El ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana del 8 de abril, celebrado en la minera Huanuni, decidió convocar a la huelga general con bloqueo de caminos a partir del 2 de mayo. La demanda de la nacionalización del gas y de otros reclamos sociales postergados son la causa de esta huelga.
Bolivia
El ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana del 8 de abril, celebrado en la minera Huanuni, decidió convocar a la huelga general con bloqueo de caminos a partir del 2 de mayo. La demanda de la nacionalización del gas y de otros reclamos sociales postergados son la causa de esta huelga.
La convocatoria cuenta con el apoyo de los campesinos de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), dirigida por el Mallku Felipe Quispe, y podría precipitar la caída del gobierno de Mesa.
Con el objetivo de preparar las fuerzas de cara a la huelga general durante todo el mes de abril se celebraron manifestaciones multitudinarias en todo el país: mineros, trabajadores, estudiantes, choferes, etc. También el 22 de abril hubo un paro de transportistas y comerciantes al que se unieron los estudiantes con su reclamo de 27% aumento del presupuesto universitario.
El reciente acuerdo para vender gas a la Argentina también ha enfurecido a la mayoría de la población. El acuerdo que contempla la venta de 4 millones de metros cúbicos de gas por un período de 6 meses, está hecho a medida de las multinacionales que ganarían unos 170 millones de dólares, mientras que el estado boliviano apenas percibiría 25 millones.
De manera cada vez más clara el gobierno de Mesa va quedando desenmascarado ante los ojos de las masas como una continuación del gobierno de Sánchez de Lozada que ellas mismas derrocaron en la insurrección de octubre. Este proceso hubiera sido incluso más rápido si los dirigentes de las organizaciones obreras y campesinas no le hubieran dado una tregua a Mesa que alimentó la ilusión de que llevaría a cabo una política diferente.
Los dirigentes del MAS sostienen a Mesa "por izquierda"
Por otro lado, el gobierno de Mesa también tiene una "pata izquierda" que lo sostiene: los dirigentes del MAS que han centrado toda su estrategia en ganar las próximas elecciones. El apoyo de Evo Morales al gobierno de Mesa llega hasta el extremo de ir a Caracas a pedir al gobierno de Chávez un préstamo para salvar las finanzas del estado boliviano.
Así el MAS necesita agitar el "peligro de un golpe de estado de la derecha reaccionaria" para justificar su apoyo a Mesa: "Otros que manifestaron su preocupación por la creciente crisis y convulsión social que vive Bolivia fueron los representantes de la Iglesia Católica, de la Asamblea de Derechos Humanos y de la Defensoría del Pueblo, que convocaron a los sectores sociales radicalizados a no presionar tanto al actual gobierno y a cuidar la democracia. Similar convocatoria emitieron los dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) del cocalero Evo Morales, que continuaron agitando el fantasma de un golpe militar si persistían las protestas contra Mesa." (Econoticiasbolivia, 22/4/04).
No hay duda de que la clase dominante y la camarilla militar están discutiendo seriamente la necesidad de un golpe de estado para poner orden y evitar una nueva insurrección como las de octubre del año pasado. Sin embargo los sectores decisivos de la oligarquía, las multinacionales y el imperialismo de los EEUU todavía ven al gobierno de Mesa como la mejor opción para defender su sistema. Esto podría cambiar si Mesa demostrara ser incapaz de llevar adelante las políticas de ajuste que la burguesía necesita. En ese caso podrían tratar de sustituirlo con la convocatoria de elecciones anticipadas, porque a corto plazo son conscientes de que un intento de golpe militar podría desencadenar una reacción por parte de obreros y campesinos que radicalizara mucho más todo el proceso revolucionario.
En cualquier caso la política de los dirigentes del MAS es totalmente criminal, ya que en nombre de salvar la democracia están sosteniendo a un gobierno que está aplicando todas las medidas que les dictan la oligarquía y el imperialismo (incluyendo la venta del gas).
Hace falta un partido revolucionario
La crisis del capitalismo en Bolivia ha llegado a tal punto que una confrontación decisiva entre las clases es inevitable. Esta podría darse con la huelga general del 2 de mayo. Pero para garantizar la victoria es necesario aprender las lecciones de las dos insurrecciones anteriores. En ambas ocasiones la clase trabajadora y los campesinos podían haber tomado el poder y lo único que falló fue la ausencia de una dirección revolucionaria con ideas claras. En varios ampliados nacionales de la COB esto se discutió a fondo, pero hasta el momento no se han tomado medidas prácticas para empezar a construir la dirección revolucionaria que se necesita y así garantizar la victoria de obreros y campesinos.
Ahí está la contradicción más importante que hay que resolver. Los activistas más avanzados del movimiento obrero, campesino, vecinal y juvenil tienen que unirse alrededor del programa del marxismo para que la próxima batalla culmine en una victoria. La huelga del 2 de mayo no es una huelga reivindicativa "normal", sino que en las actuales condiciones podría de nuevo plantear la cuestión del poder. Para que esta se resuelva favorablemente es necesario plantear la convocatoria de una Asamblea Popular revolucionaria compuesta por delegados elegidos en todas las fábricas, minas, aldeas campesinas, barrios obreros y universidades que pueda levantar un poder obrero alternativo al de la "democracia" de los ricos y las multinacionales. A esto hay que añadir la organización de milicias obreras y campesinas para derrocar cualquier intento de golpe y defender el poder obrero. Sólo la toma del poder por parte de obreros y campesinos puede terminar con la crisis que vive Bolivia y poner sus recursos naturales en manos del pueblo trabajador.