Participación en las ganancias

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Qué hay de progresivo y de reaccionario: un aporte al debate
 
El proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, elaborado por el diputado kirchnerista Recalde, abrió un debate entre sectores sindicales, políticos y empresariales. La CGT y el kirchnerismo defienden el proyecto como un intento de redistribuir las ganancias;  las cámaras empresariales y el arco de derecha atacan al proyecto como una avanzada sobre sus derechos de propiedad. 

Qué hay de progresivo y de reaccionario: un aporte al debate
 
El proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, elaborado por el diputado kirchnerista Recalde, abrió un debate entre sectores sindicales, políticos y empresariales. La CGT y el kirchnerismo defienden el proyecto como un intento de redistribuir las ganancias;  las cámaras empresariales y el arco de derecha atacan al proyecto como una avanzada sobre sus derechos de propiedad. 
El proyecto prevé que en aquellas empresas con una plantilla mayor a 300 empleados, el 10% de las ganancias deba ser distribuido entre los mismos, previo descuento de un porcentaje que iría a un fondo solidario para trabajadores en negro, desocupados, etc. 
Debemos combatir ante todo y en primer lugar este discurso derechista y mentiroso de los sectores burgueses, aclarando que no sólo el 10% sino toda la ganancia pertenece legítimamente a la clase trabajadora al ser la materialización de tiempo de trabajo no remunerado a la misma.  
Es necesario avanzar en un debate que aborde la situación en su totalidad y su complejidad y sacar a la luz los grandes peligros que este tema encierra para la clase trabajadora. 
En primer lugar, ¿quién controlará las "verdaderas ganancias" de las empresas? Si no se abren y exponen en forma permanente los balances y libros de contabilidad de las empresas ante todos los trabajadores cualquier intento de distribución de las ganancias quedará solo en buenas intenciones. 
Por otro lado, en caso de ser aprobado, los patrones tratarían de utilizarlo para sus propios fines. Ante la promesa de repartir ganancias aprovecharían para superexplotar a los trabajadores, "elevar la productividad" y aumentar considerablemente sus ganancias a cambio de unas migajas o, incluso, de nada; y boicotear medidas de lucha por reivindicaciones,  en el caso que las hubiere; incluso con el apoyo de sectores atrasados de la clase. También existe el riesgo de propiciar despidos para evitar la ley.  
Un aspecto ideológico a considerar es que al asociar la mejora de los haberes del obrero a que la empresa deje ganancias, se santifica y se hace aceptable el mantenimiento de las actuales relaciones de producción obrero-capitalista, la colaboración obrero-patronal para que este sistema siga reproduciéndose. 
Sostenemos que los trabajadores deben confiar solamente en sus propias fuerzas, en su unidad y organización como clase, independiente de los patrones y del gobierno.  
Muchos trabajadores pueden ver con simpatía esta medida, con la ilusión de recibir “algo” a fin de año como premio, pero hacemos un llamado a los dirigentes sindicales de la CGT y CTA para avanzar decididamente en un verdadero plan de lucha por mejoras sustanciales en el nivel de vida de todos los asalariados, un plan que  levante las reivindicaciones básicas del movimiento obrero: trabajo en negro, precariedad e inseguridad laboral, tercerizaciones, bajos sueldos, falta de libertad sindical, amenazas patronales, etc. 
Para avanzar hacia esto es necesaria la mas férrea unidad de todos los trabajadores (sean contratados o efectivos, en negro o en blanco) con la más amplia democracia de base. Pero a su vez decimos que para terminar con toda explotación, para lograr una solución de fondo para el pueblo trabajador, es necesario que las luchas por mejoras desemboquen en la lucha política independiente y la reconstrucción socialista de la sociedad.