La empresa Coteminas forma parte del grupo textil internacional con varias plantas instaladas dedicadas a la producción de hilado, tejido y productos textiles para cama, baño y mesa. Llega a la provincia de Santiago del Estero absorbiendo y comprando la antigua planta de GRAFA por el año 2004, ampliando las instalaciones y las líneas de producción.
Hacia el año 2005 la empresa se fusionó con la estadounidense Springs para crear Springs Global, una empresa conjunta de textiles para el hogar. Esta fusión dio lugar al mayor conglomerado mundial en ese sector, con una participación de alrededor del 7% del mercado mundial de artículos de blanquería, según estimaciones de la propia empresa. La nueva compañía, con sede en Brasil, fue el resultado de la unión de ambas firmas.
En Santiago del Estero la planta se encuentra sobre la Ruta Provincial N° 11, km 3 en La Banda. En sus momentos de mayor producción llegó a contar con alrededor de 600 trabajadores distribuidos en hilandería, tejeduría, terminación y acabado, control de calidad y logística y depósito.
La empresa Coteminas ya había aplicado esta modalidad de despidos y suspensiones sorpresivas en 2019, cuando dejó fuera de la planta a 198 trabajadores textiles. Ahora, en noviembre de 2025, comunica mediante telegramas el despido de 57 empleados y el cierre de actividades por 45 días. Frente a estas medidas de ataque contra la clase obrera, los dirigentes sindicales no han logrado dar una respuesta a la altura de las necesidades de los trabajadores. Las acciones realizadas, al estar aisladas y carecer de continuidad, no pudieron revertir las decisiones patronales. La perspectiva apunta a la necesidad de una organización primaria de los trabajadores que permita deliberar sobre la reincorporación de los despedidos, las suspensiones y el cierre de la planta por 45 días, sin que se afecte la estabilidad laboral ni el salario.
Ley de promoción industrial y fusión de capitales
Santiago del Estero se encontraba en el año 2003 sumergido en una lucha democrática por el doble crimen de Leyla Nazar y Patricia Villalba, un hecho que desató una crisis política profunda y desembocó en la intervención federal ordenada por el presidente Néstor Kirchner, que puso fin a cincuenta años de juarismo. Bajo la intervención de Pablo Lanusse la provincia atravesó un proceso de reorganización institucional durante el cual Coteminas adquirió la ex GRAFA e inició su instalación en la ciudad de La Banda.
Convocadas las elecciones provinciales para el año 2005, el Frente Cívico, actual fuerza política que gobierna de manera ininterrumpida, lanzó la Ley de Promoción Industrial. Para ese mismo año el zamorismo convocó a la reforma constitucional y bajo ese marco afirmó la Ley de Promoción Industrial otorgando garantías jurídicas a las empresas que se radicaran en suelo santiagueño.
En ese contexto la empresa Coteminas, de capitales brasileños, y Springs Global, de capitales estadounidenses, consolidaron una alianza en partes iguales orientada a ampliar la producción en la planta ubicada en La Banda y a desarrollar exportaciones desde dicha instalación.
La Ley de Promoción Industrial fue la RIGI de Milei aplicada por Zamora hace veinte años. Esta ley permite a las empresas radicadas gozar de beneficios extraordinarios bajo el nombre de incentivos fiscales, entre ellos la exención de tributos provinciales como Ingresos Brutos por diez años, reintegros o créditos fiscales por inversiones en infraestructura de hasta la mitad del monto invertido y devoluciones de hasta un treinta por ciento de la inversión nueva una vez que el proyecto entra en producción. Una oportunidad única para los capitalistas, beneficiados por la recaudación impositiva de las Rentas Generales de la provincia.
Más allá de la producción
La empresa Coteminas es una industria de capitales internacionales que ha vivido a expensas de las pérdidas materiales de los trabajadores santiagueños. Ha chupado los fondos públicos por canales provinciales y nacionales. Coteminas se ha beneficiado por la Ley de Promoción Industrial en el ámbito provincial y por los fondos Repro del Estado nacional, que subsidiaron los salarios al 50%.
Para el año 2018 se anunciaba el retiro del fondo Repro para la empresa y de inmediato se despidieron a 52 trabajadores. En 2019 se produjeron 198 despidos y para el año 2025 se despidieron 57 trabajadores más. Visto de esta manera son solo despidos. Pero cuando una empresa que ha generado grandes ganancias y recibido todo el financiamiento estatal posible para su desarrollo ejecuta estas medidas, hay que observar detalladamente la producción capitalista.
La empresa es beneficiada por la compra de algodón desmotado a las industrias locales que pertenecen a las mismas familias que han sido beneficiadas desde el régimen juarista. Patrones y banqueros que han diversificado sus capitales de la construcción a la manufactura del algodón, en algunos casos con el monopolio de la distribución de semillas. Para esto fue necesario liquidar la cooperativa algodonera de La Banda. Para ello las cosechas de algodón se llevaron para ser desmotadas en otras provincias o en plantas cercanas a los campos de siembra. La compra de esta producción abarataba los costos a la empresa en un trato Estado-terrateniente-capitalista.
El desarrollo de esta textil internacional fue posible en el marco de la reorganización del régimen político local. La ausencia de una fuerza política revolucionaria con influencia de masas, capaz de canalizar la lucha política hacia una perspectiva de clase y de poder, dejó el terreno libre para que las familias burguesas autóctonas diversificaran sus inversiones, mientras la industria textil internacional capitalizaba esa expansión. La producción social local fue utilizada para su enriquecimiento y la distribución de la riqueza bajo el régimen zamorista volvió a favorecer a los mismos grupos económicos sustentados por el juarismo. Las condiciones de vida de la clase obrera no cambiaron y los salarios provinciales siguen condenando a las masas laboriosas a la pobreza.
Coteminas no es un caso aislado dentro del cuadro nacional. En las últimas semanas la crisis industrial provocada por el gobierno y los gobernadores se expresó en una oleada de cierres, suspensiones y despidos masivos. En el parque industrial de Pilar cerraron Whirlpool, Kimberly Clark, Kenvue, ILVA y Magnera, dejando a más de 1.000 trabajadores en la calle. A esto se sumaron los cierres de Color Living en Pacheco, Acerías Berisso con paralización por deudas salariales, SKF en Tortuguitas con 150 despidos y la quiebra de La Suipachense con más de 140 operarios afectados. En Córdoba cerró Mabe y quebró Nueva Dalmacia con 17 despedidos; en La Rioja se paralizaron Luxo, Vulcalar y Solartec con más de 150 puestos perdidos; en Mar del Plata Textilana despidió a 175 trabajadores; y en Santa Fe se desplomaron DBT Cramaco, Essen y Corven con más de 185 despidos, mientras Electrolux aplicó suspensiones a 400 y IDM SA a 73 trabajadores con salarios reducidos. Además se sumaron los despidos en TN Platex en Corrientes con 20 cesantes, Dana en San Luis con 50 despedidos, Otito en Jujuy con 40 despidos, los despidos en Ledesma, el recorte de más de 150 empleos en Newsan en Tierra del Fuego y las suspensiones de 600 trabajadores en Georgalos en Entre Ríos, junto al cierre repentino del mayorista Caromar. Todo configura un plan sistemático que arroja miles de familias al desempleo.
La lucha por la reincorporación es una lucha política
A lo largo de la vida de la empresa Coteminas los trabajadores textiles aún no han desarrollado una herramienta política en defensa de sus intereses. La dirigencia sindical se ha transformado en un funcionario, un burócrata. Los trabajadores, de conjunto, debemos entrar en un debate serio sobre los problemas a corto y largo plazo de la clase obrera.
La lucha por implementar una verdadera democracia obrera en las fábricas, expresada en el propio desarrollo del conflicto, es la vía para forjar dirigentes capaces de disputar el lugar que hoy ocupa la burocracia, que negocia a espaldas de los trabajadores la reforma laboral. Para avanzar hacia una lucha colectiva debemos comenzar por nuestra relación social más próxima. Ningún obrero está aislado en la sociedad y la solidaridad de clase debe ser convocada hacia una lucha política de conjunto.
Cada necesidad material debe ser transformada en una lucha política. La pelea por la reincorporación, sostenida por la planificación colectiva, dará la fuerza para torcer el ajuste. Las patronales impulsan la reforma laboral para obtener un marco jurídico más favorable a la sobreexplotación, la multifuncionalidad y los despidos más baratos.
La apertura de los libros contables es indispensable para conocer la verdad sobre las ganancias empresarias; el control obrero de la producción y la distribución permite enfrentar el vaciamiento y los cierres; la reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial es la salida obrera frente al avance de los despidos. Debemos dar la pelea por estas demandas como parte de una respuesta obrera al ajuste.
El gobierno del zamorismo ya se ha sentado con Milei para acordar las votaciones en el Congreso. El gobierno provincial, igual que el nacional, tiene la misma perspectiva de defender los intereses de los grandes monopolios capitalistas y llevar adelante el plan del FMI, descargando la crisis sobre las espaldas de quienes vivimos de nuestro trabajo. A esta runfla capitalista hay que oponerle la organización revolucionaria de los trabajadores. Es necesario llamar a la coordinación nacional de la lucha contra los despidos, los cierres de fábricas, las suspensiones y todo ataque contra los trabajadores. Por la ocupación y el control de las fábricas en manos de los trabajadores. Desde las bases debemos abrir paso a la coordinación de la organización de la huelga general contra la reforma laboral y contra el gobierno de los capitalistas. Por la victoria de las luchas obreras y el gobierno de los trabajadores.








