El 1° de marzo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció, respaldada por una multitud de 500.000 personas, que el Ejecutivo enviará al Congreso Nacional el proyecto de estatización del sistema ferroviario que estaba en manos del Grupo Roggio y Emepa.
Esto viene a complementar las notorias mejoras que viene teniendo el servicio de trenes que de la mano de la inversión estatal produjo una modernización como no se veía en décadas.
Así las líneas Mitre, General San Martín, Belgrano Sur y Gral Roca (que se suman al ferroarril Sarmiento) serán gestionadas y administradas por el Estado a través de la Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse).
Mientras que el Urquiza y el Belgrano Norte seguirán operando aún en manos de privados.
Desde la Corriente Socialista Militante apoyamos, y llamamos a profundizar esta medida, ya que ayuda a revertir el esquema neoliberal de las privatizadas que provocaron un genocidio social y económico en el país. Pero sostenemos que es necesario avanzar en la nacionalización integral del ferrocarril incluyendo los talleres ferroviarios y así acabar definitivamente con las tercerizaciones.
Ningún servicio público, y menos aún el ferrocarril, debe estar en manos privadas especulando con la calidad del servicio y con la seguridad de los usuarios a expensas de que deje ganancias en los bolsillos de empresarios, sino que debe ser atendido por el Estado, bajo el control de los trabajadores y usuarios, para satisfacer una necesidad social esencial.
A su vez es necesario también discutir qué tipo de gestión estatal necesitamos los trabajadores.
La decadencia del sistema ferroviario estatal desembocó en el esquema privatizador y fue éste el que provocó el crimen contra la clase obrera que fue la conocida tragedia de Once que dejó 51 muertos; de ahí la necesidad de discutir dos modelos que han fracasado: El modelo de la administración burocrática estatal que llevó al sistema ferroviario a un estado deplorable y el modelo privatizador que permite que sea la voracidad del capital la que tenga en sus manos la vida de millones de trabajadores que utilizamos el tren para trasladarnos.
Nacionalizaciones: ¿Qué debate debemos dar?
Durante el anuncio del proyecto Cristina declaró: “Sé que estoy cumpliendo un sueño de muchos pero no me mueve ningún afán estatista. Es simplemente mejorar la eficiencia”.
A la estatización parcial de los ferrocarriles se suma el Correo, la empresa de agua, Aerolíneas Argentinas, YPF, las AFJP, Tandanor, etc. En todos los casos las nacionalizaciones fueron impulsadas para poner fin a deficientes gestiones privadas.
En este sentido, creemos que la militancia de base debe dar-se un debate distinto y más profundo. El sabotaje constante que llevan adelante los dueños de los medios de producción (recursos naturales, tierras, redes de transporte y energía, fábricas, bancos, máquinas y herramientas) muestra que no se puede planificar lo que no se controla, y no se puede controlar lo que no se posee.
Es por esto que la discusión no puede quedar disminuída sólo en términos de “eficiencia o no eficiencia”.
Sino que la nacionalización de sectores claves y estratégicos de la economía deben ser discutidos como parte de un plan integral que tenga como fin poner la economía al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre.
Se trata de discutir la voracidad del capital que por sus propias leyes internas busca maximizar las ganancias constantemente sin otro interés que no sea el enriquecimiento obsceno de un puñado de propietarios.
Mientras la oligarquía controle las palancas fundamentales de la economía las va a usar para sabotearla. Los intereses generales de la mayoría de la población entran en conflicto directo con los intereses particulares de una minoría de grandes propietarios de los medios de producción.
A su vez, creemos necesario introducir en el debate la cuestión del Control Obrero como manera de democratizar el funcionamiento de las empresas estatales y evitar burocratismos y negociados, siendo los trabajadores y usuarios los únicos interesados en su correcto funcionamiento.
El Control Obrero significa exactamente lo que dice: la clase obrera y sus representantes en las fábricas gestionan y desarrollan el proceso de producción y comercialización.
La importancia del Control Obrero, que sólo puede funcionar en la medida que exista democracia obrera, está dada por la necesidad de los trabajadores de reorganizar todo el sistema de producción y distribución para orientar la economía a satisfacer las necesidades de los propios trabajadores, que el capitalismo no puede satisfacer por su propia lógica de funcionamiento anárquica que se orienta a la pura y simple persecución del lucro.
En este sentido, el Control Obrero de la producción no sólo garantiza de manera perdurable y estable la gestión, la transparencia, el buen servicio barato y de calidad sino que también se transforma en una escuela de economía planificada.
El Control Obrero y la Democracia Obrera se tornan vitales para la ejecución de cualquier plan económico realizado desde el punto de vista de los explotados, y no de los explotadores.
A su vez, el Control Obrero sólo puede darse allí donde existe una situación prerevolucionaria o revolucionaria, dada por la irrupción de las masas en la vida política y la debilidad de la burguesía.
El Control Obrero y la Democracia Obrera son herramientas efectivas de la clase trabajadora cuando se encuentra desafiando el poder de la burguesía y en el camino de arrebatárselo, como así ligadas a la toma del poder por parte de los trabajadores, o sea, al derrocamiento político de empresarios, terratenientes y banqueros.
Por eso, toma urgencia la necesidad de construir una alternativa Socialista en el interior del movimiento obrero y popular, explicando pacientemente y oponiendo de manera fraternal ideas, programa y alternativas frente a los intentos imposibles de la dirigencia de recrear un capitalismo “nacional” y “serio”.
Llamamos a la militancia a poner en debate la necesidad de construir una fuerza de izquierda anticapitalista, que organice a los trabajadores en la idea de la nacionalización de los principales resortes de la economía bajo Control Obrero.
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