Los trabajadores bolivianos tuvieron el poder al alcance de la mano

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Con la impresionante insurrección de La Paz que derrocó al gobierno de Lozada y detuvo el plan de saqueo del gas se ha cerrado la primera etapa de la revolución boliviana.

NO a la tregua, la revolución aún puede triunfar

Con la impresionante insurrección de La Paz que derrocó al gobierno de Lozada y detuvo el plan de saqueo del gas se ha cerrado la primera etapa de la revolución boliviana.
La revolución pudo haber triunfado. Si la insurrección de cientos de miles de trabajadores que ocuparon La Paz durante días enteros hubiese tenido una dirección marxista, si se hubiesen potenciado y coordinado los organismos de poder popular que surgieron en todo el país (juntas vecinales, cabildos abiertos, etc., verdaderos soviets en el altiplano) y si se hubiesen planificado cuidadosamente los movimientos y la toma de los edificios gubernamentales, hoy tendríamos un estado de trabajadores y campesinos en el CORAZÓN de América. Y la repercusión de este Octubre boliviano en todos los luchadores de los pueblos hermanos hubiese generado movimientos revolucionarios en varios países vecinos. Para eso hubiera sido necesaria la existencia de un partido de trabajadores con independencia de clase , con ideas claras, con audacia y con decisión para darle una dirección sólida a las masas, que mostraron estar dispuestas a dar todo por la revolución.
Pero la revolución no ha sido derrotada. Solamente se intenta desviarla hacia una dominación más “débil” por un tiempo, pero manteniendo el control de los resortes fundamentales de la economía en manos del imperialismo, a través de la oligarquía y de la burguesía boliviana. El sistema no cambia, sólo cambian algunos nombres. Se levantará el fantasma del caos. Se pretenderá lavarle la cara a la democracia burguesa asesina, se concederán reivindicaciones menores: algún reparto de tierras improductivas e inviables, cierta autonomía para alguna comunidad indígena, la formación de un gobierno de “no políticos” y otras minucias. Pero la profunda crisis económica del imperialismo no le permite darse el lujo de dejar que los pueblos latinoamericanos manejen sus propios recursos. El imperialismo necesita del saqueo para sobrevivir. Y los gobiernos títeres de las “burguesías nacionales” latinoamericanas les responden al pie de la letra.
Se quieren generar ilusiones en instituciones burguesas que retrasan la consolidación de órganos de poder independientes (mediante engañosas Asambleas Constituyentes y Referendums). Y han logrado mantener el sistema de explotación capitalista, origen de todas las desgracias del pueblo boliviano. La tregua acordada por los dirigentes que no han estado a la altura de las circunstancias es funcional a esta farsa. Y también la “mediación” de Kirchner y Lula, que contrariando el sentimiento de los pueblos que dirigen, se apresuraron a detener el proceso boliviano antes de que el virus revolucionario traspase sus fronteras.
Para que se logren realmente las reivindicaciones de las masas (fin de la miseria y de la explotación de los trabajadores y campesinos, nacionalización de los recursos naturales, reparto viable de la tierra productiva, respeto a los derechos de los pueblos originarios, castigo a los responsables materiales y políticos de los asesinatos, es decir la solución a las urgentes necesidades sociales) hace falta que el poder pase a los trabajadores (obreros, mineros y campesinos) a través de sus organismos de poder. Es decir hace falta una democracia de trabajadores que conduzca al socialismo. Con ese objetivo es urgente la formación de un partido marxista revolucionario, a partir, por ejemplo, de los obreros más avanzados de la COB que ya están sacando conclusiones similares a las señaladas.

No a la tregua, la revolución debe continuar hasta el final.
Rechacemos las trampas legalistas.
Por un partido revolucionario de trabajadores que conduzca a las masas al poder

Sumate a la lucha por el socialismo, unite a EL MILITANTE

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