La abrumadora victoria de Chávez en las elecciones presidenciales de diciembre pasado marcó un nuevo giro a la izquierda en la revolución venezolana, seguido por la formación del PSUV, nacionalizaciones, control obrero, leyes habilitantes. En un discurso pronunciado en la Escuela de Verano de la Corriente Marxista Internacional, Jorge Martín analiza la etapa en la que se encuentra la revolución, los peligros a los que se enfrenta y esbozar el camino a seguir.
La abrumadora victoria de Chávez en las elecciones presidenciales de diciembre pasado marcó un nuevo giro a la izquierda en la revolución venezolana, seguido por la formación del PSUV, nacionalizaciones, control obrero, leyes habilitantes. En un discurso pronunciado en la Escuela de Verano de la Corriente Marxista Internacional, Jorge Martín analiza la etapa en la que se encuentra la revolución, los peligros a los que se enfrenta y esbozar el camino a seguir.
La revolución venezolana es el punto más avanzado de la revolución mundial. La Corriente Marxista Internacional reconoció pronto este proceso y hemos analizado su desarrollo, intentado intervenir en ella y organizado campañas de solidaridad. Ahora, nueve años más tarde, todo el mundo escribe sobre Venezuela. El problema es que si intentas imponerle esquemas prefabricados a un proceso vivo, tomando tal o cual detalle, esta o aquella declaración de Chávez o de alguien más, no será posible entenderlo en absoluto. Lo que se necesita es un análisis del proceso como un todo, un análisis de las fuerzas de clase que están involucradas en esta lucha, la dirección en la que se encaminan y el contexto internacional, a fin de entender el camino más probable que seguirán los acontecimientos.
Lo que hemos hecho es aplicar el método dialéctico marxista de análisis a la situación en Venezuela. La revolución venezolana tiene muchas particularidades y elementos que son específicos al modo en que se ha desarrollado, y no podría ser de otra manera. Todo proceso social real tiene características enraizadas en la historia del país, el desarrollo particular de su economía, la experiencia histórica de las diferentes clases involucradas en la lucha. Esto es lo que se debe analizar para entender la revolución venezolana. Para poder hacerlo, los paralelos históricos con la experiencia de revoluciones en otros países y en momentos previos en Venezuela ciertamente son útiles, siempre y cuando seamos conscientes de las limitaciones de cualquier analogía histórica. En el caso de Venezuela, ¡un poco de conocimiento de realismo mágico puede también resultar muy útil! El marxismo arranca de la situación real tal cual es, después traza conclusiones generales de ello y de nuevo regresa a la situación real sobre el terreno.
Las elecciones del pasado 3 de diciembre marcaron un nuevo punto de inflexión en la revolución y significó un nuevo profundo giro a la izquierda en la situación. Hace un año, la conferencia de la CMI aprobó una declaración sobre las elecciones venezolanas [1]. Un punto importante que dijimos en aquel momento fue que se estaba desarrollando un ambiente de impaciencia entre las masas revolucionarias, un sentimiento de "ya hemos hablado durante bastante tiempo de revolución pero nada decisivo parece haber cambiado". Y dijimos que este ambiente iba a ser un factor importante después de las elecciones, y que las masas votarían decididamente para defender la revolución pero que después esperarían y exigirían una ruptura fundamental con el pasado.
La campaña electoral comenzó bastante floja y la línea principal de los discursos y consignas electorales de Chávez se basaron en los temas de la "paz" y el "amor". En las elecciones, los reformistas siempre insisten en que se debe moderar el lenguaje para ganarse al centro. Sin embargo, como hemos explicado, éstas no eran unas elecciones normales sino una batalla decisiva entre revolución y contrarrevolución.
La oposición también presentó su amable cara "democrática" con Manuel Rosales, quien prometió darle a los pobres montones de dinero. Las credenciales "democráticas" de Manuel Rosales incluyen haber apoyado el golpe de abril de 2002, lo que demuestra el verdadero carácter de la oposición. Su plan era, claramente, bien retirarse antes del 3 de diciembre o crear caos el día de las elecciones con la intención de deslegitimar el proceso electoral. En este contexto, dos semanas antes de las elecciones, la oposición consiguió organizar una importante marcha en Caracas. Esta fue la mayor movilización que la oposición conseguía organizar en mucho tiempo, se calcula que asistieron entre de 200 ó 300 mil personas. Fue en este punto, cuando las masas entendieron que la contrarrevolución era una seria amenaza y que era necesario responder de manera decisiva.
Si se mira la historia de la revolución venezolana esta es una característica que se ha repetido una y otra vez. Los reformistas intentan conciliar y negociar con la oposición, esta situación anima a la contrarrevolución a avanzar, y entonces son las masas revolucionarias las que se movilizan y derrotan la contrarrevolución, empujando todo el proceso de nuevo hacia delante. Tras el mitin de Rosales todo el carácter de la campaña cambió. Las bases de las organizaciones bolivarianas organizaron lo que se denominó "Plan Oligarcas Temblad" [2]. El domingo antes de las elecciones hubo otra demostración masiva de la fortaleza de las fuerzas revolucionarias en las calles de Caracas. Es difícil saber cuántas personas participaron, pero se estima que pudo llegar hasta 2 millones de personas, en la que ha sido una de las más grandes manifestaciones en la historia de la revolución desde 1998.
El mismo día de las elecciones, las masas revolucionarias salieron y ocuparon las calles a fin de prevenir cualquier aventura contrarrevolucionaria. Desde las 2 o 3 de la madrugada, cientos de miles, millones de personas salieron a las calles e hicieron cola en las afueras de los centros electorales y no volvieron a casa hasta que se anunció la victoria. Y esto fue lo único que impidió que la contrarrevolución llevara a cabo su plan de sabotaje a las elecciones. Temían que cualquier acción contrarrevolucionaria pudiera enardecer aún más a las masas revolucionarias y, por tanto, fuesen barridos de escena.
Los resultados electorales son un fiel reflejo de la enorme reserva de apoyo con la que cuenta la Revolución Bolivariana. Mientras en 1998 Chávez recibió 3,6 millones de votos, el 3 de diciembre de 2006 ganó con 7,3 millones (63%). Venció en cada uno de los estados, incluyendo Zulia, donde es gobernador Manuel Rosales. Los estados con el mayor porcentaje a favor de Chávez fueron Delta Amacuro (77,9%), Amazonas (77,8%), Portuguesa (77%), Sucre (73,7%) y Cojedes (73,3%). De hecho, en 8 estados la votación a favor de Chávez superó el 70% y en otros 11 estados ésta estuvo entre 60 y 70%. Chávez ganó en 92% de los municipios y en 90% de las parroquias. En casi la mitad de los centros electorales Chávez consiguió más del 70% de los votos, mientras que para la oposición esto sucedió en sólo 3% de los centros electorales.
No hay un precedente real, en ninguna parte, donde un movimiento revolucionario haya conseguido un apoyo electoral tan masivo [3] y es un testimonio del proceso de creciente conciencia política de las masas que se ha dado en Venezuela en los últimos nueve años. De hecho, mientras más radical ha sido el mensaje de Chávez y la revolución, mayor ha sido el apoyo popular que ha recibido.
Inmediatamente después de las elecciones, como era de esperar, los reformistas empezaron su ofensiva para intentar diluir el significado de los resultados electorales. Su principal línea de argumentación era que "por fin tenemos una verdadera oposición democrática que ha aceptado los resultados de las elecciones" y "por lo tanto deberíamos negociar con ellos", "deberíamos incluirlos en la Asamblea Nacional" (la cual boicotearon en diciembre de 2005), "deberíamos tener una comisión mixta para la reforma constitucional".
Pero el sentimiento entre las masas era completamente contrario a esta posición y el mismo Chávez, desde el primer día, respondió con claridad a los reformistas al moverse en dirección opuesta a la línea conciliatoria que le proponían. La misma noche de la victoria proclamó que "esta es una victoria por el socialismo, esta es una victoria por la revolución socialista". Después, en un espacio de dos o tres semanas, hizo una serie de anuncios que indicaban un claro giro a la izquierda. Manifestó que "no es discutible incluir a la oposición en la Asamblea Nacional; si ellos quieren pueden esperar hasta las próximas elecciones de 2008". Anunció la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y lo hizo como una forma de combatir a la burocracia y la corrupción en el seno de la dirección de la revolución. Y en ese discurso también dejó bien claro a los dirigentes de los partidos de gobierno que debían recordar que el pueblo había votado por el socialismo y a Chávez, no a cualquiera de esos partidos", lo cual por supuesto es verdad.
También realizó algunos cambios en la composición del gobierno que indicaban un giro a la izquierda. Reemplazó al vicepresidente José Vicente Rangel, que era visto como un reformista, por Jorge Rodríguez, que es visto como alguien de línea dura y un izquierdista. Por primera vez en la historia venezolana un miembro del Partido Comunista y un autoproclamado trotskista fueron incluidos en el gobierno. Más allá de sus verdaderas líneas políticas, David Velázquez [4] y José Ramón Rivero [5], la forma en que Chávez anunció su afiliación política de forma tan pública dejó un mensaje claro, "nos estamos moviendo hacia la izquierda" y "no hay problema con el comunismo, no hay problema con el trotskismo".
También anunció que quería poderes habilitantes durante un período de tiempo para toda una serie de asuntos importantes. Como era de esperar, no sólo la oposición, sino también los sectarios y los reformistas dentro y fuera de Venezuela criticaron este movimiento, su argumento era que se trataba de un movimiento peligroso en dirección al autoritarismo. Sin embargo, las masas revolucionarias de Venezuela entendieron muy bien que se trataba de una medida para legislar firmemente en toda una serie de puntos decisivos, y también como una indicación de la desconfianza en la habilidad de la Asamblea Nacional para llevar a cabo tales tareas [6]. Esta medida también está relacionada con la forma en que muchas de las reformas más importantes de la revolución fueron introducidas en diciembre de 2001, mediante 49 leyes habilitantes, un hecho que provocó la rebelión de la oligarquía y llevó directamente al golpe de abril de 2002.
En el campo económico anunció que "todo lo que haya sido privatizado, nacionalícese" e inmediatamente se tomaron medidas para pasar a propiedad estatal a la CANTV y EDC, las empresas de telecomunicaciones y electricidad.
Estos anuncios (el PSUV, el nuevo gobierno y su programa, basado en los "cinco motores por el socialismo") fijaron el tono para la nueva etapa en la revolución venezolana que se abrió después de las elecciones presidenciales.
A fin de entender la actual situación en Venezuela, es importante mirar tres aspectos diferentes, las tres principales contradicciones que hemos señalado en la declaración de la CMI hace ya un año: a) la cuestión del Estado; b) la cuestión de la economía; y c) la cuestión de la organización y la dirección revolucionarias.
El carácter de clase del Estado
En relación a la cuestión del carácter del Estado, podemos decir que el Estado venezolano es todavía, en lo principal, un aparato de estado capitalista. Sin embargo, el aparato del estado opera en condiciones de revolución y por lo tanto está lleno de todo tipo de contradicciones y está debilitado como herramienta de la clase dominante. Y en este momento en particular, no está bajo el control directo de la clase capitalista, en el sentido que la clase dominante no puede, por ahora, usar este Estado capitalista para imponer su dominio de clase. Sin embargo, esto no implica que incluso ahora el aparato estatal haya dejado de ser una fuente de sabotaje y de bloqueo de las iniciativas revolucionarias de las masas; y si continúa sin cambiarse, finalmente se convertirá en una herramienta para derrotar a la revolución. Está claro que hay cierto grado de comprensión de este problema entre las bases de la Revolución Bolivariana e incluso en algunas capas de dirigentes, pero desafortunadamente no hay ciertamente una idea clara de cómo resolver este problema.
En sus discursos de enero, Chávez anunció los "cinco motores hacia la construcción del socialismo", una clara indicación de la dirección que las masas quieren tomar, y una de ellas es la cuestión del Estado. Chávez dijo que debía haber una "explosión del poder comunal", es decir, que el poder debería ser transferido a los consejos comunales ahora es cuando se están organizando. En el folleto en el que se explicaban los cinco motores, del que se imprimieron cientos de miles de copias por el Ministerio del Poder Popular para las Comunicaciones y la Información, dice que "nosotros, el actual poder existente, debemos transferir progresivamente todo el poder, el poder político, social, económico y administrativo, al Poder Comunal… de forma tal que apartemos las viejas estructuras del Estado burgués capitalista, que sólo sirve para detener el impulso revolucionario de las masas". Esta ha sido la primera vez que Chávez ha hablado abiertamente sobre el "Estado capitalista" y esto es algo que a los reformistas de la dirección del movimiento bolivariano no les agrada y una idea que no comparten.
Este hecho demuestra que hay un ala del movimiento que ve el problema que representa el Estado capitalista e intenta encontrar una solución [7]. Ya existen Consejos Comunales en muchas zonas del país, pero en algunas áreas están infiltrados por burócratas, políticos arribistas, alcaldes y concejales, que los han usado para construirse una base de poder. Como con muchas otras iniciativas revolucionarias, a menos que sean parte de un plan consciente y organizado para derribar el Estado capitalista y sustituirlo por un Estado revolucionario, basado en consejos obreros y los consejos comunales, éstos probablemente se queden a mitad de camino. Sólo podrán sobrevivir y ser efectivos como parte de una red nacional de representantes elegibles y revocables, vinculados estrechamente con los consejos de trabajadores en las fábricas, los cuales constituirían la base de un nuevo Estado revolucionario.
Cuerpos de hombres armados
La parte más importante del Estado capitalista es el ejército y la policía: los "cuerpos de hombres armados en defensa de la propiedad privada". Y la cuestión del ejército las últimas semanas está en primera plana. También en este campo ha habido intentos de resolver este problema. Se han hecho propuestas para incrementar el tamaño de la reserva, a dos millones de personas, y después crear una Guardia Territorial. Hay una idea general de avanzar hacia el armamento del pueblo y Chávez ha dicho repetidamente que ésta es la única garantía contra una intervención imperialista. Pero una vez más estas propuestas de la reserva y la Guardia Territorial no han sido implementadas completamente. Aunque inicialmente todo el mundo insistía en el carácter pacífico de la revolución, actualmente hay un reconocimiento y una aceptación generalizados del hecho de que la revolución debe armarse contra los peligros de una contrarrevolución externa e interna, pero los instrumentos para armar el pueblo no han sido aún puestos en marcha.
En las últimas semanas, hubo un debate abierto y público sobre la cuestión del ejército. Empezó con la cuestión de si a los militares se les debería permitir unirse al PSUV o no. Un oficial de alto rango, el general (r) Alberto Müller Rojas, fue nombrado como parte de Comité Organizador del partido y dijo que a los militares se les debía permitir la entrada al partido y que ya existían listas secretas de oficiales que querían unirse. Esto creó un gran conflicto por que la Constitución dice que los militares no pueden estar en ningún partido.
Después, la discusión giró hacia el carácter del ejército, debido a que Müller Rojas defendía "el pueblo en armas" en oposición al ejército profesional, mientras que otros defendían un pequeño núcleo de ejército profesional respaldado por una milicia. Una vez abierto el debate, surgieron en la discusión otros muchos asuntos. Müller Rojas admitió que el ejército está dividido y que los oficiales están divididos en líneas políticas. Existe un ala de derecha y un ala de izquierda, y entre el ala de izquierda hay quienes se llaman a sí mismos socialistas pero que no lo son y "luego estamos los que somos verdaderos socialistas y que siempre hemos estado en minoría". Y añadió que no podía ser de otra forma debido a que los oficiales militares no venían de Marte, sino que viven en una sociedad y reflejan las divisiones políticas de esa sociedad. También dijo que era una contradicción para Chávez decir que los oficiales no podían unirse al PSUV y al mismo tiempo cambiar el juramento oficial del ejército a: "Patria, socialismo o muerte" [8].
Independientemente de la forma en que Müller Rojas llevó a cabo esta polémica pública, probablemente no lo hizo con el mejor de los tactos y sus puntos de vista son confusos en muchos aspectos, lo que sí hizo fue revelar algo que, hasta ese momento, se había negado. La línea oficial era que el ejército es leal a Chávez, está unido y al servicio del pueblo. Es evidente que los oficiales más reaccionarios se purgaron a sí mismos del ejército en 2002, al participar en el golpe de abril y en el intento de golpe de diciembre (cuando se declararon "en rebelión" en la Plaza Francia de Altamira). De aquellos que permanecieron, la mayoría probablemente son leales a Chávez de una u otra forma, pero las razones por las cuales son leales son variadas. Algunos simplemente porque Chávez representa al actual gobierno oficial, otros reflejan la naturaleza corrupta del Estado burgués y le juran lealtad simplemente porque están consiguiendo mucho dinero a través de negocios legales e ilegales a los que tienen acceso al estar en el ejército, y muchos de ellos probablemente se sienten incómodos con todo este discurso sobre socialismo. Está claro que si la situación llega al punto de inflexión decisivo que representa tomar los medios de producción y destruir el Estado capitalista, la mayoría de ellos estaría del lado de la reacción.
Müller Rojas en su polémica también ha atacado al general (r) Raúl Isaías Baduel, quien jugó un papel importante en la derrota del golpe de abril de 2002. Müller Rojas dijo que desde que Baduel se convirtió en Ministro de Defensa, había excluido a los miembros del Estado Mayor Presidencial (básicamente los asesores políticos del presidente en asuntos militares) de asistir a las reuniones de la Junta Superior de las Fuerzas Armadas, en una jugada destinada a mantener la política fuera del ejército. Baduel, que acababa de pasar ser pasado a la reserva y sustituido como Ministro de Defensa, también entró en el debate en su discurso de despedida como ministro. Aunque disfrazó su discurso con una fraseología socialista, lo que dijo fue muy claro [9]. Por ejemplo, declaró que "un sistema socialista debe poder realizar un reparto más equitativo y justo de la riqueza que uno capitalista (…). Pero no debemos olvidar algo (…). Antes de repartir la riqueza hay que generarla. No se puede repartir algo que no existe", el cual es un argumento típico en todas partes de los reformistas contra el socialismo y las nacionalizaciones. También manifestó que "un régimen de producción socialista no es incompatible con un sistema político profundamente democrático, con contrapesos y división de poderes", añadió que "deberíamos apartarnos de la ortodoxia marxista que considera que la democracia con división de poderes es solamente un instrumento de dominación burguesa". Igualmente dijo que "debemos inventar" el socialismo del siglo XXI sí, pero no de manera desordenada y caótica". Y usando una extraña analogía con la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin, dijo que "No podemos permitir que nuestro sistema se transforme en un capitalismo de estado, donde sea el Estado el único dueño de los grandes medios de producción", a lo cual agregó que "El comunismo de guerra dejó la enseñanza de que no se pueden implantar cambios bruscos en el sistema económico, es decir abolición a rajatabla de la propiedad privada y la socialización brutal de los medios de producción sin que esto repercuta negativamente en la producción de bienes y servicios y sin que concomitantemente se genere un descontento generalizado en la población." Queda bastante claro lo que quiere decir con estas palabras. Usando ejemplos del comunismo de guerra y de la NEP en Rusia, lo que realmente quiere decir es que "no debemos ir hacia la nacionalización de la economía" [10].
No ha sido un accidente que Baduel escribiera el prólogo y presentara públicamente la nueva edición del libro de Heinz Dieterich: Socialismo del Siglo XXI. Las ideas de Dieterich, que en resumen dicen que la cuestión de la propiedad de los medios de producción no tiene importancia bajo el socialismo, se han vuelto muy populares entre los reformistas en Venezuela, debido a que les permite seguir hablando de "socialismo", mientras se distancian de lo que el socialismo significa realmente: la nacionalización y planificación de la economía bajo el control democrático de los trabajadores.
Como dije anteriormente, la revolución venezolana tiene un elemento de "realismo mágico", de forma que Baduel terminó su discurso citando "los siete principios que rigen el Código de Bushido, la guía moral de la mayoría de samurais" y haciendo un llamamiento a "Que Yahvé, Elohim de los Ejércitos, Supremo hacedor de todas las cosas, bendiga y guarde por siempre a la República Bolivariana de Venezuela". Pero dejando a un lado los peculiares puntos de vista filosóficos de Baduel, lo que está claro es que deliberadamente no usó la consigna "Patria, socialismo o muerte", la cual se ha convertido en norma en el ejército venezolano.
La posición de Chávez en este conflicto también fue contradictoria debido a que a pesar de decir que los militares no debían ser parte del PSUV y que el ejército no debía "partidizarse", el nuevo Ministro de Defensa que designó es visto como un izquierdista. En cualquier caso, Chávez refleja incluso en sí mismo todas las contradicciones de la revolución venezolana. La presión de fuerzas de clase opuestas tiene un reflejo en sus discursos y acciones. Se puede quizás tener una pequeña idea de cuál es la política de Chávez respecto al ejército con algo que dijo Müller Rojas: "Una condición le puse al presidente cuando me pidió que regresara. Le dije que no me podía retirar de la actividad política. Me dijo hazlo, pero con discreción"". Chávez, obviamente, se da cuenta que el ejército es crucial y no quiere crear un conflicto innecesario dentro de él, abiertamente o antes de tiempo, pero al tratar de prevenir que se exprese abiertamente un conflicto que de hecho ya existe, puede terminar con una crisis aún más virulenta en el futuro.
La CMR defiende en Venezuela una discusión política abierta dentro del ejército, con la organización de células del PSUV abiertamente dentro del ejército, que involucren principalmente a la tropa, pero también a los oficiales y suboficiales revolucionarios; debería existir un control sobre los oficiales por parte de los soldados revolucionarios; la propuesta de la Guardia Territorial debería ser asumida por las organizaciones revolucionarias y de la clase trabajadora, para crear así milicias obreras, lo que sería perfectamente posible y además sería también "legal" [11], de forma tal que la estructura del ejército capitalista pudiera ser derribada.
Pero la cuestión del Estado va más allá del ejército. Hay un constante sabotaje burocrático de las iniciativas revolucionarias de las masas y de muchas de las propuestas del mismo Chávez. En una entrevista en el diario zuliano Panorama, Chávez lo describía de esta manera: "La mayor amenaza está por dentro, hay una contrarrevolución permanente, burocrática. Soy un enemigo a diario, con un látigo me la paso porque por todos lados me azota el enemigo de una burocracia vieja y una nueva que se resiste a los cambios, tanto, que uno tienen que estar pendiente de cuando se dé una instrucción y hacerle un seguimiento para que no sea detenida o desviada o minimizada por esa contrarrevolución burocrática que está en el Estado" [12].
Más recientemente, el traslado de William Mantilla como Viceministro del Poder Popular para la Participación y Protección Social (el ministerio dirigido por el militante del PCV, David Velásquez) ha destacado la cuestión de la burocracia incluso en un ministerio creado hace poco. Mantilla es un reconocido activista revolucionario del Bloque Popular de La Vega y de la Coordinadora Popular de Caracas. Fue nombrado viceministro precisamente para promover los Consejos Comunales. En su carta de renuncia describe cómo su trabajo sufrió un constante "bloqueo para evitar el desarrollo de nuestras actividades de acuerdo a las propuestas presentadas durante mi gestión (un ejemplo visible, el hecho de que nunca haya obtenido los datos de los consejos comunales, además del código de acceso al Siscon)." (Ver texto completo en: www.aporrea.org/actualidad/a40453.html NdT) Así que aquí teníamos, de acuerdo con todos los testimonios, a un revolucionario dedicado y trabajador que trató de utilizar una posición dentro de un ministerio para promover el desarrollo de los Consejos Comunales (una directiva que viene directamente del Presidente) y que es removido precisamente por hacer eso, y reemplazado por un funcionario mediocre, un burócrata.
El problema es claro, como explicó Marx después de la experiencia de la Comuna de París, "la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines" [13]. La experiencia de la revolución venezolana en los últimos años nos provee de muchos ejemplos que confirman esta idea. Uno no puede simplemente colocar a revolucionarios honestos dentro de las estructuras que replican el Estado capitalista y esperar que éstas trabajen mejor. La vieja maquinaria del Estado debe ser sustituida en su totalidad y reemplazada con una nueva, basada en la elección democrática con derecho a la revocabilidad y a la rendición de cuentas de todos los funcionarios, ninguno de los cuales recibirá un salario superior al de un obrero calificado y, por último, que no exista un ejército permanente separado del pueblo, sino el pueblo en armas.
La economía
La segunda cuestión en la que debemos centrarnos es la economía. Las cifras oficiales muestran que la economía venezolana ha estado creciendo muy rápidamente, durante quince trimestres consecutivos, a una tasa anual de 12,4 por ciento. Esto haría de Venezuela la economía con mayor crecimiento en toda América y probablemente la segunda economía de mayor crecimiento después de China. El desempleo ha bajado del 15 por ciento en 1999 a un 8,3 por ciento en junio de 2007, la tasa de pobreza se ha reducido del 55,1 por ciento en el punto más bajo de la recesión causada por el sabotaje a la economía y el paro patronal de diciembre 2003-enero 2003, a un 30,4 por ciento a finales de 2006. Sin embargo, estas cifras no nos cuentan la historia completa.
En resumidas cuentas, lo que tenemos en Venezuela es una economía impulsada por una inversión pública masiva, mientras que el sector privado se encuentra estancado. Al mismo tiempo, el gobierno ha introducido una serie de chequeos y controles sobre la economía, y como hemos visto en muchos ejemplos a lo largo de la historia con gobiernos reformistas, la introducción de controles y restricciones sobre el funcionamiento normal de una economía capitalista crea una situación de caos debido a que a la economía de mercado no se le permite funcionar normalmente pero, al mismo tiempo, tampoco ha sido reemplazado por una economía democráticamente planificada.
Desde el sabotaje económico de 2002, el gobierno ha introducido toda una serie de controles económicos. Se han fijado los precios de los alimentos básicos, se ha decretado una ley que prohíbe a los empresarios despedir a sus trabajadores (aunque no necesariamente se cumple completamente); hay un control de cambio y de comercio exterior; hay un control sobre el acceso a divisas fuertes que las empresas pueden utilizar para vender con el mundo exterior; hay incluso controles sobre lo que las compañías importan y éstas deben demostrar que lo que quieren importar no puede ser producido en el país; los alquileres también se han congelado; hay controles sobre las tasas de interés; hay controles sobre los montos que la banca debe prestar a diferentes sectores de la economía… [14].
¿Y cuál es el efecto de todos estos controles? ¡Sabotaje y desorganización de la economía por parte de los capitalistas! En parte, es de forma deliberada por razones políticas, el sabotaje de la economía con la intención de socavar la base de apoyo del gobierno y la revolución. Parcialmente, esta situación fluye de los aspectos económicos de la economía capitalista, donde los productores están diciendo que no pueden vender a estos precios, que no es rentable.
La característica económica principal en Venezuela ahora es que el crecimiento económico está sostenido únicamente a través del gasto público masivo, el cual está sustentado por los altísimos precios del petróleo en el mercado mundial. Y éste es uno de los factores, aunque no el único, que ha permitido que esta revolución se haya prolongado tanto en el tiempo (7 u 8 años ahora) El gasto del sector público representaba el 25 por ciento del PIB en 1998, 32 por ciento en 2004 y 39,4 por ciento en 2006. El aumento de la inversión procedente del Estado en la economía fue de 50,2 por ciento en 2005 y 50,8 por ciento en 2006 [15].
El año pasado, el gobierno gastó miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura y obras públicas masivos: un nuevo puente sobre el río Orinoco que costó 1.200 millones de dólares, un sistema de metro en tres ciudades distintas (Valencia, Maracaibo, Los Teques), líneas férreas… Esto también sirve para hacer hincapié en la naturaleza parasitaria del capitalismo en Venezuela, el cual en cien años fue incapaz de construir ninguna de estas obras de infraestructura básicas. Venezuela nunca ha tenido un sistema ferroviario importante. Aunque el desarrollo de una red ferroviaria hubiese ayudado a integrar el país, conseguir una distribución de la población menos concentrada e incluso promovido el mercado interno, no se hizo debido a que para exportar petróleo no había necesidad de vías férreas. El descubrimiento del petróleo hace unos cien años distorsionó completamente el desarrollo de la economía venezolana, destruyó la agricultura e impidió el desarrollo de una industria manufacturera interna. De hecho, cualquier desarrollo industrial que se ha dado en Venezuela ha estado impulsado por el Estado usando los ingresos petroleros (por ejemplo, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez).
Incluso la implementación de estos proyectos de obras públicas revela las deslumbrantes contradicciones de la economía venezolana. Dado que ninguna empresa venezolana es capaz de llevar adelante estas obras públicas, la mayoría de los contratos se los lleva la multinacional brasileña Odebrecht. La producción de cemento en Venezuela está monopolizada por tres empresas, la mayor de ellas es la mexicana CEMEX, que pertenece a Carlos Slim, quien acaba de convertirse en el hombre más rico del mundo, superando a Bill Gates. El gobierno venezolano acaba de llevar a cabo la nacionalización de Cemento Andino (una compañía cementera controlada por capital colombiano) y ha amenazado con nacionalizar otras productoras de cemento, a las cuales Chávez ha acusado de vender la mayor parte de su producción local en el mercado extranjero, donde pueden obtener mayores ganancias.
Sí, la economía venezolana crece, pero este crecimiento está exacerbando todas sus contradicciones en lugar de resolverlas. Chávez lo reflejó claramente cuando amenazó con la nacionalización de la banca y de la siderúrgica SIDOR, en manos de una trasnacional argentina. Dijo lo siguiente a la banca: "No podemos tener una situación en la que el Estado sea el único que le está prestando dinero a los productores nacionales para desarrollar la producción". Y a esto añadió: "No podemos aceptar la posición de SIDOR. Recibe materia prima, electricidad y combustible baratos del Estado; produce acero para vender en el mercado mundial, a precios del mercado mundial, los cuales son transformados en bienes manufacturados y maquinaria por otro países (incluyendo China), los cuales son entonces vendidos de vuelta a Venezuela a precios de mercado internacional". Ciertamente no tiene sentido, pero esa es la forma en la que funciona el capitalismo.
El proceso en Venezuela es un claro ejemplo de la revolución permanente. Una de sus premisas es que la burguesía nacional e los países atrasados y semicoloniales en la época de imperialismo es incapaz de desarrollar las fuerzas productivas de un modo progresivo. Ha sido precisamente esta contradicción entre la necesidad de desarrollar la economía e infraestructura del país (postura que Chávez ha liderado) y la incapacidad del capitalismo e imperialismo para conseguir esto mismo, lo que ha llevado a Chávez a entrar en un camino en directa colisión con el capitalismo.
Incluso en el actual boom económico en Venezuela, los capitalistas son reacios a invertir para expandir la capacidad productiva (aunque obviamente están deseosos de conseguir la mayor cantidad de ganancias que puedan a corto plazo). Si tomamos 1997 como 100, las ventas en Venezuela llegaron a 155 en 2006 (un aumento del 55 por ciento). Sin embargo, la producción industrial alcanzó sólo 99 en 2006. En el mismo período, de acuerdo a las cifras de la patronal CONINDUSTRIA, el número de empresas manufactureras bajó de 11.000 a 6.000. Un aumento en las ventas con ningún aumento en la producción o inversión lleva directamente a una situación de inflación y escasez de los productos básicos. En la actualidad, hay escasez en el 26 por ciento de los productos alimenticios básicos y la inflación ha alcanzado el 20 por cien. Esto a su vez fuerza al gobierno a recurrir a la importación masiva de productos alimenticios del mercado mundial los cuales deben pagar a precios de mercado mundial y en moneda fuerte.
Si tomamos el ejemplo de las caraotas [frijoles negros], uno de los principales alimentos en Venezuela, vemos que la producción fue de 31.000 toneladas en 1988, bajó a 18.000 toneladas en 1999 y hoy en día Venezuela importa 56.000 toneladas cada año.
El sabotaje económico y la consecuente escasez han afectado principalmente a la cadena de distribución de alimentos. Los productores, procesadores y distribuidores capitalistas de alimentos acaparan y especulan, venden sus productos en el mercado negro, deliberadamente sabotean cosechas, previenen el procesamiento de la caña en las centrales azucareras, así como de los productos agropecuarios en mataderos y plantas procesadoras de lácteos, creando pánico utilizando campañas mediáticas alarmistas, etc.
Economist Intelligence Unit describe la situación en los siguientes términos eufemísticos: "Los precios de muchos alimentos regulados se han desajustado y deberán ajustarse en algún momento; existe falta de capacidad en una variedad de sectores como resultado de una inversión inadecuada. Esto es impulsado parcialmente por las crecientes importaciones, escasez de productos, cuellos de botella en los proveedores y la venta de bienes regulados por encima de los precios oficiales" [16].
La industria de los alimentos es un sector altamente monopolizado de la economía venezolana, controlada por un puñado de empresas (como Empresas Polar), propiedad de destacadas figuras de la contrarrevolución que han usado y están utilizando su control sobre sectores vitales para socavar al gobierno democráticamente elegido. Su expropiación no podría estar más clara.
El gobierno, como en muchas otras áreas, en vez de atacar el problema de frente (por ejemplo la propiedad de la tierra y la cadena de distribución de alimentos) ha tratado de montar estructuras paralelas a través de la creación de MERCAL, una red nacional de mercados populares en los que se venden alimentos básicos a precios subvencionados [17]. Pero eso en sí mismo no resuelve el problema. Con frecuencia, Mercal debe importar productos a precios muy altos. Dado que la red de Mercal no está bajo ningún tipo de control o auditoría democrática, hay corrupción y robo de los productos a todos los niveles, lo que ha sido denunciado por el sindicato bolivariano de Mercal (SUNTRABMERCAL), el cual ha exigido el control obrero de Mercal y la puesta en marcha de organizaciones de consumidores y proveedores para trabajar con ellos en el control y gestión de la red [18]. La única solución a este problema sería la completa nacionalización de todos los grandes latifundios y de toda la industria de procesamiento y distribución de alimentos, bajo el control democrático de los trabajadores, consumidores y campesinos organizados en cooperativas [19].
Hace unos meses, hubo una manifestación en Caracas sobre esta cuestión de la escasez y el sabotaje organizada por el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ) y otras organizaciones, durante la cual ocuparon el edificio de FEDECAMARAS, la principal confederación empresarial, bajo la consigna: "Si nos quitan la comida, les quitaremos sus fábricas". Es significativo que el FNCEZ enviara a dos representantes al congreso de la CMR, sección venezolana de la CMI. El FNCEZ es la organización campesina más grande y revolucionaria de Venezuela. Dijeron que querían participar en las discusiones políticas, pero también que querían consejo político y práctico del Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas (FRETECO) a fin de conocer cómo ocupar y tomar el control de fábricas en la cadena de distribución de alimentos (empaquetadoras de carne, plantas de producción de lácteos, centrales azucareros,…).
Finalmente, a principios de este año, el gobierno se vio forzado a aprobar una "Ley contra el acaparamiento, la especulación, el boicot y cualquier otra conducta que afecte el consumo de alimentos o productos sometidos a control de precios", que permite la expropiación de empresas que incurran en tales prácticas. Ya el 21 de junio, el gobierno utilizó esta ley para expropiar dos mataderos que habían sido dejados inactivos por sus dueños, Fricapeca y Fribarsa en los estados Zulia y Barinas, cada uno con capacidad para procesar 800 cabezas de ganado por día.
Cooperativas
Se ha hablado mucho del papel de las cooperativas en la revolución venezolana. En algunos casos, los reformistas las han promovido frente a los que alegan la "naturaleza burocrática de la propiedad estatal". No es sólo el caso de Venezuela, también en muchos otros países. Venezuela, sin embargo, es un país en el que ha habido promoción, financiación y ayuda del Estado para el desarrollo del sector cooperativo de la economía, que ha sido el terreno en las cuales estas ideas se han puesto a prueba.
De acuerdo a las cifras oficiales, el número de cooperativas se ha disparado de apenas 900 en 2001 a más de 215.000 que están actualmente registradas. Sin embargo, sólo unas 70.000 están activas (lo que significa que casi el 70% de todas las cooperativas registradas han fracasado), una indicación de los problemas del desarrollo de cooperativas.
En muchos casos, las cooperativas se han convertido en una excusa para la tercerización de la mano de obra. Es el caso por ejemplo de los contratos de limpieza del sistema Metro de Caracas y de muchas instalaciones en PDVSA. En el pasado, todos estos trabajos eran realizados por trabajadores de las propias empresas. Posteriormente fueron subcontratadas a empresas privadas. Ahora, en algunos casos, las cooperativas han tenido preferencia en las pujas por los contratos. Todo esto significa que son los trabajadores los que tienen que organizarse, poner el capital por adelantado y poner una señal económica, compitiendo con otros grupos de trabajadores, arriesgándose a perder todo su capital si pierden el contrato. Dirigentes sindicales en PDVSA han exigido que estos trabajos (limpieza, catering, mantenimiento, seguridad, etc.) sean devueltos a trabajadores con las mismas condiciones y beneficios que el resto de los trabajadores de PDVSA. Incluso el mismo Chávez ha hablado de "cooperativas socialistas y cooperativas capitalistas".
En otros casos, se han establecido cooperativas pero han fracasado en la competencia del mercado capitalista, por la falta de acceso a materia prima, financiación y mercados para sus productos. Las cooperativas pueden jugar un papel dentro de una economía planificada, particularmente en el sector agrícola, pero no pueden sobrevivir como islas de socialismo en un mar de capitalismo.
Nacionalizaciones
Ha habido también muchas discusiones sobre las nacionalizaciones de la CANTV, la empresa de telecomunicaciones, las empresas eléctricas como la Electricidad de Caracas (EDC) y las multinacionales petroleras que operaban en la faja del Orinoco. Algunos han argumentado que éstas no han sido verdaderas nacionalizaciones debido a que se han llevado a cabo bajo compensación. En primer lugar, este argumento ignora el hecho de que cuando Chávez anunció las nacionalizaciones de CANTV y EDC el valor de sus acciones colapsó en las bolsas, por lo que el precio pagado fue mucho menor. Además de esto, la cuestión de la compensación no es en sí mismo la cuestión principal. Marx explicó en numerosas ocasiones que si fuese posible comprar a la clase dominante a cambio de una trasferencia pacífica del poder, entonces se debería hacer. Lo que nosotros, los marxistas, defenderíamos en una situación como esta sería abrir los libros contables y preguntar en primer lugar cuánto pagaron estas multinacionales por esas empresas, cuánto han invertido desde entonces y cuánta ganancia han hecho con ella. Estas cifras demostrarían claramente que no hay necesidad de compensación alguna.
Sin embargo, si queremos entender el significado real de estas nacionalizaciones, debemos mirar cómo los trabajadores y capitalistas han reaccionado ante ellas. Tan pronto como las nacionalizaciones fueron anunciadas, los trabajadores activos y ex trabajadores de la CANTV decidieron convocar una masiva asamblea y crear un Batallón Socialista. Su principal reivindicación fue el control obrero de la CANTV para prevenir cualquier intento de sabotaje por los gerentes y directores antes de que la empresa fuese pasada a control del Estado. Los trabajadores de SIDOR, la gigantesca acería de Bolívar que no fue mencionada directamente por Chávez en su discurso, pero sí implícitamente cuando dijo: "todo lo que ha sido privatizado, ¡nacionalícese!", organizaron una serie de nutridas asambleas, organizaron bloqueos de vías y manifestaciones, izaron la bandera venezolana en las instalaciones de la empresa y exigieron su nacionalización bajo control obrero [20].
¿Cuál fue la reacción de los capitalistas? De acuerdo a las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela, en el primer trimestre de 2007, la inversión extranjera directa en Venezuela comparada con el mismo período en 2006 cayó en 1.050 millones de dólares, una caída del 92 por ciento. La fuga de capital desde Venezuela en 2006 fue de 2.100 millones de dólares. Está bastante claro. Los capitalistas venezolanos no están invirtiendo como tampoco lo hacen las multinacionales. La razón es muy clara: En Venezuela se está realizando una revolución. Estas personas no están seguras de lo ocurrirá al día siguiente de que inviertan. No saben si los trabajadores ocuparán sus fábricas y exigirán su nacionalización bajo control obrero o si el gobierno decretará la nacionalización de sus empresas. El Informe de riesgo-país de julio de 2007 publicado por The Economist Intelligence Unit deja este punto muy claro. Al comentar la situación, describe las "señales mixtas" respecto a la protección de los derechos a la propiedad privada en la propuesta de reforma constitucional, y dice lo siguiente:
"Aparentemente, el objetivo es quedarse muy cerca de la eliminación de toda propiedad privada. Sin embargo, en el pasado, el señor Chávez ha hecho declaraciones de esta naturaleza para luego proceder hacia un mayor intervencionismo del Estado. Por lo tanto no hay garantías de que el proceso va a detenerse luego de las últimas medidas"
Y luego agregaron: "Vayan o no a darse nuevas nacionalizaciones, o si en cambio se usa como una herramienta para negociar para extraer concesiones a las empresas en cuestión, la amenaza de nacionalización significa que los derechos contractuales seguirán siendo débiles"
Y en otro lado del mismo informe se dice: "La inversión privada en el sector no petrolero es poco probable que crezca de forma importante a la luz de las amenazas a la propiedad y los derechos contractuales, y en particular la amenaza de nacionalización y expropiación de bienes a medida que avanzan hacia un desarrollo dirigido por el Estado".
Respecto a la nacionalización de las empresas petroleras de la Franja del Orinoco, algunas de las multinacionales, de manera reticente, aceptaron los términos, debido a que todavía hay un montón de dinero que pueden conseguir, pero algunas otras de origen norteamericano se negaron. Actualmente hay un conflicto sobre el nivel y cuantía de la compensación que deberían recibir. Esta cuestión se está discutiendo frenéticamente en Houston (Texas), por analistas petroleros, abogados y otros. Una de las empresas de abogados dijo lo siguiente al respecto: "El gobierno de Venezuela posee importantes bienes en EEUU, desde CITGO (que es una subsidiaria de PDVSA en EEUU), además de significativos bienes que se mueven a través del sistema financiero norteamericano que podrían ir a un arbitraje de concesión [21]". Esta es una clara amenaza, si las empresas no reciben una compensación "justa", el gobierno estadounidense expropiará bienes venezolanos en EEUU.
Una situación de este tipo tiene fuertes similitudes a la forma que siguió la revolución cubana procedió en los primeros dos o tres años. Lo mismo pudiera suceder en Venezuela. Uno puede imaginarse cuál sería la reacción del gobierno venezolano y del mismo presidente Chávez si las autoridades norteamericanas expropian CITGO. De hecho, en vista de las amenazas de estas dos petroleras estadounidenses, el Ministro del Poder Popular para Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, declaró que si no aceptaban los términos de los contratos revisados, se les negaría compensación alguna.
Otro sector en el que hemos visto la misma dinámica de provocaciones y contra-provocaciones ha sido en relación a la aceptación de Venezuela en el MERCOSUR. MERCOSUR es un intento fallido de unir las economías latinoamericanas más fuertes, Venezuela pidió la entrada y fue aceptada. Pero ante la no renovación de la concesión a RCTV, estalló un conflicto entre Chávez y el Senado brasileño. Algunos senadores brasileños dijeron que eso había sido una demostración del carácter autoritario de Chávez y que RCTV debía permanecer en el aire con señal abierta. Chávez contestó usando un lenguaje algo fuerte contra estos senadores brasileños, quienes ahora han exigido una disculpa de Chávez o de lo contrario votarán en contra de la ratificación de la entrada de Venezuela en MERCOSUR. Y Chávez, que nunca ha sido muy dado a disculpas, contestó que si eso es lo que era MERCOSUR, entonces MERCOSUR era una institución reaccionaria y Venezuela no debía ser parte de la misma.
Obviamente, la cuestión de la disculpa es tan sólo un accidente, este conflicto lo que revela son las fuerzas de clase opuestas que están en juego en Venezuela y a lo largo de América Latina, y cómo se expresan sobre estos asuntos.
La principal contradicción que está en el fondo de la cuestión económica es la siguiente: la incapacidad de la clase dominante venezolana, la oligarquía venezolana, los capitalistas venezolanos e incluso el imperialismo, para desarrollar la economía. El intento de Chávez de desarrollar una economía nacional lo coloca de lleno en el camino de colisionar con el capitalismo. Este el principal motor de empuje de la revolución venezolana y esta es la razón por la cual Chávez ha empezado a hablar de socialismo y a denunciar al capitalismo. También la razón por la cual no se puede tomar un incidente o cita aislada de Chávez y armar alrededor de ella una teoría política. No se niega la posibilidad, aunque no es el único camino que se puede seguir, de que este proceso en un momento dado lleve a la nacionalización completa de los medios de producción y del capitalismo en Venezuela. Durante una de las manifestaciones de apoyo a la no renovación de la concesión a RCTV, Chávez dijo que la clase dominante era bienvenida a participar en este intento de desarrollar una economía nacional, pero que si no cambiaban sus modos "les quitaremos todas las palancas de poder que tienen, una por una".
Sería erróneo pensar que la abolición del capitalismo por esta vía en Venezuela vaya a llevar a la creación de un régimen estalinista como los que existieron en la URSS o en Alemania Oriental (RDA). Algunos autodenominados "marxistas" juegan con la idea de que algunos de los pasos seguidos por Chávez (tales como la ley habilitante, la formación del PSUV, la propuesta de reforma constitucional y otras medidas) llevarían directamente a una especie de régimen estalinista (desgraciadamente, haciéndose eco desde la izquierda de los gritos hipócritas de los imperialistas en relación al giro "autocrático" y "autoritario" de Chávez). Esta forma de analizarlo es completamente equivocada.
Ciertamente, el socialismo no es un sistema que pueda ser decretado desde arriba. Requiere de la participación consciente de los trabajadores en la planificación democrática de la economía. Una de las principales características de la revolución venezolana a lo largo de estos 8 años ha sido un fuerte sentimiento anti-burocrático entre las bases bolivarianas. Durante todo un período de tiempo la situación quedaría bastante abierta. Las masas trabajadoras en Venezuela han incrementado también, en los últimos años, su nivel de comprensión de la democracia obrera y el control directo. La expropiación del capitalismo, incluso si es implementada desde arriba, abriría una situación de enorme fermento revolucionario, participación de las masas, creación de comités obreros, los cuales durarían por un período de tiempo.
La burocracia trataría de imponer una estructura burocrática pero esta no sería una tarea fácil. La condición para el dominio burocrático sería que la revolución fuese finalmente secuestrada y derrotada por la burocracia debido al aislamiento, la presión imperialista y la desmoralización de las masas durante un período de tiempo prolongado.
La organización y la dirección revolucionarias
En Venezuela estamos luchando por un régimen de auténtica democracia obrera y por la planificación democrática de la economía, como primer paso hacia la internacionalización de la lucha por el socialismo. El principal obstáculo para conseguirlo es la debilidad de la dirección revolucionaria, en dos sentidos diferentes. Uno es la ausencia de una dirección marxista del movimiento obrero, pero también la ausencia de una estructura nacional democrática a través de la cual el movimiento revolucionario pueda expresarse y dentro de la cual una corriente marxista pueda luchar por la dirección.
En este sentido, la discusión sobre la construcción del PSUV puede resultar crucial. Cuando Chávez anunció la creación del PSUV, dejó claro que ésta iba a ser una herramienta de lucha contra la burocracia y una organización genuinamente democrática revolucionaria. Pero una vez más, este hecho en sí mismo no garantiza que vaya a ser efectivamente implementado de esta forma. Depende sobre todo de la habilidad de los trabajadores de llevar esto a la práctica.
Lo importante es ver el enorme entusiasmo que esta propuesta ha generado entre las masas revolucionarias. En 2001-2002, cuando se organizaron por primera vez los Círculos Bolivarianos, lograron reunir a 1,5 millones de personas. En agosto de 2004, al momento del referéndum revocatorio presidencial, cuando las Unidades de Batalla Electoral y los Pelotones fueron creados, se les unieron 2 millones de personas. En ese momento vimos una lucha masiva entre las bases revolucionarias y la burocracia, que trataba de imponerse sobre estas organizaciones. Por ejemplo, en la parroquia del 23 de Enero en Caracas hubo una asamblea masiva para discutir la dirección a nivel parroquial de esta organización. Los principales líderes del movimiento bolivariano en Caracas, quienes en ese momento eran bien vistos por las bases, fueron a la asamblea para intentar imponer su plancha para el liderazgo parroquial. Esto llevó a un conflicto con los 1.500 presentes, quienes tenían una lista alternativa. La discusión duró hasta las 2:00 am y finalmente las bases impusieron su propuesta. Hubo choques similares en otros lugares, como en la zona de El Valle, donde una asamblea de la UBE local aceptó que el comité parroquial fuese propuesto desde arriba, pero eligieron al doble de delegados desde la base para que se sentaran en el mismo comité [22].
Finalmente, la burocracia ganó y en los niveles más altos de la organización de las UBES impusieron a su gente y después del referéndum desmantelaron estas organizaciones.
Cuando Chávez propuso crear el PSUV, dijo que el objetivo era organizar a 3 millones de personas, lo cual en sí mismo iba a ser más que en cualquiera de las anteriores organizaciones. Durante un período de 8 semanas, la gente hizo cola para registrarse en el nuevo partido y el resultado final fue que ¡más de 5,6 millones se apuntaron para unirse! Esto representa más de las 2/3 partes del número de votos que Chávez obtuvo en las elecciones presidenciales del pasado 3 de diciembre. Este hecho demuestra la enorme reserva de apoyo y entusiasmo que hay entre las masas por la revolución.
En algunas áreas, como el Alto Apure, una región campesina organizada por el FNCEZ, ¡hubo más personas que se unieron al partido de las que habían votado por Chávez en diciembre! La razón de esto fue una campaña consciente por parte del FNCEZ apelando a que cada hombre, mujer y niño de la zona se uniera al PSUV. Los líderes del FNCEZ comentaron: "En 1998 nosotros también quisimos unirnos al MVR pero no estábamos organizados y la burocracia tomó el control; ahora nos estamos uniendo al PSUV y estamos organizados para prevenir que pase lo mismo."
El Comité Promotor Nacional dio un esbozo detallado de la composición del partido. Hay 1,4 millones de trabajadores no calificados, 500.000 trabajadores calificados, 750.000 trabajadores del sector servicio, 180.000 trabajadores administrativos y oficinistas, sumando un total de 3 millones de trabajadores que se habían registrado para el PSUV. También se habían registrado 1,2 millones de amas de casa, lo que hace del PSUV la más grande organización de mujeres en Venezuela y probablemente la más grande en el mundo. Esto no tiene precedentes.
Ahora el partido va a tener un congreso de tres meses de duración a empezar en septiembre (finalmente la fecha de inicio del Congreso Fundacional del PSUV se ha fijado para el 20 de octubre de 2007, NdT). Los primeros encuentros de los Batallones (Hay unos 18.000 batallones) ya se han realizado, con la participación de más de 1,5 millones de personas. Esto es normal. Uno no puede esperar que 5,6 millones de personas se vuelvan miembros activos del partido; esa cifra refleja el apoyo organizado del PSUV mientras que la cifra de 1,5 millones representa la capa de activistas.
Ha habido preguntas acerca de cuál es la naturaleza de clase del PSUV. El carácter de clase de cualquier partido o movimiento está determinado por un número diferente de factores: su composición de clase, su relación con las organizaciones de las diferentes clases, la composición y políticas de su liderazgo, su programa, etc. En el caso del PSUV, la mayoría de estas cuestiones no están decididas todavía.
Sin embargo, está claro que en los próximos meses el PSUV será el campo de batalla en el cual la burocracia intentará imponer su control sobre el partido, mientras que las bases revolucionarias intentarán mantenerla como una organización democrática bajo su control. El resultado de esta lucha no está decidido aún. Lo que se podía observar en los mítines masivos de los promotores (los primeros organizadores del partido) era el carácter profundamente obrero y plebeyo de las masas que se están uniendo al partido. La expresión en sus rostros cuando tomaban juramento para luchar por el socialismo era un indicativo de su inquebrantable espíritu de lucha por transformar la sociedad. Después de una experiencia de 8 años de revolución, van a luchar a capa y espada para prevenir que la derecha del movimiento les quite su nuevo partido.
La tarea de los marxistas revolucionarios es la de entregarse completamente a esta lucha y participar junto a las masas en la creación del PSUV. Cualquier otra política sería sectarismo demencial y sólo contribuiría a aislarlos del movimiento revolucionario que existe en la realidad. A este respecto, la política adoptada por una parte de C-CURA (la corriente de izquierda dentro de la UNT) de negarse a entrar en el PSUV e intentar crear un supuesto "partido obrero independiente" es un error criminal que sólo puede llevar al aislamiento de algunos activistas obreros avanzados del movimiento revolucionario de las masas.
La creación del PSUV ha llevado ha provocado una severa escisión con un sector del ala de derechas del movimiento bolivariano. PODEMOS, que es el partido socialdemócrata más a la derecha en la coalición de gobierno y que decidió no unirse al PSUV. Dijeron: "estamos a favor del socialismo, pero queremos un socialismo democrático", a lo cual Chávez replicó: "el problema es que ustedes son social demócratas y social-traidores y nosotros somos socialistas revolucionarios". Actualmente, PODEMOS ha reemplazado al viejo partido Acción Democrática como el afiliado por Venezuela a la Internacional Socialista [23].
Está claro que otra sección de la burocracia y los reformistas, más inteligente, se ha unido rápidamente al nuevo partido con la intención, desde el principio, de colocarse en posiciones de poder e influencia. Hemos visto incluso la creación de una organización de "Empresarios Socialistas" que se han unido al PSUV.
Interesante ha sido la división dentro del PCV sobre esta cuestión, un ala uniéndose, la otra permaneciendo fuera, y ambas manteniendo la visión equivocada de las dos etapas para la revolución venezolana [24].
La Unión Nacional de Trabajadores
Pero si hablamos de dirección revolucionaria, el punto más débil es la dirección del movimiento obrero, la dirección de la UNT. Desde el congreso del año pasado, la UNT ha estado dividida en al menos 5 fracciones diferentes. Esta división se basó en cuestiones que nada tienen que ver con los desafíos principales a los que se enfrenta el movimiento obrero venezolano hoy en día. Están involucrados en una lucha de poder para ver quién controla el aparato de la UNT, y esto parece ser lo único que les preocupa. Ninguna de estas diferentes facciones ha tomado en serio cuestiones tales como el control obrero o la ocupación de fábricas.
Es evidente que la dirección de la Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores (FSBT), una de las corrientes en la UNT, está en contra de la idea del control obrero. De hecho, un representante de esta corriente, Jacobo Torres, llegó al punto de afirmar en un encuentro en Gran Bretaña organizado por la central sindical británica TUC que en Venezuela no había ningún control obrero. Un ejemplo de ello es la postura del Ministro del Trabajo, José Ramón Rivero, él y la mayoría de su equipo proceden de la FSBT, respecto de la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay por la expropiación bajo control obrero. El ministro se negó a la nacionalización de la empresa incluso después de que la Asamblea Nacional lo hubiese recomendado, y presionó a los trabajadores para alcanzar un acuerdo con relación al pago de salarios adeudados por el antiguo dueño, el contrarrevolucionario Álvaro Pocaterra.
La dirección del ala de izquierdas, la C-CURA, aglutinada alrededor de Orlando Chirino, hace un montón de ruido respecto a la cuestión de la autonomía sindical, pero con ello no quieren decir la independencia de los sindicatos del Estado y de los capitalistas, sino su propuesta sectaria de que los trabajadores no deberían unirse al PSUV. Si el movimiento obrero en Venezuela tuviera por lo menos la mitad de la dirección que tienen los campesinos organizados alrededor del FNCEZ, la situación hoy estaría mucho más avanzada.
Está claro que las organizaciones obreras, tanto sindicales como políticas, deben permanecer completamente independientes (por no hablar de "autónomos"). Pero independencia no significa abstención de la verdadera batalla que se está dando dentro del movimiento bolivariano, el único movimiento revolucionario que existe en Venezuela. Todo lo contrario, los burócratas y reformistas no podrían desear algo mejor que el hecho de que los revolucionarios permaneciésemos fuera del PSUV. Es particularmente criminal cuando Orlando Chirino habla de la cuestión de la "autonomía sindical" sobre la misma plataforma que la contrarrevolucionaria CTV [25] y sobre una plataforma organizada por la Fundación Friederich Ebert (la agencia de la Social Democracia Alemana montada específicamente para desviar revoluciones) [26]. ¿Qué clase de autonomía es esta? ¿"Autonomía" para quién y para qué propósito?
Una corriente genuinamente revolucionaria dentro de la UNT seguiría una política de pleno apoyo a la Revolución Bolivariana, de plena participación en el PSUV sobre la base de la lucha contra el capitalismo, los reformistas y burócratas, mientras que al mismo tiempo promovería, animaría y organizaría activamente las ocupaciones de fábricas, organizando Consejos Obreros y la coordinación de éstos con los Consejos Comunales.
Tal política ganaría inmediatamente la mayoría entre las bases de todas las diferentes corrientes de la UNT, y sería la única que podría unificar a la UNT sobre la base de una política revolucionaria. Las condiciones no podrían ser más favorables. Hay un sentimiento de confianza entre los trabajadores. Éstos se sienten parte de la Revolución Bolivariana y aunque miran a muchos miembros del gobierno con recelo y desconfianza, reconocen a Chávez como su principal líder y están animados por sus discursos sobre socialismo, el papel de la clase trabajadora en la revolución y sus discursos antiimperialistas. Incluso el conflicto reivindicativo del día a día sobre salud y seguridad, salarios, condiciones, etc. tiende a escalar y a adquirir un carácter político. El ejemplo de Sanitarios Maracay es un claro ejemplo. Una de las experiencias más avanzadas de control obrero que se han dado en Venezuela empezó como un conflicto sobre salud y seguridad laboral y el reconocimiento del sindicato. El carácter político de la lucha estuvo determinado por el hecho de que el empresario, Ávaro Pocaterra, es un conocido contrarrevolucionario que participó activamente en el intento de golpe y sabotaje a la economía de 2002. Una campaña seria sobre ocupaciones de fábricas vinculada a la defensa de la revolución contra el sabotaje se extendería como el fuego en un pajar.
Al mismo tiempo que su política contra el control obrero, el Ministro del T