Las noticias locales nos deparan cotidianamente fotografías y videos de largas columnas de fuego y humo que consumen las serranías cordobesas en los cuatro puntos cardinales. El paso del fuego consume a los suelos, a la fauna y flora del lugar, a las poblaciones humanas y sus espacios de vida.
En Córdoba sobrevive apenas un 3% del bosque nativo, el avance de la agroindustria, fundamentalmente ligada a la producción sojera ha sido un factor clave en este proceso, así como los desarrollos inmobiliarios que destruyen centímetro a centímetro toda especie que resulta un obstáculo para sus propósitos.
A su vez, los emprendimientos mineros han devorado suelos, contaminado el agua, y expulsado poblaciones en su avanzada sin límites.
Es en este marco en el que los actuales incendios se desarrollan, el de una ofensiva abierta al ambiente, a los pueblos que habitan los espacios consumidos por el fuego, a las condiciones de vida generales, pues el perjuicio generado atenta también contra las cuencas de agua, en el marco de un verdadero ecocidio.
Según explica el geógrafo Joaquín Deón (Conicet) “de siete macro-cuencas que tiene la provincia, cinco se han quemado en casi un cuarenta por ciento”. https://www.pagina12.com.ar/296860-cordoba-con-pronostico-desolador?fbclid=IwAR2ktiQvbY0459at3CiZHwUcsaQNcEhHXaIGEVI7VGY4d6j3dYIRfpTIVJw El incendio de estas cuencas provoca que las lluvias laven el terreno quemado y el agua destinada al consumo se torne intomable por las cenizas y sedimentos que arrastra.
Este fenómeno se combina con la creciente periodicidad de las crecidas, por las que las cuencas son dañadas, y cuya consecuencia es que el subsuelo retenga cada vez menor cantidad de agua.
En este esquema sólo ganan los personeros de la economía concentrada, que, por su parte, son apañados por el aparato estatal y por el partido de gobierno en la provincia, una variante del peronismo local “Hacemos por Córdoba”, cuya alianza estratégica con el poder empresarial y la agroindustria es conocida.
Por otra parte el gobierno nacional del Frente de Todos tiene una actitud puramente retórica ante estos hechos, pues sigue apostando a mantener buenas relaciones con el agronegocio y los mismos sectores económicos y sociales que causan estos desastres ambientales para sostenerse en el poder.
Existe en la provincia un cuerpo legal, la Ley Provincial 9814 de bosques nativos, que está orientada a la protección del bosque nativo y a evitar incendios que no se aplica suficientemente ni se actualizan las zonas amarillas y rojas a los fines preventivos, aunque se cobró entre 2004 y 2017 el llamado “impuesto para manejo del fuego” la inversión en prevención, equipamiento y diversas medidas de ataque a los incendios brilla por su ausencia, cuando debería depender en la actualidad de Ministerio de Gobierno, según del gobernador Schiaretti. Con total deliberación se niega la participación ciudadana en lo que hace a las políticas en esta materia, y más bien se margina a lxs vecinos autoorganizados y a las asambleas ambientales que, junto al personal de Bomberos, precarizados y sin recursos, combaten el fuego. Tampoco se procede a la realización de un reordenamiento territorial de la provincia que permita establecer qué actividades son permitidas en cada zona.
Esta situación afecta especialmente a Córdoba, pero es constitutiva de una lógica predatoria que recorre el territorio argentino, como en Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Misiones, Corrientes, Buenos Aires, entre otros.
En estos días de incendios desaforados que aún no cesan, es claro que depende de la organización de las poblaciones afectadas, de quienes sufren en sus condiciones de vida las consecuencias de estos incendios y del desastre ambiental dar curso y solución a estos problemas, en alianza política y combativa con lxs trabajadorxs y explotadxs que son presa de la misma lógica devoradora del capital.
Se han quemado en este período más de 100.000 has., el daño causado es inmenso y muestra a las claras que en las actuales coordenadas no hay posibilidad de revertir esta situación, que, por otra parte, es endémica, con gobiernos que borran con el codo lo que sus representantes parlamentarios han escrito con la mano en leyes que no se respetan ni se efectivizan. La razón es clara, el poder económico que los sostiene es quien tiene el timón real de la situación, y no repara en daños, pérdida de vidas, destrucción del medio ambiente, para su avaricia expansiva.
La devastación capitalista está en marcha, y se profundiza, es preciso oponerle la lucha de lxs de abajo, por sus condiciones de vida, por la posibilidad de la vida de la humanidad y del planeta.