Sobre perspectivas para México

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thumb 2012-07-22 Guadalajara-Marte Merlos

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Nos encontramos ante momentos decisivos para los trabajadores de nuestro país, cientos de miles de profesores han salido a la lucha en todo el territorio nacional. En algunas regiones como Veracruz, Campeche y Quintana Roo las luchas son históricas. Al frente se está votando la reforma hacendaria y en algunos días más las cámaras de “representantes” seguramente aprobarán la reforma energética. Con esto terminaría un ciclo histórico pues todas las conquistas de la clase obrera conseguidas desde la Revolución, y que se acentuaron en el periodo conocido como Milagro mexicano, han sido barridas por la voracidad del capital. Esto demuestra que el sistema ha terminado por agotar todos sus lados progresistas y que está encerrado en una bancarrota histórica de la cual sólo sobrevive dando ataques a lo más vivo de la sociedad, su pueblo.

De un reflujo temporal a la lucha magisterial

La lucha de clases es complicada, no es algo mecánico ni que se mueva en una sola dirección, es un choque de fuerzas vivas que tiene su propia dinámica. Falsamente se quiere afirmar que nuestro pueblo es flojo y que está falto de disposición a la lucha. Pero sí miramos rápidamente el pasado reciente podemos ver  que no es así. Para no ir tan lejos, en los últimos 8 años hemos tenido irrupciones masivas en la lucha política y económica de este país. En 2005 hay una movilización gigante para defender a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) contra el desafuero. Un año más tarde teníamos a cientos de miles, millones, de campesinos, amas de casa, trabajadores y estudiantes sumándose activamente a la campaña electoral de la izquierda la cual terminaría con un escandaloso fraude electoral. Al mismo tiempo una insurrección en Oaxaca, donde vimos conformarse un órgano de poder popular como la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca)

La lucha contra la imposición de Felipe Calderón (FeCal) duró 3 meses de movilizaciones continuas, en primer momento en el plantón de la Ciudad de México que duro 48 días y donde diariamente miles pasaban a apoyar la lucha, los fines de semana había asambleas multitudinarias para escuchar las propuestas y planes de acción. Esta lucha culminó con la toma de posesión de FeCal, nuestro movimiento dio un giro y planteó la idea del gobierno legítimo.

Después de esta maravillosa participación política donde el pueblo estuvo dispuesto a todo para impedir el fraude y la imposición mucha gente se fue a su casa cansada, decepcionada, pensando, etc. Sin embargo la lucha se comenzó a expresar en otro frente, el económico, donde el nuevo gobierno comenzó a atacar los sistemas de jubilaciones y pensiones del ISSSTE y los sindicatos se movieron. También en el 2007 vimos la lucha interna dentro del PRD por defender la candidatura de Encinas a la presidencia nacional y terminó en una imposición de la derecha chucha en contubernio con el Tribunal Electoral (los mismos que habían dado el fallo y avalado el fraude). El siguiente año nuevamente vimos luchas encabezadas por AMLO en defensa del petroleó y de la economía popular.

En el 2009 se dio el golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Nuevamente la gente salió a defender a este  histórico sindicato solidario y democrático.

En todo este periodo también sucedió una de las peores crisis económicas que recuerde nuestro país, se hundió en la violencia a más de la mitad del territorio y se implementó por la vía de los hechos una militarización. Estos dos factores paralizaron la lucha de masas es los Estados.

Con este panorama las elecciones parecían perdidas para la izquierda, sin embargo, apareció la revuelta juvenil del #yosoy132, esta fue una bocanada de aire fresco para toda la izquierda y en general para los trabajadores, los cuales se volcaron nuevamente a la lucha electoral, en esta ocasión AMLO consiguió casi 16 millones de votos.

No obstante el apoyo de la juventud y la disposición a la lucha de miles de trabajadores, no  se llamó a la movilización y aunque estas se desarrollaron no hubo dirección y el movimiento rápidamente se apagó. Esto fue un balde de agua fría para los sectores más radicalizados de la juventud. Así, meses después, se aprueba la Reforma a la Ley Federal del Trabajo –terminando con las conquistas de la revolución mexicana para el sector obrero- y se abre la posibilidad de ir por todas las demás reformas estructurales.

No queremos decir con esta somera descripción que la base todo el tiempo se ha mantenido en la calle, es imposible que el movimiento sólo tenga un ascenso. Por lo regular lo que hemos visto es que, ante un ataque, la gente responde (siempre y cuando no tenga detrás una desmoralización profunda), es decir, que el movimiento entra en un periodo de ascenso  y depende mucho de la dirección que esté al frente –SME, AMLO, sectores democráticos del estado, la juventud, CNTE- y sus medidas para que el movimiento pueda ir creciendo o caiga.

La dinámica depende de las tradiciones que haya en las entrañas del pueblo, de la decisión de sus direcciones, la democracia interna de sus organizaciones y  su hartazgo generalizado. Se tiene que analizar de donde viene una lucha para saber a dónde va, si ha sufrido derrotas que marquen los próximos procesos, etc.

Lo que está muy claro es que al movimiento no se le puede tratar como a un grifo de agua, que cuando se le requiere se le llama y al día siguiente va haber miles en las calles y cuando ya no se le necesite simplemente se le manda a su casa. Comprender de esta manera la lucha de clases trae consecuencias para cualquier dirección puesto que el movimiento no se da a partir de un capricho de un dirigente u organización sino a partir de las contradicciones que se acumulan dentro del sistema capitalista.

Tampoco se puede aspirar que cuando hay una lucha y se gesta una unidad desde la base de los movimientos, un llamado pueda impedir el cese de la batalla. La lucha de clases es mucho más compleja que los designios de cualquier dirección política o sindical.

No se puede decir que en los últimos años nuestro pueblo no ha luchado, es más cierto explicar que después de grandes luchas ha habido periodos de reflujo que la derecha ha aprovechado y que en ninguno de los casos la dirección que ha estado al frente ha estado a la altura de las necesidades  del mismo movimiento.

Contra la reforma educativa y la insurgencia magisterial

El gobierno, o por lo menos parte de él, también hizo una lectura del momento de desmoralización y reflujo que causó la falta de lucha contra esta última imposición –la del 2012- y se lanzó por todas las canicas.  Creyó que una vez implantada la reforma laboral, sin prácticamente oposición, tendría el camino libre para lo que seguía, la reforma educativa, fiscal y energética.

Envalentonado, a inicios de este año, el gobierno propuso la reforma educativa, una verdadera declaración  de guerra contra uno de los  sindicatos más grandes del país con 1 millón 200 mil profesores. Esta reforma y sus leyes secundarias borran  derechos  como la estabilidad laboral y muchas más. Además con la llamada autonomía de gestión se pasan todos los gastos de operación de las escuelas a los padres de familia.

La reacción al principio parecía limitada, sin embargo, ahora mismo es difícil saber dónde va a terminar la llamada insurgencia magisterial. Miles de profesores en todo el país han salido a las calles imprimiendo una nueva dinámica en la lucha de clases a nivel nacional.

El primer episodio de esta lucha la vimos en Guerrero donde  la CETEG (organización del magisterio de Guerrero) formó una organización amplia de lucha, el Movimiento Popular de Guerrero, que agrupó en su momento a la policía comunitaria, cerca de 15 sindicatos, estudiantes y campesinos pobres. Esta unidad dio muestra de una fuerza considerable pues la policía comunitaria entró armada a la capital del Estado, abrió la cárcel y saco a varios de sus miembros que habían sido detenidos previamente.

Después le siguió Oaxaca, la sección 22 es la que ha llevado la vanguardia y dirección de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), primero inició con un pequeño plantón en el Zócalo del Distrito Federal, después se declaró un paro indefinido y traslado un buen contingente al Zócalo y tomó toda la explanada. Al plantón se sumaron sección como Michoacán, Chiapas y algunos de Veracruz.

Un punto de inflexión en la lucha fue el desalojo violento que agentes de la Policía Federal y del gobierno capitalino hizo contra los profesores. Esta histórica jornada unió de forma natural a los estudiantes los cuales hicieron paros y cerraron grandes avenidas, a miembros de Morena que fueron a defender el zócalo al lado de los profesores  en lucha.

Este actuar violento por parte del gobierno federal y capitalino hizo que la lucha pasara a otro nivel, por un lado debilitó a la dirección central de la CNTE (Oaxaca) e hizo que el movimiento se extendiera, consolidara y arreciara en diferentes Estados de la República.

Los casos más destacables de ampliación y fortalecimiento de la insurgencia magisterial los vimos en Veracruz donde ahora mismo la represión ha cobrado  la vida de tres profesores, pero lo más significativo es que la lucha ha tomado tintes verdaderamente históricos tomando a la ciudad de Xalapa como cuna de la resistencia. Otro estado que está al frente y decidido a enfrentar al gobierno y la represión es Campeche, en términos numéricos Veracruz concentra a 120 mil profesores cuando Campeche sólo llega a aproximadamente 18 mil. No obstante esto, en este estado del sureste hemos visto luchas históricas y a Morena luchando hombro a hombro con los profesores.

Quintana Roo ha sufrido la violencia del gobierno local y federal, más de 50 profesores fueron detenidos por la brutal represión que sufrieron al querer quitar un plantón y abrir carreteras. Así como podemos mencionar estos ejemplos hay algunos otros que tal vez, por su magnitud, no se igualan pero que son muy emblemáticos con respecto al resquebrajamiento de la estructura sindical corporativa del sindicato (SNTE): Estado de México, Jalisco, Guanajuato, etc.

Aunque la sección 22 de Oaxaca ha regresado a dar clases y la gran mayoría de los que estaban en el plantón  han regresado a sus regiones, al mismo tiempo, en otros Estados la lucha no sólo sigue, sino que recobra fuerzas como lo es en Guerrero –recientemente han llegado 2 mil profesores a apoyar el campamento-, Michoacán donde se ha desatado un paro indefinido y el mismo Distrito Federal donde en algunas delegaciones las escuelas están siendo tomadas por los padres de familia.

Esta maravillosa lucha está poniendo un ejemplo de dignidad y resistencia, parece que sus fuerzas de reserva aún son bastas puesto que a la hora de que se comienza a sentir la “autonomía de gestión” en los diferentes estados los padres de familia se están sumando al paro. Aunque han reprimido no podemos ver en esto una salida viable puesto que la movilización es nacional y pueden reprimir en un punto mientras que en otro ya está la gente en las calles. Una acción de represión a gran escala es descartada, el gobierno va a seguir reprimiendo y encarcelando pero su principal recurso es el desgaste del mismo magisterio.

Esta lucha tiene límites que solo se podrían superar con la unidad del movimiento magisterial al de Morena, al de los jóvenes en las universidades, cañeros, resto de sindicatos, etc. Si no se logra esta unidad tan necesaria, el cansancio, la falta de dinero, el golpeteo incesante de los medios de comunicación y la represión va ir minando la lucha.

La reforma energética y Morena

Aun se escuchan los reclamos de los profesores y la cámara de diputados ya se ha aprobado algunos puntos de la reforma fiscal que presentó el ejecutivo y en la puerta de espera está la petrolera.

El regreso del PRI no solo era una necedad de la jerarquía priista sino una necesidad de la clase dominante nacional y el imperialismo para seguir adelante con su política anti obrera. Es por esto que estás reformas no suenan a algo nuevo, simplemente son una continuación de la política del PAN y en general de un sistema en decadencia.

La reforma petrolera tiene un gran calado para todos los trabajadores de nuestro país, para los jóvenes en las universidades, en general para todo el pueblo.  Son cientos de miles de millones de dólares  los que se quiere transferir a manos privadas con los contratos riesgo que quieren implementar. Se busca abrir a inversión privada los sectores de explotación, transportación, refinación, derivados, etc. Esta reforma significa entregar la mitad de las ganancias petroleras que hoy recibe el Estado a manos privadas.

Las consecuencias inmediatas serán la disminución al gasto público en educación, salud y vivienda; aumentar el endeudamiento del Estado para tapar el hueco financiero y el aumento de los combustibles y energéticos; además de una andanada de despidos de trabajadores petroleros –esto ya ha comenzado en el complejo petrolero Pajaritos donde se ha comenzado correr de personal de Pemex-. Esto afectaría de forma inmediata en el poder adquisitivo de los trabajadores y familia.

AMLO ha dicho claramente que la reforma energética no es la cereza del pastel sino el pastel competo, él le llama “El robo de todos los tiempos”, solo comparable con la entrega de Santa Anna de la mitad del territorio nacional a EEUU. Esto es correcto, está en juego cualquier posibilidad de una mínima independencia económica del país y el utilizar estos recursos del petróleo para incentivar la industrialización nacional.

La defensa del petroleó se convierte en un aspecto clave a corto y mediano plazo para nuestro pueblo. Para enfrentar esta reforma se necesita sumar la mayor cantidad de fuerzas posible en las calles. El mismo AMLO ha dicho que no hay nada que hacer en el parlamento puesto que los partidos de la derecha –incluida una buena parte del PRD- están de acuerdo en votarla.

Todo lo que se puede hacer para detener esta reforma tendrá que desarrollarse en las calles. Morena tiene un gran reto que enfrentar pues prácticamente somos los únicos que nos vamos a oponer de forma decidida.

Sí se quiere frenar esta reforma Morena tiene que llamar a un frente único con los profesores. Está idea no es un capricho, es una necesidad. Independientemente de lo que quieran las direcciones del magisterio disidente y de Morena todos sabemos que sí los profesores triunfan, ello da pie a una posible victoria contra los intentos privatizadores del petroleó, si el magisterio pierde esto desmoraliza a una parte del sector más combativo y merma sensiblemente la resistencia energética. Esta es una dinámica de la lucha de clases.

Es por esto que la unidad tiene que ser fundamental. Se ha formado el Frente Nacional por el Rescate de la Nación donde se integran diferentes fuerzas de izquierda, esto es un avance pero no lo que se necesita para enfrentar los ataques, la unidad que se requiere se tiene que dar con la base de los sindicatos charros, con los estudiantes y campesinos que puedan llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. La unidad tiene sentido en el momento que la suma de fuerzas hace presencia en las calles, de lo contrario es una unidad ficticia que sirve para espantar ancianitas y pequeños niños incrédulos.

Hasta ahora no podemos asegurar que esta lucha la vamos a ganar, es probable, si es que la dirección de Morena no toma medidas como el paro cívico nacional, que se pierda la batalla. Con cercos a las cámaras de representantes y simples marchas no se va a organizar una defensa acorde a las circunstancias.

Tampoco se puede descartar que una unidad desde la base haga trascender estas limitantes políticas de las direcciones y que el movimiento pueda dar un paso al frente, sin embargo es la salida menos probable.

Mucho se ha argumentado sobre la imposibilidad en estos momentos de un paro nacional. Es verdad que hay grandes carencias organizativas en el terreno sindical –En la página de proceso,  http://www.proceso.com.mx/?p=356306,  destacó que sólo uno de cada cien trabajadores está sindicalizado, y de éstos, 85% se rige por contratos de protección favorables a los empresarios.-pero la idea de un paro es  una iniciativa política para aglutinar fuerzas, lanzarlas a las calles y que esto contagie a sectores menos decididos. También es una herramienta para organizar comités sectoriales en barrios, escuelas, fábricas, etc. Así como sumar a toda organización o individuo que esté dispuesto a dar la lucha en una acción única nacional que pueda mostrar nuestros alcances y limitaciones.

Tal vez un paro cívico nacional con las características en contra que se tienen no frenaría la reforma pero sin ninguna duda sería un paso al frente en la lucha y organización de los jóvenes y trabajadores de nuestro país.

La situación económica es un factor clave en la ecuación

Si se aprueban las reformas estructurales, lejos de tener un beneficio económico como lo ha manejado el gobierno, tendremos las manos atadas para poder mínimamente hacer frente a los vaivenes internacionales.

Ahora mismo tenemos grandes problemas financieros, todas las grandes firmas valuadoras han estimado que el crecimiento de la economía nacional va a la baja, en Fondo Monetario Internacional ha dicho que:

“El Producto Interno Bruto (PIB) de México crecerá un 1,2 por ciento este año, mucho menos que el 2,9 por ciento que había pronosticado en julio. La rebaja se debe al bajo gasto público, una caída en la actividad de la construcción y la débil demanda estadounidense de las exportaciones mexicanas.”( http://lta.reuters.com/article/topNews/idLTASIE99702D20131009miércoles 9 de octubre)

La economía está en desaceleración como se muestra en los 2 primeros trimestres de este año, los cuales dictan una baja generalizada en el consumo de las familias. Al mismo tiempo se vive un aumento de las mercancías de la canasta básica haciendo descender el nivel de vida de las familias de los trabajadores y las llamadas clases medias:

“Pese a los esfuerzos del INEGI, no logran ocultar que la gran mayoría de la población sobrevive apenas de su ingreso diario. En una reciente estadística publicada se señalaba que casi el 60% de la población es de clase baja, aproximadamente el 2% de clase alta y el restante 38% pertenecería a lo que podríamos llamar clase media, no obstante cuando observamos la manera en que catalogan a dicha clase media nos damos cuenta que en  ella se confunde a la mayor parte de obreros y empleados especializados, así como a la totalidad del magisterio y empleados del gobierno, es decir a trabajadores con empleo estable. Así pues para el INEGI la clase baja es la que vive del subempleo, cuyos porcentajes respecto de la PEA coinciden. Para  los marxistas la clasificación de clases en función del nivel de ingresos es muy subjetivo,  muchas veces no nos dice nada respecto de la posición que un individuo desempeña dentro de la sociedad y la potencial actitud frente a un cambio o las perspectivas de un cambio, no obstante el las cifras  del INEGI podemos distinguir el tamaño de la burguesía respecto del conjunto de la población, un poco menos del 2% del total, la cual decide absolutamente todo ya que controla férreamente la totalidad del sector privado, los altos cargos gubernamentales, la dirección de los órganos represivos como la policía y por supuesto la alta jerarquía eclesiástica.   Los intereses de este  2% son disfrazados por parte de los medios como si fueran los intereses de la nación y nos invitan a hacer sacrificios para que este 2% no se baje de su pedestal aún a costa de la sangre, el sudor y las lágrimas de los trabajadores y sus familias.” (La Izquierda Socialista No. 15)

La válvula de escape que significó la migración hacia los EEUU está prácticamente cerrada por las fuertes medidas policiacas que se están desarrollando a lo largo de toda la frontera norte y la deportación masiva que están viviendo los indocumentados mexicanos.

La otra salida que por años se ha mantenido como la “ultima” medida para poder sobrevivir o caer en el lumpen es la economía informal, el mercado negro. En este se emplea el 59% de la población económicamente activa -28 millones. A esto hay que sumarle los casi 7 millones de jóvenes que no tienen trabajo ni pueden estudiar.

En medio de esta debacle económica de nuestro pueblo los grandes bancos siguen manteniendo una tasa de ganancia bastante aceptable, en Milenio del 5 de marzo de este año nos dice que las ganancias de los bancos –con capital español y norteamericano en su gran mayoría- se han incrementado en un 24% en lo que va del año.

Todo el proceso de producción de mercancías y extracción de ganancias está diseñado para que los grandes monopolios internacionales y la oligarquía nacional sigan enriqueciéndose a costa de nuestro trabajo y sufrimiento. Independientemente de todos los grandes y elocuentes discursos de todo lo que nos beneficiaria la apertura económica y las privatizaciones, el resultado es catastrófico para el 80% de los mexicanos.

“México vive en estos momentos un caída económica tan sólo semejante a la del periodo que antecedió a la crisis de 2008, de hecho el PIB anualizado cayó a un 0.9% en el primer trimestre; si observamos el sector industrial la situación es aún peor. La producción cayó un 4.9%, la industria manufacturera lo hizo en un 5.8%, la construcción un 5.2 %  (La Jornada 13 de mayo).

“Los efectos ya se están reflejando en las finanzas del gobierno las cuales han recaudado un 3% menos que durante el mismo periodo del año anterior. No obstante de manera muy peculiar el  gasto del gobierno ha caído un 10.4%, ¡esto no sucedía desde 2001!

“El gasto en vivienda  cayó un 6.9%, en salud  un 13.8%, en servicios comunitarios un 12.8 % y en desarrollo económico un 13.5%, esto precisamente cuando el gobierno cacarea su famoso plan contra el hambre  (El Financiero, 2 de mayo).” (La Izquierda Socialista No. 15)

La forma en que tradicionalmente se salía de estas crisis es apoyándonos fuertemente en el desarrollo de economías como la estadounidense la cual recibe cerca del 85% de nuestras exportaciones. El problema que tenemos es que EEUU está desacelerándose y con los problemas que tiene enzima como el techo de la deuda es muy poco probable que ahora está estrecha relación sea una salvación.

Los analistas más serios creen que los trabajadores y sus familias solo podrán recuperar los niveles de vida que se tenía antes de las crisis del 2008 va a ser hasta el 2016 si es que todo va con normalidad, el problema es que en este primer año de Peña las cocas no se ve que vayan a ser muy normales, sino de ataques sin parar.

La perspectiva más probable es que la situación económica se siga agravando con el claro peligro de caer en una recesión abierta y los niveles de vida de  los trabajadores y familias siga empeorando de forma paulatina, no puede haber una salida seria a la crisis capitalista dentro de un sistema en banca rota.

Las contradicciones del capitalismo y la conciencia de clase

Las contradicciones de clases dentro del capitalismo, incluso en épocas de relativa calma y estabilidad económica, no desaparecen. En un momento determinado, cuando el capitalismo está en medio de un boom económico y todo parece ir mejor las teorías del reformismo, aquellas que hablan de un posible capitalismo con rostro humano, parecen tener un gran eco entre la población.

La época clásica del reformismo son los periodos de boom, donde la burguesía puede dar algunas concesiones a los trabajadores, no solo económicas, sino incluso democráticas. Son en estos periodos cuando se afianzan las corrientes más “negociadoras” al frente de los sindicatos y organizaciones de los trabajadores –partidos políticos, etc.-.

Pero hoy la situación es totalmente distinta, incluso en los países más desarrollados, aquellos que durante mucho tiempo fueron el ejemplo de civilidad capitalista –los europeos- ahora están al borde de luchas revolucionarias. Si eso está pasando en Europa, la crisis endémica de este sistema se expresa de la peor forma en los países dependientes donde las burguesías locales son simples lacayos del poderío imperial y en algunos casos comparten su sed de ganancias con la oligarquía local.

Podemos afirmar que todas las reformas que está llevando adelante este gobierno entreguista es por la necesidad de la burguesía de mantener su tasa de ganancia. Lo hemos dicho antes, el capital y los capitalistas solo se guían por su instinto de supervivencia y no les importa seguir arrojando a la mendicidad a millones de niños y jóvenes.

Sin embargo, esta andanada violenta de ataques está surtiendo efecto en la conciencia de miles de jóvenes, activistas de Morena y sindicalistas. La conciencia atrasada, perezosa y conservadora de nuestro pueblo está siendo sacudida una vez tras otra. Desde años atrás, en el gobierno de Calderón, nuestro pueblo entró en un proceso de guerra civil unilateral donde se ha dejado el campo empapado de sangre con más de 110 mil muertos, más de 50 mil desaparecidos y cientos de miles de desplazados de guerra. La primera respuesta fue aguantar, tener confianza en el ejército y la Policía Federal, esperar a que el mismo gobierno terminara con esta brutalidad; al no ver respuesta y  frente a un panorama cada vez más incierto los pueblo del sur se comenzaron a organizar y armar, ahora la policía comunitaria y comités de autodefensa se extienden por 17 estados de la República.

Este hecho muestra un tremendo paso al frente en la conciencia de nuestra clase, han sacado la conclusión que la única forma de terminar con el narco y la violencia es con su propia organización y su fuerza armada. Ahora ya no tiene confianza en los cuerpos de represión de la burguesía.

Aunque a un grado menor, o no tan claro, estos saltos en la imaginación se están desarrollando en otros sectores en lucha. Los sindicatos corporativos-charros- que por decenas de años había mantenido un control férreo entre los profesores de diferentes estados, hoy se están desquebrajando, la base de los diferentes sindicatos de trabajadores de la educación están sacando conclusiones, sobre la marcha, que su sindicato es charro y que tiene que rebasar a su dirección, que necesitan una coordinación nacional y central.

Lo mismo se puede decir en el terreno de la juventud, aunque de una forma más estridente. Es cierto que apenas hemos visto los inicios de un gran despertar de la juventud –los primeros síntomas fueron  el movimiento #yosoy132, en las luchas del politécnico el año pasado y en las movilizaciones espontáneas contra la represión de los profesores- y aunque  especialmente en este terreno vamos a tener mucho movimiento el próximo periodo ya que la juventud es la que más ha sentido toda esta crisis y donde su futuro está pendiendo de un hilo, ahora mismo hay capas de avanzadas muy radicalizadas, una separación de la vanguardia de la base, que está tomando derroteros ultraizquierdistas y esto está sirviendo como caldo de cultivo a la provocación del Estado.

Entre la juventud necesariamente vamos a ver movilizaciones muy aguerridas en defensa de la educación y en la contra de políticas más generales de este gobierno y lo mismo podemos decir de Morena. Este partido-movimiento, viene de años de duras luchas por derechos democráticos, económicos y políticos, el movimiento se ha fraguado al calor de las manifestaciones  en las calles, plantones y resistencia civil no violenta, etc.

En su interior hay compañeros muy críticos que no están dispuestos a que este nuevo partido sea simplemente electoral y particularmente quieren dar la lucha contra las reformas. Es su seno hay discusiones vivas sobre el qué hacer cotidiano y sacan conclusiones correctas sobre la necesidad del frente único, incluso sobre la necesidad de un paro nacional.

La dirección de Morena tiene un reto muy grande pues sí quiere detener las reformas va a tener que llamar a dar una lucha sería contra ellas y esto necesariamente tendrá que expresarse en un frente de lucha y medidas como el paro. Todo esto es producto de un nivel político desde la base del movimiento.

Si Morena quiere salir fortalecido y no debilitado y dividido tiene que luchar seriamente. Si la dirección no hace esto habrá un desanimo en sus filas y un abandono de gente de base, pero también se abrirá un ambiente de critica muy profunda sobre la idea de una nueva política.

Nuestro pueblo ha aprendido, está aprendido y más lo hará. El problema que tenemos ahora no es de disposición a luchar ni el nivel de conciencia de las masas, que ellas han salido a las calles, sino de una dirección que pueda darle una unidad y coherencia, una intransigencia para llevarla hasta sus últimas consecuencias.

El ambiente político está calentándose a tal punto que cualquier accidente puede desbordar un movimiento contenido por años, en todos los terrenos vemos una fuerte tensión que necesita salir. Ya sea por la defensa del petróleo o por cualquier otro accidente –como lo que ocurre en Michoacán- las fuerzas contenidas se desdoblaran de forma tal que dará pie a un proceso de rápido aprendizaje entre la base de nuestro pueblo, y en este despertar encontraremos las posibilidades de terminar, no solo con este gobierno tirano sino con este sistema  donde se permite la explotación y la miseria. En medio de tanta oscuridad aparecerá la luz.