La carrera electoral no apaga los conflictos sociales en Santa Fe

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Santa Fe es una de las provincias en que el impacto económico del nuevo modelo de acumulación para la salida de la crisis capitalista del 2001 ha asumido mayor profundidad, beneficiando a los sectores ligados a la tenencia y explotación de la tierra, a la exportación industrial agrícola, fusionados al capital financiero. Santa Fe es una de las provincias en que el impacto económico del nuevo modelo de acumulación para la salida de la crisis capitalista del 2001 ha asumido mayor profundidad, beneficiando a los sectores ligados a la tenencia y explotación de la tierra, a la exportación industrial agrícola, fusionados al capital financiero. Todo lo cual permite al gobierno provincial obtener ingentes recursos por vía impositiva y de retenciones, que han sido preservados como “colchón” ante la eventualidad de una quiebra futura de esa lógica de acumulación, lo cual hace que la razón vital de los conflictos sociales reivindicativos que desarrollan los gremios permanezca vigente y no ceda ante el juego mediático e ideológico de la carrera electoral.

Si bien la expectativa general del gobierno justicialista de Jorge Obeid y del resto de los políticos encolumnados en los partidos políticos con representación parlamentaria era que la conflictividad social en la provincia descendiera a esta altura del año.

Se especuló con la hipótesis de que el electorado motivado por la vigencia de un nuevo sistema electoral, presuntamente más participativo, renovaría su vocación parlamentarista achatada por el ya agotado sistema de ley de lemas. Por eso, desde el gobierno se timoneó en meses anteriores los conflictos más salientes por su significación social (Sulfacid, Docentes, empleados del Estado, etc) con la idea de que superados los mismos, sobre la base de algunas concesiones matizadas con amenazas de despidos y criminalización de la protesta, sumadas a la utilización del recurso de la conciliación obligatoria, el ritmo social entraría en una meseta que luego haría declinar la confrontación frente al proceso electoral. Pero nada de eso ocurre, pues los trabajadores de diversos sectores no ceden en su voluntad de luchar por mejores condiciones de trabajo y aumento de salario. Se destacan en ese tenor, las luchas de empleados de sectores de la administración pública, más los nutridos reclamos del gremio docente por mejores condiciones edilicias en las escuelas y satisfacción de las demandas de los jubilados de la actividad.

También asumió relevancia la lucha de los empleados bancarios, en particular la de los empleados del Banco Municipal de Rosario que es el agente financiero de la Intendencia de la ciudad que controla la Alianza Socialista que nuclea al partido Socialista Popular y al Socialismo Democrático que se negó a pagar a los bancarios el aumento salarial obtenido luego de la lucha nacional del gremio.

Se avanza además desde los sectores gremiales más activos, con especial participación de los maestros y empleados de comercio, en la conformación regional de una Corriente Sindical independiente y clasista, para lo cual se desarrollaron diversas actividades públicas, que han permitido instalar en modo incipiente en el activismo el debate por el desarrollo más orgánico de dicha iniciativa