El juicio de Tony Hernández —hermano de JOH y conocido últimamente por las siglas de TH— en una corte de New York, ha dejado de manifiesto la trama de narcotráfico que se da desde la estructura del Estado. Entre las instituciones mencionadas en dicho juicio está las Fuerzas Armadas, cumpliendo el papel de facilitar y proteger los cargamentos de droga con rumbo a Estados Unidos. Así mismo la institución policial ha servido como medio para eliminar todo obstáculo que se presente en el proceso, como el asesinato de personas que ya eran un problema para dichos trabajos.
El nivel de confabulación del Presidente con dicha estructura criminal ha quedado lo suficientemente claro. Entre las declaraciones de los testigos cooperantes en dicho juicio, se ha revelado hasta conexiones con el “El Chapo” Guzmán y grandes sumas de dinero destinadas al financiamiento de la campaña política del Partido Nacional en su búsqueda de la toma del poder; empezando con la campaña de Porfirio Lobo Sosa en el 2009, hasta las dos últimas tomas de Juan Orlando Hernández. A cambio de ese financiamiento, el Partido Nacional se ponía a órdenes del narcotráfico, facilitando los procesos de transporte de dichas mercancías.
Tal coyuntura política sirve para alimentar los deseos de revolución de un pueblo que sueña con una Honduras distinta. Los desánimos que se han vivido se sobrepasan con la esperanza de luchar de frente y con decisión. Aunque se quiere hacer creer al pueblo, que la justicia estadounidense va resolver nuestros problemas internos, no es verdad, el poder judicial de EE. UU realiza tales movimientos por presiones de los hondureños que desde hace varios años denuncian la confabulación del Estado con el narcotráfico. Pensar que la justicia estadounidense es nuestra aliada solo sirve para desenfocar cual es la verdadera lucha haciéndonos creer que realmente les importa el bienestar nuestro, pero no es así, ellos mismos han perpetuado la violencia en el país, el imperialismo es aliado de la dictadura, no pretenden desarticular el narcotráfico ya que este les ayuda a imponer su hegemonía; no son nuestros amigos.
Con esto es necesario aclarar que al gobierno de EE. UU seguirá perpetuando la violencia en nuestro país en su apoyo a la dictadura. A pesar de que haya enjuiciado al hermano del presidente, no significa que le esté dando la espalda a la derecha hondureña y al narcotráfico, pero es preciso entender que la misma lógica del sistema va creando sus propias rupturas y es ahí donde el pueblo que lucha debe estar atento para aprovechar cada espacio que se le presente.
¡Fuera la narcodictadura!