Spanish translation of What the International Marxist Tendency really stands for – Reply to the Lambertists (November 6, 2006)
La web In Defence of Marxism y la organización que la publica, la Corriente Marxista Internacional, pretenden proporcionar un análisis de la sociedad capitalista y de la lucha de clases que resulta de ella. Desarrollamos una perspectiva de hacia donde pensamos que va la sociedad y finalmente ofrecemos un programa a los trabajadores del mundo con el que combatir este sistema y, finalmente, conseguir una sociedad socialista, una sociedad donde la explotación y la injusticia se convertirán en cosas del pasado bárbaro y capitalista. Y en todos los países donde estamos presentes intervenimos activamente dentro del movimiento obrero para construir una genuina oposición de izquierdas marxista, cuyo objetivo final es el de ofrecer a la clase obrera una dirección revolucionaria.
Internacionalmente, hay muchas otras tendencias intentando ofrecer sus alternativas. Tenemos nuestras diferencias con muchas de éstas como se ilustra por nuestra aproximación al movimiento obrero, por nuestro método de trabajo y nuestras ideas fundamentales, que cualquiera puede acceder mirando la amplia variedad de artículos que hay en nuestra página web. Nuestros lectores pueden juzgar por sí mismos leyendo el material sobre los temas clave en cuestión. Sin embargo, ocasionalmente, nos encontramos no con “polémicas”, ni con verdaderos desacuerdos con nuestras ideas y métodos, sino con falsificaciones de nuestra posición. Creemos que si los activistas del movimiento quieren beneficiarse de cualquier intercambio de ideas, entonces al menos los implicados deben citar honestamente lo que realmente dicen y escriben sus oponentes.
Lo más fácil del mundo es levantar un hombre de paja para después tirarlo al suelo. Falsificar la posición de un oponente para después ridiculizar su posición no sirve para ningún propósito serio. No ayuda a los trabajadores ni a los jóvenes a comprender lo que realmente está en juego. Puede que al escritor le de un sentimiento de autosatisfacción, pero ciertamente no aumenta su reputación dentro del movimiento obrero. Deberíamos tener un debate honesto sobre lo que defendemos y responder a cualquier crítica verdadera de nuestras posiciones reales.
A Engels nunca se le habría ocurrido falsificar los argumentos de Dühring para anotarse puntos típicos de un debate barato. En todas las polémicas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky vemos una actitud de lo más escrupulosa a la hora de citar a sus oponentes. Por eso siempre daban citas amplias y nunca frases aisladas fuera de contexto para distorsionar las posturas de los que estaban respondiendo. La razón de esto es muy simple. Para una genuina tendencia marxista el objetivo de una polémica no es anotarse puntos ni insultar al otro, sino ELEVAR EL NIVEL TEÓRICO DE LOS CUADROS.
Un método deshonesto
En el pasado ocasionalmente hemos tenido que ocuparnos de críticas deshonestas, pero en general preferimos no entrar en polémicas con las sectas seudo-trotskistas enmascaradas como “Cuarta Internacional”. Estas organizaciones que vegetan en los márgenes del movimiento obrero están constantemente atacándose entre sí, en una atmósfera de denuncias histéricas. Esta marca de fraccionalismo histérico no tiene nada que ver ni con las ideas reales ni los métodos de León Trotsky, y tiende a alejar a los trabajadores y alejarse del trotskismo en general.
Normalmente ignoramos los ataques de las sectas, que realmente sólo se representan a sí mismas. Pero hay veces, no obstante, en que nos sentimos obligados a dejar las cosas claras. En la era de Internet es posible incluso para el grupo más insignificante poner en circulación las falsificaciones y malinterpretaciones más increíbles de nuestras posiciones. Por lo tanto, estamos obligados a gastar un poco de tiempo para explicar qué defendemos realmente. Desgraciadamente, en este artículo debemos ocuparnos de un caso de falsificación.
Por lo tanto, pedimos a nuestros lectores que tengan un poco de paciencia cuando dedicamos aquí algo de tiempo y espacio a responder a las calumnias, insinuaciones y flagrantes mentiras sobre la Corriente Marxista Internacional publicadas por el periódico en lengua francesa, La Verité (revista teórica de otro grupo que pretende ser la Cuarta Internacional) en su número 48 (nouvelle série) de febrero de 2006. El grupo que está detrás de esta publicación es más conocido como “lambertistas”, una de las muchas escisiones que surgió de los restos de la vieja Cuarta Internacional a finales de la Segunda Guerra Mundial, y es así como nos referiremos a ellos en este texto.
Los métodos deshonestos en las polémicas no educan a los cuadros sino más los maleducan. Este no fue el método del Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky, sino la escandalosa caricatura de Zinoviev y Stalin que destruyó el Partido Bolchevique y la Internacional Comunista. Y eso destruirá a las llamadas tendencias trotskistas que hace mucho tiempo abandonaron las ideas, los métodos y las tradiciones de Trotsky. La última escisión de la organización lambertista es una prueba más de esta afirmación.
La crisis de los lambertistas es sólo el último episodio de la ignominiosa desintegración de las sectas que surgieron de la degeneración de la Cuarta Internacional tras la muerte de Trotsky. En una u otra forma, todas estas organizaciones que proclaman en voz alta ser la Cuarta Internacional, están en crisis, divididas y en desintegración. Son totalmente incapaces de dar una explicación teórica a la mayoría de los fenómenos importantes del mundo actual, desde el colapso del estalinismo a la revolución venezolana. Sobre todo, son orgánicamente incapaces de orientar al movimiento real de las masas. Están condenados a ser un pie de página irrelevante en la historia.
La Corriente Marxista Internacional (CMI) es la única tendencia trotskista del mundo que ha demostrado su viabilidad, no sólo en la teoría, donde nuestro registro no es secundado por nadie, sino en la práctica, por nuestro trabajo sistemático y serio en la propagación de las verdaderas ideas del marxismo-leninismo (trotskismo) en las organizaciones de masas de la clase obrera. La CMI fue la única tendencia que explicó el significado real de la revolución venezolana e intervino activamente en ella. Este es un hecho que nadie puede poner en duda. Lo que molesta al compañero Lambert y a sus colegas es precisamente este hecho: que fuimos capaces de encontrar un camino a las masas, donde ellos (y todas las otras 57 variedades de “trotskismo”) han fracasado.
Son nuestros éxitos los que han provocado los furiosos ataques de las sectas. Los lambertistas acaban de perder la gran mayoría de su sección brasileña, que era la sección más grande e importante fuera de Francia. Parte de la razón de la escisión sin duda fue la total incapacidad de los dirigentes lambertistas de comprender la naturaleza de la revolución que se está desarrollando en América Latina. Adoptaron los mismos esquemas mecánicos y formalistas hacia la revolución venezolana que ha caracterizado toda su perspectiva durante décadas. Como resultado han sido totalmente incapaces de intervenir en la revolución.
Esto ha suscitado preguntas en la mente de sus militantes, especialmente en América Latina. Los compañeros de su sección brasileña hicieron un intento serio de establecer contactos con las tendencias revolucionarias de Venezuela, y esto les llevó a ponerse en contacto con la CMR, que está jugando un papel dirigente en el movimiento de fábricas ocupadas de Venezuela. Esta aparentemente fue la razón por la que fueron expulsados.
Después de haber visto como distorsionaban, tergiversaban y falsificaban completamente las posiciones políticas de la CMI, sólo podemos presumir que el grupo O Trabalho ha sido sometido a la misma escuela de falsificación, y expresamos nuestras simpatías hacia ellos. Y cómo el motivo de los ataques contra nuestra tendencia era el conflicto con la mayoría de la sección brasileña, comenzaremos clarificando la cuestión de nuestras relaciones con ellos.
Nuestras relaciones con O Trabalho
En su edición de mayo (nº 49-50), los lambertistas dedicaron medio periódico a los recientes acontecimientos que se han desencadenado dentro de la sección brasileña de su grupo internacional. Ahí repiten muchas de las calumnias que aparecían en el número de febrero. No deseamos entrar aquí en el conflicto que estalló en Brasil. Pero una de las principales acusaciones contra los dirigentes de su sección brasileña, conocido como grupo O Trabalho, era que habían estado colaborando en secreto con la CMI
Aquí tenemos un excelente ejemplo del tipo de histeria y paranoia que constituye la atmósfera habitual dentro de las sectas “trotskistas” en cada país. En lugar de tratar seriamente las diferencias políticas, que inevitablemente surgen de vez en cuando, los dirigentes inmediatamente detectan algún tipo de complot contra ellos. Reaccionan con estridentes acusaciones, ataques personales y medidas burocráticas. Esta es una receta acabada para las crisis internas y las divisiones. A los dirigentes no les importa el daño causado a la organización, mientras su autoridad personal esté salvaguardada.
En realidad, la acusación de colaboración fraccional entre O Trabalho y la Corriente Marxista Internacional es totalmente incierta. Nuestro contacto con los compañeros brasileños de O Trabalho se produjo como resultado del trabajo de nuestros compañeros venezolanos de la CMR. Ya hemos explicado, que hemos estado jugando un papel dirigente en el movimiento de fábricas ocupadas en Venezuela y por tanto, naturalmente, atrajimos la atención de Serge Goulart del grupo O Trabalho que es una figura dirigente dentro del movimiento de fábricas ocupadas de Brasil.
El compañero Goulart y los demás compañeros implicados en las fábricas ocupadas en Brasil estaban sufriendo un ataque del Estado. Hicieron un llamamiento público de solidaridad a los trabajadores de todo el mundo, también pidieron específicamente que ayudáramos en esta campaña. Respondimos a este llamamiento, cómo respondemos a cualquier petición de los trabajadores que están bajo ataque. Como resultado, los esfuerzos de www.marxist.com, muchos de nuestros compañeros trabajadores con posiciones en el movimiento obrero en sus respectivos países plantearon la cuestión y enviaron cartas de apoyo. Así es como empezó la conexión. ¿Cuánto hizo la internacional lambertista en nombre de sus compañeros brasileños? no estamos seguros. Pero nuestra impresión es que no demasiado.
Mientras tanto el conflicto entre la dirección internacional lambertista y su sección brasileña había llevado a la escisión. La dirección internacional de los lambertistas estaba poniendo en práctica una campaña furiosa contra la mayoría del grupo O Trabalho. En la edición de febrero de La Vérité había muchas referencias a la “tendencia Woods-Grant”, es decir, a la Corriente Marxista Internacional (CMI), bajo el título: “A propos de la politique du courant Grant-Woods“, y aquí principalmente trataremos de este artículo.
Como una indicación de los métodos sin escrúpulos utilizados por estos compañeros, comenzaron su ataque a la CMI atacando a otra tendencia que no tiene absolutamente nada que ver con nosotros. Señalaron con el dedo al llamado “Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional” (SUFI), la tendencia mandelista. La razón de esta flagrante distorsión es clara. Deseaban descargar sobre los hombres de la CMI algunas de las posiciones oportunistas adoptadas por el SUFI.
El método de La Vérité es el método de los estalinistas descrito por Trotsky como amalgama. Lo que aquí tenemos es un caso de culpabilidad por asociación, excepto que esta asociación se había establecido en los textos de los lambertistas y en ninguna otra parte. Lamentamos tener que informar a nuestros críticos lambertistas de que no tenemos nada que ver con esta organización y que no podemos ser responsables de lo que digan o hagan. Esta “confusión” de La Vérité no es un accidente (aunque es cierto que están confundidos sobre casi todo).
En Brasil los mandelistas tenían un ministro en el gobierno de Lula apoyando su política reaccionaria. Esto llevó a una escisión y ahora hay dos grupos apoyando al “Secretariado Unificado”. Esto es absolutamente característico del oportunismo orgánico de los mandelistas en general. Pero eso no tiene nada que ver con nuestra tendencia, que siempre se opuso a las ideas revisionistas de Mandel y compañía, y como resultado rompimos decisivamente con el SUFI en 1965 y desde entonces no hemos tenido contacto con esta organización.
El problema aquí es que los lectores de Le Vérité no saben nada sobre la CMI (la “Internacional Woods-Grant”) porque no saben la verdadera historia de la Cuarta Internacional. La Vérité quiere mantenerles en la ignorancia para extender deliberadamente mentiras y confusión. A propósito mezclan todo: Pablo, Mandel, Woods-Grant. Nuestra principal tarea es por tonto arrojar un poco de luz sobre la historia del movimiento, con la esperanza de que La Vérité pueda al menos comenzar a la altura de su nombre.
¿Cuándo degeneró la Cuarta Internacional?
Las raíces de la degeneración política y organizativa de la Cuarta Internacional se pueden remontar a la muerte de Trotsky. Todos los dirigentes de la Cuarta sin excepción: Pablo, Frank, Cannon, Mandel, Healy y Lambert (en la medida que estos dos últimos puedan ser considerados dirigentes en aquel momento) comparten la responsabilidad colectiva de esto. Pero eso es algo que Lambert ha ocultado cuidadosamente a su base durante décadas. Se les ha mantenido en la ignorancia de la historia real de la Internacional y en su lugar se ha alimentado una historia de hadas de que la Cuarta Internacional iba bien hasta 1953 cuando misteriosamente degeneró. Ha llegado el momento de poner fin a este cuento de hadas y decir la verdad. [Ver Apéndice al final de este artículo: Los orígenes del colapso de la Cuarta Internacional).
Trataremos más tarde la larga lista de distorsiones de nuestras posiciones actuales. Comenzaremos poniendo los hechos históricos en claro. El autor no se molesta en tratar seriamente la historia de la Cuarta Internacional. No se atreve a entrar en detalles porque el registro histórico sería muy embarazoso para Lambert. En lugar de tratar la cuestión adecuadamente, se limita modestamente a los pies de página. En estos pies de página, la “tendencia fundada por Ted Grant” es presentada como los “derechistas” dentro de la Cuarta Internacional al final de la Segunda Guerra Mundial.
¿Cuál es la justificación de esta acusación? ¿Dónde está la prueba documental, las citas, las resoluciones? Ni una sola prueba se presenta para hacer esta afirmación escandalosa. La razón es que no tienen realmente la más mínima base. Este no es el lugar para publicar una historia documentada de la Cuarta Internacional, pero en los próximos meses intentaremos tratar esta cuestión y volver a publicar los escritos del compañero Ted Grant, que serán totalmente demoledores con el mito de que la sección británica (PCR) representaba una “desviación a la derecha”. ¡Todo lo contrario! La historia demuestra claramente que sólo el PCR se mantuvo en la defensa de las ideas, los métodos y la política de Trotsky, mientras que la dirección oficial de la Cuarta se equivocó en todas las cuestiones fundamentales. Los errores de Pablo, Cannon, Mandel, Frank y compañía, fueron los que desmoralizaron a los cuadros de la Internacional y provocaron las crisis internas y escisiones que la destruyeron.
La línea totalmente incorrecta de los dirigentes de la Internacional es subrayada por Ted Grant en el Programa de la Internacional (Programme of the International May 1970; ésta y otras obras de ese período se pueden encontrar en el Archive Ted Grant, http://www.tedgrant.org/). Por supuesto, cualquiera puede cometer un error. Pero una dirección seria está preparada para escuchar las críticas, corregir los errores y aprender de ellos. El problema surge cuando una dirección no está dispuesta a admitir un error y continúa repitiendo los mismos errores. En este caso ya no estamos hablando de errores sino de una tendencia.
Una línea política incorrecta tarde o temprano se manifiesta en métodos organizativos incorrectos y un régimen interno insano. Muchas veces explicamos a la dirección de la Internacional que la única autoridad que puede tener es la autoridad política y moral. La dirección debe convencer a la militancia mediante el argumento paciente, no por medios burocráticos, la intimidación y las amenazas. Pero una dirección que carece de la autoridad política y moral necesaria inevitablemente recurrirá a métodos organizativos para intentar silenciar las críticas.
Cuando Lenin y Trotsky se pusieron a la cabeza de partidos comunistas de masas en los primeros días de la Internacional Comunista, siempre trataron las diferencias (¡y había muchas!) de una manera paciente. Nunca se les habría ocurrido tratar a los bordigistas o los alemanes y británicos de “izquierdas”, por ejemplo, recurriendo a ultimátum y expulsiones. Esa es una receta acabada para la destrucción de la Internacional. Esos fueron los métodos introducidos en la IC por Zinoviev y Stalin. La razón de esto es que eran incapaces de responder a las críticas con argumentos políticos leales. No tenía la autoridad moral ni política, por lo tanto, utilizaban los métodos organizativos para resolver problemas políticos.
Este fue el caso de los dirigentes de la Cuarta después de la muerte de Trotsky. Incapaces de responder a los argumentos de los compañeros británicos en el período de 1944-50, recurrieron a intrigas y maniobras organizativas. Es decir, adoptaron métodos zinovievistas. Nunca pudieron ganar la mayoría de la sección británica mediante una discusión democrática y por tanto maniobraron con una pequeña minoría encabezada por Gerry Healy para dividir la sección y expulsar a la mayoría. Estos son los mismos métodos que Lambert y Gluckstein están utilizando ahora para expulsar a la mayoría de su sección brasileña. ¿En primer lugar quién fue el responsable de estos métodos? Fue Pablo, junto con Cannon, Mandel, Frank y todos los demás llamados dirigentes de la Internacional. Lambert aprendió estos métodos de ellos, y ha demostrado ser un alumno aventajado de la escuela de Pablo.
Cannon, a pesar de sus fallos, probablemente era el mejor de ellos. Al menos fue un dirigente obrero y jugó un papel importante en reunir a los primeros cuadros trotskistas durante los primeros días de la Oposición de Izquierdas. Pero Cannon nunca fue un teórico. Era un organizador y un agitador. Y aunque Trotsky apoyó la postura política de la mayoría del SWP contra la oposición pequeño burguesa de Schachtman, nunca consintió los métodos organizativos de Cannon, que necesariamente llevaron a la escisión. Incluso antes de la guerra, Cannon solía utilizar métodos organizativos zinovievistas contra nuestra tendencia (ver Historia del trotskismo británico, History of British Trotskyism). Estos métodos inevitablemente destruirán cualquier organización que los utilice. El destino del SWP norteamericano y de toda la Internacional representó una advertencia seria a este respecto.
Mientras Trotsky estuvo vivo, era impensable que en la Internacional se toleraran los métodos zinovievistas. Pero después de su muerte, los dirigentes arrogantes y pretenciosos de la Cuarta Internacional abandonaron el método paciente de explicación que siempre el Viejo utilizó a favor de la “mano dura”. Lenin en cierta ocasión avisó a Bujárin, cuando éste era presidente de la IC: “Si quieres obediencia, tendrás tontos obedientes”. Pablo, Cannon, Mandel y Frank no podían tolerar las críticas (como hoy ocurre con Lambert y Gluckstein). Cuando las posiciones del PCR demostraron ser correctas, una tras otra (China, Europa del Este, Europa Occidental, Yugoslavia, etc.,), reaccionaron fomentando la división en la sección británica, utilizando a su agente, Gerry Healy. El PCR fue expulsado y destruido por estos métodos zinovievistas, métodos que no tenían nada en común con los de Trotsky sino que fueron copiados fielmente por Lambert ¡de Pablo!
Perspectivas incorrectas
En un pie de página del artículo de los lambertistas leemos lo siguiente:
“Después del colapso del PCR, Grant y sus seguidores desarrollaron ciertas ideas que compartían con los pablistas, en particular que las fuerzas productivas tenían capacidad para desarrollarse, eso les llevó a sostener que la socialdemocracia tenía un futuro histórico”.
Esta pequeña nota consigue incluir un error en cada una de sus frases, y algunas veces dos. El PCR no “colapsó”. Como hemos explicado fue destruido deliberadamente por la dirección “pablista” que era seguida fielmente por personas como Pierre Lambert y Gerry Healy en aquel momento. Contrariamente al absurdo mito extendido asiduamente por Lambert, el PCR no era “pablista” sino que (a diferencia de Lambert) se oponía implacablemente a la línea de Pablo y el resto de los dirigentes de la Internacional. El pablista británico original en realidad era Gerry Healy. En Gran Bretaña, Healy era el seguidor más abnegado de Pablo y seguía fielmente todas sus instrucciones de maestro desde París. En una ocasión incluso “recibió la linea politica” por telegrama (ver los detalles en Historia del trotskismo británico).
En realidad, Pablo y su títere Healy no tenían casi apoyo dentro de la sección británica. Todas las intrigas de la dirección internacional no tuvieron efecto sobre los militantes, con una composición mayoritariamente proletaria, que permaneció fiel a las ideas y métodos de Trotsky que eran defendidas por Ted Grant y la dirección del PCR. Por eso la dirección de la Internacional decidió hundir a la sección británica. Su consigna siempre fue la misma: “dominio o ruinas”. Esa es también la consigna de Lambert y Gluckstein. Por eso han perdido su sección brasileña. Por eso nunca construirán una internacional revolucioanria seria ni en mil años.
El autor después continúa diciendo (sin ni siquiera sonrojarse): “Grant y sus seguidores desarrollaron ciertas ideas que compartían con los pablistas”. ¡Esto realmente ya es algo! Si el PCR realmente tenía tanto en común con Pablo y compañía, ¿por qué el último nos expulsó sin ceremonias de la Internacional? Aquí dejamos atrás el universo racional y entramos en el mundo de cuento de hadas de Alicia en el país de las maravillas, donde todo está al revés.
El registro histórico demostrará que, en realidad, Ted Grant no tenía NADA en común con las ideas y perspectivas defendidas por Pablo, Mandel, Cannon, Healy y Lambert. Estas perspectivas eran cien por cien incorrectas y socavaron la autoridad de la Cuarta Internacional, no sólo entre los trabajadores avanzados que miraban a Trotsky con cierta simpatía, sino entre los cuadros del propio movimiento trotskista. Aquí tenemos la causa real de la degeneración y el colapso de la Cuarta Internacional. La escisión de 1953 no fue el punto de partida de la degeneración sino su resultado inevitable. Toda la lamentable historia de esa organización desde entonces ha sido una crisis y escisión tras otra.
¿Cuáles eran las perspectivas defendidas por Pablo y compañía, con el total apoyo de Lambert y Healy, después de la Segunda Guerra Mundial? Ellos tenían la idea de una recesión inmediata, de guerra y revolución. Negaron cualquier posibilidad, ni siquiera una estabilización temporal del capitalismo en Europa y en su lugar defendían la perspectiva de la dictadura y el bonapartismo. De estas perspectivas derivan unas tácticas determinadas. Pablo y los demás plantearon la táctica del entrismo profundo (“entrismo sui generis”), es decir, los trotskistas debían entrar inmediatamente en los partidos socialdemócratas y estalinistas, que, según esta perspectiva, inmediatamente entrarían en crisis, permitiendo a los trotskistas formar de la noche a la mañana partidos de masas de la Cuarta Internacional.
Cada una de estas proposiciones fue falsificada por la marcha de los acontecimientos. Ellos se basaban en una incomprensión total de lo que Trotsky había escrito en 1938, cuando dijo que en diez años no quedaría piedra sobre piedra de las viejas internacionales (es decir, la socialdemocracia y el estalinismo), y la Cuarta Internacional se convertiría en la fuerza decisiva del planeta. Pero como ocurre con cualquier perspectiva, este pronóstico tenía un carácter provisional. Las perspectivas marxistas no son proyecto al que se deben amoldar los acontecimientos. Esa es una concepción idealista que no tiene nada en común con la dialéctica materialista. Los marxistas deben estudiar cuidadosamente la situación objetiva y actualizar constantemente sus perspectivas. Nuestras perspectivas deben ser examinadas a la luz de la experiencia, modificadas o, si fuera necesario, rechazadas, sobre la base de la experiencia.
Trotsky basó su perspectiva de 1938 en una analogía aproximada con la situación que se desarrolló tras la Primera Guerra Mundial. Pero la guerra es la más complicada de las ecuaciones, como señaló Napoleón. La Segunda Guerra Mundial se desarrolló de una forma que ni siquiera un genio como Trotsky podía haber previsto. En particular, las espectaculares victorias del Ejército Rojo cambiaron todo. A propósito, las perspectivas de Stalin, Hitler, Roosevelt y Churchill también quedaron destrozadas por el desarrollo de los acontecimientos. No tenemos espacio aquí para tratar esto con más detalle. Pero un análisis de los acontecimientos del capitalismo mundial después de 1945 se puede encontrar en los escritos de Ted Grant, particularmente en ¿Habrá una recesión? (1960). [Will There be a Slump?]
Para decirlo sinceramente: los entonces dirigentes de la Cuarta Internacional no entendieron en absoluto la verdadera situación objetiva que surgió de la Segunda Guerra Mundial, y debido a su perspectiva equivocada destruyeron la Cuarta Internacional. El establecimiento de estados obreros deformados en los países de Europa del Este y la victoria del Ejército Rojo chino planteó nuevos problemas teóricos para la Cuarta, y una vez más la dirección reveló su total incapacidad de comprender lo que estaba ocurriendo. Al principio, sostuvieron que Europa del Este y China eran regímenes capitalistas. Después, sin ninguna explicación teórica de su posición pasada, dieron un giro de ciento ochenta grados. De la noche a la mañana, declararon que la Yugoslavia de Tito después de la ruptura con Stalin era un estado obrero sano. Este fue el método de impresionismo político zinovievista, vacilaciones teóricas constantes, cambio de línea sin ninguna explicación, pasar de la A a la Z y dar marcha atrás de nuevo.
La posición de Ted Grant
La resolución adoptada por la pre-Conferencia Internacional de la Cuarta Internacional en abril de 1946 (The New Imperialist Peace and the Building of the Parties of the Fourth International – April 1946), estaba impregnada de la perspectiva equivocada de una inminente crisis revolucionaria, la imposibilidad de una recuperación económica general del capitalismo y por tanto eso ilustraba las excelentes posibilidades para desarrollar las fuerzas de la Cuarta Internacional. Todo este rumbo era equivocado y finalmente llevó a una crisis tras otra de la organización, y a su colapso final.
Estuvieron igualmente equivocados en las perspectivas para el estalinismo y la URSS. En 1946 las perspectivas de la entonces dirección de la Cuarta Internacional era que a través de la presión combinada económica, política y diplomática y las amenazas militares del imperialismo estadounidense y británico”, el régimen estalinista en la Unión Soviética colapsaría. Ocurrió exactamente lo contrario. Ted Grant, junto con la dirección del PCR, intentó corregir este pronóstico equivocado. En nuestra página web está toda la documentación histórica para esta y otras cuestiones.
El PCR británico veía que, debido a la nueva correlación de fuerzas en Europa provocada por la victoria del Ejército Rojo, y debido a la correlación de fuerzas de clase, era imposible para la clase dominante imponer inmediatamente la reacción. Los compañeros británicos caracterizaron los regímenes en Europa Occidental (Francia, Bélgica, Holanda, Italia) como régimen de contrarrevolución en una forma democrática, mientras que otros como Pierre Frank insistían en la perspectiva de dictadura bonapartista en Europa Occidental.
Ted Grant, el principal teórico del PCR, intentó corregir las posiciones equivocadas de la entonces dirección de la “Cuarta Internacional”. Para más detalles de esto sugerimos la lectura de todos los artículos que se pueden encontrar en nuestra sección sobre la Cuarta Internacional, [Fourth International] En aquel periodo, en respuesta a Pierre Frank, Ted escribió: “Entre los cuadros de la Cuarta Internacional hay compañeros que no han aprendido suficientemente esta lección. Continúan viviendo de los “beneficios de unas cuantas abstracciones preparadas en lugar de concretar o rectificar parcialmente las generalizaciones anteriores”. Esa fue la raíz del problema.
La dirección ignoró los argumentos de la sección británica y mantuvo ciegamente su posición equivocada. En vano, los compañeros británicos señalaron el cambio de situación y la necesidad de revisar las perspectivas. En vano, señalaron los síntomas de una recuperación económica después de la guerra. Inútilmente, explicaron a los dirigentes de la Internacional que debido al gobierno laborista de la posguerra en Gran Bretaña, que estaba llevando a cabo la mayor parte de su programa, las condiciones para la entrada en el Partido Laborista estaban ausentes. Todos los argumentos del PCR cayeron en oídos sordos. Era tal la estupidez de estos caballeros que cuando a uno de los representantes del SWP estadounidense le preguntaron por el pronóstico que hizo Trotsky en 1938 de que en diez años no quedaría piedra sobre piedra de la socialdemocracia y el estalinismo, él respondió diciendo ¡que todavía quedaba un año para que se pudiera cumplir esa perspectiva!
En su Carta Abierta al BSFI (Septiembre/Octubre 1950), [Open Letter to B.S.F.I.September/October 1950 ] Ted Grant subrayaba la nueva situación mundial que surgía de la guerra y avisó a la Internacional:
“Estos factores han resultado en un proceso sin paralelo, que no podía haber sido previsto por ninguno de los maestros marxistas; la extensión del estalinismo como un fenómeno social en más de la mitad de Europa, además del subcontinente chino y con la posibilidad de la extensión a toda Asia.
“Esto plantea nuevos problemas teóricos que deben ser abordados por el movimiento marxista. En condiciones de aislamiento y escasez de fuerzas, los nuevos factores históricos podrían incluso llevar a una crisis teórica del movimiento, planteando el problema de su misma existencia y supervivencia”.
No hay la más mínima duda de que si Trotsky todavía hubiera vivido en 1945 inmediatamente habría visto la necesidad de revaluar la situación a la luz de los acontecimientos. Pero los llamados dirigentes de la Cuarta fueron incapaces de hacer esto. Simplemente no estuvieron a la altura de las tareas planteadas por la historia. Para ellos, las cuestiones eran muy simples: todo lo que tenían que hacer era repetir como una mantra lo que Trotsky había escrito en 1938. Es decir, trataron las perspectivas no de una forma marxista sino metafísica. Repitieron servilmente las palabras de Trotsky sin comprender el método de Trotsky. De la misma manera que un papagayo repetirá los sonidos que parecen un discurso humano pero sin el más mínimo entendimiento de su significado.
El hecho es que cada una de las posiciones defendidas por la dirección “pablista” de la Cuarta después de la guerra, y apoyada servilmente por Lambert y Healy, demostraron estar equivocadas, y cada una de las posiciones básicas defendidas por Ted Grant y el PCR demostró ser correcta. Eso es lo que Lambert y Gluckstein no pueden tolerar. Por eso han intentando durante tanto tiempo ocultar los hechos y falsificar la historia de la Cuarta Internacional a sus seguidores. Por eso distorsionan consistentemente nuestras posiciones y las tergiversan en miserables pies de página. Una tendencia que se basa en la falsificación se convertirá ella misma en un miserable pie de página en la historia. Como señaló Trotsky, la locomotora de la historia es la verdad y no las mentiras.
El ciclo económico y la lucha de clases
Nuestro cordial amigo atribuye al PCR “en particular la posición de que las fuerzas productivas tenían la capacidad de desarrollarse, que las llevaría a mantener que la socialdemocracia tenía un futuro histórico”.
El autor de estas líneas puede que sea un analfabeto político pero seguramente ¿no existía necesidad de maltratar la lógica, el idioma francés ni tampoco el marxismo? ¿Qué se supone significa este galimatías? Las fuerzas productivas siempre tienen la “capacidad” de desarrollarse, de la misma forma en que la mayoría de los hombres y mujeres tienen la “capacidad” de pensar. Se manifieste esto o no en un desarrollo real de la producción o en individuos que realmente piensan es otra historia. En el caso de los lambertistas, la última proposición puede estar abierta a dudas serias.
Como hemos visto, los líderes de la Cuarta tenían una perspectiva totalmente falsa después de 1945, NO SÓLO EN ECONOMÍA SINO EN TODO LO DEMÁS. Nuestro amistoso crítico selecciona sólo una cuestión (el desarrollo de las fuerzas productivas) donde imagina (incorrectamente) que está en un terreno seguro, olvidando todo lo demás. Pablo, Mandel y compañía pronosticaron una inmediata recesión (y una guerra inmediata, bonapartismo y revolución). Debemos hacer a nuestro crítico una pregunta directa: ¿ESTAS PERSPECTIVAS ERAN CORRECTAS, SÍ O NO? Sólo hay una respuesta posible: estas perspectivas no tenían en absoluto nada que ver con la situación real. Estaban equivocadas desde la primera hasta la última línea. No es útil en absoluto intentar recurrir al sofismo para escabullirse de este hecho, que es difícil de aceptar para Lambert, ya que él (a diferencia de Ted Grant) no sólo compartió “ciertas ideas” con los pablistas, sino que estuvo en total acuerdo con todas estas ideas.
No es posible separar ni uno solo de los elementos (las fuerzas productivas) de lo que era una perspectiva totalmente incorrecta. Su perspectiva de una recesión inmediata sólo era parte de su ausencia general de comprensión de los procesos reales que se estaban desarrollando a escala mundial. Los dirigentes de la Cuarta Internacional negaban cualquier posibilidad de recuperación económica y, consecuentemente, estaban pronosticando una revolución (o dictadura bonapartista, o guerra…) en cada esquina. Previeron el colapso de la Unión Soviética, cuando en realidad el régimen estalinista en Rusia había emergido enormemente fortalecido de la guerra.
Uno de los principales debates inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial fue: ¿existía alguna posibilidad de un boom o recuperación del capitalismo? Cannon, Mandel, Pablo, Healy y otros dirigentes de la entonces Cuarta Internacional, se basaron en una interpretación totalmente formalista de la declaración (correcta) de Trotsky de que el capitalismo estaba en su “agonía mortal”. Interpretaron esto (incorrectamente) para decir que por lo tanto no había margen para una recuperación económica después de la guerra.
Esta postura divergía totalmente del método marxista. Lenin respondió a esto por adelantado, cuando polemizando contra los llamados comunistas de izquierda en la IC señalaba que no existía esa cosa llamada “crisis final del capitalismo”. Mientras la clase obrera no lo derrocara, el capitalismo siempre encontraría una salida incluso a la crisis más profunda. Él y Trotsky ni siquiera descartaban, como una posibilidad teórica, que el capitalismo pudiera experimentar un auge considerable en el futuro, si el proletariado no mostraba una salida a través de la revolución socialista.
¿Cómo planteó Trotsky la cuestión de la lucha de clases y el ciclo económico? En su artículo Flujos y Reflujos, escrito en 1921, hace la siguiente observación:
“El mundo capitalista entra en un período de ascenso industrial. Los booms se alternan con las depresiones. Una ley orgánica de la sociedad capitalista. El actual boom de ninguna manera indica el establecimiento de un equilibrio en la estructura de clase. Una crisis frecuentemente favorece el surgimiento de estados de ánimo anarquistas y reformistas entre los trabajadores. El boom ayudará a unificar a las masas trabajadoras”. (Los cinco primeros años de la Internacional Comunista. Vol. 2. p. 74. En la edición inglesa).
¿Qué conclusiones sacó Trotsky de la recuperación económica? ¿Llegó a la conclusión de que eso significaba el final de la lucha de clases? ¿Significaba la victoria inevitable del reformismo o una “desviación derechista” como señala nuestro crítico lambertista? ¡Muy alejado de eso! Podemos ver en la cita anterior cuál era la posición de Trotsky. A diferencia de Pablo y Lambert, Trotsky tenía una actitud marxista hacia las perspectivas económicas. La idea de que la recesión simplemente significaría una revolución y que un boom una contrarrevolución es totalmente incorrecta. Es típico del formalismo antidialéctico que es un rasgo inevitable del pensamiento de los sectarios ultraizquierdistas en cada período.
Trotsky tuvo que explicar a los “izquierdistas” el ABC del marxismo. La relación entre el ciclo económico y la lucha de clases no es directa ni mecánica como imaginan los izquierdistas, sino contradictoria y dialéctica. Él explica de una forma equilibrada que un boom puede tener efectos positivos al cohesionar a la clase obrera, curar las heridas de las derrotas pasadas y aumentar su confianza. Dejemos que sea el mismo Trotsky quien hable:
“La prensa capitalista está celebrando con resonar de tambores sus éxitos en la ‘rehabilitación’ económica y las perspectivas de una nueva época de estabilidad capitalista. Este éxito tiene tan poca base como los temores complementarios de los ‘izquierdistas’ que piensan que la revolución debe surgir del agravamiento ininterrumpido de la crisis. En realidad, mientras que la prosperidad comercial e industrial que se aproxima implica económicamente nuevas riquezas para los círculos superiores de la burguesía, todas las ventajas políticas serán para nosotros. Las tendencias hacia la unificación dentro de la clase obrera son sólo una expresión de la creciente voluntad de acción. Si los trabajadores están exigiendo hoy que, en pos de la lucha contra la burguesía, los comunistas lleguemos a un acuerdo con los Independientes y con los socialdemócratas, más adelante -en la medida que el movimiento crezca hasta alcanzar una amplitud de masas- estos mismos trabajadores se convencerán de que sólo el Partido Comunista les ofrece el liderazgo en la lucha revolucionaria. La primera oleada de la marea lleva hacia arriba a todas las organizaciones obreras, empujándolas hacia un acuerdo. Pero el mismo destino aguarda a los socialdemócratas y a los independientes: serán alcanzados uno tras otro por las próximas oleadas de la marea revolucionaria.
“¿Significa esto – al revés de lo que piensan los partidarios de la teoría de la ofensiva – que no es la crisis sino la próxima recuperación económica la que va a llevar directamente a la victoria del proletariado? Una afirmación tan categórica sería infundada. Ya hemos mostrado más arriba que no existe una interdependencia mecánica, sino dialéctica y compleja, entre la coyuntura y el carácter de la lucha de clases. Basta para comprender el futuro que estamos entrando en el período de recuperación muchísimo mejor armados que lo que estábamos cuando entramos en el período de crisis. En los países más importantes del continente europeo tenemos poderosos partidos comunistas. El quiebre en la coyuntura indudablemente nos abre la posibilidad de una ofensiva, no sólo en el campo económico, sino también en la política. Es una tarea inútil dedicarnos ahora a especulaciones sobre hasta dónde llegará esta ofensiva. Apenas está comenzando, apenas está saltando a la vista.
“Un sofista podría plantear la objeción de que si nosotros creemos que la recuperación industrial ulterior no necesariamente nos llevará directamente a la victoria, entonces comenzará obviamente un nuevo ciclo industrial, lo cual significa otro paso hacia la restauración del equilibrio capitalista. En ese caso, ¿no se estaría realmente ante el peligro del surgimiento de una nueva época de recuperación capitalista? A esto se podría contestar así: Si el Partido Comunista no crece; si el proletariado no adquiere experiencia; si el proletariado no resiste en una forma revolucionaria más audaz e irreconciliable; si no consigue pasar en la primera oportunidad favorable de la defensiva a la ofensiva; entonces la mecánica del desarrollo capitalista, con el complemento de las maniobras del estado burgués, sin duda lograría cumplir su trabajo en el largo plazo. Países enteros serán arrojados violentamente a la barbarie económica; decenas de millones de seres humanos perecerían de hambre, con desesperación en sus corazones, y sobre sus huesos sería restaurado algún nuevo tipo de equilibrio del mundo capitalista. Pero tal perspectiva es pura abstracción. En el camino especulativo hacia este equilibrio capitalista, hay muchos obstáculos gigantescos: el caos del mercado mundial, el desbaratamiento de los sistemas monetarios, el dominio del militarismo, la amenaza de guerra, la falta de confianza en el futuro. Las fuerzas elementales del capitalismo están buscando vías de escape entre pilas de obstáculos. Pero estas mismas fuerzas elementales fustigan a la clase trabajadora y la impulsan hacia delante. El desarrollo de la clase trabajadora no cesa, incluso cuando ésta retrocede. Porque, mientras pierde posiciones, acumula experiencia y consolida su partido. Marcha hacia adelante. La clase trabajadora es una de las condiciones del desarrollo social, uno de los factores de este desarrollo, y por sobre todas las cosas su factor más importante, porque personifica el futuro.
“La curva básica del desarrollo industrial está buscando rutas hacia arriba. El movimiento se torna complejo por las fluctuaciones cíclicas, que en las condiciones de postguerra se parecen más a espasmos. Es naturalmente imposible prever en qué punto del desarrollo se producirá una combinación de condiciones objetivas y subjetivas tales como para producir un cambio revolucionario. Tampoco es posible prever si esto ocurrirá en el curso de la actual recuperación, en su comienzo, o hacia su fin, o con la llegada de un nuevo ciclo. Es suficiente para nosotros comprender que el ritmo del desarrollo depende en gran medida de nosotros, de nuestro partido, de sus tácticas. Es de la mayor importancia tomar en cuenta el nuevo viraje en la economía que puede abrir un nuevo estadio en la fusión de las filas y en preparar una ofensiva victoriosa. Porque que el partido revolucionario comprenda qué es lo que está sucediendo, implica ya de por sí un acortamiento de los tiempos y un adelantamiento de las fechas”. (Ibíd. pp. 83-84).
¿No está perfectamente claro? Trotsky explica la relación dialéctica compleja entre el ciclo económico y la lucha de clases, que se condicionan mutuamente, pero no de una forma mecánica. Es posible que una recesión pueda desmoralizar a los trabajadores y posponer los acontecimientos revolucionarios durante varios años. La recesión económica que siguió a la derrota de la revolución de 1905 en Rusia tuvo este efecto y Trotsky, correctamente, pronosticó que sería necesaria una recuperación económica antes de que los trabajadores tomaran de nuevo el camino de la revolución. Esto es precisamente lo que ocurrió en el período de 1911-14.
Debería observarse que Trotsky en los párrafos anteriores plantea la posibilidad teórica de un futuro período de auge del capitalismo (“una nueva época de recuperación capitalista”), si los partidos comunistas no consiguen tomar el poder. Consideraba esto como improbable – una perspectiva abstracta ‑ porque la perspectiva era de revoluciones socialistas triunfantes dirigidas por la Internacional Comunista. En 1921 la posibilidad de una degeneración burocrática de la revolución rusa no era una consideración ni siquiera remota. Pero el aislamiento de la Revolución de Octubre en unas condiciones de atraso material y cultural extremo (debido a las traiciones de la socialdemocracia europea), llevó a la degeneración estalinista, que socavó la IC como un instrumento de la revolución socialista. Esto, a su vez, llevó a la derrota de la revolución en China, Alemania, España, etc., que llevó, a su vez, directamente a la Segunda Guerra Mundial.
La forma equilibrada en que Trotsky (y también Lenin, que tenía la misma posición) trató esta cuestión contrasta totalmente con el infantilismo de los “Comunistas de Izquierda”, cuyo método era una vulgarización mecánica del marxismo. Los “izquierdistas” negaban cualquier posibilidad de recuperación de las fuerzas productivas, considerando esta idea como equivalente a una capitulación ante el reformismo y la socialdemocracia. Atacaron tanto a Lenin como a Trotsky como “derechistas” por el crimen de explicarles los hechos de la vida. Pero los acontecimientos posteriores demostraron que Lenin y Trotsky tenían razón y que los “Comunistas de Izquierda” estaban completamente equivocados.
Como una nota al pie de página deberíamos añadir que, a pesar de la seriedad de sus diferencias políticas, a Lenin y Trotsky nunca se les habría ocurrido proponer la expulsión de los “izquierdistas” o utilizar el formidable aparato de la Internacional Comunista para callarles. Utilizaban el debate político para educar a los cuadros de la Internacional y respondían a los argumentos de sus oponentes con paciencia. Eso era la manera correcta, leninista, de hacer frente a las diferencias dentro de la organización. El método de Lambert-Gluckstein no lo es.
“¡Decir lo que es!”
La situación que surgió después de 1945 no era como la situación posterior al final de la Primera Guerra Mundial. Las victorias del Ejército Rojo y la oleada revolucionaria que recorrió Europa obligaron al imperialismo estadounidense a apuntalar el capitalismo europeo por temor al “comunismo”. Por otro lado, contrariamente a la predicción de Trotsky de 1938, las viejas organizaciones de la socialdemocracia y el estalinismo consiguieron situarse al frente del movimiento y descarrilarlo. La contrarrevolución se llevó a cabo de una forma democrática (como ocurrió en Alemania en 1918-20).
Esta fue la precondición política para la recuperación económica y la estabilización del capitalismo, que reforzó el control de la socialdemocracia sobre las masas en Gran Bretaña y otros países. Por otro lado, las victorias del estalinismo en Europa del Este y China, siguiendo a las victorias espectaculares del Ejército Rojo durante la guerra, aumentaron entre las masas las ilusiones en el estalinismo. Contrariamente a las expectativas de Trotsky, el estalinismo y el reformismo salieron reforzados durante todo un período histórico.
Ted Grant explica las razones del auge de la posguerra en el capitalismo con los siguientes términos.
“¿Cuáles son las razones básicas de los acontecimientos acaecidos en la economía mundial durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial?
- “1) El fracaso político de los estalinistas y los socialdemócratas, en Gran Bretaña y en Europa Occidental, que creó un clima político favorable para la recuperación del capitalismo.
- 2) Los efectos de la guerra en la destrucción de bienes de consumo y capital crearon un gran mercado (la guerra tiene efectos similares -aunque más profundos- en la destrucción de capital que una recesión). Estos efectos según las estadísticas de la ONU no desaparecieron hasta 1958.
- 3) El Plan Marshall y la otra ayuda económica destinada a la recuperación económica de Europa Occidental.
- 4) El enorme aumento de la inversión en la industria.
- 5) El surgimiento de nuevas industrias: plásticos, aluminio, cohetes, electrónica, energía atómica…
- 6) El aumento de la producción de las nuevas industrias -químicas, fibras artificiales, cauchos sintéticos, plásticos, rápido aumento de los metales ligeros, aluminio, magnesio, electrodomésticos, gas natural, energía eléctrica, actividad de la construcción.
- 7) Las enormes cantidades de capital ficticio creadas por el gasto en armamentos y que alcanzó el 10 por ciento del ingreso nacional en Gran Bretaña y EEUU.
- 8) El nuevo mercado para el capital y productos de ingeniería, creado por la debilidad del imperialismo en los países en vías de desarrollo, proporcionando a la burguesía local la oportunidad de desarrollar la industria a una escala no vista hasta entonces.
- 9) Todos estos factores interactuaron entre sí. El aumento de la demanda de materias primas, a través del desarrollo de la industria en los países metropolitanos a su vez influye en los países subdesarrollados y viceversa.
- 10) El aumento del comercio entre los países capitalistas, especialmente en bienes de capital y productos de ingeniería, debido al aumento de la inversión económica actuó en ese momento como un estímulo.
- 11) El papel de la intervención estatal en el impulso de la actividad económica”. (Ted Grant. ¿Habrá una recesión?).
¿Cómo tratan los dirigentes de la Cuarta esta situación? No entendieron nada. Sus argumentos eran como una copia al carbón de los llamados Comunistas de Izquierda en el período de 1920-1924. Afirmaban categóricamente que la economía mundial seguiría “estancada o en recesión”. Incluso cuando los hechos estaban ante sus narices, y la economía capitalista comenzaba a recuperarse, ellos se negaron a tener esto en cuenta. Tan tarde como en 1947, cuando ni una sola persona seria negaría que en Europa había una recuperación económica, todavía se negaban a reconocer su error. Entonces, en un intento de cubrirse las espaldas, proclamaron que, aunque había cierto crecimiento económico (¡difícilmente podían decir otra cosa!), el capitalismo no podría alcanzar el nivel de producción conseguido antes de la guerra.
Esta fue una afirmación totalmente arbitraria y acientífica, no fundada ni en la teoría económica marxista ni en los hechos. Simplemente era un intento de salvar la cara a la luz de la situación objetiva que estaba en abierto conflicto con sus predicciones. Para estas personas, la cuestión más importante no era la educación de los cuadros sino sólo el mantenimiento del prestigio de los dirigentes: ¡una política desastrosa con unos resultados desastrosos! En la práctica el “tope” del crecimiento de las fuerzas productivas que ellos habían planteado era tan ligero que pronto se rompió y el capitalismo entró en un auge económico que duró más de dos décadas.
Si el marxismo fuera una colección de fórmulas preconcebidas en lugar de un método científico, entonces todo pequeño sectario a lo largo de la historia sería tan grande como Marx, Engels, Lenin y Trotsky juntos. Pero las cosas no son tan sencillas. Los marxistas británicos, reunidos alrededor de la dirección del PCR, utilizando el método de Marx, Engels, Lenin y Trotsky cuestionaron esta posición y fueron los primeros en señalar que el capitalismo mundial estaba entrando en un período de recuperación. Ellos explicaron la necesidad de reorientar las fuerzas de la Cuarta Internacional sobre la base de un análisis de lo que realmente estaba sucediendo.
Las fuerzas productivas
En esta cuestión Pierre Lambert desarrolló una variedad muy extraña de equivocación sectaria. Él y sus seguidores simplemente se pegaron a la posición previa de negar la existencia de desarrollo alguno de las fuerzas productivas. Asombrosamente se aferraron a esta posición hasta ese mismo día. Parecían temer la idea de que las fuerzas productivas podían realmente desarrollarse, por si esto llevaba a la conclusión de que era imposible la revolución. Esta conclusión estaba totalmente injustificada. Es una caricatura mecánica del marxismo que fue hace tiempo respondido por Lenin y Trotsky, como hemos visto.
Marx explicó hace tiempo que es el mismo desarrollo de las fuerzas productivas lo que hace inevitable la revolución. Eso fortalece a la clase obrera y al final aumenta las contradicciones dentro del sistema. El desarrollo de las fuerzas productivas en Europa desde 1945, es verdad, causó serios problemas para el movimiento revolucionario. Fueron las bases objetivas para el aislamiento de la vanguardia proletaria y el declive de la Cuarta Internacional. Pero también tuvo el efecto de fortalecer a la clase obrera, curar las cicatrices de las derrotas del pasado. Fue reduciendo despiadadamente el campesinado en Italia, Francia, España y Alemania, y haciendo eso ha debilitado la base social de la reacción.
El enorme desarrollo de las fuerzas productivas en China en el momento actual, por el fortalecimiento del proletariado, está creando unas condiciones para un poderoso auge revolucionario en el próximo período. No se debe olvidar que la mayor huelga general de la historia, en Francia en 1968, llegó en el pico del auge económico de la posguerra. Esta es una prueba suficiente que no es necesario en absoluto negar la posibilidad de desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo para mantener una política y perspectiva revolucionarias.
Los dirigentes del PCR fueron los únicos que se mantuvieron un rumbo firme basado en las ideas reales de Lenin y Trotsky. Por este “crimen” ahora somos atacados por nuestros amigos de París como “derechistas”. Esto no es casualidad. Como ya hemos visto, los comunistas de “izquierda” también describieron a Lenin y Trotsky como “derechistas”, y por exactamente la misma razón. Marx tenía bastante razón cuando dijo que la historia se repite, primero como tragedia, después como farsa. Los comunistas de “izquierda” hicieron mucho daño con sus tácticas y política ultraizquierdistas, como la “teoría de la ofensiva” que llevó a una seria derrota de la clase obrera alemana en 1921. Eso fue una tragedia. Pero las payasadas de Lambert, Healy, Pablo, Cannon y Frank eran sólo una farsa. Ellos no tenían influencia en la clase obrera que tenían los “izquierdistas” alemanes para probar en la práctica sus “teorías”. Con la sabiduría que da el tiempo pasado, quizás no fue algo tan malo.
El largo período de auge económico duró hasta la primera recesión seria de 1973-74. Durante todo un período, al menos en los países capitalistas desarrollados, el capitalismo estuvo en situación de dar grandes concesiones y reformas a los trabajadores (sistema nacional de salud, planes de pensiones, etc.,). En esta situación simplemente repetir que el capitalismo no puede recuperarse y que la revolución está a la vuelta de la esquina era una bofetada en la cara de la realidad. De este modo, desorientaron totalmente a los cuadros de la Cuarta Internacional.
Lenin en cierta ocasión dijo que un ultraizquierdista es un oportunista que teme su propio oportunismo. Esto es confirmado por toda la evolución de todas las tendencias que surgieron de la vieja dirección de la Cuarta Internacional. Durante las décadas pasadas hemos visto combinaciones concebibles (y algunas inconcebibles) de desviaciones ultraizquierdistas y oportunistas. Estos grupos constantemente giran del ultraizquierdismo al oportunismo y viceversa. Después de haber comenzado con una caricatura de la posición de Trotsky asumiendo que cada punto y coma que el Viejo escribió eran literalmente correctos, después llegaron a la conclusión de que las “viejas ideas” eran inútiles y sin ningún tipo de ceremonia las desecharon. Un caso extremo fue el SWP estadounidense, que ya dice no ser trotskista ni siquiera en palabras. Pero, en realidad, los otros no fueron mejores.
Sólo cuando fue suficientemente obvio que el capitalismo estaba experimentando un auge económico de proporciones considerables, estos llamados “trotskistas” aceptaron que había una recuperación. Después, de manera típica, dieron una voltereta de ciento ochenta grados y pasaron al extremo contrario. La tendencia de Ernest Mandel – que se convirtió en el llamado Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SUFI) ‑ desarrollaron una perspectiva de décadas de paz social en los países capitalistas desarrollados, basada en la idea de que el capitalismo había resuelto de alguna forma sus contradicciones fundamentales a través de la financiación keynesiana del déficit y la intervención estatal. Incluso teorizaron con la idea del “aburguesamiento” de la clase obrera. Los acontecimientos de 1968 en Francia les pillaron totalmente por sorpresa.
En cuanto a Lambert y sus seguidores, reaccionaron ante la situación simplemente cerrando los ojos a la realidad, igual que un niño asustado oculta la cabeza bajo las sábanas por si acaso fuera a ver un fantasma. A nuestros amigos lambertistas les haríamos una pregunta: ¿Se han desarrollado las fuerzas productivas desde la Segunda Guerra Mundial? ¿O están en el nivel de 1938 como pretenden? La respuesta es clara para todo el que vea las estadísticas. Por esa cuestión, está claro simplemente viviendo en el mundo real. El problema con todos los sectarios es precisamente que no viven en absoluto en este mundo.
Con su habitual lógica de Alicia en el país de las maravillas, los lambertistas han elaborado un silogismo ingenioso. A ) Grant pronosticó un boom económico después de la guerra, b) por lo tanto creía que el reformismo y la socialdemocracia podrían sobrevivir, c) por lo tanto él está a favor de la socialdemocracia. Cómo una persona inteligente puede aceptar esta lógica realmente sobrepasa todo entendimiento. Pero debemos hacer a nuestro crítico amigo otra pregunta directa: ¿Se ha mantenido la influencia de la socialdemocracia dentro del movimiento obrero internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sí o no? Para todos los que habitamos aún el planeta Tierra, esta pregunta se responde por sí misma. Para los sectarios extraterrestres nunca podemos estar seguros.
Esto es realmente muy sencillo. El ingente boom económico entre 1948 y 1973 fue precisamente la base material sobre el que se alimentaron las ilusiones reformistas dentro del movimiento obrero. En los países capitalistas desarrollados, al menos, el auge económico fue seguido por una cierta estabilidad social y política. Esas fueron las condiciones que fortalecieron enormemente a la socialdemocracia dentro del movimiento obrero. No tener esto en cuenta es huir de la realidad. Esto ha significado que todas las pequeñas fuerzas del genuino marxismo quedaron aisladas de las masas y trabajaron en unas condiciones difíciles durante todo un período histórico. Esa es la razón objetiva por la cual la Cuarta Internacional no consiguió desarrollarse por el camino que Trotsky había anticipado en 1938. Nadábamos contra la marea.
De ninguna manera la posición del PCR tenía ilusiones en la viabilidad del sistema capitalista. Simplemente decía lo que realmente estaba ocurriendo. Ellos comprendieron que el capitalismo iba a pasar por una recuperación temporal y que finalmente la crisis llegaría de nuevo. Ellos no imaginaban que el auge económico duraría tanto tiempo como lo hizo. También comprendían que esta recuperación llevaría temporalmente a un fortalecimiento de las ilusiones reformistas entre las filas del movimiento obrero. En realidad, el reformismo se fortaleció durante todo un período histórico, mientras que las fuerzas del genuino marxismo (trotskismo) retrocedieron. Este es un hecho indiscutible. Pero la razón real por la cual la Cuarta Internacional fue destruida en este período no se puede explicar puramente en términos de la difícil situación objetiva.
Las dificultades objetivas son sólo la mitad de la historia. No podemos dejar a un lado el factor subjetivo, la calidad de la dirección. El papel jugado por la “dirección” fue crucial y totalmente negativo. La primera regla del materialismo dialéctico era: siempre decir lo que es. Los marxistas parten de la situación real, no importa lo difícil que sea de aceptar. Para reorientar las fuerzas de la Cuarta Internacional, era absolutamente necesario tener en cuenta la nueva situación objetiva. Pero eso la dirección de la Cuarta fue incapaz de hacerlo. Demostró ser totalmente inadecuada a las necesidades de la situación y como resultado, cometió toda una serie de errores que destrozaron la Internacional.
En una guerra, la importancia de los buenos generales cuando un ejército está avanzando es decisiva. Pero es incluso más decisiva cuando el ejército está obligado a retirarse. En estas circunstancias, con buenos generales, el ejército puede retirarse en buen orden, manteniendo sus pérdidas al mínimo, permitiendo que el ejército se atrinchere, y prepararse para una nueva ofensiva cuando lo permitan las condiciones. Pero los malos generales siempre convertirán una retirada en una derrota. Eso es lo que ocurrió a la Cuarta Internacional.
Gran Bretaña
La nota al pie de página ya aludida saca una conclusión de lo más peculiar de las perspectivas económicas del PCR. Ellos dicen que el reconocimiento de una recuperación económica después de la guerra les llevó a mantener que, “la socialdemocracia tenía un futuro histórico“. Bien, seis décadas más tarde ¿qué tiene que decir sobre la socialdemocracia? ¿Existe o no? Evidentemente, aún tiene una gran influencia de millones de trabajadores.
En Gran Bretaña el Partido Laborista recibe regularmente los votos de millones de trabajadores, a pesar de la abominable política de Blair. Los trabajadores son muy críticos con Blair, que es odiado por los activistas. Pero, después de nueve años de nuevo laborismo, todos los intentos de las sectas para construir una alternativa seria al Partido Laborista han fracasado estrepitosamente. La Alianza Socialista colapsó. Ahora el Partido Socialista Escocés se ha escindido. Los otros grupúsculos sectarios no merecen la pena ni siquiera mencionarlos.
¿Cuál es la razón de esta extraña situación? Es muy simple: los trabajadores británicos no ven una alternativa viable al Partido Laborista. Si no votan laborista, simplemente no votan a nadie. Puede que sea un hecho muy difícil de aceptar para algunas personas, pero es una realidad. Los principales sindicatos todavía están afiliados al laborismo y le proporcionan la mayoría de sus fondos. También tienen el cincuenta por ciento de los votos en el congreso del Partido Laborista. En otras palabras, Blair no ha conseguido separar el Partido Laborista de los sindicatos. Esta es la cuestión decisiva para las futuras perspectivas de la clase obrera británica.
La cuestión del Partido Laborista siempre fue central para los marxistas británicos. Lenin se ocupó de ello en muchas ocasiones, especialmente en La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo. Trotsky escribió incluso más sobre el Partido Laborista y la necesidad de que los trotskistas británicos hiciesen un trabajo serio y sistemático en él. Para cualquiera que tenga el más mínimo conocimiento de teoría marxista y las condiciones reales en Gran Bretaña, la necesidad de trabajar en el Partido Laborista es una cuestión de ABC. Pero las sectas siempre aúllan con rabia ante esa sugerencia. Para ellos, trabajar en el Partido Laborista es lo mismo que ¡apoyar a Blair!
Este argumento simplemente es infantil. ¡Aunque eso es demasiado generoso! Un niño de seis años entendería que es posible trabajar en el Partido Laborista y luchar contra Blair. En realidad, la única forma de luchar efectivamente contra Blair es llevando a cabo la lucha en el Partido Laborista y los sindicatos que están inseparablemente vinculados al Partido Laborista. Esa es la única manera de construir una tendencia marxista viable en Gran Bretaña.
El argumento de que, trabajando en el Partido Laborista, nos desacreditaremos asociándonos con los traidores de derechas no es nada nuevo. Ya fue respondido por Lenin en sus debates con “comunistas de izquierda” británicos como Willie Gallagher:
“Es equivocada la afirmación del camarada Gallagher de que, al pronunciarnos a favor del ingreso en el Partido Laborista, apartaremos de nosotros a los mejores elementos del proletariado inglés. Debemos probarlo en la práctica. Estamos seguros de que todos los acuerdos y resoluciones que ha de adoptar nuestro Congreso serán publicados en los periódicos socialistas revolucionarios ingleses y que todas las organizaciones y secciones locales tendrán la posibilidad de discutirlos. Todo el contenido de nuestras resoluciones proclama con la mayor claridad que somos los representantes de la táctica revolucionaria de la clase obrera en todos los países y que nuestro objetivo es luchar contra el viejo reformismo”. (Lenin. Discurso Acerca del ingreso en el Partido Laborista británico. 6 de agosto de 1920. Discursos pronunciados en los congresos de la Internacional Comunista. Moscú. Editorial Progreso. 1980. p. 76).
Cualquier que lea Socialist Appeal o nuestra página web, www.marxist.com, puede abandonar cualquier duda sobre que no defendemos el programa y la política del marxismo revolucionario, y que en el Partido Laborista y los sindicatos en Gran Bretaña en realidad “luchamos contra el viejo reformismo y el oportunismo”. A pesar de estos hechos obvios, La Vérité se cree libre para repetir la pretensión escandalosa de que el Socialist Appeal británico de alguna manera ¡apoya a Blair! Citan un artículo, Gran Bretaña: Blair debe irse pero Brown no es mejor, escrito por Phil Mitchinson, y comentan lo siguiente:
“Hay que hacer por tanto una pregunta: ¿Se debería echar al ‘privatizador’ de Blair, al carnicero de Iraq Blair? El grupo Grant-Woods se declara como la ‘fracción marxista’ en el Partido Laborista. ¿Cuál es su posición? El 4 de octubre de 2005, justo después de que se celebrara el congreso del partido, publicaron un artículo titulado: ‘Blair debe irse’. Aunque después de forma apresurada añaden: ‘pero Brown no es mejor’. Aparte de la sustitución de Blair por otro individuo que ‘no es mejor’ ¿no hay otras cuestiones que preocupan a los activistas del Partido Laborista?”
¿Cómo interpretan los lambertistas lo que nosotros decimos? Dicen lo siguiente:
“¿Cuál debería ser la conclusión? ¿Qué es imposible echar a Blair? ¿Qué en cualquier caso quienquiera que le sustituya ‘no sería mejor’?”
Desde el principio vemos el método rudimentario y deshonesto adoptado por el autor de este ataque. Tony Blair está acabado. Tendrá que irse como líder del Partido Laborista en unos cuantos meses. Algunos dirigentes sindicales británicos están preparándose para apoyar a Brown en su intento de convertirse en el próximo líder del Partido Laborista. El propósito de este artículo de Socialist Appeal era combatir las ilusiones que se están sembrando dentro del movimiento obrero británico sobre que Brown sería mejor que Blair, cuando en realidad él ha servido lealmente a los intereses del capital británico como ministro de economía. Una vez más La Véritévuelve al revés la verdad.
Nuestros lectores pueden ver por sí mismos el artículo de octubre de 2005, pero sólo citaremos los tres últimos párrafos que dejan clara nuestra postura:
“Se debe hacer un desafío real a la agenda Blair/Brown de las grandes empresas en cada uno de los niveles del movimiento obrero. No podemos esperar dos, tres o cuatro años más. Aquellos dirigentes sindicales que han estado apoyando a Brown deben despertar a la realidad. Las bases deben hacer sonar la alarma. Si los sindicatos unen sus recursos detrás de un verdadero candidato de la izquierda ellos podrían tener una gran influencia. No se debería dar apoyo a ningún candidato que no apoye la retirada de las tropas de Iraq, que no se oponga a la privatización que no apoye la renacionalización de los ferrocarriles y la eliminación de las leyes antisindicales. Este es el requisito mínimo.
“Un candidato de izquierdas como John McDonnell, por ejemplo, incluso si no ganara las elecciones a la dirección, podría abrir la puerta para un debate real en el movimiento sobre la necesidad de una política socialista.
“El proceso de cuestionamiento en la sociedad, de cambios en los sindicatos, que ya ha comenzado, no desaparecerá. La tarea de los socialistas y sindicalistas no debe ser reunirse alrededor de cualquier candidato que pueda ganar, independientemente de su política, sino organizar el descontento, la búsqueda, el aumento de la militancia en la sociedad británica en una fuerza real de cambio. El cambio dentro del movimiento obrero, el cambio dentro del Partido Laborista, como pasos hacia el cambio que realmente importa, la transformación socialista y radical de la sociedad”.
Después de haber comenzado con esta malinterpretación vulgar de nuestra posición, el autor continúa después:
“Uno tiene que esperar hasta el 10 de noviembre… para encontrar otro artículo en las publicaciones de Woods-Grant”.
Nuestro cordial crítico ni siquiera ha hecho su trabajo adecuadamente. Ignora convenientemente que el 25 de octubre hay otro artículo de Phil Mitchinson: “La guerra contra el terrorismo, utilizada como excusa para suprimir libertades civiles elementales en Gran Bretaña. Ese artículo está dedicado al ataque de Blair a las libertades civiles y nuestros lectores pueden ver el texto en la web.
El artículo del 10 de noviembre, El penúltimo clavo en el ataúd de Blair, es citado de nuevo para intentar demostrar que la tendencia marxista en Gran Bretaña apoya a Tony Blair. ¿Cómo hace esto? Traduciendo mal una frase del inglés al francés. En el original en inglés el artículo dice:
“This first parliamentary defeat for Blair may prove to be the penultimate nail in his coffin. When will he go? That question cannot be answered with any certainty. Not a day too soon obviously”. [“Esta primera derrota parlamentaria de Blair puede ser el penúltimo clavo en su ataúd. ¿Cuándo se irá? Esa pregunta no se puede responder con certeza. Obviamente cuanto antes mejor”.]
En inglés “Not a day too soon” significa “cuanto antes se vaya mejor”. Pero en francés nuestro autor lambertista traduce: “Not a day too soon” como “Pas de sitôt, de toute evidente”. Esto significa “no tan pronto, obviamente”. Cualquier lector francés concluiría de esto que la postura del Socialist Appeal británico es que Blair no se irá muy pronto. La traducción real al francés debería haber sido “Pas (un jour) trop tôt”, o también “Il est gran temps (it is about time!), es decir, debería haberse producido mucho antes.
No contento con falsificar la traducción, los lambertistas después añaden su propio efecto al significado y dicen:
“Aquí tenemos entonces el mensaje que esta fracción ‘marxista’ da a los activistas del Partido Laborista y los sindicatos. ‘Blair ne peut pas, ne doit pas partir'”. Esto significa: “Blair no puede y no debe irse”.
Esto es exactamente lo contrario de la posición que defendemos en cada uno de los artículos que han aparecido en Socialist Appeal sobre este aspecto. Si esto es un chiste, es uno de mal gusto. Ni siquiera nuestros oponentes más implacables en Gran Bretaña (y tenemos unos cuantos) nos han acusado nunca de apoyar a Blair. Nuestro cordial crítico lambertista lo hace sin la más leve vacilación, y ¡sin ni siquiera una sonrisa! Para clarificar el tema citaremos dos párrafos del mismo artículo del 10 de noviembre:
“La derrota de ayer de Blair hace que la caída del blairismo esté más cerca y por lo tanto es bienvenida. Sin embargo, esto está lejos de ser el final de la historia, todo lo contrario es el principio. Se ha abierto un nuevo capítulo en la lucha por el Partido Laborista. Las rebeliones parlamentarias pueden jugar un papel importante en ese proceso, especialmente si están vinculadas a la lucha en el resto del movimiento obrero. Esa lucha no puede tener como su objetivo la ambición endeble de sustituir a Blair por Brown o algún otro clon, debe tener miras más elevadas. La causa debe ser reclamar el laborismo para la clase obrera y luchar por una política socialista”.
Y continúa:
“Sólo hay una fuerza que puede derrotar a Blair, la base de los sindicatos y el Partido Laborista. No es sólo en los grupos de presión de votación parlamentaria, sino que Blair y compañía deben ser derrotados dentro del movimiento obrero. Lo que ahora hace falta es una defensa sindical militante de los empleos y las pensiones, combinada con la lucha contra los blairistas, defensa de los derechos civiles y por una política socialista dentro del laborismo”.
Al tratar la posición de nuestros compañeros británicos de Socialist Appeal merece la pena enumerar los títulos de los artículos aparecidos en su periódico durante el último período:
Nº 119. Febrero 2004. Mentiras sobre Iraq, mentiras sobre tasas universitarias… Blair debe pagar.
Nº 126. Octubre 2004. Las tropas deben salir de Iraq. ¡No al blairismo! ¡Luchar por una política socialista!
Nº131. Abril 2005. No permitamos que los tories vuelven… y echarles del Laborismo”
Nº 133. Junio 2005. Los sindicatos deben echar al blairismo.
Nº 141. Abril 2006. Mentiras, engaño, corrupción… ¡Blair debe IRSE!
Nº 144. Julio/Agosto 2006. La izquierda debe desafiar a Blair y Brown.
Nº 145. Septiembre 2006. El laborismo necesita socialismo no blairismo.
Estos son nuestros titulares. Creemos que hablan por sí mismos.
La Unión Europea
Después de falsificar nuestra posición sobre Gran Bretaña pasan a hacer lo mismo con nuestra postura sobre la Unión Europea. De nuevo intentan presentar lo contrario de lo que defendemos. ¿Qué se supone que defendemos? Nada en absoluto. Pretenden que somos indiferentes ante esta cuestión. ¡Sí! Somos tan indiferentes que escribimos un largo documento sobre este tema, que es un pequeño libro. Fue escrito por Alan Woods en junio de 1997 y si titulaba: Una alternativa socialista a la Unión Europea. Extraen citas de éste con su manera selectiva habitual:
“No estamos ni a favor ni en contra de la retirada de la UE sobre la base del capitalismo. Los intereses de la clase obrera no [están] representados en ninguno de los casos… Sin embargo, no deberíamos caer en la ilusión, como hacen los izquierdistas, de que las medidas de austeridad son sólo consecuencia de Maastricht. Maastricht es utilizada como excusa o cortina de humo para los recortes y ataques que se están produciendo por toda Europa. Estos ataques se producirían igual con o sin Maastricht”.
A esto añaden su propia traducción (y ya hemos visto que son excelentes traductores):
“Traducción: como el socialismo no se ha conseguido, la política y las instituciones de la Unión Europea son cuestiones indiferentes para la clase obrera de Europa. ¿Pero en qué planeta viven nuestros grandes ‘revolucionarios’?”
Creemos que vivimos en un planeta llamado Tierra, donde las leyes de la lógica se aplican a un debate normal. Pero qué tipo de debate es cuando se falsifica sistemáticamente los argumentos de un contrario. Una vez más el método es deshonesto, elimina lo que no se adapta a las ideas preconcebidas del autor. Este es el método típico estalinista que no tiene nada que ver con las tradiciones honestas y democráticas del movimiento trotskista.
Para clarificar lo que decíamos en ese artículo, en lugar de tomar notas sacadas de contexto, prescindiremos de los amables servicios de nuestro “traductor” permitiremos que sea el propio autor el que hable por sí mismo. Las siguientes citas demuestran la verdadera posición de nuestra tendencia sobre la Unión Europea. Hemos destacado el extracto que citan fuera de contexto y en todas las demás citas utilizaremos el método de subrayar lo que citan fuera de contexto:
“Nuestra postura sobre la UE es similar a la que tomó Marx en la controversia sobre el libre comercio o el proteccionismo en aquella época. Él explicó que los intereses de la clase obrera no estaban ni con el libre comercio ni con el proteccionismo, sino con el socialismo internacional. Que el debate sobre el libre comercio reflejaba los intereses de los distintos sectores de la clase dominante. Que era una trampa por ambas partes de esta disputa, y que el movimiento obrero tenía que adoptar una postura política independiente. Igualmente nosotros. No estamos ni a favor ni en contra de la UE sobre la base del capitalismo. Los intereses de la clase obrera no [están] representados en ninguno de los casos”.
Y una vez más:
“La Unión Europea no es otra cosa que un club capitalista, una unión aduanera glorificada, establecida para favorecer los intereses de los grandes monopolios europeos. No tiene nada en común con los intereses de la clase obrera. Este es nuestro punto de partida. Nuestra oposición a la UE es exactamente la misma que nuestra oposición al capitalismo en general. Tenemos una postura de clase independiente.
“Esta es nuestra posición general. Sin embargo, es necesario unir las demandas generales a un programa concreto de lucha contra todos los intentos de descargar el peso de la crisis del capitalismo sobre los hombros de la clase trabajadora, jubilados, desempleados, enfermos, mujeres y jóvenes. Hay una oposición creciente en el movimiento obrero, especialmente de su izquierda, contra los criterios de convergencia. Estamos en contra de Maastricht porque nos oponemos a todas las medidas capitalistas perjudiciales para la clase obrera. No obstante, no debemos caer en la ilusión, como hacen algunos dirigentes de izquierdas, de que las medidas de austeridad son simplemente debidas a Maastricht. Maastricht es la excusa para los recortes y ataques que están teniendo lugar por toda Europa, que tendrían lugar con o sin Maastricht. Según los economistas de derechas, los costes laborales son demasiado altos. Esta situación hunde sus raíces en la propia crisis del capitalismo. Esa es la razón de que las medidas de austeridad estén teniendo lugar simultáneamente en todos los países capitalistas.
“A pesar de todas las contradicciones, las principales potencias imperialistas europeas están decididas a imponer el euro. El plan es introducirlo a principios de 1999, pero el advenimiento de una nueva recesión mundial puede trastocar los planes. ¿Cuál es nuestro punto de vista sobre el euro? En primer lugar, no podemos considerarlo en abstracto. ¿Quién lo va a introducir y por qué se está introduciendo? Bajo el capitalismo, tenemos que oponernos a la introducción de una moneda única que será utilizada para reducir los niveles de vida. Obviamente, en una Europa socialista habría una moneda común para facilitar el intercambio y la planificación. Pero aquí y ahora se hace por razones diferentes. La moneda única no es un tema abstracto: tenemos que considerar en concreto cómo se utilizará su implantación para llevar adelante ataques contra las condiciones de vida, etc. En otras palabras, tenemos que extraer todas las implicaciones y consecuencias para la clase obrera de una moneda única capitalista. En cualquier referéndum pediríamos el ‘no’ y contrapondríamos el argumento de una Europa Socialista”.
Aquí el método de citas utilizado por nuestro cordial crítico se revela con toda su gloria. Omite de manera conveniente la frase que dice: “Estamos en contra de Maastricht porque nos oponemos a todas las medidas capitalistas perjudiciales para la clase obrera”. ¿Por qué hace esto? Porque esto niega completamente su argumento de que somos “indiferentes al Tratado de Maastricht”.
Hay un nuevo intento de presentar nuestra posición como la de alguien que ve la UE como algo progresista, citan nuestro artículo: La debacle de Constitución Europea. La naturaleza real de la Unión Europea al descubierto, escrito por Roberto Sarti y Fred Weston en diciembre de 2003:
“Maastricht, el euro y todos los demás acuerdos, han tenido el efecto de internacionalizar la lucha de clases dentro de las fronteras de la UE. En todas partes los trabajadores se están enfrentando con las mismas políticas. En todas partes las pensiones, los beneficios del estado del bienestar, educación, transporte público, todo está bajo ataque. Y en todas partes vemos huelgas y manifestaciones contra estas medidas, desde Austria a Grecia, desde Italia a España. Ningún país es inmune a este proceso”.
Este párrafo entero dice algo que es bastante obvio para cualquier observador inteligente. Como el acuerdo de Maastricht implica la aplicación de los mismos recortes en el gasto social por toda la UE, los mismos ataques a las pensiones y a la educación, etc., esto provoca una reacción similar en todos los estados miembros. Los trabajadores de Europa se movilizan contra estos ataques. No podemos entender qué está equivocado en esta declaración tan obvia. ¿Cuál es su objeción? Intentan ridiculizar nuestra declaración diciendo: “Por lo tanto, la Unión Europea es un motor que impulsa la lucha de clases…” Esto es tan ridículo como que alguien diga que la existencia del capitalismo impulsa la lucha d clases y después le ataquen por ¡tener ilusiones en el capitalismo!
Ellos regresan una vez más al artículo de Alan Woods: Una alternativa socialista a la Unión Europea, donde citan lo siguiente:
“Los mercados nacionales separados de Gran Bretaña, Francia, Alemania y los demás países del viejo continente eran demasiado pequeños para los monopolios. El Mercado Común fue creado para intentar superar esa limitación. Los grandes monopolios esperaban con ilusión un mercado regional ilimitado de cientos de millones de consumidores y, además, el mercado mundial. Debido al auge económico, los capitalistas europeos tuvieron en gran parte éxito en esa glorificada unión aduanera, donde la abolición de las tarifas entre los países del Mercado Común y una tarifa común con el resto del mundo sirvió para estimular y desarrollar el comercio mundial”.
Una vez más cometen un error de traducción. En francés en lugar de “glorificada unión aduanera” nos encontramos con “glorieuse union douanière”, es decir, una “gloriosa unión aduanera”. La diferencia es evidente para cualquier que desee comprenderlo. La primera malinterpretación (sobre Blair) podría ser aceptada como un error, pero ahora parece ser un patrón. ¿Por qué molestarse en traducir lo que realmente se dice cuando puedes transformar el significado en su contrario con el objetivo de una polémica?
En cualquier caso una cita más larga del artículo no sitúa en el contexto adecuado:
“El Mercado Común se creó en un intento de la burguesía europea para superar las estrecheces del Estado nacional, con sus respectivos mercados nacionales limitados. Históricamente el Estado nacional jugó un papel esencial en el desarrollo del capitalismo, al proteger y desarrollar el mercado nacional. Sin embargo, con la división internacional del trabajo y el desarrollo de las comunicaciones, la técnica, la ciencia, las compañías multinacionales y el mercado mundial, las fuerzas productivas entraron en conflicto con la limitación de las fronteras del Estado nacional, así como con la propiedad privada de los medios de producción. Esta contradicción se reflejó en las guerras mundiales de 1914-18 y 1939-45 y la crisis del período entre ambas.
“El desarrollo del comercio mundial en la posguerra permitió al sistema capitalista superar esta contradicción parcial y temporalmente. Los mercados nacionales separados de Gran Bretaña, Francia, Alemania y los demás países del viejo continente eran demasiado pequeños para los monopolios. El Mercado Común fue creado para intentar superar esa limitación. Los grandes monopolios esperaban con ilusión un mercado regional ilimitado de cientos de millones de consumidores y, además, el mercado mundial. Debido al auge económico, los capitalistas europeos tuvieron en gran parte éxito en esa glorificada unión aduanera, donde la abolición de las tarifas entre los países del Mercado Común y una tarifa común con el resto del mundo sirvió para estimular y desarrollar el comercio mundial”.
Una vez más nuestro antiguo crítico comete el pecado de omisión. Como podéis ver en su cita, desaparece una frase fundamentalmente importante: “El desarrollo del comercio mundial en la posguerra permitió al sistema capitalista superar esta contradicción parcial y temporalmente“. (El subrayado es mío).
Nunca hemos dicho que el capitalismo ha sido capaz de resolver sus contradicciones fundamentales. La Unión Europea era un intento de los capitalistas de sortear el obstáculo fundamental del estado nacional mediante la construcción de un mercado más grande, pero como explicamos sistemáticamente en todos nuestros artículos sobre esta cuestión, ellos no pueden eliminar totalmente los estados nacionales ni conseguir una verdadera unificación de la UE en un solo estado. Simplemente señalamos que sobre la base del boom de la posguerra ellos fueron capaces de superar “parcial” y “temporalmente” algunas de las contradicciones básicas. No hace falta comprender demasiado que si el capitalismo pasa a través de su boom más largo y fuerte de la historia tendría más margen de maniobra para las distintas clases capitalistas nacionales. Eso de ninguna manera implica que se haya producido un cambio fundamental del sistema. Las mismas leyes que fueron establecidas por Marx continúan funcionando, e inevitablemente, en alguna etapa el sistema entrará en una crisis severa.
Después de Alan Woods, le toca el turno a Maarten Vanheuverswyn ver como se sacan fuera de contexto citas de su artículo para demostrar lo contrario de lo que realmente está diciendo. En su artículo, La Unión Europea se enfrenta a la crisis más profunda de su historia, escrito en junio de 2005, una vez más eliminan convenientemente elementos que contradecirían los intentos de distorsión del autor lambertista. Aquí lo que tenemos es un intento de presentar nuestra posición como si fuera de apoyo a la UE. Esto es lo que ellos citan:
“Aunque el análisis amplio elaborado por los marxistas ha demostrado ser correcto (como demuestra la actual crisis), la expansión de la Unión Europea de los seis países originales a 25, y la integración de sus economías ha ido más allá de lo que originalmente anticipamos. Esto principalmente se debe al desarrollo del comercio mundial y al auge general del capitalismo mundial en el período de 1948-74, del que todos se beneficiaron.
“Todo esto se basó en una alta tasa de crecimiento económico. Esto dio posibilidad de un desarrollo significativo de las fuerzas productivas durante un tiempo. En este contexto, la mayor integración de las economías de las principales potencias europeas iba en interés de todas ellas”.
Ya hemos dejado clara nuestra postura sobre la UE. Pero una vez más añaden su propio comentario en la cita anterior para distorsionar más lo que realmente decimos. Ellos dicen lo siguiente:
“Sí, habéis leído correctamente, esta tendencia pretende que la Unión Europea ha sido un instrumento para el desarrollo de las fuerzas productivas, ¡que ha estimulado el desarrollo del comercio mundial! Y además, la creación de este ‘mercado común’ ha permitido la unificación de las luchas obreras a través de Europa.
“Si esto se corresponde con los hechos, entonces en realidad, como los señores Gran t y Woods hacen, uno tendría que apoyar de una manera apenas crítica la Unión Europea, la unificación de los mercados nacionales en mercados más amplios ya que el régimen de propiedad privada de los medios de producción permite el desarrollo de las fuerzas productivas y, en particular, lo principal entre todo esto, la clase obrera. ¿Pero en qué mundo vivimos?”
No sabemos en que mundo viven ellos, excepto que es uno donde la distorsión y las mentiras son aparentemente métodos aceptables en la discusión de ideas políticas. Aquí realizan un ligero juego de manos como un mago, confundiendo una cosa con otra y haciendo que otras cosas desaparezcan. Ignoran el hecho de que el compañero Vanheuverswyn hace referencia específicamente al período de 1948-1974, ese período de la historia que vio el mayor desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial, no sólo en la historia del capitalismo, sino en toda la historia de la humanidad. Fue ese poderoso desarrollo lo que puso las bases para el éxito parcial en conseguir la integración económica dentro de las fronteras de la UE.
Es verdad que desde 1974 la tasa de crecimiento se ha reducido significativamente y que en los últimos años casi se ha estancado. Sobre esta base, las contradicciones nacionales entre los estados miembros de la UE ahora están aumentando. Los intentos de imponer la Constitución Europea han fracasado. Todo esto es consecuencia de la crisis del sistema en su conjunto. Pero negar que ha habido crecimiento es dar la espalda a la realidad.
La consigna de los Estados Unidos de Europa
Cuando se trata la cuestión de la UE es necesario partir desde lo fundamental. Ya en El Manifiesto Comunista, Marx y Engels explicaban que el capitalismo desarrolla un mercado mundial. El fenómeno actual de la globalización ya fue anticipado en las páginas de El Manifiesto Comunista. La manifestación más importante de la época actual es el aplastante dominio del mercado mundial que ha cortado el terreno bajo los pies a los viejos estados nacionales.
La crisis de la humanidad representa el hecho de que el capitalismo ya no es capaz de desarrollar las fuerzas productivas como hizo en el pasado. Las principales barreras para el desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial son, por un lado, la propiedad privada de los medios de producción y, por el otro, el estado nacional. La tarea de la revolución socialista es eliminar estas barreras y eliminar el estado nacional, estableciendo el socialismo mundial.
La UE era una admisión tácita por parte de la burguesía europea de que el crecimiento de las fuerzas productivas ha superado los estrechos límites del estado nacional, particularmente los estados de Europa que se encontraban exprimidos entre el poder del imperialismo norteamericano, por un lado, por la Rusia estalinista por el otro. Ellos intentaron formar un bloque comercial que compensara su debilidad. La idea original del imperialismo francés era que él dominaría Europa, con Alemania como socio de segunda clase, pero no ocurrió así. Esto es explicado por Alan Woods en Una alternativa socialista a la Unión Europea.
La idea de que Europa podría ser unificada bajo el capitalismo es, como explicó Lenin hace tiempo, una utopía reaccionaria. Es reaccionaria porque representaría otro bloque imperialista. Es utópica porque la burguesía es incapaz de unificar Europa. Las contradicciones nacionales son demasiado fuertes para permitir la unificación de Europa, que sería un acontecimiento progresista. Pero eso sólo es posible mediante la expropiación de los bancos y monopolios. Sólo la clase obrera puede llevar a la práctica la unificación de Europa por medios revolucionarios. La consigna de los Estados Unidos Socialistas de Europa (y una Federación Socialista de América Latina) es un reflejo de este hecho.
En Una alternativa socialista a la Unión Europea leemos:
“Hace cien años, Carlos Marx explicaba que, en la lucha entre los liberales y los conservadores sobre libre comercio o proteccionismo, la clase obrera tenía que mantener una posición independiente. No debía estar a favor de ninguna de las dos porque era simplemente una lucha entre diferentes sectores de la burguesía, en la que los trabajadores no tenían ningún interés.
“El actual debate sobre la UEM tiene un notable parecido con esa controversia. Entonces como ahora, hay una marcada diferencia de opinión entre varios sectores de la clase capitalista británica. La aristocracia del campo, por su propia conveniencia, defendía el proteccionismo, mientras que la burguesía industrial, defendiendo también sus propios intereses, era partidaria del libre comercio. Las débiles burguesías de Francia y Alemania estaban a favor del proteccionismo. En el curso de esa lucha, que se convirtió en extremadamente acalorada, los sectores rivales de la clase dirigente intentaron conseguir el apoyo de la clase obrera. ¿Cuál fue la posición de Marx y Engels? Adoptaron una firme postura de independencia de clase y aconsejaron a los trabajadores negar el apoyo a cualquiera de los dos bandos. Esto sucedió a pesar de que, en abstracto, se podría argumentar que el libre comercio era más progresista que el proteccionismo. Sin embargo, cuestiones de esta naturaleza nunca pueden ser planteadas en abstracto. Es necesario plantear la cuestión de manera concreta, es decir, desde un punto de vista de clase. Y como está claro que los intereses de la clase obrera no pasan por la política de ninguna de estas políticas. Sólo una política socialista puede servir a los intereses de la clase obrera. Eso sigue siendo aplicable hoy como hace 150 años, cuando Marx escribió su discurso sobre el libre comercio. Puedes que hoy las cuestiones sean algo diferentes, pero los principios son idénticos”.
Nuestros críticos sacan de nuevo una cita de Alan Woods fuera de contexto:
“¿Qué futuro tendrían aislados pequeños países como Gran Bretaña, Francia o incluso Alemania? La idea de combinar los recursos económicos de Europa y del conjunto del mundo es una meta progresista que representa la única salida seria a la actual crisis de la humanidad. Los dos principales obstáculos que están impidiendo un mayor desarrollo de la industria, la agricultura, la ciencia y la técnica mundiales son la propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional”.
Omitiendo lo que va antes y después de esta cita, da la impresión al lector que creemos que la UE es de algún modo progresista. Eso es totalmente falso. Es el mismo método estalinista de citar de manera selectiva. Si reproducimos la cita en su totalidad, demuestra precisamente lo contrario de lo que pretenden los lambertistas:
“La oposición a la Europa de los monopolios no significa que debamos apoyar la ‘independencia nacional’ defendida por los euroescépticos. La política de autosuficiencia nacional (autarquía) ha fracasado en todas partes donde ha sido puesta en práctica, y más en la época moderna, donde todo se decide en la economía mundial. El intento de construir el ‘socialismo en un solo país’ llevó al desastre en Rusia y China, aunque ambos poseían poderosas economías basadas en los recursos de subcontinentes. ¿Qué futuro tendrían aislados pequeños países como Gran Bretaña, Francia o incluso Alemania? La idea de combinar los recursos económicos de Europa y del conjunto del mundo es una meta progresista que representa la única salida seria a la actual crisis de la humanidad. Los dos principales obstáculos que están impidiendo un mayor desarrollo de la industria, la agricultura, la ciencia y la técnica mundiales son la propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional. Sólo eliminando estos obstáculos puede la sociedad liberarse de los grilletes que frenan su desarrollo. De esta manera, la alternativa real a la UE capitalista no es la ‘independencia nacional’, sino los Estados Unidos Socialistas de Europa.
“Como Lenin explicó hace tiempo, es imposible una Europa auténticamente unida bajo el capitalismo. Los intereses nacionales separados de cada clase capitalista están ahí. En cualquier caso, las propuestas de la UE y Maastricht están muy lejos de eso. Pero incluso si se pudiese conseguir, sería totalmente reaccionaria, ya que sólo se podría llegar a ella por los medios más brutales. Hitler lo intentó mediante la conquista militar”.
Pero cambiemos el argumento por un momento. Veamos que postura tienen los lambertistas sobre la UE. Por razones que sólo conocen ellos mismos, los lambertistas han hecho un fetiche de la UE, a la que consideran el origen y la causa de todos nuestros problemas.
Ellas promulgan una demanda perentoria a todo el mundo: ¡a favor o en contra de la UE! A lo que nos encojemos de hombros y respondemos: en contra. Sin embargo, la respuesta en absoluto agota la cuestión. Es necesario decir por qué nos oponemos, desde lo que es un punto de vista de clase, y lo que proponemos en su lugar.
Que es necesario oponerse a la UE capitalista es evidente por sí mismo. Pero es posible oponerse a la UE desde muchos puntos de vista diferentes, y no todos progresistas. En cada país europeo los reaccionarios de extrema derecha también se oponen a la UE. En cada campaña y referéndum sobre esta cuestión, estos elementos levantan la cabeza: fascistas, xenófobos, racistas y chovinistas reaccionarios como Le Pen, Haider y el ala de derechas del Partido Tory británico. Sí, éstos están muy decididamente en contra de Maastricht y todas sus obras. Pero lo hacen desde el punto de vista de los sectores más reaccionarios de las clases dominante.
Cuando los lambertistas nos acusan de ser “indiferentes” ante la UE, ¿qué quieren decir? ¿Qué lo ignoramos? Pero sencillamente ese no es el caso, nosotros tenemos una posición muy clara sobre esta cuestión. Entonces qué: ¿estamos a favor de la UE? Este argumento tiene tanta validez como el de que estamos a “favor de Tony Blair”, es decir, nada en absoluto. Pero eso no detiene a nuestros amigos del otro lado del Canal de la Mancha de decir lo que quieran. Como dicen los periodistas de la prensa amarilla: “¿Por qué dejar que los hechos nos arruinen una buena historia?” No, lo que ellos quieren decir es que los genuinos trotskistas de la CMI están en contra de la UE y a favor de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Esto era bueno para Trotsky y es bueno para nosotros. Pero parece que no es suficientemente bueno para Lambert y Gluckstein.
El marxismo no tiene nada en común con el nacionalismo ni con el chovinismo. No se debe hacer ningún tipo de concesión a este veneno que puede desorientar a la clase obrera, bajar su conciencia de clase y fomentar ilusiones en ideas como la “soberanía nacional”. Los reformistas de izquierdas y los estalinistas tienen una postura equivocada sobre esto e incluso hacen concesiones a la derecha sobre la llamada defensa de la soberanía, que es una abominación total desde el punto de vista del marxismo y el leninismo, y sobre todo, del trotskismo. Sería algo agradable pensar que nuestro cordial crítico fuese capaz de comprender al menos algo de esto. Desgraciadamente, nuestra experiencia no nos da mucho margen para el optimismo sobre esta suposición.
En todo su material escrito ellos ponen un enorme énfasis en la defensa de la soberanía nacional contra la Unión Europea. Ahora, para el menos de nuestros conocimientos, Francia no es un país colonial luchando por su independencia nacional. Todo lo contrario, Francia es una nación imperialista que explota a sus antiguas colonias del norte de África, África y el Caribe. Las consignas de la democracia burguesa en Francia perdieron todo su significado progresista hace mucho tiempo, aproximadamente 210 años para ser exactos.
La consigna de soberanía nacional tenía un contenido progresista, en realidad revolucionario, en el período en que la Francia revolucionaria estaba luchando por su supervivencia contra Gran Bretaña, Austria y Prusia. Pero en 1870 ya se había convertido en una consigna reaccionaria y en 1914 fue denunciada por Lenin como una traición a la clase obrera internacional. Intentar recuperarla ahora, en la época de decadencia imperialista, incluso indirectamente, es una total traición de los principios más elementales de Lenin y Trotsky, y un abandono total del internacionalismo proletario.
Los lambertistas en Francia en realidad culpan de todos los demonios del capitalismo sobre el acuerdo de Maastricht. [Para leer más sobre esto ver la sección dedicada a Francia más adelante]. Eso es totalmente incorrecto. Cualquier idea de que la burguesía francesa de alguna forma es mejor que la burguesía “europea”, o que la situación de la clase obrera francesa sería mejor abandonando la UE y si fuese “independiente” (cualquiera que sea su significado hoy) es totalmente falsa. Adoptar esta posición sería equivalente al abandono de un punto de vista de clase.
De esto se podría llegar a la conclusión que la burguesía francesa o la británica, o cualquier burguesía nacional de Europa, no atacaría las conquistas de la clase obrera en sus propios países ¡si no estuviéramos en la Unión Europea! Pero estos ataques están dictados por las necesidades del capitalismo hoy, con o sin Maastricht. La cuestión es romper con el argumento vano sobre si deberíamos estar o no en la UE y plantear una alternativa independiente de la clase obrera. Esto lo hacemos claramente en todo nuestro material.
¿Qué pueden decir nuestros amigos lambertistas a esto? Quizá nos acusarán de no ser suficientemente “concretos” en nuestra oposición a la UE capitalista. “Está muy bien defender el socialismo, pero primero debemos hacer ‘A’, ‘B’ o ‘C’. Por ejemplo, primero debemos retirarnos de la UE y después podremos hablar de socialismo”. Bien, estamos acostumbrados a estos argumentos, de los reformistas de izquierda y los estalinistas, cuyas soluciones “prácticas” invariablemente implican rendirse a la burguesía. La teoría menchevique-estalinista de las etapas se presenta constantemente con disfraces diferentes, siempre como una alternativa “concreta” y “práctica” al socialismo.
Quizá nuestro crítico amigo responderá que no es suficiente simplemente con defender el socialismo, que es necesario luchar por todo tipo de demandas transicionales, incluidas las demandas democráticas. Seríamos los últimos en estar en desacuerdo con esto. En la época de decadencia imperialista es necesario luchar por cada reforma significativa y demanda democrática en la medida que éstas mantienen su validez. Esto incluiría la defensa de las naciones oprimidas para que puedan decidir sus propios asuntos sin la interferencia del imperialismo. Cuando los iraquíes o los venezolanos exigen este derecho, debemos defenderlo. Pero esto categóricamente no se aplica a los “derechos nacionales” de las naciones imperialistas como Francia o Gran Bretaña.
La CMI adopta una posición de clase independiente sobre la cuestión de la Unión Europea. No apoyamos la UE, pero tampoco apoyamos una posición nacionalista, que es la que siempre tienen los reformistas de izquierda y los estalinistas cuando se oponen a la pertenencia en la UE. Preferimos recurrir al método de Marx y explicar que dentro o fuera de la Unión Europea, en la medida que el capitalismo exista no habrá diferencia fundamental en cuanto concierne a la clase obrera. Lo que hace falta es no confundir a la clase obrera con demagogia nacionalista sino luchar por el socialismo y plantear la reivindicación de los Estados Unidos Socialistas de Europa como la única alternativa real a la Europa de los monopolios.
Francia
Nuestros amigos lambertistas dedican una parte significativa de su texto a atacar la política del periódico marxista y la web de la La Riposte. Pero una vez más no atacan las ideas reales y la política de estos compañeros, sino una flagrante y deliberada distorsión de ellas. Para empezar, plantean la cuestión de la valoración del gobierno Jospin (1997-2002) en el texto publicado por La riposte bajo el siguiente título, PCF: programa, estrategia y participación en el gobierno:
“Si, ‘en todas las cuestiones fundamentales, la política aplicada por Jospin se basó en la defensa de los intereses capitalistas’, La Riposte apunta sin embargo que ‘las pocas medidas positivas de su gobierno, como la CMU y la ley de las 35 horas semanales, no impidieron un declive general de las condiciones de vida de la mayoría de la población'”.
Esto es seguido por una nueva nota de La Riposte:
“En la política aplicada por la ‘izquierda plural’ desde 1997, todo no fue negativo. A pesar de sus límites, los emplois jeunes [empleos juveniles] fueron un paso adelante. Como fue la CMU. Sin embargo, tomada en su conjunto, la política puesta en práctica por el gobierno fue una mezcla de chapuza y reformas sociales insuficientes, por un lado, y por el otro, contrarreformas reaccionarias tomadas directamente del ‘plan’ Alain Juppé”.
Con esto parece que debería estar claro. Pero nuestros críticos entonces dicen “Tomemos las principales medidas que La Riposte considera como ‘positivas'” y continúan explicando los aspectos defectuosos e inaceptables de estas distintas medidas, como el hecho de que la introducción de la jornada laboral de 35 horas fuera acompañada a menudo por la anualización de las horas laborales y las ayudas a los empresarios, o que los emplois-jeunes se limitaron a contratos de tiempo limitado (hasta cinco años) que con frecuencia servían para sustituir a trabajadores fijos. Pero claramente esto es exactamente a lo que hace referencia La Ripostecuando dice que estas reformas eran “chapuceras e insuficientes“.
¿Realmente es tan difícil de entender? Ya que nuestros críticos lambertistas parece que no entienden la relación entre marxismo y reformas, citemos a Lenin sobre este aspecto. En su artículo Marxismo y reformismo, escrito el 12 de septiembre de 1913, Lenin explica la diferencia entre marxismo y reformismo:
“A diferencia de los anarquistas, los marxistas admiten la lucha por las reformas, es decir, por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante. Pero, a la vez, los marxistas combaten con la mayor energía a los reformistas, los cuales circunscriben directa o indirectamente los anhelos y la actividad de la clase obrera a las reformas. El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital.
“Cuando la burguesía liberal concede reformas con una mano, siempre las retira con la otra, las reduce a la nada o las utiliza para subyugar a los obreros, para dividirlos en grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas.
“Por el contrario, si los obreros han asimilado la doctrina de Marx, es decir, si han comprendido que es inevitable la esclavitud asalariada mientras subsista el dominio del capital, no se dejarán engañar por ninguna reforma burguesa. Comprendiendo que, al mantenerse el capitalismo, las reformas no pueden ser ni sólidas ni importantes, los obreros pugnan por obtener mejoras y las utilizan para proseguir la lucha, más tesonera, contra la esclavitud asalariada. Los reformistas pretenden dividir y engañar con algunas dádivas a los obreros, pretenden apartarlos de su lucha de clase. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase.
“Cuanto mayor es la influencia de los reformistas en los obreros, tanto menos fuerza tiene éstos, tanto más dependen de la burguesía y tanto más fácil le es a esta última anular con diversas artimañas el efecto de las reformas. Cuanto más independiente y profundo es el movimiento obrero, cuanto más amplio es por sus fines, más desembarazado se ve de la estrechez del reformismo y con más facilidad consiguen los obreros afianzar y utilizar ciertas mejoras”. (Lenin. Obras Completas. Vol. 13. pp. 372-75. En la edición inglesa).
¡Con qué claridad explicaba Lenin esta cuestión! Esta cita se podría aplicar precisamente a la situación en Francia. La clase obrera siempre luchará por las reformas, los aumentos salariales y otras reivindicaciones parciales, “por mejoras de la situación de los trabajadores que no lesionan el poder, dejándolo como estaba, en manos de la clase dominante”, en palabras de Lenin. En realidad, sin la lucha cotidiana para avanzar bajo el capitalismo, la revolución socialista sería imposible. Nuestra diferencia con los reformistas no es que ellos defiendan reformas, sino que ellos no luchan de una manera decidida por las reformas, que capitulan ante la burguesía, llegan a un compromiso y terminan aplicando una política de contrarreformas.
La cuestión es que en las condiciones actuales bajo el capitalismo no es posible ninguna reforma significativa y duradera. En todas partes, la burguesía está dando marcha atrás en las concesiones que dio en el pasado tuvo que dar presionada por la clase obrera y sus organizaciones. El estado del bienestar está siendo socavado y destruido. La única manera de defender las conquistas del pasado es con una lucha total contra la burguesía y eso inevitablemente plantearía la cuestión del poder. Esto es evidente para cualquier marxista. ¿Pero eso significa que la lucha por las reformas ya no sea necesaria? Esa conclusión sería un completo error y serviría para aislar a los marxistas de la clase obrera, que entienden la necesidad de luchar por la defensa de los salarios y las condiciones frente a los depredadores del Capital.
Los lambertistas están indignados porque La Riposte apoyó la reivindicación de las 35 horas semanas y otras reformas. Consideran que estas reformas no tenían nadapositivo, que en realidad eran contrarreformas reaccionarias. Si ese fuera el caso, debemos explicar por qué los partidos de derechas al principio intentaron abolir completamente la ley que introducía la ley de las 35 horas. Y también debemos explicar por qué el movimiento obrero en Francia luchó contra esto, obligando a la derecha a dar marcha atrás en este tema, limitándose a varias enmiendas reaccionarias.
Lo mismo se aplica a la CMU, que ofrece un nivel mínimo de cobertura médica a sectores de la población privados antes de esta medida. La CMU no va mucho más allá. ¡Por supuesto! Los compañeros la caracterizaban como “chapucera e insuficiente”, pero sin embargo es un paso adelante y hay que oponerse enérgicamente a cualquier intento de la burguesía eliminarla, como correctamente se hizo oponiéndose a la eliminación de los emplois-jeunes, a pesar de sus deficiencias, con el gobierno Raffarin.
Los marxistas siempre defienden incluso la reforma más pequeña que tiende a mejorar las condiciones de los trabajadores y los jóvenes, mientras que al mismo tiempo explican que la única forma de garantizar una mejoría duradera de los niveles de vida es mediante la transformación socialista de la sociedad. Quién no esté preparado para defender el terreno conquistado por la clase obrera en el pasado, nunca será capaz de dirigirles hacia la toma del poder en el futuro. Todo esto es ABC para un marxista pero es un libro sellado bajo siete llaves para los confusos sectarios.
La Riposte y el PCF
Nuestros críticos después se ocupan de la cuestión de la actitud de La Riposte hacia la participación del Partido Comunista Francés (PCF) en un futuro gobierno de izquierdas, donde el Partido Socialista (PS) tendría la mayoría. Ellos citan la respuesta de La Riposte a esta cuestión: “¿Debería aceptar el PCF participar en el gobierno con el PS?”
“No con ninguna condición. Para nosotros, debería estar descartada la participación en un gobierno de izquierdas, que, como el gobierno de Jospin, privatiza masivamente y, en todas las cuestiones fundamentales, adapta su política a los intereses de los capitalistas. El PCF debería decir que está dispuesto a gobernar con la dirección del PS con la condición de que ellos se comprometan a llevar a cabo medidas decisivas para defender los intereses de los trabajadores y romper el control de los capitalistas en la economía”.
La Vérité dice que esto significa que La Riposte está a favor de la participación del PCF en un futuro gobierno de izquierdas. Pero cualquiera que pueda leer verá que la cita anterior deja perfectamente clara que la posición de la La Riposte es una participación condicional, que depende del contenido del programa de gobierno. Una vez más, lo que aquí tenemos no es una crítica de la política de La Riposte, sino una malinterpretación deliberada y deshonesta de esta política.
El argumento que después presentan contra esta posición es el siguiente:
“… no dice que, como con el gobierno Jospin, la primera condición para (este compromiso) sería romper con Maastricht y la Unión Europea, ¡una voluntad expresada por la mayoría de la población votando ‘no’ el 29 de mayo de 2005!”
Esto nos lleva al punto en lo que se ha convertido en una verdadera idée fixe entre los lambertistas, es decir, la necesidad de que Francia rompa con el Tratado de Maastricht y la Unión Europea, de los que, según pretenden, La Riposte es un ferviente seguidor, e incluso que Grant y Woods ven el Tratado de Maastricht como “¡un punto de apoyo para la lucha de clases en Europa!” Sobre esto, como sobre otras muchas cuestiones, no es difícil ver que La Vérité, (La Verdad) está en realidad lleno de las mentiras más escandalosas. Lo que es cierto, no obstante, es que La Riposteno se opone a la Unión Europea por la misma razón que La Vérité, que contrapone al “Maastricht” capitalista y la reaccionaria Unión Europea, la defensa de la igualdad capitalista y la reaccionaria “República francesa”, que parecen considerar algo progresista.
Pero antes de alejarnos de la cuestión europea, dejemos en primer lugar claro la cuestión de la política del PCF y su participación en un futuro gobierno de izquierdas. Nuestros críticos escriben:
“La Riposte saluda de paso a Marie-George Buffe, secretaria general del PCF, que: ‘tiene razón’ ‑ más vale tarde que nunca ‑ cuando dice que la izquierda perdió porque ‘no se enfrentó a los defensores del capitalismo’, pasando de ‘concesión a concesión’ y de ‘adaptación a adaptación’ a los intereses capitalistas”.
Su irritación con esta cita de La Riposte la expresan a continuación en los siguientes términos:
“¿Pero lo que caracteriza a la política de Marie-George Buffet no es precisamente buscar un acuerdo con aquellos en el Partido Socialista que se oponen abiertamente a la aplicación de las directivas europeas?”
¿Cómo esta nota invalida lo planteado por La Riposte? ¿Buffet tiene razón, o está equivocada, al decir que la razón del fracaso del anterior gobierno de izquierdas fue su fracaso para enfrentarse al capitalismo y las concesiones hechas a los capitalistas? ¿Sí o no? Claramente la respuesta es sí. Y cuando La Riposte dice ‘más vale tarde que nunca’, simplemente significa que esto debería haberlo dicho y actuado en consecuencia durante el gobierno de izquierdas, no sólo después de la derrota de 2002. ¿Dónde está el problema? Una vez más, nuestros críticos blanden su pequeña y endeble espada para no dar ningún golpe.
Lenin siempre decía que la verdad es concreta. Los trabajadores franceses han pasado a través de la experiencia de la derecha del gobierno Raffarin. Han luchado con huelgas y manifestaciones de masas en las mejores tradiciones del movimiento obrero francés. Ha habido explosiones de los jóvenes desposeídos. El establishmentquedó sacudido por la derrota en el referéndum sobre la Constitución Europea. Todo esto apunta hacia un cambio de ambiente decisivo en la sociedad francesa. Esto fue comentado incluso por Chirac quien dijo: “existe un profundo malestar en la sociedad francesa”.
Se está preparando el escenario para un gran giro a la izquierda en Francia. Las masas pronto echarán al desacreditado gobierno de Villepin. ¿Pero a quién pondrán en su lugar? Las sectas en Francia – incluida la secta lambertista ‑ tienen grandes ideas sobre sus perspectivas, basadas en un voto de protesta en un momento en que la clase obrera estaba desilusionada con la política de los socialistas y comunistas. Las sectas francesas imaginaban que estarían en situación de desafiar a las organizaciones de masas tradicionales. Pero ahora todas estas ilusiones han quedado reducidas a polvo. En las últimas presidenciales el candidato del PT consiguió… un 0,5 por ciento.
La clase obrera no entiende a las pequeñas organizaciones. Como regla pasan desapercibidas. Sólo una serie de circunstancias excepcionales permitieron a los candidatos “trotskistas” atraer un voto respetable hace unos años. Ahora la situación ha cambiado y todos estos grupos están en crisis. Las masas volverán de nuevo al PS y al PCF, de la misma manera que la noche sigue al día. En el próximo período la cuestión será un gobierno de izquierdas en Francia.
¿Cuál debería ser nuestra actitud? La única posición correcta sería hacer un llamamiento a los trabajadores para echar a la derecha y votar a los partidos obreros, es decir, al PCF y al PS. Pero el papel principal de los marxistas franceses es “explicar pacientemente” que un gobierno de izquierdas debe aplicar una política socialista: nacionalización bajo control y administración de los trabajadores de los bancos, instituciones financieras y grandes monopolios. Sin esto los dirigentes reformistas de nuevo estarán obligados a poner en práctica una política en interés del Capital, en esta ocasión con recortes más profundos, preparando el camino en el futuro para un gobierno de derechas incluso aún más reaccionario.
Maastricht. ¡Una vez más!
Después de haber intentado – y fracasado ‑ desacreditar a La Riposte, los lambertistas regresar de nuevo a su idée fixe, la UE y Maastricht. Atribuyen a los compañeros franceses la idea de que el mayor peligro para los trabajadores viene “de aquellos que ¡critican Maastricht, el euro y la Unión Europea!” Aquí el descaro de nuestros críticos ha alcanzado niveles inauditos. ¿Cuál fue la postura de los compañeros franceses en el referéndum sobre el Tratado de Maastricht? ¿Lo apoyaron? No. ¿Defendieron la abstención? No. Defendieron el “no”. Por lo tanto, o los lambertistas son incapaces de leer francés o deliberadamente cuentan mentiras.
La Riposte en realidad criticaba los argumentos de los distintos elementos en la izquierda francesa que se oponían a la Unión Europea no desde el punto de vista del internacionalismo de la clase obrera, sino desde la perspectiva nacionalista estrecha de la “soberanía nacional” y la independencia de la república capitalista francesa. Criticaron el punto de vista del nacionalismo pequeño burgués y el reformismo. Es decir, criticaron el punto de vista compartido por los lambertistas franceses. Y tenían razón al hacer eso. Naturalmente, esta crítica marxista del punto de vista nacionalista pequeño burgués llenó de rabia a los lambertistas:
“Polemizando contra aquellos que ‘defienden que los trabajadores deben oponerse a la Unión Europea para evitar, como ellos dicen, vender la ‘soberanía nacional’, La Riposte declara: ‘Aquí también, nos encontramos en terrenos totalmente nacionalistas, que no tienen el más mínimo átomo de contenido socialista o progresista'”.
De esta oposición a la Unión Europea desde un punto de vista de la clase obrera e internacionalista, nuestros críticos concluyen con descaro que para la La Riposte, la oposición a la privatización y las conquistas sociales del pasado ¡es reaccionaria! Esto sencillamente es una estupidez del peor tipo. La Riposte se ha opuesto enérgica y sistemáticamente a todas las privatizaciones, realizadas tanto bajo gobiernos de la derecha como de la izquierda, y que los representantes del Parti des Travailleurs[como se conoce en Francia a los lambertistas] pretendan cualquier otra cosa es simple y llanamente la mentira más descarada, tanto a su propia militancia, como cualquier lector que pueda haber fuera de su propia organización.
Por ejemplo, en el mismo texto publicado por La Riposte que citamos anteriormente (PCF: programa, estrategia y participación en el gobierno) leemos:
“Debemos exigir la inclusión en el programa del partido de la nacionalización, bajo control obrero democrático, de todos los bancos, sin excepción, de todas las grandes empresas industriales y las principales redes de distribución. El socialismo no significa la nacionalización de las minúsculas empresas, cafés y panaderías, sino que los comunistas deben explicar incansablemente que la columna vertebral de la economía debe ser arrebatada de las manos de los capitalistas y ponerla firmemente en el sector público bajo el control y administración democrática de los trabajadores. De esta manera, y sólo de esta manera, un futuro gobierno de izquierdas podría dotarse de los medios para poner en práctica un vasto programa de reformas sociales, incluida la reducción de la jornada laboral, aumentos salariales y trabajo garantizado para todos, y la provisión de los recursos económicos necesarios para servicios públicos de calidad disponibles para todos”.
Y esta posición es “traducida” alegremente por La Vérité como que “¡la oposición a la privatización es reaccionaria!” Churchill dijo en una ocasión que la mejor forma de defensa es el ataque. Estas distorsiones son como el chorro de tinta lanzado por un calamar cuando huye de un depredador. Se dan cuenta de que tienen una posición débil e indefendible ante la UE e intentan cubrirse las espaldas lanzando toda una serie de ataques calumniosos sobre aquellos que defienden una posición de clase, internacionalista y marxista. Pero esta maniobra transparente está condenada al fracaso. Ninguna cantidad de distorsiones y mentiras puede ocultar su total abandono de una posición de clase en la cuestión de la UE.
La Riposte se opone a la Unión Europea capitalista pero, a diferencia del Parti des Travailleurs, no lo hace sobre la base de la llamada defensa de la igualdad capitalista y la reaccionaria República francesa. No pretende que esta república capitalista está basada en la “libertad, igualdad y fraternidad” (¿cómo puede existir igualdad entre los explotadores y los explotadores?), ni decora sus declaraciones con los colores de la bandera nacional, imágenes de “Marianne” y otros símbolos patrióticos nacionalistas y burgueses. La Riposte defiende el derrocamiento del capitalismo, el establecimiento de una república socialista en Francia y una federación socialista de Europa. Para los lambertistas esto significa ¡apoyar la Unión Europea! Esto es realmente cinismo de un grado superior, desconocido anteriormente en las filas del movimiento trotskista.
La Riposte defendió el “no” en el referéndum. Sin embargo, ¿es cierto, como mantienen los lambertistas, que el Tratado de Maastricht es la causa fundamental de las contrarreformas que actualmente se están aplicando en todos los estados miembros? ¡No, no lo es! Las mismas contrarreformas se están aplicando en todo el mundo capitalista, y no sólo en aquellos países que firmaron el tratado. Estas contrarreformas son el resultado de la crisis del sistema capitalista. Las conquistas sociales del pasado son incompatibles con la continuidad de la existencia del capitalismo. Esta, y no el Tratado de Maastricht, es la verdadera razón de los constantes ataques contra los derechos y condiciones de vida de los trabajadores.
Por plantear las cosas de la manera más sencilla posible: si el Tratado de Maastricht no hubiera sido ratificado, la situación de los trabajadores bajo el capitalismo no sería fundamentalmente diferente. Cualquiera que dude de esto sólo necesita considerar la derrota del Tratado Constitucional en 2005. La Riposte se opuso a la Constitución, defendió el “no”, pero explicó por adelantado que la derrota de este tratado no resolvería nada por sí mismo. Esto ha demostrado ser perfectamente correcto. Desde la derrota de la Constitución se han repetido los ataques de los gobiernos y los empresarios contra los derechos y condiciones de los trabajadores, en Francia y en todos los países. La política reaccionaria escrita en el tratado ya se estaba aplicando desde hace años, en Francia y en otras partes, y se ha continuado aplicando desde entonces.
La idea básica que recorre toda la propaganda nacionalista del PT es que la Comisión Europea está actuando contra los intereses de la Francia capitalista, y del estado “republicano” capitalista, y que los trabajadores deberían reunirse bajo la bandera de la república para defenderla contra la Comisión Europea. En realidad, el estado francés siempre ha jugado un papel decisivo en conformar las políticas de la Unión Europea, una política dirigida directamente hacia los intereses del capitalismo francés y europeo. En algunas cuestiones, como por ejemplo las ayudas agrícolas, han surgido conflictos entre los estados capitalistas nacionales que forman la Unión, pero en todas las cuestiones fundamentales las principales potencias están de acuerdo.
En cualquier caso, ni los capitalistas alemanes ni los franceses pueden imponer una sola medida significativa que vaya en contra de sus intereses fundamentales. La Comisión Europea es un instrumento de los estados más poderosos de Europa, como Francia. La pretensión del PT, publicada en otro artículo en el mismo número de La Vérité de que la Comisión Europea está como en un proceso de desmantelamiento de la república francesa “una e indivisible”, que intenta romperla en pequeños estados mediante lo que el PT denomina “balcanización” de Francia, es bastante absurdo. Sin embargo, da una indicación clara de lo lejos que el PT está dispuesto a llegar en su intento histérico de revertir su caída de apoyo y militancia sobre la base de un sentimiento nacionalista burdo y “republicano”.
Italia
Con una previsibilidad aburrida, La Vérité pasa después a atacar la posición de nuestros compañeros italianos. Intentan presentarles como que apoyan a Prodi, el actual primer ministro de Italia. Comienzan citando un artículo de Claudio Bellotti, Le Primarie e Rifondazione – Bertinotti si incatena all’Unione, [Las primarias y Rifondazione – Bertinotti se encadena a la Unión], publicado en agosto de 2005. La “Unión” hace referencia a la coalición entre PRC, DS y una serie de partidos burgueses, todos bajo la dirección de Romano Prodi, también conocida come centro-izquierda o incluso a la Coalición “El Olivo”, un nombre utilizado en el pasado. En su ataque, los lambertistas dan una larga explicación de quien es Prodi.
En Italia nadie en la izquierda tiene duda alguna sobre quién es él y qué ha hecho en el pasado, no es necesario repetir todo esto en cada artículo. Fue asesor de los gobiernos demócrata cristianos en el pasado y jugó un papel clave en una serie de privatizaciones que se realizaron entonces. Fue primer ministro de la primera coalición de gobierno de centro-izquierda, y más tarde ocupó el cargo de Presidente de la Comisión Europea. Siempre ha defendido lealmente los intereses de la burguesía. El problema es que los dirigentes de los dos principales partidos obreros de Italia, el DS y el PRC no sólo están apoyando a Prodi sino que también están en su gobierno, apoyando una posición totalmente pro-capitalista.
El propósito del artículo citado antes era intervenir dentro del PRC en la cuestión de las “primarias”. Las primarias fueron organizadas para permitir que el electorado de la Unión votara a quién ´quería como líder de la coalición. El artículo hace una crítica de Bertinotti tan transparente como un cristal:
“La participación de Bertinotti en esta contienda representa un nuevo eslabón en la cadena que ata el PRC a la Unión. Cualquiera que tenga alguna duda sobre esto puede fácilmente hacerse una idea clara leyendo el ‘Proyecto para Italia’ publicado en julio por los dirigentes de centro-izquierda”.
Los lambertistas después de citar el artículo gentilmente admiten que hace ciertas críticas a la coalición de Prodi. Ellos dicen:
“Consecuentemente, la actitud hacia Prodi no es ‘secundaria’ para la clase obrera italiana y la nación. Su futuro, su supervivencia está en juego… ¿Se puede ayudar a los trabajadores italianos a echar a Berlusconi uniéndose detrás de alguien que ha suministrado, a través de las directivas europeas (¡), a Berlusconi las armas de su política de regionalización, privatización de los servicios públicos, liquidación de la industria?
“Repetimos, los amigos de Grant-Woods son miembros de la misma dirección del PRC. ¿Cuál es su actitud hacia Prodi? Antes de las primarias (31 de agosto de 2005), un artículo firmado por Claudio Bellotti dice: ‘La Unión es el guardián incorruptible de la política de la UE…’ pero el artículo ‘olvida’ mencionar que Prodi estuvo cuatro años como presidente de la Comisión Europea…”.
Después de citar la lista de críticas que el artículo hace a La Unión, La Vérité se queja de que estas sean “muy limitadas“. Como sus lectores no tienen a manos el verdadero artículo, nos vemos obligados a citarlo para demostrar el verdadero tono del escrito. El artículo enumera una lista de críticas al “Proyecto para Italia” de Prodi. Critica su defensa de la constitución italiana, su apoyo a los criterios de Maastricht, la OTAN y sus guerras. Explica que la política económica de La Unión será más “sangre y lágrimas” para los trabajadores, que “exprimirán” a los trabajadores en nombre del “beneficio”.
Haciendo un juicio general del “Proyecto” de Prodi el artículo dice lo siguiente:
“Esto manifiesto sigue fielmente la lógica de una coalición que sufre de profundas divisiones internas. Los puntos que se plantean claramente son aquellos que garantizan los intereses nacionales e internacionales de la clase dominante; el resto es humo, mistificación, palabras bonitas o silencio diplomático en cuestiones controvertidas”.
El artículo continúa explicando que miles de activistas de izquierda votarían a Bertinotti en las primarias como una forma de expresar su oposición a la política antiobrera de Prodi, pero después añade:
“Pero precisamente debido a esto, el apoyo del PRC a ese manifiesto es imperdonable, es la fruta envenenada de la línea establecido en el último congreso del partido que ahora inexorablemente nos encadena más estrechamente a la política que hasta ayer nos oponíamos”.
El artículo concluye:
“Nuestra batalla para cambiar la dirección del PRC continúa y ciertamente no termina con el congreso de marzo [2005] y pronto se verán las consecuencias. Ese será el momento en que el destino de nuestro partido se decidirá, no en escenario virtual de las primarias, sino en la cruda realidad de la lucha de clases, no con las palabras amables en los documentos, sino con el lenguaje crudo de los acontecimientos”.
Estas citas del artículo ayudarían a cualquiera a comprender la posición real de nuestros compañeros italianos. Pero como ocurre con el ataque al Socialist Appealbritánico, aquí tenemos malas traducciones muy convenientes que sirven para distorsionar nuestros artículos y dar la impresión equivocada de que creemos una cosa cuando una cita exacta ilustra claramente que decimos algo totalmente diferente.
Ellos citan lo siguiente del artículo:
“En la mayoría del partido [del PRC, nota del editor] a algunos les gustaría empujar a los compañeros más críticos ceder o adoptar una posición de boicot o abstención pasiva (…) Bien, si algunos dirigentes están pensando en estas líneas, están cometiendo un gran error (…) Hoy Prodi tiene el viento en sus velas pero mañana las cosas serán diferentes. Nuestra batalla para cambiar el PRC sin duda alguna no ha terminado”.
Este método de citar es muy deshonesto. Una vez más, omite frases clave, une partes diferentes de un artículo y también incluye palabras que nunca aparecían en el artículo (como: “Hoy Prodi tiene el viento en sus velas”). Con este método podría demostrar que Jesucristo era el anticristo “citando” la Biblia. Lo que realmente dice el texto es lo siguiente:
“En los niveles superiores de la mayoría [ala de Bertinotti] del partido algunos posiblemente están pensando empujar a los compañeros más críticos a ceder o adoptar una posición de boicot o abstención pasiva, ¿de este modo se liberarían de algunos elementos molestos dentro del partido? El entusiasmo con que ciertos ‘capitanes’ amenazan con sanciones y expulsiones contra aquellos que, posiblemente equivocados pero con una amargura comprensible han expresado su inclinación a tomar parte de esta contienda virtual, parecería confirmar esto.
“Bien, si algún compañero dirigente (sin duda una pequeña minoría) está pensando en estas líneas, están cometiendo un gran error. El futuro del PRC no se decidirá por algunos trucos mediáticos. Hoy Prodi te ofrece un escenario sobre el que desfilaréis: pero, que sirva de advertencia, mañana se os pedirá que jugueis un papel completamente diferente: seréis llamados a ser corresponsables de los nuevos ataques a los trabajadores, la juventud, los parados, los inmigrantes… Nuestra batalla para cambiar la dirección que está tomando el PRC no ha terminado”.
Comparemos los párrafos, inmediatamente es evidente que no sólo están sacadas de contexto, algunas de ellas también son falsas. Leerlos, una vez más la versión íntegra, sirve para clarificar lo que los compañeros italianos están diciendo realmente en ese artículo. Una vez más, como han repetido varias veces en su artículo, los lambertistas, después de haber sacado las citas fuera de contexto, falsificado y añadido palabras que nunca fueron escritas, hacen su propia interpretación:
“Los amigos de Grant-Woods de este modo afirman claramente: todo el mundo está alineado detrás de Prodi, que tiene ‘el viento en sus velas’ y por tanto dentro del PRC ‘abstenerse’ es imposible… uno tendrá que esperar, porque ‘mañana las cosas serán diferentes’. ¿No es esto un llamamiento a aceptar el alineamiento del PRC detrás de Prodi… mientras se esperan ‘tiempos mejores’?”
Aquí el truco es ignorar el contexto y aplicar el significado de las palabras de un escenario a otro. Lo que se plantea en estas circunstancias concretas no es si el partido apoyaría a Prodi. La palabra “abstención” no hace referencia a eso en absoluto. Lo que debía elegir el electorado de centro-izquierda era elegir al líder de la coalición, es decir, quién debería ser primer ministro si el centro-izquierda ganaba las elecciones. Bertinotti se candidaba a la dirección del centro-izquierda.
La posición de los compañeros italianos ha quedado clara con antelación, que tomar parte en las primarias significaba atar al partido incluso más estrechamente a la Unione de Prodi. Una vez que el partido había decidido participar, la postura de los compañeros era que la izquierda del partido debía participar en la campaña de las primarias, pidiendo a la gente que votara a Bertinotti contra Prodi, que utilizaran esa ocasión para elevar una voz crítica. En lugar de eso, los lambertistas intentan presentar la postura de los compañeros como apoyar a Prodi y esperar tiempos mejores.
Citan otro artículo: Una prima valutazione del risultato [Una primera valoración de los resultados] publicado en octubre de 2005 después de que se celebraran las primarias. Una vez más citan fuera de contexto, ignorando frases y párrafos que dicen exactamente lo contrario de lo que el autor lambertista quiere hacer creer a sus lectores.
Esto es lo que ellos citan:
“La perspectiva de las elecciones hoy se ha vuelto en algo central, parecen como el elemento más sencillo con el que echar al gobierno de derechas, al ver que esto no se consiguió a través de movilizaciones callejeras”.
Después de citar el artículo de este modo, añaden de nuevo su propia “traducción” preguntando si el fracaso de las movilizaciones en las calles fue “fallo de los trabajadores”. Ellos dicen lo siguiente:
“¿Por qué los trabajadores no consiguieron dar jaque mate a Berlusconi ‘con movilizaciones en las calles’? ¿O la responsabilidad reside en los aparatos de DS y el PRC, arrastrando tras de sí a las cúpulas sindicales, que se niegan a romper con la Unión Europea, como han demostrado alineándose con Prodi?”
Hacen esta pregunta sobre si la culpa de esto realmente fuera de los dirigentes del PRC, el DS y los sindicatos. Pero esa pregunta fue respondida en el mismo artículo que ellos citan. Aparece justo antes de la cita anterior sobre la perspectiva de las elecciones:
“Durante los últimos años millones de personas se movilizaron por todo el país contra el gobierno de Berlusconi y su política. Hicieron esto en manifestaciones gigantescas contra la guerra, en las huelgas generales en defensa de los Estatutos de Trabajadores. En muchos casos este despertar se expresó en luchas encarnizadas y radicales como la huelga de los trabajadores de Melfi [FIAT] o en los trabajadores del transporte municipal.
“Sin embargo, esta disposición a luchar no era compartida por los dirigentes del centro-izquierda, que siempre se han negado a llevar estas movilizaciones hasta su conclusión lógica, es decir, una lucha para echar al gobierno”.
Como se puede ver claramente, los compañeros italianos echan la culpa del fracaso de las movilizaciones para echar al gobierno de Berlusconi sobre los hombros de los dirigentes de la izquierda. Pero, por supuesto, los lambertistas no dan esta cita a sus lectores, ¿cómo pueden hacer una pregunta que ha sido respondida por adelantado? Dejaremos que nuestros lectores juzguen este método de citar y polemizar por sí mismos.
Lo que dicen nuestros compañeros italianos sobre las primarias es lo siguiente:
“La perspectiva de las elecciones hoy es central, no sólo porque esta legislatura esté cercana a su fin, sino porque aparecen como el medio más práctico y sencillo de echar al gobierno de derechas, viendo que no se ha conseguido mediante las movilizaciones en las calles. Cuando se evalúa el ambiente de las masas, de millones de trabajadores, el peor de los peligros es el doctrinarismo. El movimiento de masas no procede de acuerdo con la teoría sino sobre la base de su propia experiencia concreta y de la vida misma. ‘Ya hemos tenido suficiente Berlusconi y mientras esperamos la oportunidad de votar [en las elecciones] aprovecharemos esta oportunidad para ir en masa a votar en las primarias, este es el sentimiento que guiaba al ‘electorado de izquierdas’ en los colegios electorales el domingo”.
Contrariamente a las expectativas de muchas personas, hubo una participación masiva en las primarias, votaron millones de personas. Eso reveló lo serio que muchas personas en la izquierda se tomaron las primarias. Esto confirma totalmente lo que estaban diciendo los compañeros italianos, es decir, que la izquierda del PRC debería participar y no aislarse de las masas. Pero para los lambertistas y demás sectarios, cuestiones de cómo los marxistas conectan con el movimiento de masas realmente no tienen interés.
Después de ignorar partes esenciales del artículo, aquellas partes que demostrarían sus manipulaciones del texto, preguntan si la derecha se puede echar del gobierno a través de las elecciones, “es decir, detrás y con el programa de Prodi”. Ellos escriben lo siguiente:
“La segunda pregunta: ¿puede alguien esperar ‘echar al gobierno de derechas’ a través de las elecciones, es decir, detrás y con el programa de Prodi… que es el mismo que el de Berlusconi, gentileza de la Unión Europea? En respuesta a esta pregunta Grant-Woods responden… apelando al alineamiento detrás de Prodi”.
¿Realmente es vierto que los compañeros italianos apoyan a Prodi? No, es una absoluto mentira. En el congreso del PRC del año pasado, los compañeros de FalceMartello presentaron su propio documento, el “Quinto Documento” al congreso del partido. Consiguieron presentarlo en más de mil agrupaciones del partido. El mismo título del documento no deja lugar a dudas sobre lo que defienden los compañeros: Rompere con Prodi – Preparare l’alternativa operaia, que en castellano significa: Romper con Prodi, Preparar una alternativa de los trabajadores. Ese documento es muy claro. Avisan contra la idea de que el partido abandone su independencia. Critica que el partido esté creando ilusiones en la naturaleza de la alianza de centro-izquierda. En las primeras declaraciones del documento se dice:
“Esta pérdida de independencia política y de clase de nuestro partido no cae de un cielo azul. Es el resultado de un largo proceso de revisión política e ideológica, de un debilitamiento organizativo serio [del partido] de un método que se ha alejado radicalmente al PRC del movimiento obrero y de su punto de vista de clase”.
El documento de dieciocho páginas critica cada aspecto del programa del PRC, política, alianzas y otras cosas por el estilo. Avisa contra ser succionados en una coalición con partidos burgueses. Defiende que el partido cambie de rumbo y adopte un programa socialista de lucha. Plantea reivindicaciones específicas en empleo, salarios, educación, vivienda, etc., Entre ellas encontramos la defensa de la renacionalización bajo control obrero de todos aquellos sectores que han sido privatizados durante los últimos años. La lista de reivindicaciones acaba con lo siguiente:
“Contra la Europa capitalista de Maastricht, de Schengen y del Tratado Constitucional. Por la retirada de Italia de la OTAN y el cierre de las bases de la OTAN y EEUU en nuestro territorio. Retirada de las tropas de Iraq, Afganistán y los Balcanes”.
Meses después del congreso del partido, cuando la alianza con Prodi era más estrecha, el Comité Político Nacional (el Comité Central) del PRC se reunió el 17-18 de septiembre de 2005. Los cuatro compañeros de FalceMartello en el Comité, Claudio Bellotti, Simona Bolelli, Alessandro Giardiello, Jacopo Renda, presentaron una resolución que empezaba de la siguiente manera:
“Las decisiones de la mayoría están llevando al partido a un callejón sin salida. La participación del Secretario en las primarias es un nuevo eslabón en la cadena con la que el PRC se está atando a la Unione.
“A cambio de la atención de los medios de comunicación de Prodi, el partido se está comprometiendo a no votar contra las medidas que el futuro gobierno de centro-izquierda adopte (en el mejor de los casos se podrán abstener).
“Estamos firmando un cheque en blanco en detrimento de los trabajadores y las clases más bajas de este país. Esto es claramente evidente en la posición programática común adoptada por la Unione en julio”.
Y concluye así:
“Cualquier ilusión y esperanza que hoy se pueda poner en la Unione pronto desaparecerá frente a la cruda realidad, que consistirá en políticas antipopulares. Sobre esta base, aquellos mismos trabajadores, que desgastaron al centro-derecha con las grandes luchas de los últimos años, elevarán su voz una vez más y desatarán una oleada de movilizaciones, que por ahora sólo han retrocedido temporalmente. Esta es la perspectiva que puede crear las condiciones para invertir radicalmente el rumbo en el que se ha embarcado el partido y liberar de esta manera al movimiento obrero de la colaboración de clase”.
Para dejar las cosas absolutamente claras y sin ninguna duda sobre lo que defienden los compañeros de FalceMartello, citamos sólo unos cuantos titulares de su periódico:
Falce Martello nº 187. 12 de octubre de 2005. No debemos esperar a las elecciones. ¡Luchando nos podemos librar de ellos!
Falce Martello nº 188. 17 de noviembre de 2005. Unidad de las luchas contra el gobierno Berlusconi. ¡Preparar una verdadera alternativa de izquierdas!
Falce Martello nº 189. 20 de diciembre de 2005. ¡Hoy en Val Susa, mañana en toda Italia! [esto hace referencia al magnífico movimiento de masas que estalló en Val Susa cerca de la frontera francesa].
Falce Martello nº 190. 8 de febrero de 2006. La Unione hacia las elecciones. Su programa y el nuestro.
Falce Martello nº 191. 10 de marzo de 2006. Vota Rifondazione Comunista. Echar al gobierno de Berlusconi. Luchar por una verdadera alternativa de izquierdas.
Falce Martello nº 192. 13 de abril de 2006. La Unione conquista el gobierno pero no detiene a la derecha.
Venezuela
La mitad del número 49-50 (nouvelle série), mayo de 2006, de La Vérité, está dedicado a un dossir sobre Brasil, donde lanzan una serie de ataques contra Serge Goulart y la mayoría del grupo O Trabalho. Mientras les ataca, los lambertistas también arrastran a la Corriente Marxista Internacional o, como ellos la llaman, la tendencia Grant-Woods. Repiten muchas de las calumnias citadas anteriormente. Pero cuando atacan nuestra posición sobre Venezuela y el papel que los compañeros de la CMI están jugando allí, los lambertistas realmente se superan a sí mismos.
Leemos lo siguiente:
“Es indispensable poner de relieve dentro de esta lista a la tendencia Militant de Grant-Woods [regularmente hacen referencia a la CMI como tendencia Militant, que dejó de existir hace unos años], que mantiene una posición tan reaccionaria como el Secretariado Unificado. En particular es un obstáculo para la revolución venezolana, donde ellos desarrollan una política que apoya todos los rasgos más reaccionarios de la política de Chávez. ¿Por qué no citar, por ejemplo, las posturas desarrolladas por los Militant en la cuestión de la entrada de Venezuela a Mercosur?
“Militant, en nombre del trotskismo, juga el papel de correa de transmisión de la burocracia castrista, en un momento en que el Secretariado Unificado ha quedado devaluado entre capas importantes de los movimientos de masas, para promover y encubrir una política abiertamente contrarrevolucionaria en Venezuela y en todo el continente latinoamericano y más allá”.
Para demostrar su punto citan un artículo de Alan Woods, Venezuela después de las elecciones: ¿Ahora qué? – El marxismo, el parlamento y la Revolución Venezolana, publicado en diciembre de 2005. Esta es la parte que ellos citan:
“Para contrarrestar la ausencia de una verdadera política exterior revolucionaria, el presidente ha intentado entrar en contacto directo con los líderes extranjeros. Para romper el aislamiento diplomático que Washington intenta imponer a Venezuela, Chávez ha intentado llegar a acuerdos con gobiernos y países que tienen diferencias con EEUU, o que en cierto sentido pueden ser considerados ‘progresistas'”.
El método aquí es consistente pero, como en todas las demás citas, es suficiente con poner lo que había antes y después de esa cita:
“De lejos el aspecto más débil e insatisfactorio de la Revolución Bolivariana es su política exterior. No es casualidad que la parte del aparato del estado donde la tendencia contrarrevolucionaria es más fuerte sea en los cuerpos diplomáticos. Es un secreto a voces que se puede confiar en pocos embajadores y que a la primera oportunidad se pasarán a la contrarrevolución.
“Para contrarrestar la ausencia de una verdadera política exterior revolucionaria, el presidente ha intentado entrar en contacto directo con los líderes extranjeros. Para romper el aislamiento diplomático que Washington intenta imponer a Venezuela, Chávez ha intentado llegar a acuerdos con gobiernos y países que tienen diferencias con EEUU, o que en cierto sentido pueden ser considerados ‘progresistas’. La intención es loable, pero los resultados no son siempre los que él desea”.
Como pueden ver nuestros lectores, el significado es totalmente diferente al que los lambertistas les gustaría creer. Para dejar las cosas aún más claras, podemos citar otro párrafo que viene poco después.
“Venezuela es el quinto país exportador de petróleo del mundo. Sin duda esto ha dado a la revolución un margen de respiro que ha permitido a Chávez construir puntos de apoyo con acuerdos energéticos con sus vecinos del Caribe y Sudamérica. Pero el ‘apoyo’ que se puede obtener por esta forma es muy relativo e inestable. Los únicos amigos reales de la revolución venezolana son los trabajadores, los campesinos y los pobres de América Latina y todo el mundo. Necesitará de estos amigos”.
Mercosur
Después pasan al tema de Mercosur, que es un intento débil por parte de algunas burguesías de América Latina de formar un bloque comercial en las líneas de la Unión Europea. Los lambertistas parecen estar fascinados por esta cuestión. En Europa culpan a la UE de todo y ahora en América del Sur pueden culpar de todo a Mercosur. Esto es una estupidez. Mercosur fue un intento de la burguesía de países como Argentina y Brasil de defender sus intereses particulares en la región a través de un bloque comercial. Esto no puede tener éxito y en cualquier caso está plagado de contradicciones, particularmente entre Brasil y Argentina.
Como ocurre con la UE, intentan presentar nuestra posición como de apoyo a Mercosur. Citan a “Grant-Woods” diciendo:
“Lo único que significa el ingreso de Venezuela al Mercosur es el reconocimiento al enorme potencial que tiene el mercado venezolano”.
Este es otro “trozo sangrante” tomado de un artículo: Mercosur: ¿Paradigma de la Unidad Latinoamericana? ¡El sueño bolivariano de una América Latina Unida sólo será posible con el triunfo del Socialismo! Publicado en julio de 2004 en la página web de la CMR venezolana. Con el estilo habitual de los lambertistas, de nuevo se saca de contexto, para dar la impresión de que decimos exactamente lo contrario de lo que realmente decimos. Ya nos hemos acostumbrado a esto. ¿Cuál es la razón de este uso parco de las citas? ¿Quizá los lambertistas están intentando ahorrar tinta y papel? Después, en un espíritu de caridad cristiana, les ayudaremos citando un párrafo entero:
“Los marxistas revolucionarios siempre hemos resaltado la necesidad de una actitud internacionalista, de la unidad del proletariado, explotados y oprimidos de los países americanos y del mundo. Pero esta ‘unidad’ que significa el Mercosur y en la que ahora entra Venezuela se está dando en el marco de las relaciones de propiedad del Capitalismo, que con su propiedad privada de los medios de producción es el principal obstáculo para un mejor desarrollo de las fuerzas productivas de nuestros países, la única verdadera vía para la superación de la pobreza y la miseria. Siendo así, el único carácter de clase que tiene el Mercosur es el de un acuerdo de las burguesías suramericanas para tratar de defenderse de la penetración del imperialismo norteamericano y europeo y es la búsqueda de un mayor mercado para estas ‘burguesías nacionales’ para conseguir mayores mercados las unas a costa de las otras. Por eso no debemos engañarnos, lo único que significa el ingreso de Venezuela al Mercosur es el reconocimiento al enorme potencial que tiene el mercado venezolano para los capitalistas de Brasil, Argentina, Chile, etc.,”.
Esta última frase lo que quiere decir es que los otros miembros de Mercosur quieren conseguir el mercado venezolano. Esto y en sí misma no expresa ni apoyo ni oposición. Sólo es la afirmación de una realidad. Pero el resto del párrafo debería estar suficientemente claro para cualquier lector honesto.
Para despejar cualquier duda sobre nuestra posición proporcionamos la siguiente cita de Tesis sobre la revolución y contrarrevolución en Venezuela, escrito por Alan Woods y publicado en mayo de 2004:
“99. La visión original de Bolívar -el gran hijo del pueblo venezolano- no era una revolución nacional, sino una revolución que uniera a los pueblos de toda América Latina y el Caribe. Ésa era realmente la única forma de conseguir la verdadera independencia, libertad y prosperidad del continente pero la visión de Bolívar fue traicionada por la burguesía y la aristocracia criolla. Las oligarquías avariciosas y corruptas balcanizaron el territorio latinoamericano, dividiendo estados nacionales que a menudo provocaron guerras fratricidas por los territorios. Esto debilitó América Latina y la puso bajo el dominio del imperialismo, que saqueó sus recursos, destruyó su enorme potencial y redujo a su población a la miseria y la desesperación.
100. Hoy, la visión de Bolívar de una América Latina unida mantiene toda su validez. Es la única forma de avanzar pero nunca se podrá materializar sobre la base del capitalismo. La burguesía ha tenido casi doscientos años para demostrar lo que puede hacer y ha quedado al descubierto su bancarrota. Sólo el proletariado, aliado con los campesinos, los pobres urbanos y las demás clases explotadas, puede cumplir esta perspectiva. Para hacer esto debe expropiar a los terratenientes y capitalistas y crear una Federación Socialista de América Latina.
101. Con la unión de los vastos recursos económicos de América Latina en un plan socialista de producción común, el enorme potencial económico del continente se podría materializar por primera vez. Comparado con esto, los pequeños y miserables proyectos de la burguesía, como Mercosur, demostrarán ser una minucia insignificante. En el espacio de dos planes quinquenales se generarían suficientes recursos para transformar completamente las vidas de millones de hombres, mujeres y niños. Ésa es la perspectiva que nosotros ofrecemos a las masas de América Latina. Es la única causa por la que merece luchar. Cuando las masas sean conscientes del potencial, lucharán con tremenda energía. Enfrentados a una insurrección revolucionaria general en toda América Latina, los imperialistas estadounidenses demostrarían su impotencia. Si no son capaces de someter a Iraq, mucho menos podrían someter a toda América Latina. En lugar de intervenir, se enfrentarían a movimientos revolucionarios en casa”.
Y para dejar las cosas aún más claras citaremos un artículo de nuestros compañeros en Argentina: La actitud de los socialistas revolucionarios hacia el gobierno de Kirchner, publicado en junio de 2003. El artículo dice claramente lo siguiente:
“El Mercosur fue un acuerdo entre las burguesías de los dos países latinoamericanos más importantes del subcontinente (Brasil y Argentina) con el fin de proteger sus mercados del acoso incesante de las multinacionales norteamericanas y de abrirse al comercio con otros sectores imperialistas, como la Unión Europea. De esta manera intentaban balancearse entre los dos colosos (los imperialismos norteamericano y europeo) para defender sus propios intereses. El Mercosur (que engloba también a Uruguay y Paraguay) funcionó relativamente mientras se mantuvo el ‘boom’ económico de los 90, pero cuando los vientos de recesión se cebaron en el área a finales de la década pasada, dejó virtualmente de existir por los intereses encontrados entre las burguesías brasileña y argentina que intentaban exportarse una a otra la crisis económica, llegando al punto de establecer medidas proteccionistas una contra otra para defender sus respectivos mercados internos.
“Ahora, es nuevamente la presión del imperialismo norteamericano por la implementación del ALCA, con el que pretende profundizar y reforzar su control económico sobre América Latina, lo que ha llevado de nuevo a las burguesías de ambos países a reconciliarse y a intentar enfrentar en común esta nueva embestida de los EEUU. Es llamativo que, en el fondo, ni Argentina ni Brasil cuestionan la existencia del ALCA, sino que quieren negociar con los capitalistas norteamericanos la implementación del ALCA en las mejores condiciones para los capitalistas de ambos países, o mejor dicho, en las condiciones ‘menos malas’ para ellos.
“Como dijimos al principio, las burguesías latinoamericanas son débiles y carecen de la fuerza y el valor suficientes para romper abiertamente con el imperialismo. En muchas áreas de negocios tienen intereses comunes y, frecuentemente, las burguesías locales actúan como simples testaferros de los intereses imperialistas en sus países. A pesar de que sus intereses económicos son amenazados continuamente por el imperialismo voraz, llegando incluso a provocar fricciones entre ellos, en última instancia siempre tienden a llegar a acuerdos y pactos, cuando no a la sumisión completa, como los casos de México y Chile lo demuestran. O como ocurrió en la Argentina en los últimos años.
“Por eso, hablar como hace Chávez, y algunos sectores nacionalistas ‘de izquierda’ en nuestro país sobre la unidad latinoamericana sobre bases capitalistas ‘nacionales’ es pura utopía. Sólo con imaginar una mesa común para discutir sobre la ‘unidad latinoamericana’ con Fidel y Chávez por un lado, junto a los oligarcas podridos y vendidos al imperialismo de Colombia, Perú, Ecuador, “Argentina o Paraguay provoca risa. La oligarquía latinoamericana está muy cómoda con la actual situación, disponiendo a su antojo de los recursos de cada país en común con los capitalistas norteamericanos o europeos.
“Ya explicamos anteriormente cuál era la única manera de enfrentar consecuentemente al imperialismo y a la oligarquía: con la revolución socialista dirigida por la clase obrera. Nosotros, como socialistas revolucionarios, sí estamos firmemente por la unidad latinoamericana. Pero lo estamos a través de la única manera realista que podría hacerla posible: por medio de una Federación Socialista de América Latina. Esta sí sería una fuerza poderosa, no solamente para hacer fracasar cualquier intento del imperialismo de derrotar la revolución, no solamente para integrar armónica y planificadamente los recursos del continente para hacer avanzar nuestros pueblos económica, social y culturalmente; sino también para encontrar un eco en la clase obrera norteamericana y del resto del mundo capitalista para impedir una intervención imperialista y extender la lucha por el socialismo en sus respectivos países”. [El subrayado es nuestro]
En todas nuestras publicaciones sobre América Latina nuestra consigna es muy clara y constante. Defendemos la Federación Socialista de América Latina, como la única solución real a los problemas que se enfrentan los trabajadores de la región. Sobre bases capitalistas no hay solución.
Control obrero
En Venezuela la tendencia lambertista no ha construido nada. Sus ideas no encuentran eco, lo que apenas es sorprendente, parece que no tienen la más mínima idea de lo que está ocurriendo allí. Una revolución está en marcha implicando a las más amplias masas de trabajadores, campesinos y jóvenes revolucionarios. ¿Qué tienen que decir nuestros amigos de París sobre el tema? No mucho, eso parecería. En contraste, los compañeros de O Trabalho, que ellos mismos están dirigiendo un movimiento de fábricas ocupadas en Brasil, han expresado un entusiasta interés en el movimiento revolucionario en Venezuela, y en particular en el movimiento de fábricas ocupadas.
Las ocupaciones de fábrica se han convertido en un aspecto importante de la lucha de clases en países como Brasil, Argentina y Venezuela. Esto es un reflejo de la crisis aguda del sistema y también del alto nivel de conciencia entre una capa de la clase obrera. Hay mucho material en nuestra web, tanto en inglés como en español, sobre esta cuestión. Esto no es casualidad. La sección venezolana de la CMI, la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), ha jugado un papel clave en la dirección del movimiento de fábricas ocupadas.
Los compañeros de la CMR lanzaron el Freteco (Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas). Lo hicieron para reunir en un solo frente todas las fábricas que estaban ocupadas. Algunas de estas fábricas, como Inveval e Invepal han sido nacionalizadas por Chávez, algo que ninguna otra tendencia pensaba era posible. Nuestros compañeros en realidad fueron los únicos que defiendieron la nacionalización de estas fábricas.
Este trabajo enormemente exitoso de los marxistas venezolanos merece los mayores elogios. Nuestros amigos críticos de París no encuentran nada positivo en ello. Todo lo contrario, sólo encuentran traición y colaboración de clase (¡). Sí, querido lector, leéis correctamente. Citaremos lo que realmente dicen:
“No nos debería sorprender ver a esta tendencia política, que como hemos demostrado en La Vérité, bajo la pretensión de ser marxista se alinea constantemente con aquellas tendencias que son las que más se oponen a la independencia de clase, también ¡se sitúan en contra de la independencia de los trabajadores!”
Después añaden:
“Por nuestra parte estamos a favor de la defensa de la Revolución Venezolana, estamos a favor de la defensa de un gobierno (y de un presidente) que nacionalice las empresas y se resista a la ofensiva imperialista. Pero hacemos eso desde el terreno de la independencia de la clase obrera, que está en contradicción con el Mercosur y con la llamada ‘cogestión revolucionaria'”.
Uno se frota los ojos asombrado. Esto realmente ¡es el colmo de la impudicia! En primer lugar, la tendencia lambertista no está en situación de defender nada desde ningún terreno, ya que están total y completamente ausentes del movimiento obrero de Venezuela. Su “defensa de la revolución venezolana” es más como un amor platónico, observado desde una distancia respetable, es decir, a varios miles de millas, desde la comodidad de un despacho de París. Pueden pronunciar todos los discursos “inteligentes” que quieran “desde el terreno de la independencia de la clase obrera”, que no tienen absolutamente ningún efecto sobre el rumbo de la propia revolución.
En contraste, la CMR está participando activamente en la revolución venezolana. Y, como una persona mínimamente informada sabría, la CMR ha defendido enérgicamente la posición de la independencia de clase, animando, organizando y dirigiendo el movimiento de los trabajadores para ocupar las fábricas y dirigirlas sobre la base del control obrero.
Intentando “demostrar” la supuesta colaboración de clase de la CMR, ellos citan un artículo disponible en español, Gran éxito de la marcha de trabajadores de las empresas en cogestión y ocupadas, publicado en mayo de este año. Este artículo es un informe sobre una manifestación de trabajadores de fábricas ocupadas organizada por el Freteco. Citan las palabras que se publican sobre lo que dice un trabajador en la manifestación:
“Esta marcha es sólo el primer paso. Debe ser una batalla por la reelección del presidente y para extender el modelo de cogestión revolucionaria que él ha presentado”.
Aunque no es una traducción exacta, estas palabras fueron expresadas por un trabajador, pero añadió algo más que le da un significado más amplio a lo que él estaba diciendo. Dice lo siguiente:
“Esta marcha es sólo el primer paso. Debemos estar en la vanguardia de la Batalla de Santa Inés y esta debe ser una batalla por la reelección del presidente y para extender el modelo de cogestión revolucionaria presentado por él, por la reelección del presidente y extender el modelo revolucionario de cogestión que él ha presentado, basado en asambleas de trabajadores con poderes en las tomas de decisiones, a todas las fábricas y avanzar hacia el control y la gestión de los trabajadores. Como ha dicho el presidente, debemos derrotar el burocratismo, la ineficacia y la corrupción. Esta es la Batalla que hemos lanzado desde el Frente”.
Hemos explicado muchas veces que para los trabajadores venezolanos la “cogestión”, aunque técnicamente en inglés se traduce como “co-management” (co-administración), no tiene el mismo significado que se le da a la palabra en Europa. Para ellos es una forma de conseguir el control obrero. En Venezuela la “cogestión” va más allá del simple concepto de compartir la administración con los empresarios. Este trabajador está tomando el llamamiento de Chávez y le da su propio contenido de clase. Las palabras de este trabajador venezolano corriente, expresa las aspiraciones revolucionarias de las masas, su deseo de hacerse cargo de la gestión de las fábricas, y de toda la sociedad, con sus propias manos. Puede que no utilicen la terminología científica del marxismo, pero sin duda es por lo que están luchando.
La prueba real para una tendencia revolucionaria es su capacidad de intervenir en una revolución. La secta lambertista ha revelado su total incapacidad para intervenir en la revolución venezolana, y sus militantes de base tienen el derecho a preguntar por qué. La razón se revelaba claramente en los comentarios anteriores. Como todas las demás sectas pseudo-trotskistas, no toman como punto de partida el movimiento real de las masas (ni en Venezuela ni en ninguna otra parte) sino que se basan en fórmulas abstractas, que intentan endosar al movimiento vivo de la clase obrera. Si los trabajadores rechazan esta fórmula sectaria ¡entonces peor para ellos!
Si aplicáramos el método de los lambertistas tendríamos que decir a estos trabajadores, que están realmente luchando por el control obrero (es decir, que realmente están luchando por una política de independencia de clase, en hechos y no sólo en palabras) que están malgastando su tiempo. Que deberían conseguir la nacionalización total bajo control y administración de los trabajadores o si no, no acercarse al movimiento de fábricas ocupadas. A menos que eso sea “socialismo puro” no debemos ensuciarnos las manos.
Esto en realidad es un espécimen de laboratorio de pensamiento sectario. Merece ser puesto en un frasco de cristal en algún museo y preservarlo para la posteridad, junto con los demás fósiles sectarios. Después las futuras generaciones, viviendo ya bajo el socialismo, podrán estudiarles y maravillarse de que en la primera década del siglo XXI realmente existieran personas que se autodenominaban marxistas revolucionarios que defendían estas posiciones. Podemos imaginar a grupos de escolares examinando estos especímenes, como si fuera una mosca atrapada en ámbar hace un millón de años, un objeto fascinante pero totalmente inútil.
Los compañeros del Freteco y la CMR no se basan en una fórmula abstracta que han aprendido y repiten como papagayos de un curso de cocina sectario. Intervienen activamente en las luchas de la clase obrera venezolana y plantean la necesidad de la nacionalización y control obrero. En su manifiesto, Manifiesto del Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas Ocupadas y en Cogestión, el Freteco claramente dice:
“El Frente de empresas ocupadas y en cogestión declara su principal objetivo la extensión del proceso de expropiación y nacionalización de la industria venezolana y la puesta bajo control de los trabajadores de la misma”.
No puede existir aquí confusión sobre que defienden los marxistas venezolanos. Están a favor de la nacionalización de los altos mandos de la economía bajo el control y administración de los trabajadores. Explican sistemática y enérgicamente que amenos que la revolución bolivariana adopte estas medidas sólo habrá media revolución, y en tal situación es muy peligroso porque eso significa que el capitalismo no ha sido derrotado decisivamente y puede haber una marcha atrás en una fase posterior y destruir todas las conquistas conseguidas por los trabajadores.
En el punto 6 del Manifiesto del Freteco se lee:
“Los intereses de los trabajadores de las empresas tomadas y en cogestión no son diferentes de los intereses del resto de la clase obrera y del pueblo venezolano. El movimiento obrero venezolano debe estar mejor organizado para poder avanzar al socialismo, socializando los medios de producción y poniéndolo bajo el control de los trabajadores y las comunidades, para que todos juntos planifiquemos la economía de la nación democráticamente. Por ello impulsamos este Frente de empresas bajo el control de los trabajadores. Para ello es fundamental que la clase obrera esté mejor organizada, por ello desde este frente hacemos un llamado a organizarse para impulsar el sindicalismo revolucionario y de clase en el seno de la UNT y que la central se transforme en un instrumento de lucha y de transformación social que necesita la clase trabajadora y el pueblo venezolano”.
¿No está suficientemente claro? Para cualquier persona inteligente, ¡está suficientemente claro! Pero no para nuestros amigos lambertistas de París. No escuchan porque no están interesados en lo que otros tengan que decir. Están totalmente cegados por su pensamiento enrevesado, que se parece mucho al de los escolásticos medievales que hablaban incesantemente sobre cómo los ángeles podían bailar sobre la cabeza de un alfiler y podían demostrar que lo blanco era negro, rojo o cualquier otro color que quisieras nombras. No se puede esperar ganar una discusión con estas personas. Están decididos a “demostrar” que somos reaccionarios y buscan palabras o frases aquí o allá que pueden copiar y unir, sacar fuera de contexto, con la ferviente esperanza de que nadie realmente lea los textos originales.
Los sindicatos
Los lambertistas adoptan naturalmente el mismo procedimiento encantador cuando llega a nuestra postura sobre el movimiento sindical venezolano. En el último congreso de la UNT surgió una seria división, de la que informamos en nuestra página web. De una manera carente totalmente de escrúpulos, y desafiando todos los hechos, los lambertistas intentan alinearnos con el ala de derechas de la UNT. Hacen esto una vez más con su método de citar deshonestamente nuestras declaraciones, omitiendo de manera conveniente aquello que ellos consideran que sería malo para la salud de los lectores. Citan la siguiente frase:
“Este plan se puede materializar independientemente de si el congreso de la UNT se celebra o si se organizan las elecciones (…)”.
Por el bien de la clarificación, aquí el “plan” hace referencia a las intervenciones concretas en las luchas de la clase obrera, ocupaciones de fábrica, etc., y la lucha por el socialismo. Pero después de esta frase desaparece el resto del párrafo que dice lo siguiente:
“Si la C-CURA [el ala de izquierdas de Chirinos] comienza a aplicar esto independientemente de si tenemos posiciones, esto nos permitiría llegar a los oídos de los trabajadores de la base de la UNT, clarificando quien está preparado para avanzar hacia el socialismo y quien no. Esta sería la mejor manera de preparar el congreso y las elecciones, dejando absolutamente claro quienes son los sectores más revolucionarios y los que no”.
Después de omitir este punto clave, dando la impresión de que no estamos en absoluto preocupados por el congreso o las elecciones internas, ellos dicen lo siguiente:
“De este modo, con un lenguaje ‘radical’, los portavoces de Militant, antes de una asamblea general donde no faltaban voces exigiendo la convocatoria inmediata de elecciones dentro de la UNT, aparecen como una especie de ‘puente’ con aquellos que estaban fuera, boicoteándo el congreso porque, en última instancia, la ‘fecha y las elecciones de este año’ sería algo segundario con relación al ‘plan’ votado por la reelección de Chávez”.
Lo que decimos está absolutamente claro, como demuestra el punto desaparecido. Dijimos que el ala de izquierdas de la UNT debería implantar la lucha por las ocupaciones de fábrica, plantear la cuestión de la necesidad del socialismo, etc., Explicamos que la abstención del ala de izquierdas de la UNT de la lucha concreta y su concentración exclusiva en las elecciones internas era un error. ¿Por qué decíamos esto? El papel de los sindicatos en la revolución es crucial. Como organizaciones básicas de la clase, son los medios mediante los cuales el proletariado puede poner su sello decisivamente en la revolución, y deben ser el principal mecanismo de transmisión mediante el cual la vanguardia revolucionaria dirige a la clase.
Sin embargo, para que los sindicatos cumplan plenamente ese papel, deben intervenir en la lucha de clases en general, y el movimiento por el control obrero y las ocupaciones de fábrica en particular. Después de la escisión del viejo sindicato derechista, la CTV, la creación de la UNT despertó las esperanzas de millones de trabajadores en Venezuela. Desgraciadamente, debemos admitir que estas esperanzas en parte han sido defraudadas. Cuando Chávez dio la lista de cien fábricas que estaban cerradas o amenazadas de cierre, y lanzó la consigna: “fábrica cerrada, fábrica tomada, ¿qué debería haber hecho la UNT? En nuestra opinión debería haber dado inmediatamente instrucciones para que en cada región se elaborara un plan concreto de ocupaciones de fábrica. ¿Se hizo esto? No. No se hizo y se perdió una oportunidad de oro.
En nuestra opinión, el ala de izquierdas alrededor de Orlando Chirinos, que ha tenido el control de la UNT, cometió errores muy serios. Permitieron que se dedicara demasiado tiempo a peleas burocráticas con otras tendencias dentro del sindicato, a costa de intervenir activamente en la lucha de clases. Esta es una cuestión muy seria porque socava la fe de las masas trabajadoras en el movimiento sindical. Contrariamente a las mentiras de los lambertistas, nosotros apoyamos al ala de izquierdas de la UNT frente al de derechas. Pero eso no significa que debamos adoptar actitud acrítica hacia la izquierda de la UNT, que tiene una gran responsabilidad en los fracasos de la UNT del pasado período. Estos fracasos han animado al ala de derechas de la UNT para pasar a la ofensiva, llevando a una división muy seria en el congreso.
Intentamos dar a la discusión una perspectiva correcta explicando que la participación en las luchas concretas pondría a la izquierda en una posición mejor tanto en el congreso de la UNT como en las elecciones internas, además de clarificar quién está a favor del socialismo y quien no. Desenmascararía al ala de derechas demostrando qué son realmente. Concentrarse exclusivamente en las elecciones internas haría el juego al ala de derechas, que es lo que realmente ocurrió después. Nosotros explicamos que si la izquierda adoptaba nuestra postura entonces las elecciones internas se convertirían en una lucha concreta por el socialismo en lugar de un apoyo o no a Chávez. Y esa era la única postura correcta que se podía tomar.
Hay muchas otras distorsiones sobre el trabajo de nuestros compañeros en Venezuela, pero el lector ya estará cansado de esta lista de basura tan monótona. Sólo diremos que la acusación de que planteamos la posibilidad de la transformación de las fábricas ocupadas en cooperativas es otra mentira lambertista. Presumiblemente, se basan en una reivindicación planteada en el artículo: Éxito de la marcha del Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas. Esa reivindicación es la siguiente:
“Expropiación de los almacenes Alfa Quartz en Charallave y ponerlos bajo el control de los trabajadores de las cooperativas”.
Esta reivindicación tenía el objetivo de cumplir las necesidades de los trabajadores de las cooperativas que no tenían ningún sitio en el que operar. Nunca hemos planteado la reivindicación de que las fábricas ocupadas se transformen en cooperativas. En realidad, sistemáticamente nos hemos opuesto a ello. Cualquiera que quiera leer la lista completa de reivindicaciones puede encontrarla en Marcha del Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Tomadas.
Conclusión
Debemos pedir disculpas a nuestros lectores por el largo número de citas que hemos dado para demostrar la total falsedad de la posición de los lambertistas y su vergonzosa deshonestidad. Aseguramos al lector que, sin embargo, lo aburrido era leer esta lista de mentiras, malinterpretaciones y distorsiones, pero incluso más tedioso aún para nosotros es tener que escribirlo: una experiencia que se parece a lo que debe ser andar gateando por una cloaca. Sin embargo, esperamos que, al final, hayamos dejado las cosas claras.
Ellos han intentando demostrar que apoyamos a Blair, la Unión Europea y el acuerdo de Maastricht, Prodi en Italia y toda una serie de crímenes contra la clase obrera. En realidad, lo difícil es pensar en un crimen que no hayamos cometido, en la febril imaginación de nuestros amigos de París. Si algo de esto fuera cierto entonces estaríamos condenados ante los trabajadores del mundo. Pero ninguna persona seria se convencerá de estas distorsiones rudas y estúpidas. Nos recuerdan a las palabras del Príncipe Hal, cuando describe las falsedades monstruosas del viejo borracho y mentiroso Falstaff:
“Esas mentiras son como el padre que las engendra, gordas como montañas, impudentes, palpables”. (Shakespeare. Enrique IV. Parte primera. Acto II. Escena iv).
La única diferencia es que al menos las mentiras de Sir John Falstaff eran una fuente de diversión. También tenemos una buena risa ante la estupidez que sale de la publicación La Vérité de París. Pero en esto hay una parte que no nos divierte en absoluto. Los lambertistas pretenden ser trotskistas. León Trotsky pasó muchos años luchando contra la escuela estalinista de falsificación. Cuando Trotsky todavía vivía, el trotskismo era una bandera limpia y era respectada por muchos trabajadores políticamente activos. Después de la muerte del Viejo, como hemos visto, los llamados dirigentes de la IV Internacional consiguieron desacreditar la idea misma del trotskismo en todas partes.
Ellos fueron los responsables de todo esto: Pablo, Mandel, Healy, Cannon y Lambert. Este último continúa actuando sobre la base de ideas equivocadas y con métodos organizativos zinovievistas que aprendió de la escuela de Pablo. Todos sus gritos y aullidos sobre el “pablismo” no alteran esta realidad. Si niega esto, dejemos que abra los libros y publique hoy lo que escribió en el perído de 1945 a 153.
De todas las tendencias de la IV Internacional, la única que puede mantener alta la cabeza hoy es la tendencia fundada por el gran teórico marxista y fiel discípulo de Trotsky, el compañero Ted Grant, que fue el único en mantener viva la herencia organizativa e ideológica de Trotsky. Las ideas de Ted Grant están representadas por la Corriente Marxista Internacional, que ahora está realizando un trabajo revolucionario en casi cuarenta países en todos los continentes.
Durante décadas las sectas degeneradas que surgieron de la desintegración de la Cuarta intentaron ignorar a esta tendencia, pero ahora esto es imposible. Nuestros éxitos son demasiado numerosos y destacados como para ignorarlos. Marxist.com ahora es la página web marxista con más autoridad del mundo que representa a una corriente internacional organizada. Los destacados éxitos de nuestras secciones en Pakistán, España, Italia, Austria, Venezuela, México, son conocidos por todos. En contraste, la mayoría, si no todas, de las 57 variedades de sectas pseudo-trotskistas están en crisis y hechas pedazos. Como solía decir Ted: “estas personas son desafortunados en las fusiones y afortunados en las escisiones”.
La reacción era de esperar. Nuestros rivales comienzan a atacarnos por todas partes. Casi cada día hay algunas nueva “crítica” a la CMI en alguna u otra página web sectaria. Los ataques de La Vérité son especiales únicamente por el grado inusual de veneno y la crudeza de las falsificaciones. Es como un coro de gatos que ocasionalmente interrumpe el sueño de mujeres y hombres honrados: en algunos momentos ligeramente molestos, pero difícilmente algo a tomar en serio. En un sentido es una especie de reconocimiento tardío de nuestras conquistas, un reconocimiento reticente donde la milicia pública está mezclada con envidia secreta. Como dice un proverbio árabe: “ladran, luego cabalgamos“.
Por supuesto, no nos alteramos ante estos aullidos de protesta. Las pretensiones absurdas hechas por enemigos maliciosos son falsas y fácilmente desenmascaradas. En cualquier caso, no estamos interesados en lo que las sectas que arman jaleo desde los márgenes del movimiento obrero pueden decir, pensar o hacer. Son un pie de página irrelevante en la historia, condenadas por su incapacidad tanto en la defensa de la teoría marxista como en encontrar un camino hacia la clase obrera. No escribimos para ellos sino para nuestros muchos amigos de todo el mundo: trabajadores, socialistas, comunistas y jóvenes revolucionarios, que buscan una alternativa revolucionaria seria, una verdadera internacional marxista.
A estos les decimos: si deseáis defender una posición de clase clara y revolucionaria dentro del movimiento obrero internacional, entonces uníos a la Corriente Marxista Internacional. Nosotros defendemos las verdaderas tradiciones del movimiento: las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, el programa del internacionalismo proletario y la tradición bolchevique de la democracia interna, porque un partido leninista sin democracia interna, es imposible la construcción de un partido revolucionario.
Cualquiera es libre de estar en desacuerdo con lo que realmente defendemos y decirlo públicamente a través del medio que desee. Las polémicas y las discusiones son la savia del movimiento revolucionario. Pero la condición previa para una discusión seria es que las ideas no se deben malinterpretar o falsificar. Cualquier tendencia que no es capaz de representas las ideas de sus oponentes de una forma honesta nunca construirá una fuerza seria ni en miles de años.
Invitamos a todos los trabajadores y jóvenes de todo el mundo que buscan una genuina tendencia marxista revolucionaria que contacten con nosotros para ayudarnos a construir una fuerza con raíces en la clase obrera de todos los países.
Londres, 1 de noviembre de 2006
Apéndice: Los Orígenes del colapso de la Cuarta Internacional y los intentos de los trotskistas británicos para evitarlo
Fred Weston
Después de la Segunda Guerra Mundial la dirección de la entonces “Cuarta Internacional” se quedó totalmente desorientada. No podía comprender lo que estaba ocurriendo y esto marcó el principio del fin de la organización.
Sin embargo, antes de entrar en un breve análisis de por qué la Cuarta Internacional finalmente colapsó, merece la pena dar unas cuantas citas muy significativas del documento elaborado por la entonces dirección internacional. Debemos recordar que todo esto fue escrito en 1946, cuando el capitalismo acababa de entrar en el boom más largo de su historia y la Unión Soviética había surgido de la Segunda Guerra Mundial con una enorme fortaleza. Creemos que hablan por sí mismas.
“A pesar de la cierta debilidad actual del movimiento revolucionario de los trabajadores, no hay razón para suponer que nos enfrentamos a una nueva época de estabilización y desarrollo capitalista.
“La recuperación de la actividad económica en los países capitalistas debilitados por la guerra, y en particular en los países europeos continentales, se caracterizará por un ritmo especialmente lento que mantendrá a sus economías en unos niveles que bordearán el estancamiento y la recesión.
“En estas condiciones un desarrollo prolongado, relativamente pleno y estable de las fuerzas de la democracia política parece ser más problemático que nunca. Las pocas concesiones democráticas que la burguesía ha garantizado desde la guerra son el resultado, por un lado, de la presión de las masas y, por el otro lado, de la política conciliadora y capituladora de los partidos reformistas y estalinistas.
“Ahora, a lo que nos enfrentamos es a una crisis a escala mundial que trascenderá todo lo conocido en el pasado y al desarrollo de un auge revolucionario mundial, para ser más exactos, con ritmos desiguales en diferentes partes del mundo pero, ejerciendo una influencia incesante y recíproca de un centro a otro y, de este modo, determinando una larga perspectiva revolucionaria. (el énfasis es del original)
“Los acontecimientos actuales demuestran en todos los países que las posibilidades objetivas para la creación de partidos de la Cuarta Internacional nunca han sido tan favorables y van en aumento.
“La condición previa esencial para dedicarnos con entusiasmo y fe a la tarea de la construcción de los partidos de la Cuarta Internacional es que tengamos, en primer lugar, la convicción firme de las grandes posibilidades que existen en este terreno.
“Tras la apariencia de un poder nunca antes alcanzado se esconde la realidad de que la URSS y la burocracia soviética han entrado en una fase crítica de su existencia”.
(Extracto de The New Imperialist Peace and the Building of the parties of the Fourth International Resolución aprobada en la Preconferencia Internacional.Abril 1946).
Comparemos las citas anteriores con las escritas por la dirección del PCR británico, cuyo principal teórico era Ted Grant. Aunque no podían haber previsto el largo boom de la posguerra si fueron capaces de comprender que el período inmediato estaría caracterizado por la recuperación económica y una estabilización del sistema.
“Frente a los reformistas y estalinistas que intentan calmar a las masas con la perspectiva de nuevo renacer del capitalismo y un gran futuro para la democracia, la resolución de la Preconferencia Internacional es cien por cien correcta al insistir en la época de declive y colapso de la economía capitalista mundial. Pero una resolución que busca orientar a nuestros propios cuadros en las perspectivas económicas inmediatas – de las que fluyen en gran medida la próxima etapa de la lucha de clases y de este modo nuestra propaganda y tácticas inmediatas – la perspectiva está claramente equivocada. (el énfasis es del original)
“La actual crisis y el bajo nivel de producción no es una crisis económica en el sentido clásico entendido por los marxistas. Se trata de una crisis de ‘suproducción’ que surge de la concentración de las fuerzas productivas para la guerra imperialista y de la destrucción provocada por la propia guerra.
“La teoría del colapso espontáneo del capitalismo es totalmente ajena a las concepciones del bolchevismo. Lenin y Trotsky insistieron una y otra vez en que el capitalismo siempre encontrará una salida si antes no es destruido por la intervención consciente del partido revolucionario que, al frente de las masas, aprovecha las dificultades y las crisis del capitalismo para derrocarlo. La experiencia de la Segunda Guerra Mundial enfatiza la corrección de estas concepciones de Lenin y Trotsky.
“Mientras tanto, debido la debilidad de los partidos de la Cuarta Internacional que en esta etapa se mantienen como pequeños grupos, los capitalistas han podido encontrar una salida al colapso y declive de la economía. En Europa Occidental esto ha preparado el camino para una recuperación bastante rápida y sostenida. (el énfasis es del original)
“Al negarse a reconocer la inevitable recuperación, la Cuarta Internacional sólo conseguirá desacreditarse y desorientará a sus cuadros y a las amplias masas al pronosticar una recesión permanente y la desaceleración del ritmo en Europa Occidental, precisamente cuando los acontecimientos adoptan una forma diferente”.
(Extracto de Perspectives – Proposed line of amendment to International Conference Resolución ‘New Imperialist Peace and the Building of the Parties of the Fourth International’. Diciembre 1946).
A partir de las citas anteriores podemos ver que los dirigentes de la Cuarta Internacional en 1946 no habían absorbido el ‘método’ de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Para ellos el marxismo no era un método científico, sino un dogma que debía aplicarse rígidamente. Todo lo que hicieron fue repetir la perspectiva de 1938. Ignoraron el hecho de que una perspectiva no puede ser un proyecto. Sólo puede planear el proceso general y algunas veces puede cambiar radicalmente con el desarrollo de los acontecimientos. Para estos “dirigentes” todo esto era un libro cerrado.
Ignoraron los procesos reales y simplemente intentaron imponer sobre la realidad sus propios deseos subjetivos. Presumiblemente, debían haber pensado que admitir cualquier posibilidad de recuperación capitalista desmoralizaría a sus fuerzas. ¡Y al final consiguieron hacer exactamente esto! Sus errores llevaron a la destrucción de la Cuarta Internacional que Trotsky tan concienzudamente luchó por construir.
Trotsky esperaba una oleada revolucionaria al final de la Segunda Guerra Mundial, similar a la que siguió a la Primera Guerra Mundial, y esperaba que la Cuarta Internacional se convirtiera en la fuerza dominante dentro del movimiento obrero. Sí se produjo esa oleada revolucionaria. Esta perspectiva se confirmó. La guerra civil en Grecia, el movimiento de resistencia y las huelgas tanto en Italia como en Francia al final de la guerra e inmediatamente después, la revolución china de 1949, la lucha por la independencia en el mundo colonial, la victoria arrolladora del Partido Laborista en las elecciones británicas de 1945, etc., todo esto demuestra que el pronóstico de Trotsky era correcto.
El problema fue que las fuerzas de la Cuarta Internacional eran demasiado débiles para poder jugar un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos. Si el partido revolucionario es demasiado pequeño, si no está en el lugar correcto en el momento adecuado, el momento revolucionario pasa y la oportunidad se pierde. El resultado fue una derrota histórica importante de muchos de los movimientos revolucionarios que surgieron al final de la guerra. Allí donde se consiguieron victorias, como en el caso de China, las revoluciones adoptaron la forma del estalinismo, es decir, se crearon estados obreros deformados a imagen y semejanza del régimen soviético. No fueron revoluciones dirigidas por la clase obrera. Sin embargo si consiguió reforzar al estalinismo. Lejos de enfrentarse a una crisis inmediata, como habían previsto los dirigentes de la Cuarta Internacional, el régimen estalinista en Rusia fue más poderoso de lo que había sido nunca. El estalinismo también se fortaleció en occidente y ante los ojos de muchos trabajadores parecía que Rusia “estaba extendiendo la revolución”.
La ruptura y la división del movimiento trotskista tienen sus raíces en este período. La entonces dirección de la Cuarta Internacional fue totalmente incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo. Si se leen los escritos de dirigentes como James Cannon (dirigente de la época del SWP norteamericano) a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, encontraremos una perspectiva completamente equivocada. Su perspectiva era una crisis inmediata del capitalismo y movimientos revolucionarios a corto plazo. ¡En determinado momento incluso negaron que hubiera terminado la Segunda Guerra Mundial!
En 1946 la Cuarta Internacional celebró su “Preconferencia Internacional”. Ernest Mandel y otros contribuyeron al borrador de ese manifiesto que chocaba frontalmente con la realidad. La dirección de la Cuarta Internacional desarrolló una teoría que descartaba cualquier posibilidad de boom económico. Y los acontecimientos demostraron que estaba totalmente equivocada. La clase obrera fue derrotada debido a las teorías de los dirigentes reformistas y estalinistas. La Cuarta Internacional era demasiado débil para impedirlo.
La derrota de la clase obrera después de la guerra fue la principal condición política para el auge de la economía. EEUU salieron enormemente fortalecidos de la guerra. Se convirtió en la principal superpotencia capitalista gracias a que había acumulado unos grandes beneficios con la producción bélica. Por temor a la revolución en Europa, EEUU inyectó ingentes cantidades de dinero en países como Alemania, Italia, Francia, etc., para recuperar sus economías, fue el célebre Plan Marshall. La destrucción provocada por la guerra hizo necesario un enorme programa de reconstrucción. Todo esto sentó las bases para el boom económico más grande de la historia del capitalismo.
La dirección de la Cuarta Internacional fue incapaz de adaptarse a los nuevos acontecimientos. No entendía que era necesario revisar la situación. Pensaba que podría mantener unidas a sus fuerzas sólo con la promesa de la revolución “a la vuelta de la esquina”. Esta política sólo podía llevar a la ruptura de la Internacional y eso es precisamente lo que ocurrió.
Como explicaba Lenin, si no corriges tus errores entonces caerás de un error a otro. El resultado final es el sectarismo. Los “dirigentes” de la Cuarta Internacional no entendieron los errores cometidos en los años cuarenta y fueron aún más allá por el camino de la degeneración que les llevó a caer en todo tipo de teorías extrañas. De la revolución inminente giraron a la teoría del “aburguesamiento” de la clase obrera en Europa, ¡un giro de ciento ochenta grados! Por ejemplo, en abril de 1968 Ernest Mandel en una reunión en Londres declaró que no se producirá un movimiento de la clase obrera europea al menos hasta dentro de veinte años. ¡Eso fue en víspera del movimiento de los trabajadores franceses en mayo de 1968! No pudieron ver la realidad en 1946 y tampoco lo consiguieron en 1968.
La dirección de la sección británica de la Cuarta Internacional, el PCR (Partido Comunista Revolucionario), comprendió los cambios que se estaban produciendo y elaboró unas perspectivas diferentes. El principal teórico del PCR era Ted Grant. Todavía hoy sigue activo como miembro del comité de redacción de Socialist Appeal. Si se accede a nuestra web se podrá encontrar un libro titulado The Unbroken Thread, en él se encuentra una selección de sus escritos desde 1938 a 1983. Se puede encontrar una selección importante de sus escritos en inglés en www.tedgrant.org. Entre ellos se encuentra el titulado: Perspectivas Económicas 1946 y que es un análisis del auge económico que se estaba desarrollando y que constituye una sobria apreciación de cómo se estaban desarrollando los acontecimientos. Este documento reflejaba el mismo análisis que se hacía en la enmienda que el PCR presentó al documento de perspectivas de la Cuarta Internacional para 1946.
Como ha demostrado la cita que hemos publicado más arriba, en la cuestión de Rusia también los dirigentes de la Cuarta Internacional estaban equivocados. En lugar de crisis la Rusia estalinista consolidó y extendió su base de poder. En la cuestión de China también se equivocó la dirección de la Cuarta Internacional. Dijeron que Mao llegaría a un acuerdo con Chang Kai Shek y traicionaría la revolución. Los escritos de Ted sobre China (ver La revolución china, enero 1949) proporcionan un análisis más preciso de lo que estaba ocurriendo en ese momento en China.
La dirección de la Cuarta Internacional continuó con una serie de errores sobre lo que estaba ocurriendo en Europa del Este. Primero se negaron a aceptar que en Europa del Este había regímenes a la imagen y semejanza de la Rusia soviética. Después giraron (sin explicar por qué) e incluso declararon que algunos de estos países (China, Yugoslavia, etc.,) eran ‘estados obreros sanos’, abandonando esta definición tan pronto como quedó claro que era insostenible.
Todo esto es más que suficiente para demostrar que Mandel, Cannon y compañía se desorientaron después de la guerra y esto les llevó a una política de zig zags que les alejó de un verdadero análisis marxista. Más tarde todo esto llevó a una y otra escisión, y finalmente a la destrucción total de la organización. Los trotskistas británicos intentaron salvar lo que pudieron del naufragio, pero se quedaron con unas fuerzas muy pequeñas. Costaría décadas poder hablar de una verdadera recuperación del movimiento. Pero esa es otra historia que trataremos en otra parte.
Los dos documentos: The New Imperialist Peace and the Building of the Parties of the Fourth International y Economic Perspectives – Proposed line of amendment to International Conference Resolution se deben leer conjuntamente porque son una lección para los trabajadores y jóvenes de hoy que buscan una alternativa revolucionaria al actual callejón sin salida al que se enfrenta la sociedad. Hay que comparar los dos métodos diferentes aplicados y juzgar por vosotros mismos.
Cuando se traicionan las aspiraciones revolucionarias de las masas – cuando las condiciones para la revolución están maduras – y la clase obrera es derrotada, en la historia siempre vemos un proceso similar, sólo permanece activa una capa avanzada de la clase obrera y a menudo tienden a ser los elementos más leales a la burocracia de los partidos y sindicatos. Éstos llegan a conclusiones equivocadas de las derrotas y se convierten en un freno para el conjunto de los trabajadores y la juventud. En esta situación es más difícil defender las ideas revolucionarias y los marxistas se quedan más aislados.
Es precisamente en esta situación donde se desarrollan las tendencias sectarias ultraizquierdistas (igual que las reformistas). Los anarquistas surgieron como una fuerza importante dentro de la Primera Internacional después de la derrota de la Comuna de París. El ultraizquierdismo de los dirigentes de la Cuarta Internacional también se puede explicar de la misma forma, por la derrota del movimiento revolucionario que siguió a la Segunda Guerra Mundial.
Si no comprendemos cómo se mueve la clase entonces en este tipo de situaciones podemos llegar a conclusiones equivocadas, como ocurre con una capa de los trabajadores más avanzados. Cuando el movimiento está en reflujo se fortalece la burocracia de los sindicatos y partidos obreros de masas. Algunos de los trabajadores más avanzados continúan su lucha contra esta burocracia pero no encuentran eco entre las bases. Por eso llegan a la conclusión de que estas organizaciones son demasiado burocráticas para trabajar en ellas y terminan abandonándolas para crear nuevos sindicatos o partidos con la idea de ofrecer una alternativa a la clase obrera. Desgraciadamente se encuentran con que fuera de las organizaciones oficiales las cosas no son tan fáciles. No hay atajos ni fórmulas mágicas que resuelvan el problema. Si hay un reflujo del movimiento debido a derrotas pasadas simplemente no puedes resolverlas declarando un partido revolucionario “independiente” o ignorando la realidad y situando la revolución a la vuelta de la esquina. El movimiento de la clase obrera tiene su propio ritmo, su propio tempo. No puedes obligarle prematuramente a que se mueve más rápido.
Debemos aprender de esta experiencia histórica y desarrollar una perspectiva para el futuro. El colapso de la Cuarta Internacional en parte fue el producto de la situación objetiva. Pero también debemos recordar que los dirigentes del PCR británico no sucumbieron al mismo proceso. ¿Por qué? La respuesta se encuentra en el hecho de que ellos entendieron la esencia del marxismo, el método de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Para ellos el marxismo no era una bola de cristal, sino un método científico, una guía para la acción.
Los trabajadores y lo jóvenes de hoy debido a la crisis del capitalismo mundial se ven obligados a pasar de nuevo a la ofensiva. Ante nosotros tenemos una oportunidad histórica para continuar – y finalmente completar – las tareas que los grandes marxistas del pasado se habían propuesto.
26 de octubre de 2004
Traducción de The origins of the collapse of the Fourth International – and the attempts of the British Trotskyists to avoid it