La UTA y Metrovías contra los trabajadores del subte

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Reproducimos una nota de PRENSA DE FRENTE sobre el acoso que están sufriendo los trabajadores y el Cuerpo de Delegados del Subte en la lucha que están encarando para denunciar la inseguridad de los trenes por falta de mantenimiento. Durante las últimas semanas se ha intensificado la persecución hacia los trabajadores del subte. Mediante solicitadas y espacios en los medios masivos de comunicación se intenta colocar como responsables de las deficiencias del servicio a quienes vienen impulsando el monitoreo de las condiciones de seguridad en las que viajan los pasajeros y las condiciones en que los trabajadores del subte deben prestar sus tareas. En connivencia con la empresa concesionaria del servicio, Metrovías, la UTA (Unión Tranviarios Automotor), sindicato oficial de los trabajadores del transporte, solicita ahora la expulsión de los delegados.

El conflicto lleva más de un año, cuando el cuerpo de delegados se negó a participar de la conducción de la UTA. Una vez dejada atrás esa disyuntiva, los delegados avanzaron en un convenio con la empresa que la comprometía a mejorar condiciones y abstenerse de contratar servicios tercerizados, convenio que es desconocido por el gremio oficial, enrolado en la CGT.

Al mismo tiempo, las peleas por la recuperación salarial no dieron tregua. Poco antes de la última Semana Santa y ante la inocultable inflación, lograron -paro y propuesta mediante- un aumento con base en el 24%, esto es entre un 16 y el 50%, dependiendo de la categoría de sus trabajadores. Poco después, la UTA incorporó treinta trabajadores rentados que responden directamente a la conducción del gremio. La intención, que no logró mayores resultados, es generar rupturas hacia el interior del Cuerpo de Delegados.

Hace menos de tres meses, los trabajadores denunciaron averías e impidieron la salida de coches en mal estado, sosteniendo que las formaciones ferroviarias no están en condiciones adecuadas para transportar personas. La respuesta de la empresa fue la suspensión de 17 trabajadores de la línea E, lo que derivó en una intensificación del conflicto por parte de los trabajadores de los talleres mecánicos, a cargo del control de los trenes. En conversación con Prensa De Frente, Roberto "Beto" Pianelli, delegado del subte, afirmó que "el control sobre los trenes es muy sencillo: si vos te ponés a controlarlos, no sale ninguno; no hay un solo tren en condiciones". Acerca de cuáles son los principales problemas de las formaciones, el delegado denunció que "están todas pasadas de kilometraje. Todos los trenes tienen determinada cantidad de tiempo, 40 o 60 años, y hasta 100 años, como los de la línea A. A todos esos coches se les debería estar haciendo un mantenimiento general. Se desarma todo el tren, pieza por pieza, y todas las piezas se empiezan a medir para ver qué nivel de desgaste tienen, si están agotadas o no. Lo que nosotros denunciamos es que esto no se hace desde el año 2001, cuando el ex presidente Eduardo Duhalde decretó la emergencia ferroviaria. Esto les permite a todas las empresas del rubro no cumplir con parte del acuerdo de contrato de concesión, entre estas cosas la reparación de averías."

También se han ido acrecentando las reacciones de los pasajeros, incentivadas por la propia empresa, lo que desemboca en casos como el del maquinista de la línea A que al ver el desprendimiento del carril eléctrico que transporta 32.000 voltios, detuvo la formación, de la que tuvo que salir huyendo ante las agresiones de los pasajeros. En este sentido, Pianelli aseguró que "nosotros entendemos perfectamente al usuario. Lo que le pedimos al usuario es que nos entienda a nosotros. Cómo no lo vamos a entender si cuando llega a la boletería pide un pasaje y le quieren vender tres, porque no hay monedas. Entonces se lleva los boletos. Quiso comprar uno y se llevó 3. Después está en el andén, y llega el tren repleto. Pasa uno, pasan dos, al tercero puede subir, hacinado, muerto de calor. En la segunda estación se queda y no se queda sólo ese tren. Como andaba bien se acerca a la cabina y grita que cómo puede ser que no arranque. ¿Y nosotros cómo le explicamos que está parado porque adelante se quedó un tren?. Y ahí se arma: que ustedes están de paro, que no quieren laburar, que qué se yo. Bueno, ponele que hasta ahí lo convenciste. Pero el tipo sale, ya llegó tarde al laburo, va a la boletería y dice: devolveme la plata y le contestan que no hay monedas, que no le pueden devolver la plata o, mejor dicho, que de cambio y entonces le devuelven la plata: Dame un peso con treinta y te devuelvo la plata. Y bueno, ¿eso sabés cómo termina? Como poco te revientan la boletería, si es que no te rompieron el tren antes. Esta es la realidad".

A fines de la semana pasada, sumándose a los mecánicos, el grueso de los trabajadores comenzó a impedir la salida de los coches en mal estado. La empresa denunció que se trataba de medidas gremiales ilegales. "No hay medidas de fuerza ni reclamos salariales. La interrupción de la Línea "E" del subte se debió a la falta de trenes habilitados, evidenciando que Metrovias no cuenta con los suficientes coches en condiciones para brindar el servicio", respondió el Cuerpo de Delegados. El miércoles, la persecución tomó un tinte distinto. Los delegados más representativos recibieron amenazas de muerte por teléfono, y en estos mismos llamados se detallaban los movimientos cotidianos de sus familiares. El mismo día, la UTA empapeló las cabeceras de todas la líneas con carteles en los cuales acusa a los trabajadores de "fabricantes de rumores" e intima a definir si "están con el gremio o están contra el gremio". El viernes mismo, en sintonía con las declaraciones de la vocera de Metrovías, Lucila Maldonado, la UTA elevó al Tribunal de Faltas y Etica del gremio "las pruebas del comportamiento de los delegados de subterráneos", por lo que un Congreso "los sancionará seguramente con la expulsión del sindicato", según aseguraron fuentes de la entidad.

En las próximas semanas el Cuerpo de Delegados hará una presentación formal ante el presidente Néstor Kirchner, en la que harán públicas las falencias del servicio. Al mismo tiempo se encuentran en conversaciones con la Asociación Madres de Plaza de Mayo para evaluar la conformación de una comisión independiente que de fe de las denuncias. El objetivo de estas medidas es denunciar las irregularidades, de la cuales, según Pianelli "se ha sido cómplice demasiado tiempo. ¿Por qué tenemos que salir a trabajar con coches que no sabemos si llegan a la segunda estación? Que no los saquen, que los arreglen. Los conductores tienen la obligación de revisar la formación antes de salir, porque si llega a salir y se estrola somos nosotros los que vamos en cana".