Un análisis marxista de las Cinco Causas de Proyecto Sur (I)

Proyecto Sur basa su propuesta programática en lo que llama Las Cinco Causas. En entregas consecutivas las abordaremos una a una. Comenzamos por la primera de ellas.

Proyecto Sur basa su propuesta programática en lo que llama Las Cinco Causas. En entregas consecutivas las abordaremos una a una. Comenzamos hoy por la primera de ellas. 

1ª Causa: Por la igualdad y la Justicia Social

"La única solución es una redistribución de la riqueza a gran escala"

La primera Causa de Proyecto Sur contempla la tarea más urgente de erradicar el hambre, movilizando todos los recursos del país para combatir el flagelo de la pobreza y la indigencia. Luego, medidas que conforman un Plan de Lucha escalonado de acuerdo a la emergencia, al medio y largo plazo.

El flagelo de la pobreza

Dichas medidas incluyen básicamente; incremento del presupuesto dedicado al área de la salud preventiva y asistencial, atención al déficit habitacional a través de cooperativas de trabajo, becas para la culminación de estudios primarios, secundarios y capacitación laboral; y la promoción de Empresas Sociales de Calidad  (cooperativas, autogestionadas y similares) de manera de abordar el problema de la desocupación.

Todas estas acciones en forma coordinada con Organizaciones Sociales e Instituciones Publicas y con gran protagonismo de las Universidades Nacionales en asistencia Técnica, formación de recursos humanos con un perfil social, producción de medicamentos, etc.

Proyecto Sur postula que los subsidios a la desocupación y a la pobreza serian medidas de carácter transitorio en la medida que avancen en resultados las medidas tomadas.

Proyecto Sur caracteriza el origen profundo de la desigualdad y la injusticia social en un fenómeno más general de carácter mundial: La crisis de sobreproducción por carencia de demanda, derivada de la polarización de la riqueza en el cual el 20% más rico se queda con el 87% de los ingresos. De acuerdo a esta caracterización propone bajar la jornada laboral manteniendo el nivel de los  salarios y de esta manera resolver la carencia de demanda, la desocupación y la desigualdad redistribuyendo la riqueza. Para reforzar este argumento menciona que en "los treinta años de oro" post-Segunda Guerra Mundial se redujo un 45% la jornada laboral y  que coincidió con los más altos y sostenidos niveles de crecimiento económico, tanto del sistema capitalista como del campo soviético.

Bajo el capitalismo no hay solución

Desde la Corriente Socialista El Militante coincidimos en las medidas que significan reformas progresivas y en la caracterización de la crisis de sobreproducción como fenómeno general y la necesidad de reducir la jornada laboral.

Pero ¿cómo convenceremos a los empresarios para que reduzcan la jornada laboral, mantengan el nivel de salario y tomen más trabajadores? Una ley no será suficiente. Además será necesaria la movilización y lucha de los trabajadores para  realizar esta conquista.

El control de la economía en manos privadas es superior al 90 % en la Argentina, y el control de las rentas extraordinarias tampoco seria suficiente para generar y movilizar todos los recursos en función de resolver la Causa por la igualdad y la justicia social.

Todas las leyes progresivas serán papel pintado y se quedaran en buenas intenciones en el marco del sistema imperante.

El gran capital defenderá su tasa de ganancia a cualquier precio ya que controlan las palancas fundamentales de la economía

La necesidad del programa socialista

Solo con medidas socialistas como iniciar un proceso de nacionalizaciones comenzando con aquellas empresas del gran capital que despidan trabajadores, cierren empresas, aumenten los precios generando artificialmente inflación, etc, poniendo su producción bajo el control obrero, y también con aquellas empresas que signifiquen un papel estratégico como las energéticas, el transporte y las telecomunicaciones, además de los latifundios y la banca. Un gobierno obrero y popular sólo debería indemnizar a pequeños accionistas y ahorristas por estas expropiaciones, que deberían estar bajo el control democrático de la cla se trabajadora.

La tendencia a la polarización de la riqueza, que es particularmente insultante en la Argentina con la potencialidad de sus rentas extraordinarias, y la crisis de sobreproducción son parte del mismo proceso que se deriva de la anarquía de la producción cuando esta se encuentra en manos privadas y su único fin es el lucro.

En este sentido, propiciamos toda medida que avance en la planificación centralizada de la economía y en el control de la producción bajo el control democrático de sus trabajadores y de la sociedad en su conjunto.

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