Explotación, crisis y métodos sindicales burocráticos contra los salarios y las condiciones de trabajo
Las patronales agrupadas en ADIRA (diarios del interior del país) se acostumbraron durante décadas a sobreexplotar a sus trabajadores periodistas, administrativos, gráficos, diseñadores, entre otros.
La vuelta de las paritarias hizo que en los últimos años se recuperaran los mecanismos de discusión y negociación a nivel institucional, lo que permitió un paulatino mejoramiento en las condiciones laborales y salariales, sobre todo en los medios grandes y medianos de las principales ciudades del país. Sin embargo, en ciudades y medios periodísticos pequeños nunca se sintieron esos efectos y los empresarios continúan brindando salarios miserables y pésimas condiciones de trabajo.
En nuestra región esto afecta varios medios de comunicación (gráficos, radiales y televisivos), pero fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa de una decena de portales y sitios web cuyas patronales se amparan en las facilidades que tienen para evadir controles laborales, y en la nula organización sindical que tenemos en este sector (causado por una evidente falta de iniciativa del gremio de prensa).
Es que los medios continúan en manos empresariales que, por supuesto, priorizan su rentabilidad por sobre el interés profesional y laboral de los trabajadores de prensa. Esta visión comercial es acompañada por la deformación que durante décadas han sufrido nuestros sindicatos, donde los dirigentes se acostumbraron a negociar por arriba con las patronales, en algunos casos obteniendo privilegios para sí mismos, sean materiales o de status social.
La fragmentación generalizada de las organizaciones sindicales también afecta a nuestro sector: a la federación de sindicatos de la CGT (ex moyanistas ahora más cercanos al Gobierno) se le agregan sindicatos afiliados a la CTA en las ciudades más grandes, pero también divididos entre yaskistas y michelistas: sindicatos de Rosario, la UTPBA de Capital y GBA, Salta, Tucumán, Córdoba, Mar del Plata, etc.
La negociación de este año entre Fatpren y Adira viene demorada por todos estos factores. A la solicitud de un 35% de recomposición salarial (sin ninguna mención a la mejora de otras condiciones laborales) la patronal responde con una miserable propuesta que consiste en 10% desde marzo (no remunerativo), un 9% en julio y otro 9% en noviembre, con dos sumas fijas por única vez de 6% en mayo y junio (no remunerativas). Si bien se llegaría a un 28% de incremento, sería recién en noviembre cuando la inflación ya se comido más de ese monto y faltan aún seis meses para esa fecha.
Ahora Fatpren inició una consulta con sus seccionales regionales en vistas a realizar medidas de fuerza (algunas se han venido realizando en algunas provincias, sobre todo por graves situaciones locales). Sin embargo nunca se les ocurrió, por ejemplo, abrir la participación a todos los trabajadores en la previa a las paritarias. Se podrían haber realizado asambleas en todos los medios para que seamos la totalidad de los trabajadores y las trabajadoras los que discutamos y perfilemos las demandas hacia los patrones en base a las dificultades diarias que tenemos en la calle, las redacciones y lugares de trabajo. En el mismo sentido, y para darle mayor fuerza y representatividad al reclamo, se podrían haber elegido delegados paritarios de todo el país, desde asambleas de base, que lleven adelante la negociación.
La llegada de la crisis, con picos en 2009 y 2014, pone límites a la relativa recomposición salarial y a las condiciones laborales conseguidas en los últimos años. Y se agrega a la miope visión puramente comercial de los diarios que no se han adaptado a los nuevos formatos, caen en venta y recurren al ajuste sobre los trabajadores.
Este marco nos debe encontrar a todos y a todas unidas para defender nuestros derechos más allá de nuestras diferencias, cuestión que difícilmente podamos lograr si el debate sobre nuestro salario y condiciones laborales no se traslada a cada lugar de trabajo y si no se convoca desde las autoridades gremiales a confluir en unidad en un debate profundo sobre la realidad que transitamos en los medios de la región, donde de forma mayoritaria se viven escenas cotidianas de la más absoluta precarización del trabajo.