Las reformas progresistas son importantes pero no alcanzan para el logro de la "Liberación Nacional y Social" porque es propio del capitalismo su tendencia a la concentración del capital y su extranjerización. Las multinacionales mandan. Además, los dueños de la tierra y el empresariado no se quedan cruzados de brazos: cierres patronales, lobbies, huelgas de inversiones, todo tipo de boicots. Debemos vernos en el espejo de Chávez y Morales.
Proyecto Sur propone discutir los grandes temas nacionales con objetivos estratégicos, que hace una diferencia respecto del corto plazo y parches que plantea el gobierno y la oposición de derecha.
El modelo K, desde el año 2003, se promociona como superador del modelo agro-minero-exportador al levantar su programa neodesarrollista de industrialización, opuesto al modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego desde la dictadura de 1976. Estableció, entonces, alianzas con sectores industriales, la supuesta "burguesía nacional", o "capitalismo de amigos" como dicen otros.
Si bien es cierto, como dicen algunos, que el gobierno K tiene políticas de derecha, la oposición de derecha existe y su horizonte es el reino absoluto de la patronal y de su amo: el capital trasnacional.
El Kirchnerismo, en esta pelea, juega de victima, y no es consecuente con los aspectos progresivos que dice haber ido planteando. Si fuera, como dice, un gobierno "Nacional y Popular", que viene a clausurar la historia reciente de los 90 con su festín de saqueo de los Recursos Naturales y privatizaciones, al menos debería haber comenzado seriamente a desandar ese derrotero.
Las banderas contra la derecha le deben ser justamente arrebatadas al kirchnerismo; o, mejor dicho, al PJ a secas.
Proyecto Sur plantea, correctamente, una ruptura con aquel modelo salvaje. Define un proyecto emancipador, con la recuperación de las rentas extraordinarias para financiar la salida del molde estrecho que significa el modelo agro-minero-exportador.
Ahora bien, la propuesta concreta de un Polo Estatal de Empresas Publicas, como motor de un proceso de reindustrialización, que además impulse la creación de empresas publicas latinoamericanas, presenta limitaciones que la realidad contemporánea nos muestra en la propia América Latina.
En Argentina, el petróleo representa la mayor renta del país. En México, el petróleo sigue siendo estatal, Venezuela tiene su empresa y está en un proceso progresivo de nacionalización de cuencas a fin de tener el control del proceso.
Siendo ambos países grandes productores exportadores de petróleo, en el caso de México esa renta extraordinaria no alcanza para mejorar las condiciones de vida del pueblo trabajador, y en el caso de Venezuela si bien hubo mejoras importantes, persisten problemas básicos como la falta de vivienda, desempleo, suba de precios, etc.
Las reformas progresivas propuestas no alcanzaran para el logro de la "Liberación Nacional y Social" porque es propio del capitalismo su tendencia a la concentración del capital y su extranjerización. Las multinacionales mandan. Además, los dueños de la tierra y el empresariado no se quedarán cruzados de brazos: cierres patronales, lobbies, huelgas de inversiones, todo tipo de boicots. Debemos vernos en el espejo de Chávez y Morales.
No se puede controlar lo que no se posee. Por lo tanto en la propuesta programática, además de la recuperación de los Recursos Naturales, las rentas extraordinarias y los servicios privatizados, sería necesario incluir la nacionalización de los grandes monopolios y de los latifundios, a fin de poner la producción nacional al servicio de las necesidades sociales y bajo el control democrático de la sociedad. La banca también debe ser nacionalizada a fin de poner estos recursos al servicio de la sociedad, incluyendo créditos baratos para pequeños productores del campo y la ciudad.