Uruguay: Triunfo del Frente Amplio pero hay segunda vuelta en las presidenciales

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El agrupamiento de izquierda Frente Amplio (FA), con "Pepe" Mujica como candidato a presidente, obtuvo un 48,16% de los votos emitidos el domingo 25 de octubre. Pese a derrotar a los dos partidos tradicionales sumados (consiguieron el 45,84%: 28,94% el Partido Nacional y 16,9% los Colorados) el sistema electoral obliga a realizar una segunda vuelta el próximo 29 de noviembre, ya que ninguna lista consiguió el 50% más 1 de los votos emitidos.

El agrupamiento de izquierda Frente Amplio (FA), con "Pepe" Mujica como candidato a presidente, obtuvo un 48,16% de los votos emitidos el domingo 25 de octubre. Pese a derrotar a los dos partidos tradicionales sumados (consiguieron el 45,84%: 28,94% el Partido Nacional y 16,9% los Colorados) el sistema electoral obliga a realizar una segunda vuelta el próximo 29 de noviembre, ya que ninguna lista consiguió el 50% más 1 de los votos emitidos. La Asamblea Popular, que agrupó a los escindidos del FA por izquierda, apenas recogió el 0,6%, lo que prueba que la clase obrera no entiende de pequeñas organizaciones.

Sólo un sistema electoral pensado para mantener con vida a los partidos tradicionales puede impedir que una fuerza con la mitad de los votos positivos emitidos (descontando los votos en blanco y nulos) y con una diferencia del 20% sobre el segundo deba someterse a una nueva elección. Este sistema, diseñado para evitar el triunfo de la izquierda, funciona como unas elecciones primarias entre los partidos Nacional y Colorado. El partido Colorado define esta semana si apoya al candidato blanco Lacalle, aunque su candidato, Bordaberry, ya anticipó desde la tribuna su voto a los conservadores. Pero este plan de los partidos patronales volverá a fracasar como en 2004, cuando los trabajadores uruguayos derrotaron a la alianza de derecha blanco-colorada y pusieron a la izquierda en el gobierno por primera vez en la historia.

Si bien el FA, prácticamente, mantiene su porcentaje electoral, hay que señalar que la tibieza del gobierno encabezado por Tabaré Vázquez conspiró contra la movilización popular y el crecimiento de la adhesión en estas elecciones. Sólo en la última semana, con un cierre de campaña multitudinario y con algunas resoluciones judiciales importantes (fallo de la Corte Suprema que inhabilita la Ley de Caducidad de los crímenes de la dictadura para el caso de una joven torturada y asesinada, y castigo de 25 años al dictador Gregorio Álvarez por 37 homicidios), consiguió cierto entusiasmo. Es necesario extender estas iniciativas a todas las áreas de gobierno, especialmente a la económico-social, con un salto sustancial en los niveles de vida de las masas para evitar las zozobras en próximas elecciones.

Debemos señalar, además, el hecho de que el resultado electoral del FA quedara por debajo del conseguido en el 2004, demuestra que no hay un gran entusiasmo de la clase obrera uruguaya con la política seguida por el gobierno de Tabaré: con pequeñas concesiones a los trabajadores y medidas de fondo a favor de los empresarios y multinacionales. Los trabajadores cerraron filas en torno al FA para bloquear el paso a la derecha, pero enviaron una señal al próximo gobierno de Mujica-Astori indicando que no les firmarán un cheque en blanco.

El Partido Nacional pese, a continuar perdiendo votos, es el principal beneficiario de antidemocrática legislación electoral y consigue presentarse como la opción procapitalista en el "ballotage". Sus propuestas se basan en recortes al gasto (su símbolo de campaña es la motosierra), y la ¨mano dura¨ contra la inseguridad.

El partido Colorado por su parte recuperó una pequeña parte de lo perdido en los últimos años, pasando de un 10-12% a un 16,9% en base a cierta renovación generacional. Lo hizo a costa del partido Nacional aunque la llegada de éste a segunda vuelta obliga a los colorados nuevamente a subordinarse a los blancos en su competencia por representar al empresariado y la oligarquía.

El Partido Independiente continúa estancado en 2,47% y Asamblea Popular, el único agrupamiento de izquierda de los que rompieron con el FA y que pudo superar los 500 votos exigidos en las primarias, no llega a conservar ningún legislador, con sólo un 0,65%. Como anticipábamos en el número anterior el "izquierdismo" vuelve a fracasar, perdiendo incluso las bancas que poseían.

Las legislativas y las consultas populares

En el senado, el Frente Amplio consiguió la mayoría: 16 contra 9 blancos y 5 colorados. Lo mismo ocurrió en Diputados, donde el FA quedó con 50 diputados, el PN 30, el PC 17 y el Partido Independiente 2.

En los plebiscitos ninguna de las dos propuestas gubernamentales alcanzó la mitad más un voto. La derogación de la Ley de Caducidad, que dificulta los juicios contra los represores de la dictadura, obtuvo un 47,36%. Esto se explica, en parte, por la desmovilización provocada por el fallo de la Corte Suprema que mencionamos antes y que pudo hacer creer que la ley había quedado ya invalidada en su totalidad. La posibilidad de que los orientales residentes en el exterior voten a través del correo (el llamado ¨voto epistolar¨) consiguió un 36,93%. Los numerosos exiliados residentes en el extranjero y los emigrantes deben viajar a votar para ejercer su derecho. En ambos casos la campaña fue muy pobre, relegándola a la presidencial y sin la suficiente explicación.

El "ballotage"

El próximo 29 de noviembre se define la presidencia para el período 2010-2015, entre la fórmula de izquierda Mujica-Astori y la de derecha Lacalle-Larrañaga. Dado lo cerca que quedó el FA del triunfo en primera vuelta sólo una circunstancia imprevista puede negarle un segundo gobierno. Un peligro es el de la presión hacia la derecha que ya evidencian los candidatos frenteamplistas. Buscan mostrarse moderados, cercanos al presidente Vázquez. Sólo una decidida profundización del proceso de cambios sociales iniciado puede fortalecer al movimiento obrero y popular y despertar el entusiasmo necesario para una victoria aplastante sobre los partidos empresariales.

Ante estas vacilaciones, concesiones y giros a la derecha de los dirigentes del Frente Amplio la tarea del activismo sindical, social y político sigue siendo poner en pie una corriente socialista revolucionaria que luche dentro del FA para encaminar definitivamente al Uruguay por la senda de la revolución latinoamericana.