Un análisis marxista de las Cinco Causas de Proyecto Sur (II)

Continuamos con la saga del análisis marxista de las 5 Causas de Proyecto Sur, el programa gneral que inspira nuestro movimiento. En la segunda causa se aborda la recuperación de los recursos naturales, la soberanía y la defensa del medio ambiente.

Continuamos con la saga del análisis marxistas de las 5 Causas del Proyecto Sur, el programa general que inspira nuestro movimiento. En la segunda causa se aborda la recuperación de los recursos naturales, la soberanía y la defensa del medio ambiente.

La Segunda Causa de Proyecto Sur, refiere principalmente a la nacionalización de las riquezas naturales como el petróleo, el gas, los minerales y otros recursos estratégicos. Implica la reversión de la provincialización efectuada en los 90 que llevó a la entrega lisa y llana de estas riquezas a las multinacionales.

Respecto de la producción agropecuaria, propone un Plan Agrario Nacional que garantice la diversidad y la autosuficiencia alimentaria poniendo un límite a la expansión del cultivo de la soja.

El control público estaría orientado, por un lado, a la recuperación para el Estado nacional de las mega rentas de estas explotaciones, y el control de los puertos y de las exportaciones, y por otro lado a eliminar su carácter depredador y la contaminación salvaje del medio ambiente. Se privilegia la protección integral del ecosistema, el agua, la tierra, los bosques, los lagos y glaciares, como también el oponerse a su extranjerización.

En el aspecto de la Soberanía económica y financiera, se destaca la posición respecto de la Deuda Externa, en torno a revisar su legitimidad y a realizar una reforma tributaria de carácter progresivo.

Por último, propone políticas activas en Defensa de la territorialidad del Atlántico Sur, Las Malvinas, la plataforma marítima y la Antártida.

Qué duda cabe de la progresividad y delimitación de esta Causa con respecto al gobierno, a la oposición de derechas, y a algunos "progresistas", sólo por tomar algunos ejemplos. Desde la Reforma constitucional del 94 que segmentó al país y posibilitó la entrega de los recursos a las corporaciones, tuvimos en el 2003 a Duhalde que le otorgó la libre disponibilidad de divisas a las mineras,  Binner en Santa Fe con sus concesiones a las patronales del campo y de las papeleras, Juez en Córdoba comprometido con las automotrices, el acuerdo parlamentario de todas las fuerzas para la reapertura del canje de deuda a fines del año pasado, la continuidad que supone el kirchnerismo en la entrega de los recursos naturales, el veto presidencial a la ley de protección de los glaciares, etc.

El aspecto referido a Las Malvinas y la Antártida, por razones de espacio, lo abordamos en otra nota de esta web.

Estamos de acuerdo en todas las medidas que impliquen la soberanía nacional sobre los recursos y riquezas naturales, y la protección del medio ambiente. La nacionalización de los mismos deberá incluir un plan inmediato de estatizaciones, revirtiendo la entrega a capitales privados extranjeros y nacionales,  teniendo en cuenta las ganancias extraordinarias con las cuales se  han favorecido y el incumplimiento de cláusulas en los pliegos de concesiones, lo cual  compensa con creces cualquier indemnización que pudieran reclamar sus antiguos dueños.

Para una efectiva soberanía territorial, económica y financiera es necesario nacionalizar todas las palancas fundamentales de la economía para su control y la planificación de la misma. Estas palancas son, además de los recursos naturales, los latifundios, la banca y el comercio exterior.

Nacionalizar los latifundios para que la alimentación de la población no esté supeditada a los intereses de un puñado de terratenientes con el peligro de la sojización, la deforestación, etc.; la nacionalización de la banca para movilizar los capitales e invertirlos en desarrollar el país y evitar que los empresarios fuguen capitales al extranjero; y la del comercio exterior para evitar el desabastecimiento de bienes básicos por empresas privadas.

Es la clase obrera quien con su trabajo hace posible todo el funcionamiento económico, y la generación de riquezas que de ello deriva.  Las estatizaciones propuestas no pueden repetir el funcionamiento irracional y burocrático que conocimos en otras épocas. El control obrero de la producción es la manera que permite el control democrático en beneficio de la sociedad y no de unos pocos capitalistas que se enriquecen a costa de la clase obrera.  Avanzando en estas medidas, la Argentina se inserta en el movimiento que recorre América Latina, donde las masas reclaman lo que es suyo, las riquezas naturales y el fruto de su esfuerzo.

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