El día 26 de octubre de 2012 aproximadamente a las 4 de la madrugada fue incendiado deliberadamente el histórico local del Comité de Lucha de la ESIME, testimonio físico de más de 44 años de luchas, no sólo del movimiento estudiantil, sino de las luchas sociales de la últimas décadas. Una acción de este tipo no cae del cielo, especialmente cuando, una vez más, desde el Comité de Lucha se encabeza una gran movilización por la democratización del Instituto y por mayor presupuesto.
Las amenazas en contra de la organización y el local nunca han cesado desde su surgimiento, en 1969 con la desaparición de Héctor Jaramillo, en los setentas con asaltos y agresiones de los grupos porriles y las fuerzas de seguridad del Estado, en los ochentas con infiltraciones y detenciones de sus principales dirigentes, en los noventas con acontecimientos parecidos e incluso con el intento de desmembrar a la propia ESIME como un medio de restarle su fuerza política; tan sólo en 2007 se tramó un montaje para detener a 9 estudiantes que participaban en el Movimiento de Estudiantes No Aceptados (MENA) de ese año. Y siempre ha llamado la atención el bloqueo de medios informativos respecto a todas las acciones del Comité.
Tradicionalmente se desataban campañas de difamación e intentos de incitación, todas y cada una de esas acciones han sido desmontadas con una respuesta política acorde a las circunstancias.
El Instituto Politécnico Nacional surgió como una respuesta del Estado Cardenista a las necesidades de industrialización en el marco de un enfrentamiento con los grupos imperialistas que se oponían a medidas como las nacionalizaciones petrolera y ferrocarrilera de aquellos tiempos. Su carácter eminentemente técnico y científico siempre ha estado orientado a la formación de mano de obra calificada, el ingeniero del IPN esta tan cerca del obrero como el ingeniero del Tecnológico de Monterrey de los ejecutivos y accionistas.
A lo largo de los años estas características lo han llevado a ser especialmente sensible a las luchas de los trabajadores. Y que muchas de sus formas de lucha estén más cerca del movimiento obrero que de las modas estudiantiles sin que ello signifique que sean ajenos a lo que acontece a nivel nacional.
Si lo que mencionamos es cierto para la mayoría del IPN, en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica son aún más acentuadas estas características, de tal modo que no existe prácticamente periodo en la historia del movimiento estudiantil mexicano desde el 68 en el que el impulso de la ESIME no este presente tanto dentro del IPN como en las principales luchas sociales del país. La ausencia de estudios históricos al respecto sólo es muestra palpable del desprecio de la mayor parte de los sectores intelectuales a las luchas populares en donde el protagonista es la masa organizada y no tal o cual caudillo. Si hay algo que no se encontrará en el movimiento estudiantil politécnico es glamour.
La juventud mexicana, como ha sucedido en todo el mundo ha reaccionado de manera enérgica en contra del destinos de miseria y violencia que genera el capitalismo, como hemos señalado en múltiples ocasiones las reacciones de rabia no sólo se han mostrado en el desprecio a las políticas capitalistas sino también a las formas de organización de los partidos reformistas que han optado por convivir en vez de combatir al capitalismo.
#YoSoy132, un antecedente
Las luchas espontaneas son como la liberación de una fuerza contenida por la coerción de la sociedad, ya sea en su forma represiva abierta o por los medios de control ideológico. Estas luchas estallaron en México en la forma del movimiento #YoSoy132, el cual cumplió un importante papel en la canalización del descontento acumulado.
La juventud se vio identificada con dicho movimiento y asumió como propia la lucha contra la imposición de Peña Nieto, desgraciadamente el movimiento #YoSoy132 jamás llegó a las escuelas, el movimiento se quedó en las redes sociales y su gran poder de convocatoria, pero no logró encontrar mecanismos para que el movimiento se consolidara en las universidades.
El carácter eminentemente político de este movimiento significó un paso adelante respecto de otras épocas en las cuales el movimiento estudiantil se encerraba en las cuatro paredes de las condiciones de estudio o de la reforma de tal o cual programa de estudio, como si fuera posible abstraer a la universidad de la problemática social.
Por supuesto, las grandes limitantes del movimiento #YoSoy132 fueron desde nuestro punto de vista:
1.- No se estableció un vínculo de ese movimiento político con la problemática concreta de la educación.
2.- No se establecieron formas organizativas democráticas y permanentes que permitieran al movimiento tener tanto representatividad como eficacia a la hora de la toma de decisiones y su puesta en práctica.
3.- La fase de lucha inmediatamente posterior al fraude electoral se desarrolló al margen de las escuelas, en este momento los grupos de activistas se adjudicaron la representatividad del movimiento generando una ruptura con el potencial movimiento de masas en las escuelas, de tal modo que cuando se regresó a clases el ser #YoSoy132 parecía ser más bien el titulo de una secta o de algún colectivo estudiantil que un movimiento de todos los estudiantes.
Pareciera ser un vicio muy enraizado dentro de los grupos de activistas estudiantiles el participar en un movimiento, sofocarlo con prácticas desgastantes como asambleas de 12 horas, para luego adjudicarse el membrete de moda y navegar con él hasta que surja otro movimiento al cual montarse.
El resultado es que después del gran potencial que se desencadenó con el movimiento #YoSoy132 casi ninguna universidad importante ha reaccionado con un movimiento de masas ante la problemática ya sea de la educación o de las agresiones a los explotados.
La culpa no es de los estudiantes, sino de la apropiación antidemocrática que la mayoría de los grupos estudiantiles hacen del movimiento y que convierten a dichos grupos en fuerzas ajenas y no en vasos comunicantes de las necesidades de lucha de la juventud.
La energía y disposición de lucha de los jóvenes no está en discusión, pero sin una organización seria las pocas fuerzas que llegan a surgir se anulan entre si como las fuerzas vectoriales en los sistemas estáticos.
En el caso del IPN las tradiciones de lucha y de organización han mostrado su superioridad ante la espontaneidad y la improvisación.
Las tradiciones del CLEP
El CLEP-CEDEP tiene como centro aglutinador el Comité de Lucha de la ESIME pero tiene presencia en todo el IPN, el CLEP es una organización inspirada en el marxismo que procura reproducir una línea política basada en: La construcción de una organización independiente de los estudiantes en función de sus demandas concretas y de forma independiente del control del estado, al mismo tiempo que lucha por vincularse con todas las luchas de los explotados, ya sean económicas y políticas en contra del régimen de explotación en que vivimos.
El CLEP CEDEP no aspira a asumir la representatividad del movimiento estudiantil en el IPN, sino a propiciar que los estudiantes construyan en cada fase de lucha formas de organización tipo consejo, basado en asambleas generales, con representantes probados en la lucha y revocables. Es decir promover organismos eficaces de lucha basados en las mejores tradiciones del movimiento obrero, las cuales han mostrado su efectividad en coyunturas históricas como el 68.
El movimiento estudiantil es de lo más fluctuante, la mayor parte del tiempo la actividad de una organización de activistas se basa en un trabajo de propaganda rescatando las luchas económicas y académicas cotidianas y vinculándolas con las movilizaciones del pueblo trabajador en el ámbito sindical y político.
Estudiantilismo, apoliticismo y sectarismo
Lamentablemente los grupos estudiantiles actuales basan su actividad en dos tendencias generalmente perniciosas, la primera es el estudiantilismo, es decir, solamente circunscribirse al ámbito escolar, rechazando todo lo externo como ajeno, esto les impide identificar a tiempo una coyuntura de lucha a nivel nacional e incluso rechazarla por no ser estrictamente estudiantil.
En el caso del CLEP es una política consciente el vincular cada lucha con el movimiento obrero y en el caso de que, por las condiciones, esto no sea posible hacer la mayor difusión posible de las mismas. De este modo por ejemplo se promovieron en años pasados paros de 24 horas en apoyo al SME, a la lucha contra las reformas a la Ley de ISSSTE y recientemente en apoyo a la lucha contra la reforma laboral.
El anterior proceso electoral tampoco pasó desapercibido para el CLEP, no se trataba de sumarse de forma acrítica a tal o cual candidato sino establecer una táctica que combatiera las posiciones que más le interesaban a la burguesía, de este modo, manteniendo y respetando las instancias organizativas separadas, el CLEP fomentó la participación, primero en el Morena y luego en el movimiento #YoSoy132. De este modo se combatieron incluso antes de nacer las tendencias estudiantilistas que en el fondo aíslan las luchas estudiantiles y que facilitan su utilización para desviar la lucha.
Otra tendencia igualmente errónea en el seno del movimiento estudiantil es el sectarismo disfrazado de radicalismo que, producto de su desconfianza hacia la masa estudiantil, muchos grupos practican. Esta desviación consiste en la tendencia a proponer y efectuar acciones aparentemente muy radicales sin tomar en cuenta el punto de vista de los estudiantes, o que confrontan a las fuerzas represivas del estado en condiciones de desventaja.
La fuerza del movimiento estudiantil está en su nivel de organización, en su carácter masivo y su vinculación con las luchas sociales, obreras y campesinas. Cuando un grupo impone un cierre de casetas, la toma de un camión o incluso un paro sin el consenso de la comunidad, en la práctica lo que hace es sustituir la lucha que deben dar el conjunto de los estudiantes y, en suma, lleva a parecer superflua la participación estudiantil.
Por el contrario, la acción del Comité de Lucha presupone un análisis del contexto, un trabajo de sensibilización previo, la realización de asambleas y la toma de decisiones por medio de ellas. No se trata de que los estudiantes de forma espontánea establezcan lo que hay que hacer, como simulan algunos otros grupos, sino que las propuestas que se han elaborado previamente se someten a la discusión y se aprueban o enmiendan según las circunstancias, de ese modo las acciones que se emprendan serán reconocidas como propias por toda la comunidad y, al mismo tiempo, tendrán el consenso suficiente para ser realmente ejecutadas.
Finalmente otro elemento distintivo es la prioridad de la formación política. Una característica que tiene una organización que espera dirigir u orientar un movimiento es su capacidad para sintetizar la memoria histórica del movimiento. Esto se traduce en tradiciones, políticas y la capacidad de orientación de una lucha, esto sólo se adquiere con un proceso de debate serio y organizado que le permite al activista poder tomar decisiones o encabezar acciones aún si no se ha podido comunicar con sus compañeros con la seguridad de que esta siguiendo una orientación correcta.
Esto fue lo que permitió a los estudiantes afines al CLEP-CEDEP reaccionar inmediatamente cuando se corrió el rumor de que la secretaría de Hacienda pretendía implementar un recorte al presupuesto de alrededor de 157 millones de pesos.
Por supuesto fue muy útil la agitación previa al dos de octubre que se orientó a la preparación seria de un paro de 24 horas, no obstante después que la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas iniciara el paro, prácticamente de forma inmediata se impulsaron asambleas para secundar las acciones de ENCB y se iniciaron los paros que llevaron a la mayoría de las escuelas superiores del IPN a participar en el movimiento.
Cuestiones de táctica
El movimiento estudiantil no es en sí un movimiento de clase, es decir, sus motivaciones pueden ser incluso reaccionarias. De hecho, durante el cardenismo, el movimiento estudiantil de la UNAM, fuertemente influenciado por José Vasconcelos y por Gómez Morín, fundador del PAN, era francamente reaccionario.
No obstante, con la profundización de la crisis del capitalismo, el estudiantado, incluso el que proviene de las capas más privilegiadas, encuentra que no hay futuro. Esta generación está condenada a vivir en peores condiciones que la anterior y eso, combinado con el descaro cada vez más cínico de la burguesía, provoca gran indignación en prácticamente todas las capas de la juventud.
En su momento el movimiento #YoSoy132 significó un estimulo para luchar, que se fue desvaneciendo en función de que no encontró cauces organizativos. Y los grupos que fueron arrogándose la representación del mismo, en lugar de considerar un problema la falta de organización, presumieron que en realidad era una virtud, de tal modo que el movimiento nunca pudo ponerse de acuerdo en una táctica de lucha a nivel nacional.
Por otro lado se ha convertido en tradición la táctica de paro indefinido cada vez que estalla un movimiento importante. En nuestra opinión un paro de estas características puede ser importante y definitorio si abarca a la gran mayoría de las universidades, es decir si es una lucha de carácter nacional. En cambio, en el caso de movimientos locales, puede ser un gran inconveniente en la medida de que desmoviliza y somete a un gran desgaste a los sectores más activos.
El paro, un medio y no un fin
Después de iniciado el paro de ENCB el movimiento se extendió a otras escuelas, dentro del Casco de Santo Tomas. La ENCB y la ESE jugaron un papel muy importante como aglutinadores del movimiento y es de destacar el prolongado paro del CICS. En el caso de Zacatenco, la ESIME fue la escuela en torno a la cual se fue desarrollando el movimiento, el paro de la ESIME que durara 5 días sirvió para que cada uno de esos 5 días de la ESIME salieran brigadas a otras escuelas de Zacatenco y Ticomán para llevar el movimiento a donde todavía no había llegado.
La idea era extender el movimiento que había surgido en biológicas lo más posible, partiendo de los paros, pero nunca dándoles un carácter indefinido, las autoridades infiltraron en algunas escuelas a elementos afines a ellos, era evidente que un sector de ellas estaba interesado en manipular el movimiento que se pudiera desatar.
En este punto era fundamental deslindar al movimiento de la Directora General, por ello -a la vez que se exigía mayor presupuesto- se demandaba la democratización del IPN, es decir que la comunidad del politécnico elija sus propias autoridades.
El paro es un medio para el desarrollo del movimiento, especialmente en los primeros días, además es una táctica ofensiva que, cuando se realiza de forma masiva, suele poner contra la pared a las autoridades. No obstante cuando el tiempo pasa y el paro no termina, se torna en su contrario, es decir, obliga a los sectores más avanzados a mantenerse estoicamente en las guardias agotándolos y llevando al final a una negociación, cuando la hay, donde el movimiento es el que queda a la defensiva.
Por ello la idea es lanzar el movimiento procurando llegar a acuerdos básicos por escuela que permitiera sostener los paros, con las fuerzas frescas y con la capacidad de mantener e incluso incrementar la movilización, fue el aspecto clave en la táctica del CLEP-CEDEP.
La lucha sigue
Los retos que se le avecinan al movimiento son grandes. En cada escuela se deben consolidar grupos serios que permitan darle continuidad a la lucha, el movimiento aún debe llevar a la mesa de negociación a las autoridades del IPN, de la SEP y del Congreso por las demandas del movimiento en su conjunto, al mismo tiempo debe hacer un llamado a los estudiantes del nivel medio superior del IPN, de otras instituciones como la UAM, la UACM y la UNAM a sumarse a la lucha por mayor presupuesto y en repudio a la Ley Federal del Trabajo que la derecha PRI-PAN pretende imponer.
Las condiciones son propicias, para que -con inteligencia, audacia y organización- el movimiento estudiantil haga un aporte a la clase trabajadora, poniendo el ejemplo de que aún en tiempos obscuros como los que vivimos atreverse a luchar es atreverse a conquistar la victoria.
Las recientes agresiones sólo son una muestra de la impotencia del gobierno, en otros tiempos no funcionaron y ahora mucho menos. Invitamos a todo estudiante consiente que quiere luchar por una mejor educación y una mejor sociedad, rescatando las mejores experiencias de la historia del movimiento estudiantil, a que se integren al CLEP-CEDEP.
Hoy como ayer: Unidos y organizados, Venceremos!!!
Fuente: La Izquierda Socialista (México)