Javier Milei, un chiste, un personaje, un histriónico, hasta hace un par de años desconocido por gran parte de las masas de la que ahora es su presidente; ¿casualidad?, no, su llegada al poder es producto del enorme fracaso e incapacidad de los políticos y sus partidos tradicionales, por dar respuesta y contener las devastadoras consecuencias de la crisis global que fue violentamente derramada sobre la clases trabajadora, donde las mujeres, infancias y diversidades son los y las más afectadas.
Bajo el emblema de la motosierra, Milei, sin ningún atisbo de pudor o vergüenza, ha venido aplicando un plan desenfrenado orientado a desmantelar el Estado en lo que respecta a la limitada seguridad social que este puede brindar tras años y años de ajuste bajo los distintos gobiernos. El cierre del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, supone un ataque más que busca desmantelar organismos destinados, aunque de manera limitada, a brindar asistencia a las mujeres víctimas de violencia.
Milei impulsa un programa de gobierno que representa uno de los ataques más férreos y feroces que el Estado burgués haya ejercido sobre este sector. Se estima que es la primera vez desde la vuelta a la democracia formal que un 8M nos encuentra bajo un ataque de esta magnitud, sin ningún organismo de contención, es decir, sin siquiera un marco jurídico e institucional mínimo para proteger a miles y millones de mujeres trabajadoras, sus familias y otros grupos vulnerables.
El desfinanciamiento (vaciamiento) y cierre de estos espacios no es poca cosa si empezamos a conectar el gran entramado de políticas públicas, planes, proyectos y lugares dedicados al resguardo y protección contra la violencia de género, problemática grave de mujeres trabajadoras, infancias y grupos diversos a nivel mundial. Lo que Milei describió como “un curro” era de las pocas herramientas gubernamentales burguesas con las que contábamos para paliar estos flagelos, pero además su existencia misma son producto de las luchas en las calles de los últimos años. No han sido concesiones voluntarias del capital, sino que hemos tenido que arrebatarlas.Por eso, cada conquista representa un paso adelante para los intereses de las mujeres trabajadoras.
En este momento resulta pertinente poner sobre la mesa dos cuestiones fundamentales, no solo para el análisis, sino también para el rol activo que tienen en convocar a la lucha por la defensa de las mujeres de nuestra clase. Lo primero es que estamos y estaremos no solo a favor, sino también interviniendo activamente en todas y cada una de las iniciativas que nos convocan en la lucha por la restitución y reivindicación de las conquistas y derechos de las mujeres trabajadoras, infancias y diversidades; al mismo tiempo, desde esos mismos espacios de reunión, movilizaciones y debates,vamos a dejar en claro los límites de clase de todas las medidas que se basen en el Estado burgués. Que son funcionales al mantenimiento de la familia patriarcal, y del mismo Estado con todas sus instituciones, y que no van a resolver los profundos problemas de desigualdad social actualmente existentes donde nosotras somos las más golpeadas: desde la aceptación de salarios menores hasta la imposición de las tareas del hogar. Estos problemas surgen del capitalismo y fundamentalmente de la sociedad de clases. No es casual que los ministerios y entidades que primero sufren los recortes estén asociados a los sectores de educación y salud (sectores con una población de mujeres trabajadoras mayoritaria) y a las ayudas sociales a familias en situación de vulnerabilidad.
Un año de motosierra
Pero, ¿cuál es la fuerza motriz de este gobierno? ¿Qué lo diferencia del resto que, en tan poco tiempo, pudo reconfigurar tanto la escena política y golpear tan duramente a la economía nacional? Pues, precisamente, por la magnitud de la crisis capitalista, el fracaso de los reformistas y porque el mismo sistema está basado en la explotación por la clase dominante (unos pocos ricos, hechos a costa del sudor de los oprimidos y explotados, a través de saqueos o recesiones, entre otros) a la clase trabajadora oprimida, explotada, pero ampliamente mayoritaria. La clase trabajadora no solo sufre las crisis periódicas que el mercado produce, sino que somos los grandes perdedores en este sistema en todo momento. Es por esto que nosotras declaramos y dirigimos la lucha, no solo para dejar este hecho en evidencia, sino también para destacar la necesidad y urgencia de poner en pie un partido nacido, construido y liderado por la clase trabajadora en su conjunto, considerándolo como la herramienta más sólida y pertinente para lograr una verdadera transformación a un nuevo sistema social, libre de violencia y de cualquier tipo de opresión, siempre en una búsqueda incesante por la igualdad y por nuestra emancipación.
La respuesta a la premisa inicial es esa, mientras exista un sistema capitalista, que de humano no tiene nada, pero si cada vez más cercano a una barbarie sin precedentes, no podrá ofrecer a las mujeres, infancias, diversidades y grupos vulnerables protección alguna. Por el contrario sus ataques, ajustes, desmantelamiento, desempleo, y un sin fin de acciones empujadas desde el poder político están dirigidas a dejarnos cada vez más indefensas, en la pobreza y en la hambruna. Entonces la motosierra se convierte en un horrendo apodo que muestra cómo está el mundo actual, “liderado” por personajes de ultraderecha cuyo discurso se basa en atacar a los anteriores gobiernos reformistas cabalgando sobre sus estrepitosos fracasos, y esta es una tendencia a nivel mundial.
Nosotras por nosotras, la salida es colectiva
“Solo el pueblo salva al pueblo”, La mujer trabajadora, y las diversidades, dentro de la clase trabajadora, tenemos la fuerza necesaria para transformar toda la situación.
Bajo una instancia organizativa revolucionaría y de clase haríamos la diferencia de cara a la crisis actual. Haríamos pagar a los verdaderos responsables, eliminaríamos la fraudulenta deuda con el FMI, dirigiríamos los más contundentes esfuerzos, recursos, talentos, y todo lo necesario para garantizar una sociedad libre de violencia de género.
Movilizarnos en la calle, concientizar, formar, crear y publicar contenido marxista, participar de las luchas desde nuestros espacios de vida y trabajo, hace la diferencia y siembra el camino que necesitamos para una verdadera transformación social en pro de la mujer trabajadora, las infancias y los sectores oprimidos. Para esto tiene que cambiar el sistema económico-social en el que nos desarrollamos. Para lograr esto, necesitamos de los trabajadores conscientes, luchadores, es con la clase trabajadora, plenamente unida, golpeando con convicción que seremos capaces de revertir este brutal ajuste, entre muchas otras cosas más. Esa unidad de clase solo puede venir a la mano de un partido de trabajadoras y trabajadores que vele por sus intereses de clase con independencia política del Estado, los partidos del régimen y las patronales en la perspectiva de tomar el poder, liquidar al capitalismo y gobernar. Un gobierno de los trabajadores podrá garantizar un verdadero nunca más, detener la violencia de género e intrafamiliar, liberarnos de la explotación de unos sobre otros, para que la familia en su conjunto pueda disfrutar de calidad de vida, para que las tareas del hogar sean compartidas de forma colectiva y colaborativa.
Mujer trabajadora, compañera, camarada te convocamos a seguir la lucha, a no bajar los brazos, hoy más que nunca estaremos en las calles en defensa de nuestros derechos, de nuestras conquistas, de nuestra clase, esta es la herramienta contundente para hacerlo frente a la crisis agravada por el irresponsable, estafador, criminal y misógino gobierno de la motosierra y los capitalistas que lo financian. Debemos participar de este movimiento indetenible, fuerte e internacional que se ha creado históricamente en torno al 8M y que no para. Una lucha colectiva que ha salvado a más de una, y que se ha hecho sentir en el mundo colocando a los temas de las mujeres trabajadoras, las infancias y diversidades sobre la mesa.
Hoy, el 8M es un evento global que reúne a mujeres, infancias, diversidades y hombres de la clase proletaria, abarrotando las calles de las ciudades más importantes del planeta.
En torno a esta conmemoración, las movilizaciones, debates y actividades son felizmente abundantes. Hoy se habla del rol de la mujer trabajadora en el sistema capitalista y de las opresiones de las que somos víctimas. Se denuncia la hipocresía y la profunda desigualdad que existe en la división de las tareas del hogar y los cuidados dentro de la familia burguesa. Se crea espacios interesantes para plantear un enfoque de clase, ya que, como hemos dicho en otras oportunidades, no se trata solo de cargos, o jerarquías en los que la mujer construye poder sólo sobre la base de su género. Existen bastantes ejemplos de mujeres desempeñándose en puestos de mucho poder, quienes han jugado nefastos papeles a favor de la guerra, el hambre, las desigualdades y, en definitiva, gobernando en función de la clase a la que pertenecen: la clase capitalista. Porque verlo solo como una cuestión de género es ignorar el contexto pleno que determina las realidades entre las mujeres trabajadoras dentro de una sociedad que las oprime y explota.
Este 8M es como cada año una oportunidad importante para mostrar nuestra fuerza, para unirnos, para crear, compartir y construir debates que nos permitan avanzar en la necesidad social de crear, construir y procurar espacios que luchan por una sociedad socialista donde toda la humanidad se desarrolle en igualdad sin distinción alguna; por esta razón y muchas más te invitamos que junto a nosotras y nosotros construyamos el partido de la clase trabajadora.
Para que termine la opresión de la mujer, el capitalismo debe caer, ya que la emancipación final y verdadera de la mujer solo se logrará cuando desaparezca de una vez por todas la sociedad de clases, de donde surgen la misoginia, la violencia de género, la pobreza y opresión.
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