En el plazo de un año, el 18 de septiembre de 2014, Escocia irá a las urnas para decidir sobre un cambio constitucional fundamental – sobre si apoyar una Escocia independiente o no. Este será un tema de vital importancia, cuyo resultado tendrá profundas consecuencias para la lucha por el socialismo en Escocia y en el resto de Gran Bretaña .
Hasta ahora, el debate sobre el referéndum en Escocia se ha librado entre los independentistas partidarios del “SI” y el “NO ” oficial de los promotores de la campañaBetter Together (Mejor Juntos), liderada por personalidades del ala de derechas del laborismo y respaldada por los conservadores y los liberal-demócratas.
Si bien la campaña por el “SÍ ” busca la ruptura del Reino Unido, el campo de la campaña “Better Together”, con su posición nacionalista británica, al estilo“Queen and country “, está siendo presentado como la voz de los que se oponen a la independencia. Teniendo en cuenta el carácter limitado de las opciones, no es de extrañar que en la actualidad una minoría significativa de los escoceses, sobre todo entre los jóvenes, estén dispuestos a votar ” Sí” en 2014, como una alternativa radical al status quo.
Desde este punto de vista, la independencia se retrata como una forma de romper con la austeridad presupuestaria de la coalición conservadora-liberal en Londres, mientras que el voto ” No”, por extensión, es visto como un voto a favor de mantener un status quo podrido.
Los marxistas adoptamos una posición diferente, de clase. La perspectiva de una ruptura del Reino Unido y la división de la clase obrera británica en líneas nacionalistas sería altamente contraproducente en la lucha por el socialismo. Nosotros defendemos la unidad de la clase obrera en Gran Bretaña e internacionalmente, en la lucha por la transformación socialista de la sociedad.
Sobre esta base, abogamos por un voto ” No” en el referéndum sobre la independencia, al tiempo que rechazamos claramente la campaña “Better Together” y el apoyo al status quo. Socialist Appeal respalda la idea de una campaña alternativa por el “No” por parte del movimiento laborista. Tal campaña defendería el “No” desde el mantenimiento de la unidad de la clase trabajadora y la lucha por una política socialista como única alternativa a la crisis capitalista.
Hemos apoyado la descentralización y la creación del Parlamento escocés como un medio de proporcionar beneficios reales para el pueblo escocés. También reconocimos los poderes económicos restringidos del Parlamento, que depende de la subvención de Westminster [sede del Parlamento británico – NdT], y por lo tanto apoyamos la obtención de poderes mucho mayores para el Parlamento escocés, para recaudar sus propios impuestos y tener capacidad para nacionalizar la industria en Escocia.
La independencia no ofrecería ninguna salida bajo el capitalismo y sólo serviría para fomentar la división de la clase obrera. Con la dominación del capital en Escocia y en toda Gran Bretaña, tal solución no ofrecería una verdadera autonomía. La independencia defendida por el Partido Nacionalista Escocés (SNP por sus siglas en inglés) es del tipo que incluye a la reina como jefa del Estado, el mantenimiento de la libra esterlina, de las bases militares británicas así como la permanencia en la OTAN.
Es cierto que el SNP ha visto su apoyo aumentar de forma considerable, desde 2007 hasta el presente. La razón de esto es la pésima actuación del Partido Laborista, que tiene poco atractivo debido a su posición, mientras que el SNP aparentemente ofrece un programa mucho más a la “izquierda “, basado en la independencia.
Cuando uno se fija en el programa presentado por los dirigentes laboristas, esto no es sorprendente. Se centra en ataques personales contra Alex Salmond [dirigente del SNP y Ministro Principal de Escocia – NdT] – raramente con contenido político – y el establecimiento de penas más severas para aquellos que han sido pillados llevando navajas, con muy poco contenido progresista de cara al futuro. Desde entonces, esto ha sido agravado por los comentarios ridículos de la dirigente laborista escocesa Johann Lamont sobre la supuesta cultura de “algo por nada ” de Escocia. Con los líderes del Partido Laborista adoptando posiciones tan patéticas, muchos han mirado hacia los nacionalistas como una opción más progresista y socialdemócrata, que parecía ofrecer un programa de tipo laborista tradicional.
Sin embargo, hay que reconocer que no todos los que votan al SNP apoyan la independencia y que los buenos resultados del SNP en el Parlamento escocés no se repitieron en las elecciones para Westminster o incluso en las elecciones municipales del año pasado.
No obstante, un Partido Laborista derechoso tiene poco atractivo frente al SNP, que ofrece un futuro mucho más igualitario basado en la independencia. Sin embargo, la independencia debe ser vista como un paso atrás en lugar de hacia adelante. Sería un desastre para los trabajadores mientras la crisis del capitalismo se profundiza.
Estamos en contra del Estado capitalista británico tanto como en contra del capitalismo en general. Estamos a favor del derrocamiento del capitalismo en el conjunto de estas islas. Una condición previa para ello es la unidad de la clase obrera británica en esta lucha común por el socialismo. Esto no surge de ningún tipo de consideraciones sentimentales, sino de la necesidad.
El capitalismo es ahora un sistema totalmente globalizado, lo cual ha quedado demostrado por el carácter mundial de la crisis capitalista. Hemos visto revoluciones en el mundo árabe, Turquía y Brasil y la crisis política en Europa. Incluso China, supuestamente la próxima superpotencia, ha visto una desaceleración de su crecimiento económico y la aparición de masivas huelgas salvajes. ¿Qué quiere decir esto? Pues esto demuestra que la crisis del capitalismo sienta las bases para la solidaridad internacional, llevando a los trabajadores y desempleados en todo el mundo a sacudirse las cadenas de la opresión.
En el caso de Gran Bretaña, esto puede relacionarse con la naturaleza y la historia de la clase obrera. Las clases obreras escocesa, galesa e inglesa no se han desarrollado por separado, sino que, a causa del capitalismo, se han desarrollado como partes de una clase obrera unida. La misma experiencia compartida, que en el pasado unían a los estibadores de Glasgow y Liverpool, ahora se manifiesta en la precariedad del empleo en el sector servicios, que se ha vuelto más dominante desde el advenimiento de la desindustrialización. Por supuesto, sería absurdo decir que Escocia no tiene su propia cultura e identidad nacional, pero sería igualmente absurdo decir que los intereses de clase se han ido distanciando. Las grandes huelgas a menudo han provocado huelgas de solidaridad en otros lugares (y a través de la frontera), y es particularmente cierto en los períodos de lucha de clases, como en los años 1920, 1970 y 1980 , donde vimos a la clase obrera cada vez más militante y por lo tanto más unificada. El gran socialista escocés John MacLean había interpretado de forma equivocada un período de relativa calma en la década de 1920, después de la tormenta de radicalización de la clase obrera posterior a la Primera Guerra Mundial, en el sentido de que la clase obrera escocesa se había vuelto más radical y avanzada que su homóloga inglesa. Sin embargo, esto se demostró como falso con la huelga general de 1926, menos de cinco años después, una huelga que planteó la cuestión de quién gobernaba el país.
Del mismo modo, en la década de 1970, el caso de UCS en Clydeside* fue uno de los primeros grandes conflictos, que fue seguido por casi dos décadas de disturbios en toda Gran Bretaña. Este período llevó a que Gran Bretaña fuese caracterizada como uno de los países más propensos a la huelga en Europa, ¡incluso por delante de Francia!
[* Upper Clyde Shipbuilders (UCS), astillero de Glasgow amenazado de cierre por el gobierno conservador en 1971 y ocupado por sus trabajadores que lo volvieron a poner en funcionamiento, logrando salvar unos 8.500 empleos – NdT]
En cuanto a la Gran Bretaña de hoy en día, algunos han dicho que el gran aumento de votos para el UKIP * en las últimas elecciones locales y algunas elecciones parciales, ha demostrado que la clase obrera inglesa es conservadora, y desde de luego menos radical que los escoceses. Hay varios defectos con este punto de vista. Como Socialist Appeal ha explicado en otra parte, se trataba de elecciones locales celebradas en su mayor parte en feudos del Partido Tory donde la participación fue baja. El voto conservador se desintegró favoreciendo al UKIP, al igual que lo hizo con los laboristas. También debemos tener en cuenta que mientras los votantes escoceses han tenido al supuestamente socialdemócrata SNP al que votar como una alternativa al PL, tal partido de “izquierda ” no existe en la política inglesa. El UKIP se ha presentado a sí mismo como un partido anti-establishment cuya retórica populista ha atraído a una parte de los votantes desilusionados, pero no a la masa. El mayor número de votos fue de los que decidieron quedarse en casa. Caracterizar a la clase obrera inglesa como conservadora es algo que alenta la clase dominante británica porque no sólo crea división, sino que también siembra las semillas de la desilusión entre capas radicalizadas en Inglaterra. Basta con contemplar la extensión de la cobertura mediática recibida por el UKIP.
[* UKIP: United Kingdom Independence Party, Partido por la Independencia del Reino Unido]
¿Qué significaría una Escocia independiente? Sobre la base del mantenimiento del capitalismo en Escocia y el resto de Gran Bretaña, los trabajadores escoceses e ingleses se verían puestos en competencia directa. Esto es particularmente cierto si tenemos en cuenta los planes del SNP para crear un ambiente más atractivo para los negocios, con un menor impuesto de sociedades y otros incentivos, en un intento de animar a las empresas a trasladarse de Inglaterra a Escocia. Todo el enfoque consistiría en reducir los costes, es decir los salarios, para ser más competitivos. Se alentaría a librar una carrera hacia abajo, enfrentando a los trabajadores entre sí. Esta competencia entre empresas escocesas y del Reino Unido se traduciría en una baja de los salarios a ambos lados de la frontera. Históricamente, la forma en que Escocia fue capaz de competir por las exportaciones fue bajando los salarios, lo que retrasó el desarrollo de su mercado interno, volviendo la economía muy vulnerable a las caídas en la demanda internacional. La pérdida de puestos de trabajo o la caída de los salarios también serían utilizadas por la clase dirigente británica para avivar el resentimiento al sur de la frontera, y viceversa.
En tanto que Estado-nación pequeño, sobre todo uno que es tradicionalmente un componente de otro mucho más grande, lo más probable es que Escocia seguiría estando dominada no sólo en lo económico sino también en lo político. Esto ha sido confirmado por la experiencia de los países que han roto con la antigua Unión Soviética o por los países ex-coloniales. Estos países han seguido estando dominados tanto por los viejos poderes como por los nuevos. De forma más cercana, Irlanda es un claro ejemplo de tal dominación. En el momento de la partición en la década de 1920, el Estado británico retuvo el poder en el norte, que entonces era la zona más industrial, con una población protestante mayoritaria que ofrecía una mejor base para el control político. Como dijo una vez James Connolly, “Si izaras la bandera verde sobre el Castillo de Dublín, los ingleses seguirían dominándote a través de su capital “. Aunque queda claro que Escocia no sería dividida de esta manera, Inglaterra seguiría dominando la economía escocesa como lo hace actualmente.
Incluso ahora podemos ver como el SNP sucumbe a las presiones de Londres en el tema militar. Existe una genuina creencia de que la independencia libraría a Gran Bretaña de las armas nucleares, ya que Escocia es uno de los únicos lugares viables para las bases de submarinos. ¿La clase dominante británica realmente renunciaría a las armas nucleares y a su puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU con tanta facilidad? Lo más probable es que Gran Bretaña aún conservaría sus armas, si no en otra parte de Gran Bretaña, presionando al gobierno escocés para mantener bases de submarinos nucleares en Escocia. Pese a la apariencia de Salmond como un oponente de Westminster, en última instancia, en un escenario de independencia, él seguiría mostrando deferencia hacia el poder político del vecino del sur, como lo demuestra su apoyo a una independencia que se mantenga alineada con Gran Bretaña y los intereses británicos. Incluso podría existir otro medio por el cual Gran Bretaña conservara su influencia sobre los yacimientos petrolíferos. Por ejemplo, en el referéndum escocés de 1979, hubiese este tenido éxito en todo el país salvo en las islas Orkney y Shetland, había planes para que estas islas obtuvieran el mismo estatus que la Isla de Man y Ias Islas del Canal, lo que hubiese permitido un acceso sin restricciones a los yacimientos petrolíferos. Aunque que estos planes hayan sido abandonados en la actualidad, demostraron la determinación del Estado británico para retener su poder sobre el petróleo del Mar del Norte. Por lo tanto, a menos de desafiar realmente el poder del Estado británico, es decir la clase dominante británica y el capitalismo, la ruptura de Gran Bretaña no rompería realmente el poder británico.
Ya hemos considerado el hecho de que una Escocia independiente permanecería en gran medida bajo el dominio británico. También es cierto que una Escocia independiente, tal como la que promueve la campaña a favor de la independencia, se mantendría dentro del capitalismo, es decir, en el marco de una austeridad capitalista continua. La pretensión de presentar a Escocia como algo diferente es completamente falsa. Es dolorosamente obvio que no es sólo el Estado británico el que está llevando a cabo medidas draconianas, sino el capitalismo internacional en su conjunto. Uno sólo tiene que pensar en los disturbios ocasionados por jóvenes desempleados descontentos en Suecia, supuestamente el hogar de un capitalismo distinto, de carácter socialdemócrata, para comprender que la desigualdad social es probable que se mantenga .
Las cifras que muestran que Escocia contribuye más al estado británico de lo que recibe en gastos han sido citadas de manera habitual como motivo para la independencia. Es cierto que una Escocia independiente podría sobrevivir, pero abocada a la crisis en el contexto actual de recesión económica global. Las tormentas económicas que envuelven el mundo consumirían por completo la incipiente economía de un país pequeño cuyo comercio dependería en gran medida de sus vecinos económicamente estancados.
Si Escocia hubiera sido independiente en el momento de la crisis financiera de 2007-8, cuando el Banco Real de Escocia quebró, los recursos del Estado escocés habrían sido insuficientes para el rescate tal y como se llevó a cabo. El banco se habría derrumbado, y Escocia se habría declarado en quiebra de manera similar a lo ocurrido con Islandia o Irlanda. ¡No en vano, el SNP, al argumentar a favor de la independencia, ya no habla del “Arca de la prosperidad”! Esto se ha convertido ahora en el “arca de las economías en crisis”.
El caso de Noruega, en particular, se ha utilizado como ejemplo de una nación pequeña, rica en petróleo y económicamente exitosa, con una población de tamaño similar a la de Escocia. Sin embargo, también hay que decir que Noruega no se ha desarrollado como parte de una unión mucho más grande y que su economía (incluyendo el petróleo) se ha desarrollado de una manera muy diferente, y en otro período de tiempo, a la de Escocia. El Estado británico no ha podido capitalizar la oportunidad que ofrecía el descubrimiento de petróleo en el Mar del Norte durante la década de 1960. La crisis del petróleo de 1973 generó un gran incentivo para la extracción de petróleo lo más rápido posible, incluso si esto significaba mantener una actitud descuidada hacia la salud y la seguridad – lo que culminaría luego en el accidente de la plataforma Piper Alpha – y hacia la planificación económica a largo plazo, con los gobiernos de conservadores y laboristas concediendo masivas exenciones de impuestos a las multinacionales. Las condiciones de bajos impuestos y la dominación de las multinacionales han surgido dentro de la industria del petróleo del Mar del Norte. Es cierto que el petróleo ha proporcionado un impulso económico al nordeste de Escocia, pero está lejos de haber alcanzado su otrora soñado potencial. El gobierno de un pequeño país capitalista ni tiene la voluntad ni el poder económico suficiente para hacer frente a las corporaciones multinacionales.
El único verdadero futuro para el pueblo de Escocia está directamente ligado al de Inglaterra, Gales y el resto del mundo. Su suerte está vinculada al derrocamiento del capitalismo y la transición al socialismo. Estamos luchando por una Gran Bretaña socialista como parte de unos Estados Unidos Socialistas de Europa, como un paso hacia una federación mundial de estados socialistas. Algunos plantearon la idea de una Escocia independiente, socialista, como si de alguna manera esto se vinculara con el apoyo a la independencia. Sin embargo, el “Sí” en el referéndum no debe confundirse en modo alguno con el socialismo o con la creación de una Escocia independiente y socialista. Para empezar, es utópico pensar que pueda haber una Escocia socialista aislada del resto de la Gran Bretaña capitalista (y del resto del mundo). Si era imposible crear el socialismo en un solo país en la Unión Soviética (que cubría una sexta parte de la superficie del globo), ¡entonces es claramente imposible en Escocia! Además, un verdadero movimiento hacia la revolución socialista no se limitaría a las fronteras de Escocia. Si hubiera un movimiento de masas de la clase obrera en Escocia, que estuviese a punto de derrocar el capitalismo, tal movimiento no se detendría en el río Tweed. En realidad, la transformación socialista de Escocia sólo podría tener lugar en un contexto británico (y europeo). Los movimientos de masas se producirían también en Newcastle, Liverpool, Sheffield, etc, así como en Glasgow. Una transformación socialista se daría a escala de toda Gran Bretaña, tal y como ocurrió con la lucha contra la Poll Tax. Sobre la base de una Gran Bretaña socialista, como parte de una Europa socialista (y más allá), una Escocia socialista sería posible.
Hemos visto aquí los argumentos en contra de la independencia en base a principios socialistas. Es por ello que animamos a votar ” NO”, no por entusiasmo hacia el Reino Unido, sino con el deseo de ver el socialismo. Por supuesto el voto “NO” es insuficiente para ello. Necesitamos la unidad de la clase obrera británica armada con un programa socialista y un movimiento obrero de lucha. Por eso Socialist Appeal defiende una campaña socialista por el “NO “, así como la lucha por políticas socialistas en el movimiento obrero.