Venezuela: No basta con ganar el referéndum

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El pasado 3 de junio el Consejo Electoral Nacional (CEN) convalidó las 2,4 millones de firmas recogidas por la oposición burguesa para la convocatoria de un referéndum revocatorio contra Chávez. Esta decisión provocó un enorme enojo en las masas bolivarianas. Correctamente, piensan que se ha producido un fraude generalizado y que en estas condiciones no se debería haber concedido el referéndum. Hay muchas evidencias de fraude por parte de la oposición como demuestran todos los datos.

Hay que profundizar la revolución hacia el socialismo

El pasado 3 de junio el Consejo Electoral Nacional (CEN) convalidó las 2,4 millones de firmas recogidas por la oposición burguesa para la convocatoria de un referéndum revocatorio contra Chávez.

Fraude extendido

Esta decisión provocó un enorme enojo en las masas bolivarianas. Correctamente, piensan que se ha producido un fraude generalizado y que en estas condiciones no se debería haber concedido el referéndum. Hay muchas evidencias de fraude por parte de la oposición como demuestran todos los datos.
Entre las irregularidades están miles de tarjetas de identificación y otros materiales falsificados que se encontraron en los locales de lo partidos de la oposición en varias zonas del país, trabajadores amenazados con el despido si no verificaban sus firmas, 70.000 personas fallecidas aparentemente no eliminadas del registro electoral, menores, ciudadanos extranjeros, hojas de verificación falsificadas, etc.
El principal argumento de las bases de las organizaciones bolivarianas fue precisamente que como el fraude ha sido generalizado entonces no debería haber referéndum. Pero está claro que una vez anunciada la decisión por el CEN (dominado por partidarios de la oposición y por elementos moderados del entorno chavista) y aceptada por el presidente, la tarea que se han marcado las organizaciones bolivarianas ha sido la de organizar las fuerzas revolucionarias para ganar el referéndum que tendrá lugar el 15 de agosto.

La cuestión de la dirección

El Comando Ayacucho se convirtió en el principal objetivo de las críticas de las organizaciones obreras y populares. Este organismo no fue elegido por la base del movimiento revolucionario y estaba formado por figuras destacadas de los principales partidos del gobierno. El Comando estuvo a cargo del proceso para desenmascarar el fraude de las firmas y demostró su total incapacidad en cada uno de los pasos del proceso. Multitud de organizaciones bolivarianas presentaron resoluciones furiosas exigiendo su disolución.
Hay un fuerte sentimiento entre las masas revolucionarias de que el presidente Chávez está rodeado por un anillo de acero formado por dirigentes ineptos y reformistas, y hay un deseo real de que las personas revolucionarias estén en contacto directo con Chávez. Cuando Chávez se dirigió a las masas para anunciar que aceptaba la decisión del CEN y convocaría el referéndum, no lo hizo desde la plataforma situada a las afueras del palacio presidencial, sino desde un estudio de televisión dentro del palacio y su discurso se retransmitió a las masas que se encontraban fuera del palacio a través de una gran pantalla de video. Puede haber toda una serie de explicaciones razonables a esto, algunas se dieron: seguridad, la necesidad de dar el discurso en la televisión estatal, etc. Pero muchos en la multitud rápidamente llegaron a la conclusión de que "han secuestrado al presidente", "no quieren que el presidente sepa lo que piensa la población".

Correlación de fuerzas

Será casi imposible para la oposición ganar el referéndum revocatorio. Desde un punto de vista puramente técnico necesitan conseguir más de 3,75 millones de votos, que fue los que consiguió Chávez cuando salió reelegido en el año 2000 y al mismo tiempo conseguir más votos a favor que en contra. Para conseguir la convocatoria del referéndum recurrieron a todo tipo de trucos y fraudes, a pesar de todo apenas pudieron conseguir 2 millones de firmas.
Los planes sociales del gobierno Chávez, como el acceso por primera vez a la sanidad y educación para millones de personas, realmente han conseguido incrementar el apoyo al proceso revolucionario.
Una buena medida de la correlación de fuerzas es la participación en las manifestaciones de las últimas semanas. La manifestación de la oposición del sábado 5 de junio apenas congregó a 60.000 personas, según la agencia Reuters. Por otro lado, la manifestación revolucionaria del domingo 6, convocada con la consigna: "Contra el fraude, ganar la batalla de Santa Inés", una vez más fue una manifestación de la voluntad revolucionaria de la población venezolana, congregó a cientos de miles según esta misma agencia de prensa.
Una vez más, como muchas otras veces durante el proceso revolucionario, la amenaza de la contrarrevolución, esta vez en forma del referéndum revocatorio y el masivo fraude utilizado para conseguirlo, ha galvanizado el espíritu revolucionario de las masas. Pero al mismo tiempo, el ambiente es muy crítico contra las direcciones del movimiento y se deben aprender muchas lecciones. Lo más importante es la necesidad de los trabajadores y la población de participar directamente y a través de las estructuras democráticas en la organización de esta batalla y en el proceso revolucionario general. En las asambleas y reuniones revolucionarias que tuvieron lugar en los últimos días había un sentimiento general de entusiasmo y disposición a dar esta batalla. Chávez pidió la formación de comandos populares en cada barrio para luchar esta "batalla de Santa Inés", en recuerdo de la batalla de Santa Inés en diciembre de 1859 donde combatió el líder campesino Ezequiel Zamora.
Los sectores moderados y reformsitas del chavismo insistieron en aceptar la celebración del referéndum revocatorio en estas condiciones, donde está claro que se produjo un fraude masivo, para que el presidente pueda legitimarse democráticamente una vez más, y de este modo conseguirá derrotar la campaña de la opinión pública burguesa, nacional e internacionalmente, que quiere presentar a Chávez como un dictador. Sin embargo, ninguna victoria electoral conseguirá detener la campaña de mentiras y calumnias contra la revolución por parte de la oligarquía y el imperialismo. Realmente Chávez ya ganó cinco procesos electorales en los último 5 años.
Si la oposición no puede ganar el referéndum revocatorio en una confrontación limpia y democrática, recurrirá a una campaña de trucos sucios, intimidación, presión internacional, etc., Esta campaña ya ha comenzado. Peter DeShazo -Subsecretario de Estado de EEUU para el Hemisferio Occidental- anunció que EEUU sólo reconocería los resultados del referéndum si éste se desarrollaba en unas "condiciones justas y libres", y en un entorno "libre de intimidación y violencia". Como toda la violencia de los últimos cinco años ha procedido de la contrarrevolución, está claro que preparan el terreno para que la oposición no reconozca la derrota en el referéndum. Si alguien pensaba que la oposición iba a concentrarse exclusivamente en intentar ganar el referéndum claramente estaba equivocado. Su objetivo principal en las próximas semanas será crear un ambiente de caos, violencia y sabotaje económico, para dar la idea de que el referéndum no fue libre, de que hubo intimidación contra la oposición, acusarán al gobierno de haber amañado el referéndum, etc.
Esto se combinará con una continuación de las provocaciones en la frontera con Colombia, con el intento de encasillar al gobierno venezolano como "terrorista" y "que apoya el terrorismo". Está bastante claro que se trata de una invención y el objetivo es justificar, hasta cierto punto, la intervención militar internacional contra la revolución venezolana.

Cómo derrotar a la contrarrevolución

Por esta razón es importante que la campaña del referéndum sea utilizada no sólo para ganarlo. Sobre todo, debe ser utilizada para crear las estructuras del poder obrero y popular que puedan hacer avanzar la revolución. Ya se han creado comandos en las fábricas, barrios y centros de trabajo. Estos deberían coordinarse a través de una estructura formada por delegados elegidos y revocables a nivel local, regional y estatal. Estas deberían ser las células básicas para un nuevo tipo de democracia, una democracia obrera que pueda poner fin a todos los remanentes del viejo estado burgués que está saboteando el proceso revolucionario a todos los niveles.
Al mismo tiempo, la revolución debe adoptar medidas defensivas contra la oligarquía y el imperialismo, para arrebatarles todas las palancas del poder económico que utilizan para sabotear la economía. Los bancos y los monopolios, comenzando con los que son propiedad de los conspiradores, deben ser nacionalizados bajo el control de los trabajadores y la población, sus recursos deben ser utilizados para satisfacer las necesidades básicas de la población y financiar los planes de reforma social en los terrenos de la educación, sanidad, creación de empleo, reforma agraria, etc., Y para defender eficazmente las conquistas y avances de la revolución, estas organizaciones obreras y populares deben estar armadas.
El imperialismo no puede permitir la existencia de la revolución venezolana. Intentaron reiteradamente ahogarla en sangre y fueron derrotados por la aspiración revolucionaria de los trabajadores y la población. Esta revolución se ha convertido en un peligroso ejemplo para América Latina y una amenaza para los intereses del imperialismo. Esta lección ha caído en terreno fértil en todo el continente. Por esa razón para Washington es urgente poner fina la revolución con cualquier medio necesario. No se puede apaciguar al imperialismo y la oligarquía con concesiones o negociaciones. La única forma de avanzar en la revolución es dar los pasos decisivos para fortalecerla, arrebatar de las manos de la oligarquía las palancas del poder y además, los trabajadores y la población debe armarse para defenderla.