1955-1966. De la Resistencia Obrera a la dictadura de Onganía

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Sin una dirección centralizada para enfrentar los planes reaccionarios, los trabajadores se volcaron a sus fábricas y barrios, para preservar sus conquistas, resistiendo y enfrentando a la clase dominante. Así sale a flote la Resistencia obrera a ladictadura, más conocida como “Resistencia Peronista”, mientras los grandes popes del peronismo buscaban pactar infructuosamente con los militares.

Tres hechos en el camino al Cordobazo

La Resistencia Obrera

Derrocado Perón en septiembre de 1955, el gobierno militar interviene las organizaciones obreras, proscribe al peronismo, y desata una feroz represión, ejemplo de la cual serían los fusilamientos en el basural de José León Suárez, en 1956.

Sin una dirección centralizada para enfrentar los planes reaccionarios, los trabajadores se volcaron a sus fábricas y barrios, para preservar sus conquistas, resistiendo y enfrentando a la clase dominante. Así sale a flote la Resistencia obrera a la dictadura, más conocida como “Resistencia Peronista”, mientras los grandes popes del peronismo buscaban pactar infructuosamente con los militares.

Empiezan a funcionar los Comandos de la Resistencia, y una red semiclandestina de comisiones internas, dando lugar a nuevos activistas sindicales en defensa de gremios y convenios laborales. Huelgas brutalmente reprimidas, sabotajes a la producción, y hasta pintadas de “Perón Vuelve”, forman parte de esa heroica resistencia que ensayó la clase obrera. En estas condiciones, el control burocrático sobre las bases sufrió un deterioro considerable, lo que sirvió para templar a nuevos activistas sindicales que van a transformarse en la vanguardia obrera del período. Así surge la Comisión Intersindical en 1957, donde además de los peronistas había una importante presencia del PC, que pasó a la oposición al régimen.

Esa ausencia de una dirección centralizada es lo que le da el carácter “espontáneo” a la resistencia. Esta experiencia de miles de trabajadores prepara el terreno para una resignificación del peronismo, una radicalización en los métodos de lucha y una aproximación a las tendencias de izquierda. A la vez, dirigentes surgidos de ese periodo serán, a su tiempo, la “burocracia sindical” como el metalúrgico Vandor.

La dirección del PC jugó un papel nefasto que ayudó a la consolidación de la burocracia peronista en el movimiento sindical. Cuando la Intersindical convocó un paro general el 12 de julio de 1957, los gremios controlados por el PC lo levantaron al alcanzar sus dirigentes un acuerdo secreto con los militares para legalizar el partido, desprestigiándose ante las bases peronistas. El gobierno militar asistía impotente viendo cómo el movimiento obrero escapaba a su control. En el Congreso “normalizador” de la CGT en agosto de 1957, los gremios “gorilas” se retiran al encontrarse en minoría. Los 62 gremios restantes reclaman la dirección del movimiento obrero y empiezan a actuar como tal, dando lugar a lo que se llamó “las 62 organizaciones”. El PC, que controlaba 19 gremios se retiró de las “62 organizaciones” formando su propio agrupamiento sindical, dejándole vía libre a los dirigentes peronistas para reforzar su control del movimiento obrero y de las “62 organizaciones” en particular.

La Toma del Frigorífico Lisandro de la Torre

Frondizi, cabeza de una fracción del radicalismo que pasa a la semioposición al régimen, se alza al poder en unas elecciones tuteladas por los militares, gracias a un pacto con Perón, cuyo movimiento seguía proscrito. El “desarrollismo” de Frondizi combinó políticas efectivas para restaurar la tasa de ganancia de los capitalistas y reprimir la lucha obrera. La entrada del capital extranjero inaugura un proceso de creciente penetración del capital imperialista en la economía argentina. Ante el avance de la clase dominante, la clase trabajadora responde con la lucha. Aunque hubo huelgas importantes, como la metalúrgica, portuarios y textiles, una huelga ferroviaria de 42 días, etc., el hecho más destacado fue la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre en Buenos Aires, en el barrio obrero de Mataderos.

En enero de 1959, 9.000 obreros deciden resistir la privatización ordenada por Frondizi. Los obreros ocupan la planta. La huelga es declarada ilegal y el frigorífico es desalojado. Las “62 organizaciones” y la línea del “Lobo” Vandor convocan una huelga general en solidaridad, pero los dirigentes son detenidos limitando el alcance de la medida. En la adversidad, la clase obrera responde: en las metalúrgicas llega a pararse sin apoyo oficial de la UOM, dos días de manifestaciones consecutivas en Tandil, el paro de frigoríficos privados Swift y Armour. Durante cinco días los obreros y el barrio de Mataderos están en pie de guerra. Finalmente, el gobierno moviliza a las Fuerzas Armadas. 5.000 obreros son despedidos y sus dirigentes detenidos. Una derrota que cierra un ciclo de la lucha de clases, y que fue la base para la consolidación de la línea burocrática que dirigía las “62“.

El triunfo en las elecciones de marzo del 1962 del peronismo proscrito, al que se permitió participar, agudizó las contradicciones. Frondizi, que se entrega a los militares, anuló las elecciones. El partido militar volvía a ocupar la escena nacional.

La toma de fabricas en 1964

En unas nuevas elecciones triunfa la otra fracción de los radicales dirigida por Arturo Illia de la UCRP. Vandor, enfrentado a sectores de la dirección peronista, llamó a votar en blanco.

Entre mayo y junio, siguiendo las líneas trazadas por el Congreso normalizador de la CGT de 1963, ya firmemente en manos peronistas, se aprueba un plan de lucha. Por “el cambio total de las estructuras económicas del país”, se pronunciaba por la democratización del régimen, el levantamiento del estado de sitio, la autodeterminación de los pueblos, y el desarrollo industrial sustentado en el capital nacional.

A diferencia del periodo anterior, el movimiento contaba con una dirección centralizada. Hubo una ola de ocupación de fábricas, masiva y contundente, donde participaron casi 4 millones de trabajadores que ocuparon 11.000 establecimientos. Tras el plan de lucha fueron procesados 119 miembros del consejo directivo de la CGT.

El movimiento fue acompañado por los estudiantes con tomas de facultades. La Unión Ferroviaria y Luz y Fuerza participan activamente del paro. La demostración de fuerza obrera llenó de escozor a la burguesía, y el miedo al “desborde” también abrigó a la dirección sindical.

Las primeras semanas de 1966 ya denotaban lo que será ese año. El deterioro de la situación económica del país se cristalizaba en las crecientes luchas del proletariado azucarero de Tucumán. El 28 junio la “Revolución Argentina”, un golpe militar encabezado por el General Onganía, se alzaba para poner fin a la “inestabilidad política”. Pero para la clase obrera toda esta etapa de lucha no había pasado en vano. Fue una experiencia de lucha heroica que dejó su marca en la conciencia de los trabajadores, radicalizando sus consignas y métodos mediante una acumulación de experiencias que se hará notar en las insurrecciones de masas inauguradas con el Cordobazo.