El gobernador Carlos Sadir, el criado de Morales, quien ganó por el 49,5% de los sufragios y donde el voto en blanco creció hasta alcanzar el 8%, creyó que con el resultado obtenido le daba vía libre para atacar al conjunto de trabajadores y trabajadoras. Que el gobierno podría llevar adelante medidas de ajuste y reformas constitucionales sin problema alguno.
Siendo Morales, el vocero preferencial de Sadir, declamaba a viva voz que impondría una “ley anti piquetes” que sería votada en la Convención Constituyente, junto a otras medidas, sin ningún tipo de resistencia. La realidad demostró lo contrario, esta fue respondida con movilizaciones multitudinarias de trabajadores estatales docentes, de salud y jóvenes como así también organizaciones políticas y sociales.
El régimen de Gerardo Morales, en un acto de autodefensa y señal de debilidad, quiso redoblar la apuesta, copiando de su par salteño Gustavo Sáenz, impulsó el decreto nº 8464 que pretendió ensayar un “estado de sitio” en Jujuy imponiendo la prohibición de la huelga. El decreto penaliza con dos años de cesantía para los trabajadores que realizan medidas de protestas, paros o huelgas, con multas de hasta 8 millones de pesos. Medida que fue inmediatamente repudiada por las centrales obreras, sindicatos y gremios de todo el país. A su vez, los docentes de Jujuy mantuvieron la huelga indefinida y las asambleas. Es el método histórico de la clase obrera que obligó al Estado a recular sobre las medidas punitivas sobre los huelguistas.
Desandando sus pasos represivos el Gobierno ofreció a los huelguistas “un salario inicial de $179.000 -menos de los $210.000- que exigen los gremios-, la reestructuración de la base de cálculo del premio por asistencia, sumado al aumento del adicional No remunerativo bonificable y el otorgamiento de un suplemento No remunerativo, No bonificable de $4.000- para docentes de hasta 5 años de antigüedad”. Se descontarán los salarios a todo aquel que no regrese a los puestos de trabajo y que este será el último ofrecimiento (elciudadanoweb.com).
Las propuestas que son evaluadas por las asambleas en base a la democracia de los trabajadores/ras resuelven medidas de acción directa como continuar con el paro por tiempo indeterminado. Los triunfos parciales en la defensa del derecho a huelga y las libertades democráticas comienzan a imponer la agenda de los trabajadores. Estas conquistas deben ser tomadas en cuenta para subir un peldaño más. Avanzar en la organización y coordinación regional en un plenario del NOA de las luchas en curso para imponer nuestras reivindicaciones en defensa del salario, la salud y educación pública, en general de las condiciones de vida de la clase obrera. Esta política nos permitiría volcar el peso de todas las luchas del noroeste a favor de la clase trabajadora contra los gobiernos y partidos que impulsan el ajuste del FMI.
A su vez es fundamental rodear de solidaridad las luchas del Noroeste, y difundirlas, para romper el cerco mediático que imponen la mayoría de los grandes medios de comunicación que operan para invisibilizar la organización de la clase trabajadora.
Queremos mencionar la actitud tomada por la dirigencia de CTERA, la CTA de los Trabajadores, como también la CGT, que salieron a repudiar las medidas de Sadir – Morales, pero no tuvieron, la misma conducta con el conflicto de los estatales en Salta. Evidentemente primó en el conflicto salteño el acuerdo con el Ministro Sergio Massa por las políticas que lleva adelante y que representan al conjunto del Frente de Todos en la carrera a las PASO y las generales, no debemos olvidar que el Gobernador Gustavo Sáez, cercano al macrismo en 2017, es aliado del massismo y del Frente de Todos.
Las asambleas deben estar atentas y bregar por la independencia política de nuestra clase con relación al estado y los partidos del régimen.
¡Vamos por la organización de la huelga general para el triunfo de las luchas obreras!
¡Por un Gobierno de Trabajadores!