En agosto estalló una huelga en la Hunan Coal Industry Group contra las exigencias de los empresarios que formaban parte de los preparativos de privatización de las minas. Varios miles de mineros de la empresa el 22 de agosto fueron a la huelga en contra de los planes de privatización. El movimiento comenzó después de las triunfantes luchas contra la privatización de los trabajadores del acero en Jilin, en julio, y Henan, en agosto.
En agosto estalló una huelga en la Hunan Coal Industry Group contra las exigencias de los empresarios que formaban parte de los preparativos de privatización de las minas. Varios miles de mineros de la empresa el 22 de agosto fueron a la huelga en contra de los planes de privatización. El movimiento comenzó después de las triunfantes luchas contra la privatización de los trabajadores del acero en Jilin, en julio, y Henan, en agosto.
Las minas pertenecen en la empresa estatal Jinzhushan Mining Industry del Hunan Coal Group (Xiang Mei Ji Tuan, XMJT), que propuso la privatización de las minas como preparativo para su lanzamiento en bolsa. Como parte del proceso la empresa pidió a los trabajadores que firmaran nuevos contratos que legalizaban una indemnización de un mes por cada año trabajado.
El método utilizado por la dirección de esta empresa estatal era particularmente cruel. Parece que los directivos de la mina Tuoshan, la primera en aplicar el plan, habían editado contratos "pre-firmados" para sus trabajadores. Al principio de los distintos turnos, se les pidió a los trabajadores que firmaran el contrato sin que ni siquiera lo hubiesen leído, si los mineros se negaban a firmar, se les impedía regresar al trabajo.
Pillados por sorpresa, al principio muchos mineros firmaron el nuevo contrato (renunciando a derechos adquiridos después de muchos años de trabajo, algunos 30 años). Pero después, se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo y se negaron a firmar, avisaron a sus compañeros de otras minas e inmediatamente se negaron a firmar y se pusieron en huelga. Más de 5.000 mineros participaron en la acción huelguística y bloquearon varias minas.
Las autoridades chinas en esta ocasión estaban inquietas y no permitieron que se publicaran noticias de esta última huelga. Los trabajadores contactaron varias cadenas de televisión y periódicos, pero ninguno estuvo dispuesto a publicar esta noticia.
Además, los mineros informaron de que la administración había contratado bandas armadas, pagando 200 yuan por persona y día, para formar "cuerpos de protección minera" con el objetivo de romper la huelga por la fuerza. Las autoridades regionales ordenaron a la empresa desmantelar estos "cuerpos" pero amenazaron a los huelguistas de que su lucha era ilegal y que si no desistían serían detenidos. Según China Labour Bulleting, las autoridades probablemente estaban intentando evitar los disturbios que siguieron al uso de guardias privados de seguridad contra una huelga minera en una mina estatal en Hunan dos años antes.
El South China Morning Post, citaba a He Yiming, un minero del carbón de 37 años de edad que lleva trabajando más de diez años para la expresa, informaba que las autoridades se habían enfrentado a los huelguistas. "Ellos dicen que si no regresamos inmediatamente al trabajo podrían comenzar a detener a los líderes de la huelga".
El segundo día de septiembre ya no había disponibles más noticias de la huelga. Evidentemente el régimen teme la extensión de las noticias sobre estas luchas. Los trabajadores en muchas otras zonas de China se enfrentan a problemas similares y el estallido de una lucha en una zona fácilmente puede afectar a trabajadores de otras partes del país.
Como hemos explicado en artículos anteriores, el rápido desarrollo económico de China ha creado un enorme proletariado y ahora éste comienza a calentar sus músculos.