Los docentes universitarios cumplen, con las jornadas de movilizaciones del 20 y 21 de mayo (paros y marcha el Viernes 21 en Capital a las 18 hs. de Plaza Houssay a Plaza de Mayo), un plan de lucha general por la triplicación del presupuesto universitario, el aumento de $250 a todos los docentes sin distinción de cargo o de revista y la asignación de renta a los mal llamados ad-honorem.
Todos a la marcha a Plaza de Mayo
Los docentes universitarios cumplen, con las jornadas de movilizaciones del 20 y 21 de mayo (paros y marcha el Viernes 21 en Capital a las 18 hs. de Plaza Houssay a Plaza de Mayo), un plan de lucha general por la triplicación del presupuesto universitario, el aumento de $250 a todos los docentes sin distinción de cargo o de revista y la asignación de renta a los mal llamados ad-honorem.
Desde hace más de diez años que los docentes universitarios no reciben aumento salarial ninguno. No sólo eso, sino que en este último tiempo las condiciones de trabajo y de producción se volvieron paupérrimas. Los negros años del menemismo y de la Alianza trajeron la amenaza del arancelamiento y la privatización encubierta. Ante eso, sendas movilizaciones desbarataron la avanzada neoliberal.
Pero hoy no estamos para nada mejor: la amenaza ya no es el arancelamiento, sino que el establishment está logrando sus objetivos mediante la asfixia presupuestaria: sueldos miserables por debajo de la línea de indigencia en un país que acumula un 40% de inflación, rentas que “desaparecen” a partir de un plan sistemático de exacción a los trabajadores, licencias que no son pagadas, falta de implementos básicos, docentes que trabajan gratis –algunos ya desde hace varios años- y que, aparte, no tienen ningún tipo de cobertura de salud, no docentes que cobran una miseria, etc.
Todo esto configura un panorama de catástrofe, a partir del cual suena a chiste todo lo que se pontifica acerca de la Universidad pública y gratuita.
El gobierno, ante la presión del paro, anunció una serie de aumentos salariales que están claramente direccionados a mantener el statu quo: se da un aumento escalonado que sigue favoreciendo a quienes tienen dedicación exclusiva, una ínfima minoría en la constelación de trabajadores universitarios. Situación ésta que es por completo ilegal y violatoria del propio estatuto de la UBA, por ejemplo.
No nos confundamos, este amago de recomposición salarial es otro bluff del gobierno, que como siempre reacciona tarde y mal frente a la presión popular.
Pero la cuestión del presupuesto va encadenada al carozo del problema universitario en la Argentina: la democratización de las universidades nacionales. Una minoría privilegiada de docentes acapara la mayoría de la representación política y decide en función de sus propios y mezquinos intereses relegando a casi todos los docentes, a los estudiantes y a los no docentes al papel de convidados de piedra.
La situación está bien graficada en la conducción actual de la UBA, que está sometida al papel de ajustadora al servicio del poder económico.
Estas camarillas están dispuestas a todo con tal de mantener sus prebendas, como vemos en el caso de Filosofía y Letras con el affaire Romero. Todos los medios burgueses iniciaron una campaña de desprestigio de la Facultad debido a que se creó una cátedra paralela que termina con el monopolio en el dictado de una materia común a cuatro carreras. O también lo vemos en el golpe de Estado contra el decano de Ingeniería, quien había empezado a meter mano en los negociados con grandes empresas como Techint.
La salida es constituir un claustro único docente, sin diferencias ni jerarquizaciones aristocratizantes, con igualdad de derechos y voto para todos los miembros de la comunidad universitaria.
Desde la corriente marxista agrupada en El Militante llamamos a todos los sectores involucrados en la vida universitaria: docentes, graduados, estudiantes y no docentes a sostener la lucha por la triplicación del presupuesto, aumento salarial para todas las categorías, renta para los docentes que trabajan gratis y mejoras en equipamiento y estructura edilicia.
