alimentar estas divisiones, los imperialistas han desatado una tormenta de fuego: la insurgencia actual y la guerra civil. Puede que los imperialistas dominen en el momento actual, pero han creado tal inestabilidad en Iraq que amenaza con sumergir en el caos no sólo al país, sino a toda la región, y hacer que las conquistas de los imperialistas se vuelvan en su contrario.

La masacre de Haditha

Haditha es una pequeña ciudad campesina junto al Éufrates. El 19 de noviembre de 2005, un convoy de suministros de los marines pasaba por la ciudad cuando una bomba estalló en una de las principales calles de la ciudad, matando a un soldado, e hiriendo a otros dos.
Como consecuencia, los marines comenzaron a buscar en las casas de los alrededores. Como resultado, 24 personas fueron asesinadas en este asalto. Los asesinados en sus casas fueron fusilados a quemarropa, similar a una ejecución.
Aunque se habla de que los responsables de la masacre serán llevados ante un tribunal, como ocurrió con los juicios por la cuestión de los malos tratos a los presos en la cárcel de Abu Ghraib, parece que al ejército norteamericano le gustaría acusar de los cargos a las tropas y proteger a sus altos oficiales de cualquier procedimiento legal o castigo.
La responsabilidad por la masacre de Haditha -y de todas las demás en Iraq y Afganistán- va directamente hasta la cúpula de la administración Bush, incluido el presidente. En una guerra de ocupación brutal, donde los soldados se enfrentan a la insurgencia y a una población hostil, las atrocidades y las masacres son moneda común.
Haditha, como Abu Ghraib, representa la verdadera cara de la guerra. La verdadera cara de la democracia prometida es el abuso, la tortura, las atrocidades y las masacres. Por eso la administración Bush y el ejército estaban tan desesperados por encubrir lo de Abu Ghraib y Haditha. Por eso Rumsfeld estaba furioso con los que tomaron las fotografías de los abusos en Abu Ghraib y las mostraron al público, no con los propios perpetradores. Cada Abu Ghraib, cada Haditha, es un clavo en el ataúd en la ocupación de Iraq y para la administración Bush. Sin duda, la masacre de Haditha es sólo la punta del iceberg de lo que ocurre en Iraq y Afganistán.
Después del 11 de septiembre Bush contaba con una tasa de aprobación de casi el 90%. Las recientes encuestas sitúan esta tasa en sólo el 29%. Dos tercios de los encuestados dijeron que tenían poca o ninguna confianza en que Bush pudiera acabar la guerra y sólo el 23% dijo que el país iba en dirección correcta. Esto era antes de conocerse la masacre de Haditha, que sin duda bajará aún más estos niveles de aprobación alcanzando niveles históricos.
La masacre empujará a los iraquíes aún más a la oposición a la guerra y la ocupación. Más del 80% de la población iraquí está en contra de la ocupación y apoya a la resistencia. Ya hay informes de que los insurgentes y al Qaeda están utilizando el video de la masacre para ganar combatientes. Esto significará un aumento de las campañas insurgentes contra las fuerzas ocupantes con más bajas civiles y militares.

Desmoralización en las tropas

Hasta ahora murieron 2.500 soldados norteamericanos y 113 británicos. Más bajas tendrán un profundo efecto tanto entre el ejército como entre la población en casa. La moral del ejército es muy baja. El 72% de los soldados en Iraq cree que EEUU debería retirarse en un año. El 25% cree que debería hacerlo inmediatamente. El 70% considera que su moral es baja o muy baja. El 75% de los soldados cree que los oficiales muestran una mala dirección y no les preocupa la seguridad y el bienestar de las tropas.
Incluso esta desmoralización se extiende a las tropas británicas de ocupación. Un informe de la BBC reveló que más de 1.000 soldados británicos han desertado de Irak desde el comienzo de la ocupación (Argenpress, 13 junio).
La masacre de Haditha aumentará aún más estas cifras. Como en Vietnam, el descontento aumentará y la moral caerá en el ejército. Las dudas de los soldados sobre sus oficiales aumentarán. Muchos se preguntarán qué más se ha tapado. Algunos incluso pueden llegar a descubrir otras atrocidades. Combinando esto con el aumento de la insurgencia y más bajas, el ejército estadounidense en Iraq puede comenzar a desmoronarse. Haditha podría convertirse en el catalizador que lleve a la derrota del ejército norteamericano en Iraq.