Es necesario que las negociaciones paritarias estén en manos de los propios trabajadores, que saben mejor que los dirigentes cómo combinar la negociación y la movilización para que se atiendan nuestras demandas. Debemos exigir la formación de comités paritarios en cada empresa elegidos en asambleas de trabajadores, y revocables en cualquier momento. Así garantizaríamos que cualquier decisión o acuerdo está en manos de los trabajadores desde el primer día hasta el último. Esto permitirá además, renovaenovar los cuerpos de delegados en las empresas para que los burócratas sean sustituidos por auténticos representantes de los trabajadores.
Ante el inicio de las negociaciones paritarias
Con la excusa de que la inflación "oficial" marcó un 9,8% en el 2006, empresarios y gobierno quieren imponernos un techo de aumento salarial del 13%-15%.
Pero todos sabemos que el índice de la inflación está manipulado descaradamente. Ocultan que el principal gasto de las familias obreras, los productos de la canasta básica, subieron más de un 20%.
Pretenden hacernos creer que los aumentos salariales son la causa principal de la suba de precios, lo cual es radicalmente falso. Toda la historia económica demuestra que las subas salariales se exigen después que suben los precios, no antes.
Por todo esto, debemos exigir un aumento salarial mínimo del 25% para todos. No podemos permitir un año más que nuestro poder adquisitivo disminuya mientras los empresarios se embolsan ganancias millonarias a cuatro manos.
Al mismo tiempo, debemos exigir un salario mínimo básico de $1.200 para las categorías más bajas para garantizar que las jubilaciones futuras se sitúen por encima de la línea de la pobreza.
Igualmente, debemos exigir ingresos equivalentes a la canasta familiar, estimada en $2.400, para los trabajadores que ganan por debajo de ese monto, que somos la inmensa mayoría. Justamente este es el ingreso promedio que nos correspondería para tener el mismo poder adquisitivo que disfrutaban los trabajadores argentinos ¡en 1975!
Además del tema salarial, debemos exigir mejores condiciones de trabajo y salubridad, y reducción de la jornada laboral.
Pese al crecimiento económico y de las ganancias empresariales, el 42% de los trabajadores están en negro, sin derechos ni beneficios sociales. Y el 30% de los trabajadores registrados (1,5 millones) trabajan a tiempo parcial, con salarios por debajo del convenio, pero que completan jornadas laborales de 9 ó 10 horas con horas extras.
Hay que terminar con esta división artificial entre los trabajadores en el mismo lugar de trabajo, que incluye además la introducción de empresas tercerizadas y de trabajo temporal. Nuestra consigna debe ser: ¡A igual trabajo, igual salario! y condiciones laborales iguales para todos, bajo convenios y encuadres sindicales comunes. Hay que terminar con categorías laborales como las de contratados y pasantes. Todos deben pasar a planta permanente desde el primer día de trabajo.
Algunos dirigentes sindicales hablan de pedir aumentos del 18%-20%. Pero no podemos confiar en ellos. Así, el dirigente de la CGT, Viviani, declaró: "Siempre se pide más para bajar" (Clarín, 31 enero). La burocracia de la CGT aspira básicamente a sostener los intereses de la "aristocracia obrera", los trabajadores mejor pagos, pactando con el gobierno un cambio en el Impuesto a las Ganancias que no afecte a los salarios de $3.000 y más, aceptando en los hechos aumentos del 13%-15% que, en muchos casos, sólo implicará el pase al básico de aumentos no remunerativos ya otorgados o salarios en negro, de manera que muchos trabajadores no verán aumentados sus salarios ni un centavo.
Estos burócratas sindicales llevan décadas atornillados a sus sillones y priorizan el acuerdo con el patrón a cambio de favores y corruptelas (con aportes de empresarios y gobierno a las cajas de los sindicatos). No representan nuestros intereses.
Por eso es necesario que las negociaciones paritarias estén en manos de los propios trabajadores, que saben mejor que los dirigentes cómo combinar la negociación y la movilización para que se atiendan nuestras demandas.
Debemos exigir la formación de comités paritarios en cada empresa elegidos en asambleas de trabajadores, y revocables en cualquier momento. Así garantizaríamos que cualquier decisión o acuerdo está en manos de los trabajadores desde el primer día hasta el último. Esto permitirá además, renovar los cuerpos de delegados en las empresas para que los burócratas sean sustituidos por auténticos representantes de los trabajadores.
La principal oposición sindical clasista, el Movimiento Intersindical Clasista, debería iniciar de inmediato una campaña nacional para agitar por estas demandas y propuestas, lo que serviría además para dar a conocer al Movimiento a miles de trabajadores y fortalecer sus posiciones en los gremios y las empresas.