Sin duda el 2012 fue uno de los años en que el kirchnerismo y los sectores populares que lo respaldan han soportado el más intenso acoso social desde que las patronales agrarias se pusieron en pie de guerra, en el denominado “conflicto del campo”.
Han sido las medidas más progresistas del gobierno las que han despertado el odio de empresarios, terratenientes y banqueros que, detrás de los medios de comunicación hegemónicos, montan campañas virulentas, obscenas y descaradas contra todo lo que huela a kirchnerismo.
Claro que no quedan afuera de todo esto los sectores de la oposición política que abarcan un amplísimo espectro que va de derecha a izquierda y que, por diversos intereses, se suman a los embates que pretenden hacer desbarrancar al gobierno.
Es así que en este diciembre que ya se está yendo hubo una serie de sucesos políticos que vale la pena destacar.
19 de diciembre: Se moviliza el sindicalismo gorila
En la memoria popular y colectiva hay fechas que han quedado grabadas a fuego, el 19 y 20 de diciembre es una de ellas. Aniversario del Argentinazo, revuelta del pueblo hambreado que terminaba con 25 años de neoliberalismo salvaje costando la vida de 39 personas que cayeron bajo las balas de la represión estatal ordenada por el radicalismo.
A 11 años de aquellas jornadas, y sin el más mínimo descaro, el sindicalismo opositor escogió el 19 de diciembre para realizar un acto en Plaza de Mayo, que incluso fue repudiado por los familiares de las víctimas del Argentinazo.
Este acto estuvo convocado por el dirigente camionero Hugo Moyano junto a Pablo Micheli de la CTA, el “momo” Venegas de UATRE y Luis Barrionuevo de gastronómicos. Incluso compartieron el palco con Ricardo Alfonsín ¡del radicalismo! y tuvo entre sus invitados oficiales a ¡Aldo Rico!
Si bien, estrictamente, lo que define el carácter reaccionario de la movilización es ¿a qué intereses políticos sirve? y no si es convocada por burócratas más buenos o malos, en este caso no podemos sacar un ojo de quienes estaban sonrientes en ese palco de la vergüenza.
Debemos apuntar también que detrás de la demagogia de sus consignas (Que no incluyen un solo reclamo a las patronales) marchó también la dirigencia de la denominada izquierda partidaria (PO, PTS, IS, etc.) mostrando una vez más su total falta de brújula política, que la mantiene (y la mantendrá) aislada de manera crónica de las masas. Esto como consecuencia de ser vista por millones de trabajadores, voluntaria o involuntariamente, junto a la derecha política y sindical.
Fue llamativo esta vez el silencio al que se llamó la “Izquierda independiente” que anteriormente apoyó entusiastamente movilizaciones similares como las del 20 de noviembre y esta vez hizo “mutis por el foro”
Si bien no hay cifras oficiales, trascendió que hubo algo más de 30 mil personas en la Plaza de Mayo, una cifra inferior a las movilizaciones del 27 de junio y 10 de octubre. Lo limitado de la convocatoria, que contó con cobertura privilegiada del Grupo Clarín, deja en evidencia el ocaso político de Moyano que cada vez se desprestigia más y más al intentar golpear por derecha a este gobierno y mostrarse unido políticamente a los sectores más rancios y despreciables de la burocracia sindical.
Desde la Corriente Socialista Militante creemos que es fundamental y necesario que los trabajadores nos movilicemos y que utilicemos la huelga para imponer nuestras demandas pero esto debe hacerse delimitando claramente con la derecha política, empresarial y mediática y dirigiendo nuestras consignas no sólo al gobierno nacional o a los gobiernos provinciales y locales, sino también a las patronales que representan nuestro principal enemigo de clase.
¿Volvieron los “saqueos”?
La fecha del Argentinazo no sólo fue elegida por el sindicalismo opositor para realizar su escueta movilización, sino también por aquellos sectores que buscan llevar el país al mayor caos posible. Instigaron y provocaron una oleada de robos organizados contra comercios que la prensa monopólica rápidamente denomino ¨saqueos¨ intentando trazar un puente imaginario entre la situación del 2001 y la actualidad. Los hechos que comenzaron en Bariloche y Rosario se replicaron luego en distintos puntos del país dejando el triste saldo de 4 muertos.
Más allá de las acusaciones del gobierno contra sectores ligados al sindicalismo opositor no está claro aun quiénes fueron los que digitaron el caos social desde las sombras. Pero si está claro que fue una maniobra desestabilizadora que buscaba golpear a CFK, mostrando un país en llamas y desbordado por el hambre, como sucedió en 1989 y en 2001 (mas allá de que también hubo organizadores ligados al aparato del PJ en aquellas jornadas)
Se vio claramente la organización en videos e imágenes varias que mostraban autos y camionetas 4 x 4 puestas al servicio de los ataques o de personas que se movilizaban armadas y comunicadas por handies. Es para destacar que, en cuanto esta campaña comenzó a ser denunciada, los ataques a comercios disminuyeron su actividad hasta desaparecer.
Es realmente despreciable la manipulación política de la pobreza que intenta inculpar y denigrar a los trabajadores haciéndolos cargo de los “saqueos” cuando, salvo casos aislados, no participaron de estos hechos. Si no que en general fueron llevados adelante por marginales, barras bravas, simples delincuentes, mano de obra de narcos y chorros.
Claro que el caldo de cultivo para que estas personas se desarrollen de esa manera es una sociedad dividida en clases que concentra la riqueza en un extremo y somete a la lumpenización a estos sectores de la sociedad, privándolos de toda cultura y hundiéndolos en la miseria humana.
Denunciar esta maniobra desestabilizante no tiene para nada que ver con querer ocultar la pobreza como señalan algunos grupos de izquierda, por supuesto que la pobreza, a pesar de todos los avances logrados, se mantiene de manera crónica en muchos sectores, como también es verdad que la inflación contribuye a este fenómeno, como así el trabajo en negro o el freno que la economía viene sufriendo en los últimos tiempos.
De hecho, son estas contradicciones las que utiliza la derecha demagógicamente para atacar al gobierno que, por su intento de conciliar intereses de empresarios y trabajadores, no puede resolver definitivamente. Estas son las limitaciones del modelo.
La experiencia reciente nos demuestra que, para disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, es necesario tocar los intereses de las grandes corporaciones monopólicas, que son opuestos a los intereses de la mayoría trabajadora.
Es por eso que en un contexto de crisis económica del capitalismo, que afecta al mundo entero, es necesario plantear la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía para ponerlas bajo control y al servicio de los trabajadores. Sólo así se podrá frenar el impacto de la crisis mundial y barrer con la pobreza definitivamente.
La mafia judicial al servicio de Clarín
Otros de los acontecimientos importantes que han marcado este últimos mes del 2012 han sido las idas y vueltas judiciales en torno a la aplicación de la ley de medios.
Recientemente la Corte Suprema confirmó la integración de la Cámara Civil y Comercial con los jueces sospechados de recibir dádivas de Clarín, rechazó el per saltum, solicitado por el gobierno para que falle definitivamente, y confirmó la extensión de la cautelar que permite al grupo Clarín seguir incumpliendo la ley luego de 3 años de sancionada.
Todas estas maniobras dejan en claro el gran poder de fuego que dispone el grupo Clarín gracias a complacientes jueces que sin ningún reparo juegan para el grupo económico desafiando la voluntad popular que apoya la democratización de los medios de comunicación.Como mencionamos en una nota anterior los jueces “Se reclutan casi en su totalidad en la clase alta y están vinculados por lazos familiares y económicos a la oligarquía, los grandes empresarios y banqueros, y responden generalmente a sus intereses”
Esta situación nos pone de manifiesto que es un error cruzarse de brazos a esperar que la “justicia” destrabe la aplicación completa de la ley. Debemos apostar a la movilización popular como medio de presión pública hacia los jueces, dificultándoles así seguir dilatando la cuestión, obligándolos a atender nuestras demandas.
Sólo los jóvenes y los trabajadores en la calle pueden lograr la plena aplicación de esta ley. Una prueba más que elocuente ha sido que luego de la masiva movilización popular del 9 de diciembre se declaró la constitucionalidad de la ley, en primera instancia, y que, en cuanto se abandonó la calle, volvieron los artilugios judiciales.
Todos los avances dados desde la discusión de la ley y su aprobación en el parlamento han venido de la mano de grandes movilizaciones. Ese es el camino a seguir tanto para conseguir su plena aplicación como su necesaria profundización. E incluso para frenar cualquier intento de diluirla, venga de donde venga.
Consideramos que si los dirigentes sindicales, sociales y políticos de las organizaciones obreras y populares irresponsablemente no se ponen al frente y convocan esas movilizaciones debe ser de entre las bases que surja la iniciativa, no se debe esperar a las órdenes de arriba para ganar las calles.
Lo que se viene
Este cierre de año es sólo una pequeña muestra de lo que nos espera en el 2013. Las arremetidas crecerán en intensidad y virulencia.
La burguesía más rancia está dispuesta a utilizar todo los recursos legales o ilegales a su alcance para frenar el proceso de cambio y hacer retroceder a los trabajadores que sostienen las medidas más progresistas del gobierno.
Es evidente que golpeando a Cristina golpean a los sectores populares que la respaldan, ya que lo que buscan es un recambio por derecha que arrase con todo los avances que hemos conseguido. Basta ver las políticas Macri en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para ver qué es lo que están buscando.
El empresariado está bien atento a la crisis internacional del capitalismo y conoce sus consecuencias actuales y futuras. Es por eso que busca un gobierno adicto que garantice sus ganancias vía ajuste y devaluación. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante esto.
Durante meses los dirigentes del movimiento han frenado todo intento de movilización dejando la iniciativa a la pequeña burguesía histérica que es utilizada como ariete por los grandes grupos económicos y sus políticos títeres. De la experiencia histórica podemos deducir que la debilidad invita a la agresión.
Los mayores embates de la derecha han venido en estos meses que, a través de la manipulación, lograron monopolizar las calles, llegando incluso a ocupar la Plaza de Mayo, lugar obrero y popular si los hay.
Organicémonos en nuestros barrios, universidades, fábricas y lugares de trabajo. Fortalezcamos nuestras organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, sociales, culturales, etc. para ganar las calles de manera enérgica y decidida. Sólo así haremos retroceder a la derecha visible, a la vez que combatimos políticamente a los sectores que se esconden dentro del kirchnerismo y buscan pactar para que nada cambie.
Para que esto prospere se debería desarrollar una corriente socialista revolucionaria dentro del kirchnerismo que defienda de la manera más consecuente una alternativa superadora al capitalismo, una alternativa socialista que se proponga barrer todas las lacras de este sistema.
¡CONTRA LA REACCIÓN: MOVILIZACIÓN!
¡NUNCA MENOS, NI UN PASO ATRAS!
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