La formación de
Instintivamente, todos estos sectores ven a
Para millones de activistas de todo el continente, y así lo han proclamado abiertamente presidentes como Chávez o Correa, la formación de
El presidente de Cuba, Raúl Castro, ha llegado tan lejos como para afirmar que la creación de
¿Están justificadas todas estas expectativas? ¿Qué posición debemos asumir los marxistas ante
La formación de
El documento más importante aprobado en la cumbre de
En general, son todas declaraciones de buenas intenciones, de contenido vago y sin medidas específicas y concretas que las desarrollen, aunque se emplaza a futuras cumbres y reuniones de funcionarios de alto nivel para que vayan concretándose.
Además de esto, se aprobaron una serie variada de comunicados especiales a favor de la defensa de la democracia en la región, de la argentinidad de las islas Malvinas, sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, la defensa de la seguridad alimentaria y nutricional, contra la especulación financiera y la excesiva volatilidad de precios de los alimentos, la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes, el desarrollo sostenible de
Aspectos progresivos
En nuestra opinión, el aspecto más progresivo de la constitución de
En la cumbre de
Con un PIB de aproximadamente 7 billones de dólares a precios de poder adquisitivo (PPA), es la 3° potencia económica a nivel mundial, además del mayor productor de alimentos del mundo y el 3° mayor productor de energía eléctrica. Posee una de las mayores reservas combinadas de petróleo y gas del mundo. Además, posee el 50% de las reservas mundiales de cobre y el 70% de las reservas de Litio. Sólo Cuba posee el 34% de las reservas mundiales de Níquel. Por no hablar de las cuantiosas reservas de oro, hierro y de otros minerales. También posee los mayores reservorios de agua dulce y una extraordinaria riqueza forestal.
En las notas de prensa emitidas durante la cumbre se hacía hincapié en el crecimiento de la economía latinoamericana con un aumento del consumo interno, la exportación de materias primas, cierto incremento de la producción industrial, etc.
Sin embargo, sería un error dejarse impresionar por las estadísticas. Un análisis más detallado muestra una realidad menos complaciente. A nadie se le oculta que gran parte del secreto del crecimiento económico de América latina en los últimos años se debe a una mayor integración de la economía latinoamericana en el comercio mundial que la hace más dependiente de factores externos. Por ejemplo, ahí está el el papel central que China juega en la compra de materias primas (productos agrícolas, petróleo, minerales), y la plaga de inversiones multinacionales en sectores como la minería y en la principal rama industrial de la economía como es la producción automotriz. Las inversiones Extranjeras Directas en 2010 alcanzaron los 113.000 millones de dólares, según
En los documentos aprobados en la cumbre de
En los debates de
Por otro lado, los “éxitos” de la economía latinoamericana no pueden ocultar la dependencia y atraso que todavía caracterizan a la región. Según datos del Fondo Monetario Internacional, el PIB per cápita (PPA) promedio de la región es de 8.952,55 dólares, con los extremos de Chile con 15.260 y Haití con 1.370, que destacan comparados con los 24.800 dólares de
En lo referente al índice de desarrollo humano, todos los países de la región están entre los puestos 45° (Chile) y 145° (Haití) entre 158 países, según los datos del 2010, bastante alejados de los llamados países del primer mundo.
El coeficiente de Gini que mide la desigualdad ilustra un promedio zonal (51,6) muy superior a media mundial (39,5), siendo Venezuela (41,2) el país latinoamericano con menor desigualdad.
Por otro lado, es difícil ver cómo podría darse un cambio significativo en la integración económica y comercial de los países de
La burguesía nacional y el imperialismo: los mismos intereses
Es cierto que la característica más importante de la realidad latinoamericana actual es que la mayoría de los gobiernos tienen una base de apoyo obrera y popular, algunos de ellos surgidos en medio de conmociones revolucionarias y de estallidos populares (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina). Eso, en condiciones de un crecimiento económico sostenido durante una década, ha permitido otorgar concesiones a las masas trabajadoras con una mejora parcial en los niveles de vida y una cierta reducción de la pobreza, que ahora se sitúa en el 31% que, con ser elevada, es pese a todo la tasa más baja de las últimas décadas.
Pero estos gobiernos no son todopoderosos, y en todos los países sin excepción las palancas fundamentales de la economía siguen en manos de las multinacionales y de las oligarquías parásitas aliadas al imperialismo. Cualquier cambio significativo en los lineamientos económicos del subcontinente deben contar con su apoyo o ser enfrentadas decisivamente.
En cierta medida, los grandes objetivos esbozados en la cumbre del CELAC, suponen el tratar de llevar a término importantes tareas democrático-nacionales que han quedado pendientes desde hace 200 años: un desarrollo industrial significativo, desarrollo avanzado de infraestructuras de transporte y comunicación, liberación de la dependencia servil del capital extranjero, etc. Pero la experiencia reciente nos dice que aquellos gobiernos que trataron de avanzar por esta senda –para lo cual tuvieron que enfrentar intereses poderosos, no sólo del imperialismo sino también de las burguesías locales– enfrentaron golpes de Estado, intentos de golpe de Estado y desestabilización política y económica. Este fue el caso concretamente de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Honduras, Nicaragua, o Argentina. Por eso, cualquier intento de avanzar seriamente, a nivel latinoamericano, en la profundización de reformas democráticas y en la regimentación de una parte de las ganancias capitalistas e imperialistas para proyectos de industrialización, redes de transporte, salud, educación sólo puede tener éxito en combate frontal contra dichos intereses. Negarlo, sería criminal e ilusorio.
Intereses políticos divergentes
Aparte del aspecto económico de
Hay países cuyos gobiernos juegan un papel de avanzada en América Latina y son vistos con enorme simpatía por las masas trabajadoras latinoamericanas, pese a que no transcienden el marco del capitalismo y a las limitaciones nacionalistas y reformistas de algunos de ellos. Dejando a un lado el caso especial de Cuba donde todavía el grueso de la economía se mantiene nacionalizada y planificada, tales países son Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua o Argentina.
Otros gobiernos de países que también son vistos como “progresistas” son Uruguay, Brasil y Perú.
Pero están los que son vistos, con razón, como agentes de los intereses oligárquicos e imperialistas en la región, como los de Chile, Colombia, México, Honduras o Panamá. Es imposible esperar de estos últimos apoyo a medidas que atenten decisivamente contra los intereses de sus amos. Podrán firmar, como lo han hecho, cuantas declaraciones se les presenten a favor de los derechos humanos, de la democracia y de la justicia social; pero en los hechos permanecen como baluartes de la reacción. Por eso fueron estos países los que más oposición presentaron a los intentos de Ecuador y de Venezuela de que el CELAC declarara la denuncia y la inutilidad de
Como en el caso de UNASUR, los gobiernos reaccionarios actuales de estos países aceptarán participar y someterse a una cierta disciplina para encarar y resolver temas menores que no afecten intereses fundamentales del imperialismo y del capitalismo. Pero, como en el caso del golpe de Honduras, tomarán a carcajada limpia toda condena política o moral por sus acciones reaccionarias. Más aún, en la medida que el procedimiento aprobado por la cumbre de
“Asimismo [los países de
“Instan a todos los Estados a asegurar, de conformidad con el Derecho Internacional, que la condición de refugiado o asilado no sea utilizada de modo ilegítimo por los financiadores, autores, organizadores o patrocinadores de los actos de terrorismo, y que no se reconozca la reivindicación de motivaciones políticas como causa de denegación de las solicitudes de extradición de personas requeridas por la justicia a efectos de decidir sobre su responsabilidad en actos de terrorismo. (las negritas son nuestras).
El otro comunicado que, a nuestro juicio, tiene un carácter reaccionario es el que solicita el apoyo a Colombia para que presida en 2012
“[Los países de
La lucha antiimperalista sólo puede triunfar como lucha de clases
Hay un aspecto final, que esbozamos en un apartado anterior, pero en el que queremos insistir con un énfasis especial. No dudamos de las buenas intenciones de gobiernos y presidentes como los de Venezuela, Hugo Chávez, de Ecuador, Rafael Correa, o de Bolivia, Evo Morales; junto a cientos de miles y millones de activistas populares que consideran que el camino iniciado a través de la CELAC abre un nuevo punto de inflexión en la lucha contra el imperialismo en la región. No somos sectarios dogmáticos y estamos dispuestos a declarar nuestro apoyo a cuanta medida efectiva tome el CELAC para avanzar, aunque no sea más que una pulgada, en la democratización real de nuestros países y en las condiciones de vida de las masas trabajadoras latinoamericanas y caribeñas. Pero, como socialistas revolucionarios, nos vemos obligados a advertir que sin la expropiación de los latifundistas, banqueros y monopolios, imperialistas y latinoamericanos, y sin la planificación socialista armónica y democrática de los ingentes recursos del subcontinente por parte del pueblo trabajador, no hay posibilidad alguna de una real liberación antiimperialista de nuestros países.
Nos parece particularmente funesta la idea de que la liberación nacional pueda darse al margen de la liberación social, saltando por encima de las relaciones de clase. Así, por ejemplo, el presidente uruguayo, Pepe Mujica, luego de declarar correctamente en la cumbre del CELAC que “nosotros también tenemos peores patriotas y peores americanos que los que están afuera, todo eso está como parte de la realidad y del dibujo político”, afirmaba: “Pero no deberemos cometer el error del dogmatismo, acá deben de estar todos, derecha, centro, izquierda, todos los que fueren, y aunque esto encierra contradicciones, es la hora de entender que el peor servicio que les podemos hacer al porvenir es no tener gesto y grandeza de unidad.”
Estas declaraciones del presidente uruguayo encierran la contradicción central del CELAC.
Para abordar la lucha antiimperialista desde el punto de vista marxista, merece la pena trazar un paralelismo con la actuación de los bolcheviques en
“El arma histórica para la liberación nacional sólo puede ser la lucha de clases. Ya en 1924
Y continúa:
“… El Partido Bolchevique defendió el derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas con los métodos de la lucha de clases proletaria, rechazando totalmente la charlatanería de los bloques “antiimperialistas” con los numerosos partidos “nacionales” pequeñoburgueses de
Los bolcheviques siempre desenmascararon implacablemente a estos partidos, así como a los socialrevolucionarios rusos, por sus vacilaciones y su aventurerismo, pero especialmente por su mentira ideológica de estar por encima de la lucha de clases. Lenin no cejó en su crítica intransigente aun cuando las circunstancias lo obligaron a concluir con ellos tal o cual acuerdo episódico, estrictamente práctico.
Quedaba fuera de toda discusión cualquier alianza permanente bajo la bandera del “antizarismo”. Sólo gracias a esta irreconciliable política de clase logró el bolchevismo, en el momento de
La unidad socialista de América Latina
Como explicamos antes, la burguesía nacional tiene mil y un vínculos con los intereses imperialistas en la región. Una lucha decisiva contra el imperialismo implica una lucha decisiva también contra la burguesía nacional. No existe una sola evidencia de la existencia de una oligarquía “cipaya” diferenciada de una burguesía “nacional y popular” en ninguno de nuestros países. La resolución de los ardientes y inaplazables problemas sociales que afectan a la aplastante mayoría de los latinoamericanos (los trabajadores, los campesinos pobres, las minorías nacionales oprimidas, los pobres de la ciudad y del campo) sólo pueden ser abordados recuperando América Latina para los latinoamericanos; es decir, para su inmensa mayoría trabajadora y explotada, con la propiedad común de los recursos económicos y productivos del subcontinente y su planificación democrática.
La única manera realista de poner en pie la “Patria Grande” es con la unidad socialista de América Latina. Una América Latina socialista unida, con sus enormes recursos combinados y la potencia creativa de sus pueblos, dejaría asombrado al resto del mundo por los avances sociales, productivos y culturales que conquistaría en pocos años, y en el transfondo de la aguda crisis capitalista que se extiende por todas partes, sería una estela a la que seguirían y a la que se unirían los cientos y miles de millones de trabajadores y pueblos explotados de Europa, Asia, África, Oceanía y sí, también de América del Norte.