Tren para todos: No al tren bala, una causa popular

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Todas las fuerzas, progresistas, populares y de izquierda debemos lanzarnos con fuerza para derribar el Proyecto del Tren Bala y reestablecer un Sistema nacional ferroviario. No estamos, por principio, en contra de la introducción de tecnologías avanzadas, que también podrían desarrollarse en el país, abaratar costos y reducir tiempos y distancias. Pero existen prioridades más acuciantes en el sector ferroviario.
Los inicios

El ferrocarril argentino nace por impulso del Estado, que puso las tierras, la mano de obra y las primeras vías.
Fue a finales de los años 80 del siglo XIX, cuando los capitales ingleses y franceses comenzaron a quedarse con los ferrocarriles estatales.

Para los años 40, el capital privado tenia una red de 29.094 km de vías y el capital estatal 12.942 km. El recorrido “privado” estaba reservado para zonas de alta producción, según la lógica de socializar las perdidas y privatizar las ganancias.

La nacionalización

El primer gobierno peronista nacionaliza la red ferroviaria. En 1947 compró todas las compañías de capital ingles y francés. Si bien fue un paso adelante y se dio un gran impulso a la industria ferroviaria, el excesivo monto pagado fue, literalmente, una estafa.

Para atrás

Luego del 55, con la “ Revolución Libertadora“ (es decir, fusiladora), a través del FMI, las industrias automotrices y petroleras comienzan a exigir la entrega de los ferrocarriles a capitales privados.

Con el Plan Larkin, diseñado por el Banco Mundial, bajo el gobierno de Frondizi, comienza la destrucción y desguace del ferrocarril, que consistía en abandonar el 32% de las vías existentes, despedir 70.000 ferroviarios, y reducir a chatarra locomotoras y vagones para comprar todo al exterior.

En 1960, con el Plan Conintes, se produce la militarización del sistema ferroviario. El gobierno de Illia, las dictaduras de Onganía y de Videla, el gobierno de Alfonsín, actuaron todos en el mismo sentido. Pero fue con Menem cuando se produce el desenlace final con la privatización.

Resistencia

Los trabajadores ferroviarios, fueron y son ejemplo de lucha frente a cada ataque contra el sistema ferroviario nacional, desde las primeras huelgas, siendo la más importante la de 1912 con 52 días de duración. Con cada paso en su destrucción, los ferroviarios respondieron; así fue en la denominada “resistencia peronista”, o en la huelga en 1961 de 42 días. Recordamos a los torturados, muertos y desaparecidos durante la dictadura de Videla, y más recientemente la lucha de l991-1992 ante la embestida final del menemismo.

Los gobiernos posteriores también aportaron lo suyo y nuevos hitos de lucha parieron cuerpos de delegados, con prácticas antiburocráticas para enfrentar a las conducciones corruptas, traidoras y socias de las privatizaciones.

Recuperemos el Tren

La necesidad de recuperar el sistema Nacional ferroviario como transporte de carga y pasajeros es un hecho que no puede esperar y, como todos sabemos, ahorra energía, abarata costos, no contamina, evita la terrible cantidad de “accidentes” viales, une y revitaliza pueblos abandonados, genera cantidad de empleos, que resultan una necesidad impostergable para las grandes mayorías trabajadoras y sectores populares. Con sólo el 30% del costo del Tren Bala se recupera la vieja red ferroviaria agregándole 7000 Km más de vías, incorporando miles de vagones y máquinas con desarrollo de tecnología en el país
Es necesario, entonces, su “reestatización”. Ya aprendimos de sobra que las “privatizaciones” en su conjunto no trajeron el “progreso” prometido al pueblo, sino que fueron “saqueos” y, además, suculentamente subsidiadas año tras año. El “progreso” se vio en el aumento del tamaño de los bolsillos de los capitalistas, extranjeros y nacionales, y de los funcionarios entregadores.

La reestatización por la que debemos luchar debe estar bajo control de los trabajadores ferroviarios y de los usuarios. Sólo así se logrará un tren al servicio de los sectores populares, contrariamente a lo que estipula la nueva ley que crea una Sociedad del Estado (como el Ceamse) que son Entes que se controlan a sí mismos, ineficientes y corruptos.

Desde hace años, la Comisión Salvemos al Tren, centrada en el cuerpo de delegados de TBA, línea Mitre y Sarmiento de la Unión Ferroviaria, vienen batallando sobre esta necesidad.

El Tren “Bala”. Un cachetazo al pueblo trabajador

El proyecto faraónico del “Tren Bala”, es una burla, con costos finales oscuros (formalmente 3.900 millones de dólares) y en aumento, que en definitiva es un “arreglo” derivado de la deuda externa privada con El Club de Paris. Incrementa la deuda externa con una financiación a ¡30 años! con un 12 % de interés, y agrega una cuarta trocha que no resulta transferible.

No estamos, por principio, en contra de la introducción de tecnologías avanzadas, que también podrían desarrollarse en el país, abaratar costos y reducir tiempos y distancias. Pero existen prioridades más acuciantes en el sector ferroviario, como ya mencionamos.

¡A recuperar el Tren!

Todas las fuerzas, progresistas, populares y de izquierda debemos lanzarnos con fuerza para derribar el Proyecto del Tren Bala y reestablecer un Sistema nacional ferroviario. Proyecto Sur ha lanzado una Campaña Nacional desde comienzos de año a la que se suman todos los que vienen batallando de antes y múltiples organizaciones políticas, sociales, gremiales, estudiantiles. En él confluye el “Movimiento Tren para Todos”, en cuya página Web (www.trenparatodos.com.ar) las adhesiones corren como el tren bala para llegar al millón de firmas. Al decir de Pino Solanas: «no vamos por el millón, sino por millones». Ciertamente, tenemos que, en Unidad, llegar a cada rincón del país, a las escuelas, Universidades, medios de comunicación locales, vecinos, gremios, a cada Estación ferroviaria, cada ramal perdido, con campañas múltiples que pongan de pie al pueblo trabajador.

Sin embargo, poco lograríamos si no emprendemos la batalla por recuperar para el pueblo todas las riquezas que él mismo genera, pero sería un primer paso decisivo para cobrar fuerza e ir a por más.