Nueva Caledonia y la lucha del pueblo canaco

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Nueva Caledonia se ha visto sacudida durante varios días por disturbios que ya han dejado cuatro muertos hasta la fecha (16 de mayo). Este levantamiento es consecuencia de las repetidas provocaciones del gobierno imperialista francés. En 2022, después de un referéndum sobre la independencia que el gobierno de Macron había impuesto violando todas las promesas hechas a los líderes independentistas, habíamos publicado el siguiente artículo en el que escribimos: «El gobierno francés acoge con satisfacción el resultado, pero el problema no está en absoluto resuelto, y no dejará de reaparecer, tarde o temprano.» Desde entonces, el gobierno ha presionado para aprobar una reforma del cuerpo electoral que es una verdadera provocación para los canacos.

A la ira de los canacos oprimidos, el gobierno imperialista francés responde con una feroz represión: envío de refuerzos militares y policiales, detención de líderes independentistas del FLNKS, apoyo a milicias armadas de colonos europeos, etc. Nueva Caledonia se encuentra en una posición importante para el imperialismo francés debido a sus reservas de níquel y su ubicación estratégica en el Pacífico Sur.

La reacción de los líderes del movimiento obrero francés a esta feroz represión ha sido insuficiente. Es ahora necesario organizar movilizaciones masivas para oponerse a la represión y a los envíos de tropas a Nueva Caledonia. El movimiento obrero debe dar todo su apoyo al derecho de los canacos a la autodeterminación, que sólo podrá lograrse mediante una movilización revolucionaria de las masas de Nueva Caledonia.

Sin embargo, los comentarios que formulamos, en este artículo, sobre la política de los líderes del movimiento de liberación nacional canaco, siguen siendo perfectamente válidos: un Canaco independiente pero capitalista se convertiría inmediatamente en una presa de los imperialismos rivales de la región, ya sea China, Australia o Estados Unidos. La lucha por la autodeterminación debe ir acompañada de una lucha contra el capitalismo y por la instauración del socialismo a escala de toda la región. Esta es la única forma de sacar al pueblo canaco de la miseria y la opresión en la que lo sumergió el imperialismo francés.


El pasado 12 de diciembre, un referéndum celebrado en Nueva Caledonia dio una mayoría abrumadora (96,5%) a los opositores a la independencia de este territorio. Tal resultado se explica simplemente: los independentistas habían llamado al boicot de las elecciones para protestar contra una serie de medidas vejatorias tomadas por el gobierno de Macron. Mientras que la participación había sido superior al 80% en los dos últimos referendos (noviembre de 2018 y octubre de 2020), esta vez fue solo del 43%. El gobierno francés acogió con satisfacción el resultado, pero el problema no está en absoluto resuelto, y no dejará de reaparecer, tarde o temprano.

De la colonización a los acuerdos de Nouméa

Habitada por el pueblo canaco durante casi tres milenios, Nueva Caledonia fue colonizada por Francia a partir de 1853. Las tierras fueron confiscadas a los canacos y entregadas a los colonos. Esta ocupación francesa despertó una fuerte resistencia. Una insurrección general en 1878 fue aplastada: miles de canacos fueron asesinados o deportados a otras colonias francesas.

Con el desarrollo del capitalismo, Nueva Caledonia se ha convertido en una importante fuente de materias primas para la industria francesa. Por ejemplo, el territorio posee alrededor del 7% de las reservas mundiales de níquel, un mineral crucial para las industrias eléctrica y electrónica.

A lo largo del siglo XX, el desarrollo económico de esta colonia dejó de lado por completo a los canacos. ¡En la década de 1950, un diccionario incluso describe a este pueblo como “en peligro de extinción”! Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas colonias ganaron su independencia, se formó un movimiento independentista en Nueva Caledonia. A partir de los años 70, primero intentó “negociar” la independencia con Francia, pero se enfrentó a una feroz represión de la policía y las milicias de colonos. En los años 80, varios líderes independentistas fueron asesinados.

Ante el fracaso de la “vía legal”, se creó un nuevo partido en 1984, para ganar la independencia con las armas en la mano: el Frente Canaco y Socialista de Liberación Nacional (FLNKS). Se multiplicaron los ataques armados así como los ataques “simbólicos”. Por su parte, los milicianos anti-independentistas atacaron las manifestaciones del FLNKS, mientras que la represión estatal se intensificó. Varios activistas del FLNKS fueron asesinados por la policía.

En 1988, en la isla de Ouvéa, el FLNKS atacó a una estación policíaca y tomó a los gendarmes (policías) como rehenes. En respuesta, el gobierno de Jacques Chirac envió las militares de las fuerzas especiales. Su intervención y la liberación de los gendarmes estuvo acompañada de actos de tortura contra civiles y prisioneros canacos.

Después de estos sangrientos acontecimientos, el FLNKS cambió de estrategia y aceptó negociar con el gobierno de Michel Rocard. Los acuerdos de Matignon (1988) y luego de Nouméa (1998) tenían previsto una mayor autonomía para Nueva Caledonia, la integración del FLNKS en el gobierno del territorio y la organización de varios referendos sobre la independencia… ¡en 30 años! Este es el último de estos referendos que acaba de tener lugar. Marca el fracaso de la estrategia del FLNKS.

La trampa del reformismo

El FLNKS siguió un camino muy común entre los movimientos de liberación nacional. Ante la inflexibilidad del poder colonial, se orientó hacia una estrategia de guerrilla. En lugar de organizar pacientemente a la población canaca para llevar a cabo acciones masivas y paralizar el poder colonial, jóvenes militantes heroicos fueron asesinados en acciones “simbólicas”. Frente al estancamiento de esta estrategia, los líderes del FLNKS cambiaron entonces al reformismo, la “participación” en las instancias gubernamentales y la búsqueda de una solución negociada con el imperialismo francés.

La guerrilla y el “legalismo” reformista tienen un punto en común: estas dos estrategias renuncian a organizar, para la lucha, a las masas de los canacos, en beneficio de la acción de una pequeña minoría, que un día blandió el rifle para aceptar, al día siguiente, carteras ministeriales. Por cierto, hay que señalar que estos errores fueron alentados por la actitud de la izquierda francesa sobre esta cuestión. Los líderes del Partido Socialista y del Partido Comunista Francés sacrificaron la autodeterminación de los canacos en defensa del imperialismo francés, mientras que muchas organizaciones ultraizquierdistas apoyaban sin reservas las aventuras armadas.

Hoy, el FLNKS se encuentra en un callejón sin salida. El imperialismo francés no quiere abandonar Nueva Caledonia, particularmente por su posición estratégica frente al imperialismo chino. Los líderes del FLNKS probablemente esperaban que un boicot masivo del referéndum empujara a París a abrir nuevas negociaciones. No fue así: Macron acogió con satisfacción su “victoria” y considera que el asunto está resuelto.

Para conquistar el derecho a la autodeterminación, el movimiento nacional canaco tendrá que abandonar el reformismo y emprender el camino de una lucha revolucionaria de masas. Tendrá que organizar a los trabajadores de Nueva Caledonia para librar una lucha contra el capitalismo francés y contra las potencias imperialistas que miran con interés este territorio. En cuanto al movimiento obrero francés, debe apoyar esta lucha. Nuestros enemigos son los mismos: ¡el capitalismo y el imperialismo francés!

Traducción: Rumbo Alterno