El capitalismo está mostrando todos los síntomas de una decadencia senil. El boom actual está basado en unos cimientos insanos, dependiendo como nunca del consumo en EEUU y, en menor grado, de China. El capitalismo está mostrando todos los síntomas de una decadencia senil. El boom actual está basado en unos cimientos insanos, dependiendo como nunca del consumo en EEUU y, en menor grado, de China.
Hay una intensificación general de la explotación, largas horas de trabajo, ritmos de producción más rápidos y recortes. Esa es la situación incluso en los países capitalistas desarrollados.
Con la excepción de China, las tasas de crecimiento en los países capitalistas desarrollados son raquíticas. Aunque EEUU mantiene tasas de crecimiento del 3%, sufre serios desequilibrios. Por otro lado, la tasa de crecimiento de la Unión Europea (UE) es sólo del 1,8%.
En su búsqueda de ganancias fáciles, los capitalistas se han embarcado en una nueva orgía de absorciones y fusiones con cierres de fábricas, desprendimiento de activos y despidos. Incluso donde están consiguiendo grandes ganancias, no invierten en desarrollar las fuerzas productivas en sus propios países.
Para evitar una recesión, la burguesía norteamericana se ha comportado de una manera irresponsable desde el punto de vista capitalista. El resultado ha sido un aumento masivo del crédito, unos niveles sin precedentes de endeudamiento estatal, empresarial y personal. Para empeorar las cosas, la inflación está empezando a subir de nuevo en EEUU. Esto llevó al aumento de los tipos de interés hasta el 5%, amenazando las inversiones y el consumo, al encarecerse los créditos. Tarde o temprano, los altos tipos de interés pincharán el boom del consumo en EEUU con efectos serios en la economía mundial.
El dólar está cayendo como consecuencia de los enormes déficit comercial y fiscal de EEUU, haciendo perder rentabilidad a las inversiones extranjeras, agravado por el aumento de la inflación. Cualquier shock, como un aumento repentino de los precios del petróleo, puede desencadenar una fiebre de ventas de dólares y acciones en las bolsas mundiales que puede provocar pánico. Ya vimos un anticipo de esto hace unas semanas.
Un colapso de la burbuja especulativa del sector inmobiliario tendrá consecuencias serias, llevando a una recesión severa en el mercado de la vivienda y de la propiedad. Como la construcción y otras actividades relacionadas con ella son el principal elemento que está detrás del boom en la economía norteamericana (además del consumo basado en el crédito), esto debe llevar a una caída profunda de la economía real y a una espiral descendente que será difícil de controlar.
También vemos síntomas de sobreproducción en sectores como automóviles, teléfonos celulares, computadoras, etc., con disminución de ganancias y aumento de los despidos.
Los efectos se sentirán,tarde o temprano, en la economía mundial. Cuando el consumidor estadounidense deje de gastar, ¿dónde venderá China sus productos? Y cuando la economía china se desacelere toda Asia se verá afectada inmediatamente porque su principal mercado ahora es China.
En el caso de una recesión profunda, con alto desempleo, las principales potencias capitalistas intentarán resolver sus problemas a expensas de otros países. Todo el frágil tejido del comercio mundial sufrirá una tensión enorme, preparando el camino para el proteccionismo y las guerras comerciales. No olvidemos que una situación parecida condujo a una depresión prolongada de la economía mundial en los años 30 con las consecuencias sociales y políticas conocidas.