Se acrecienta la conspiración contra la revolución venezolana

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La situación política latinoamericana está atravesada por el impacto de la revolución venezolana. Cada día que pasa arrecia en estridencia e intensidad la campaña en su contra, por parte del imperialismo y sus acólitos.

Editorial de El Militante nro. 24

La situación política latinoamericana está atravesada por el impacto de la revolución venezolana. Cada día que pasa arrecia en estridencia e intensidad la campaña en su contra, por parte del imperialismo y sus acólitos.
Chávez ha demostrado una gran valentía y audacia denunciando la política de saqueo, opresión y violencia del imperialismo norteamericano y del capitalismo en numerosas ocasiones, incluso en la ONU.
Por eso, la conformación de una especie de "eje" Venezuela-Cuba-Bolivia, enfrentado al imperialismo y a las oligarquías locales, ha encendido todas las alarmas en Washington.
En respuesta, el imperialismo y sus secuaces han estado interviniendo en las elecciones legislativas de varios países latinoamericanos, recurriendo desde campañas sucias y desvergonzadas en los medios masivos de comunicación hasta el fraude electoral más descarado, para impedir la victoria de los candidatos de izquierda o que podían ser vistos como enemigos potenciales de sus intereses en la zona. Así sucedió en Perú y México; y lo mismo se proponen hacer en Ecuador y Nicaragua, donde los candidatos de la izquierda encabezan las encuestas.

Presiones imperialistas

También en Argentina este tema ha pasado al primer plano de la política nacional, por los vínculos comerciales y diplomáticos que mantiene el gobierno de Kirchner con Venezuela. Desde un punto de vista capitalista esto benefició a la economía argentina, y Kirchner ya dejó en claro que no comparte el ideario "bolivariano" chavista, reafirmando su alineamiento con el capitalismo en su reciente viaje a Nueva York.
La política "amistosa" que dispensan Argentina y Brasil a Venezuela en el MERCOSUR no tiene otro objeto que intentar contener a Chávez dentro de los marcos del capitalismo, medida que consideran más efectiva que el acoso y aislamiento que propician los EEUU.
Pero esto no impidió las presiones del gobierno de Bush contra Argentina para que cambie de política, obstaculizándole la concesión de nuevos créditos de organismos financieros internacionales y reintroduciendo aranceles para la importación de algunas mercaderías, antes exentas. Igualmente, Macri y Lavagna (reflejando la posición de la burguesía argentina en este tema), no se cansan de hacer declaraciones "alertando" contra este acercamiento a Venezuela y alineándose con las tesis de Washington.
En última instancia, los mejores y más confiables aliados de Venezuela no serán los gobiernos de Kirchner y Lula, sino los millones de trabajadores y campesinos argentinos, brasileños y latinoamericanos que ven en la revolución venezolana un referente y un ejemplo a seguir en sus propios países.

Votar por Chávez y llevar la revolución hasta el final

La revolución latinoamericana se juega parte de su futuro en las elecciones presidenciales venezolanas del 3 de diciembre. Una eventual derrota de Chávez (aunque es altamente improbable), o un aumento significativo de las posiciones electorales de la contrarrevolución burguesa tendrían efectos reaccionarios en todo el continente, no sólo en Venezuela. Afectaría a la moral de las masas y envalentonaría a la reacción en todas partes, profundizaría el aislamiento de la revolución cubana, y prepararía mejores condiciones políticas para un golpe contrarrevolucionario en Venezuela y Bolivia.
Los trabajadores venezolanos, con un certero instinto de clase, comprenden esto muy bien. Por eso votarán masivamente por Chávez. Esto es correcto, pero no es suficiente. La victoria electoral de Chávez, con ser importante, no elimina las amenazas a la revolución. Por eso hay que llevar la revolución hasta el final, con la expropiación de los terratenientes, banqueros y monopolios, bajo el control democrático de los trabajadores, única manera de terminar con la pobreza, garantizar el pleno empleo, llevar a término la reforma agraria y eliminar las conspiraciones contrarrevolucionarias dentro del país.
Los trabajadores venezolanos en alianza con el campesinado pobre, y junto a sus organizaciones, deben luchar por este programa y asumir el rol dirigente en la revolución, creando sus propios órganos de poder, estableciendo el control obrero en las empresas, ocupando las tierras, y exigiendo al gobierno el armamento del pueblo, para defender la revolución ante cualquier amenaza.
Estamos completamente de acuerdo con Chávez cuando afirma que el capitalismo debe ser transcendido y que el futuro de Venezuela será socialista o no será. Pero hay que pasar de las palabras a los hechos.