Muerte, deuda y déficit
Muerte, deuda y déficit
Tan pronto como quedó claro que EEUU y Gran Bretaña iban a atacar Iraq, las bolsas de todo el mundo se dispararon, subieron un 20%, y el precio del barril de petróleo cayó bruscamente. El capitalismo estaba convencido de la superioridad militar de EEUU, con el apoyo de las pequeñas fuerzas británicas, y creían que derrotarían rápidamente al ejército iraquí, que éste se desintegraría o incluso daría un golpe de estado contra Sadam. La guerra habría terminado antes de Semana Santa o quizá mucho antes.
Ha pasado una semana y se han terminado todas las fanfarronerías. Las bolsas han comenzado a retroceder y el precio del petróleo ha vuelto a subir. Ahora están apareciendo los costos reales de esta aventura imperialista. Para el pueblo iraquí el costo se mide en muerte y miseria. Para los estadounidenses y británicos, se medirá en deuda y déficit. Los costos monetarios de esta guerra afectarán significativamente al nivel de vida de las familias trabajadoras.
La Administración estadounidense se había negado a responder cuánto costaría la guerra. No lo podía decir porque no sabía cuánto iba a costar. Finalmente, luego de una semana del inicio de la guerra, Bush tuvo que pedir 75.000 millones de dólares.
A primera vista, no parece demasiado para una economía que produce casi once billones de dólares al año, sólo es el 0,7% de su PBI. Tampoco es demasiado si se compara con el presupuesto militar anual del gobierno estadounidense, casi cuatro billones de dólares. El costo de la Segunda Guerra Mundial para el contribuyente estadounidense fue el 130% del PBI anual. El de la Guerra de Vietnam fue el 12% del PBI. Por esa razón esta guerra podría parecer que es una minucia para la economía estadounidense.
Pero es un pensamiento equivocado. En primer lugar, siempre se subestima el costo de la guerra. ¿Por qué dar malas noticias económicas cuando quieres que la gente luche y utilice sus recursos sin hacer preguntas? Abraham Lincoln pronosticó que el costo de la Guerra Civil americana sería el 7% del PBI de la década de 1860. Finalmente se acercó al 100%.
Sólo el principio
La petición de Bush de dinero extra es sólo el principio. Se han hecho muchos cálculos del costo de la guerra en Iraq. En resumen, parece que la acción militar puede costar al menos 50.000 millones de dólares. Pero después están los costos de ocupar Iraq con fuerzas militares y la utilización de personal civil y militar durante años, esto supondría 500.000 millones de dólares más. Después está el costo de la llamada reconstrucción de la economía iraquí. EEUU ya está distribuyendo contratos para los puertos, el transporte, el agua y, por supuesto, el petróleo. Esta reconstrucción podría costar otros 100.000 millones de dólares.
Está claro que todo esto lo van a tener que pagar los estadounidenses. La mayor parte del costo de la última Guerra del Golfo se pagó con los ingresos petroleros de Iraq y con los pagos de Arabia Saudita y Kuwait. Pero ahora no va a ocurrir lo mismo. Francia y Alemania no van a ayudar. Y no parece probable que después de Sadam, Iraq permita que los estadounidenses se lleven todos sus ingresos petroleros para pagar la ocupación estadounidense cuando se supone tendrían que ser utilizados para mejorar las condiciones de vida de la población iraquí. Y de todas formas, la producción petrolera iraquí no sería muy elevada si durante los próximos meses y semanas se continúan quemando pozos y destilerías.
Pero aquí no termina el costo de la guerra para la clase trabajadora estadounidense. La ocupación estadounidense tendrá una reacción en Oriente Medio. Creará problemas en las dictaduras árabes vecinas que han apoyado a EEUU, como es el caso de Arabia Saudita. Cualquier inestabilidad en la región aumentará el precio del petróleo.
Si los precios del petróleo superan los 30 dólares por barril, como hace poco, entonces subirán los precios de la gasolina. Si los estadounidenses tienen que gastar más dinero en gasolina, tendrán que reducir gastos de otras cosas. La economía estadounidense continuará ralentizándose. Ya se calcula que estos efectos económicos de la guerra equivaldrían al 15% del PBI. Al final, el costo de una guerra incluso corta (más una ocupación larga) sería mucho peor que durante la guerra del Vietnam.
Aquí está el quid de la cuestión. La economía estadounidense ya está en problemas. Esto supuso que los ingresos por impuestos no cumplieron las expectativas y el gobierno federal acumuló un déficit que equivale al 2% del PBI. Lo mismo ocurrió en cincuenta estados. A este déficit hay que añadir el deseo de la Administración Bush de aumentar el gasto en armas y en fuerzas de “defensa”, además de reducir los impuestos a los ricos.
Hacia un déficit récord
El resultado es que el déficit presupuestario estadounidense alcanzará un nivel récord durante los próximos años. Para pagar este déficit, el gobierno tendrá que emitir más bonos (deuda pública). Tendrá que pedir más dinero prestado y arrebatar los ahorros de los estadounidenses para pagar más tanques, aviones y misiles. Eso significa menos dinero para invertir en rubros productivos como la tecnología, la educación, la sanidad y la industria. La ambición imperialista significará recesión económica.
El capitalismo británico sufrirá el mismo proceso que el estadounidense. El gobierno Blair también intenta ocultar cuál será el costo de la guerra. Gordon Brown ha pedido sólo mil millones de libras, un 0,1% del PBI. La mayoría de los analistas reconocen que al final costará tres veces más. El presupuesto del gobierno también está acumulando un gran déficit y eso será un duro revés para la economía británica.
Los iraquíes sufrirán la muerte y la miseria, pero el resultado para los británicos y estadounidenses será el déficit, la deuda y la destrucción de la riqueza y sus ingresos, independientemente del resultado de la guerra.