De 15 al 19 de marzo se celebró en Florianópolis (Brasil) la 2ª Escuela Panamericana de la Corriente Marxista Internacional (CMI). En medio de la mayor inestabilidad económica, social y política que ha conocido el sistema capitalista mundial en décadas, los marxistas americanos nos hemos reunido para abordar una serie de discusiones y problemas de candente actualidad sobre la lucha de clases y la revolución socialista internacional.
El carácter de esta escuela fue diferente al de reuniones previas, ya que la asistencia estuvo estrictamente limitada a cuadros experimentados. Se reunieron más de 50 activistas dirigentes de la CMI de Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela.
En la Escuela participaron también, como invitados especiales, Alessandro Giardiello, de la dirección nacional del Partido de la Refundación Comunista de Italia y editor del periódico de la corriente marxista FalceMartello; y Alan Woods, dirigente de la CMI y editor político de la conocida página web In Defence of Marxism (www.marxist.com).
Hubo disculpas de asistencia de compañeros de México, Perú, EEUU y Canadá por problemas económicos y dificultades surgidas a última hora en la tramitación de visados.
Primera sesión: La situación internacional y la revolución árabe
El primer día de la Escuela fue dedicado a una discusión a fondo sobre la situación mundial, con especial énfasis a los acontecimientos dramáticos que están sacudiendo el Norte de África y Medio Oriente. Alan Woods fue quien introdujo la discusión destacando que la revolución en el mundo árabe supone no sólo un punto de inflexión en la situación internacional sino en la historia mundial. El ejemplo de las revoluciones en Túnez, Egipto, y en otras partes, está golpeando la conciencia de millones de trabajadores de todo el mundo, haciendo familiares a los ojos y oídos de las masas la lucha revolucionaria contra la tiranía y la opresión capitalista e imperialista.
Las movilizaciones de masas en los propios Estados Unidos, en el Estado de Wisconsin, contra las políticas de ajuste del gobernador republicano Scott Walker, son una confirmación vívida de esto. En las marchas de más de 100.000 personas en la capital del Estado, Madison, podían verse pancartas con el texto. “Hagamos como el pueblo egipcio”, o “Fuera Hosni Walker”, asemejando a Scott Walker con el exdictador egipcio Hosni Mubarak. Esta movilización de los empleados públicos de Wisconsin ha enviado ondas sísmicas al resto de los Estados Unidos, donde se han reproducido actos de solidaridad y movilizaciones de aviso a las autoridades de otros Estados por si tratan de aplicar las mismas medidas de ajuste en sus zonas.
La revolución árabe se produce después de que en el 2010 asistiéramos al despertar masivo de la lucha de clases en Europa, una vez superado el miedo a los primeros efectos de la crisis que arrancó a fines del 2008. En Francia, Grecia, Portugal, España, Irlanda, Italia asistimos a las huelgas y movilizaciones obreras más masivas desde los años 70, en protesta contra las medidas de ajuste del gasto público para pagar las deudas históricas contraídas por los Estados para salvar de la quiebra a los grandes bancos y empresas de cada país. Y la lucha continúa. Después de haber visto la irrupción en la lucha de la juventud estudiantil en Gran Bretaña a fines del 2010, ahora los sindicatos británicos han convocado una movilización masiva para este 26 de marzo contra el gobierno burgués de conservadores y Liberal-Demócratas. Hace sólo unas semanas se convocó la 8ª huelga general en Grecia en un año; el 20 de marzo hay una marcha nacional en Madrid convocada por organizaciones de izquierda y sindicatos locales en protesta contra el recorte a las jubilaciones acordado entre el gobierno, la patronal y las direcciones oficiales de los sindicatos.
La revolución árabe no es un acto único, sino un proceso que se extenderá durante años, con alzas y bajas, con explosiones revolucionarias y momentos de reflujo; hasta que concluya en un sentido u otro, o en el triunfo de la revolución socialista o en el de la contrarrevolución.
La CMI se pronunció categóricamente en contra de cualquier intervención imperialista en Libia. Debe ser la población libia; particularmente, su clase trabajadora y su juventud revolucionaria, quien ajuste cuentas con el dictador Gadafi y no los imperialistas que sólo buscan imponer un nuevo títere en el gobierno, favorable a sus intereses.
La tarea más urgente del momento es, por lo tanto, el desarrollo de una fuerte tendencia marxista en el movimiento revolucionario de los trabajadores y la juventud que sea capaz de dar una dirección a las aspiraciones revolucionarias de las masas y las conduzca hacia el triunfo.
La CMI no se está limitando a analizar las raíces profundas de la revolución árabe y el curso más probable de su desarrollo, sino que está interviniendo activamente en la misma, en la medida de sus posibilidades, para ayudar a resolver la contradicción existente entre la extraordinaria madurez de las condiciones objetivas para el triunfo de la revolución socialista y la inmadurez de las condiciones subjetivas, la existencia de la dirección y del partido revolucionario.
La discusión sobre la situación internacional contó con la participación de numerosos compañeros, que completaron la exposición del compañero Alan Woods. La situación de China, la revolución venezolana, las perspectivas para el gobierno de Dilma Roussef en Brasil, y la situación de Bolivia y Argentina, todos estos puntos fueron expuestos y analizados en las diferentes contribuciones que fueron resumidas por el compañero Alan Woods quien demandó la urgencia del fortalecimiento y desarrollo de la corriente marxista en todas partes; porque, como explicó, la revolución árabe es el espejo en el que deben mirar su futuro la clase obrera y la juventud de Europa, EEUU, América Latina, y en todas partes.
Comisión sobre Italia
El final de la sesión del primer día terminó con un informe especial del compañero Alessandro Giardiello sobre la crisis del capitalismo italiano. El compañero Alessandro analizó la crisis terminal del gobierno de Berlusconi y los intentos desesperados de la burguesía italiana por buscar un recambio político favorable a sus intereses; ya que Berlusconi se ha vuelto en una herramienta inservible para aplicar la dura política de ajuste que necesita para salvar al capitalismo italiano, como están haciendo sus pares en el resto de Europa. Alessandro también destacó el nuevo ambiente favorable que está desarrollándose en la clase obrera italiana, como mostraron la movilización de más de medio millón de trabajadores en octubre pasado, convocada por el sindicato metalúrgico, la FIOM; y la resistencia mostrado por los obreros de la FIAT a los ataques emprendidos por la dirección de la empresa.
Segunda sesión: La discusión sobre el Frente Único
El segundo día de la Escuela fue dedicado en su mayor parte a la discusión sobre el Frente Único y su aplicación concreta en América Latina. La exposición de este punto fue realizada por el compañero David Rey, de la Corriente Socialista El Militante de Argentina. El compañero David Rey trazó un desarrollo histórico de la concepción y de la práctica del frente único por los marxistas.
En la exposición del punto, y en las distintas intervenciones que tuvieron lugar, se insistió en que el frente único entre diferentes tendencias del movimiento obrero responde a la exigencia de unidad de la clase obrera en la lucha contra el Capital por objetivos específicos, sean de tipo económico o político; pero también tiene relevancia por el interés de los marxistas en demostrar al conjunto de la clase obrera la superioridad de sus métodos, ideas y programa, sobre la base de la experiencia común en la lucha. Los marxistas, mientras defienden la necesidad del frente único, insisten en todo momento en mantener su derecho a criticar la política de las demás tendencias que integran dicho frente, y en exponer y defender con total libertad sus puntos de vista y su programa.
El compañero David Rey destacó como ejemplos clásicos de frente único la experiencia de la formación de la Primera Internacional (la Asociación Internacional de Trabajadores-AIT) como un ejemplo de la actitud flexible de Marx hacia la colaboración con otras tendencias, y en particular a la política de la Internacional Comunista hacia los Partidos Socialistas en los años 20 del siglo pasado. La aplicación audaz de la política del frente único permitió a los Partidos Comunistas emerger como organizaciones de masas en el movimiento obrero mundial.
También se dedicó un tiempo a explicar y analizar la táctica del Frente Único Antiimperialista, acordado en el 5ª congreso de la Internacional Comunista en 1924. La aplicación de esta consigna, si bien jugó un papel importante en destacar a los partidos comunistas en la lucha de los pueblos coloniales y semicoloniales por su independencia y contra el dominio militar directo de los países imperialistas, forjando fuertes vínculos entre la clase obrera y el campesinado pobre de estos países.
Sin embargo, más tarde esta política correcta fue desviado por el estalinismo hacia la política de colaboración de clases entre los Partidos Comunistas y la burguesía nacional, con el consiguiente abandono de la lucha para transformar la revolución democrático-nacional en revolución socialista. Esto condujo a derrotas sangrientas de los trabajadores y campesinos pobres de muchos países semicoloniales y excoloniales, desde fines de los años 20 del siglo pasado en adelante.
Actualmente, la consigna del Frente Único Antiimperialista tiene escasa relevancia, salvo en casos de ocupación militar imperialista, porque dado su carácter ambiguo, esta consigna puede prestarse al equívoco de la colaboración de clases en una situación donde las burguesías nacionales de todos los países excoloniales sin excepción tienen sus intereses soldados a los del imperialismo, como explicaba Trotsky en su teoría de la Revolución Permanente.
La tarea en estos países es, por lo tanto, que el partido de la clase obrera vincule la solución de los problemas democrático-nacionales no resueltos con la lucha por la expropiación de los capitalistas y los imperialistas bajo el control democrático de la clase obrera, acaudillando al resto de clases y capas oprimidas de la nación, cuyas demandas deben incorporarse al programa revolucionario de la clase obrera.
El frente único en América Latina
En lo que a la situación actual de América Latina se refiere, los marxistas de la CMI vinculan su política de frente único al trabajo revolucionario en las organizaciones de masas de la clase obrera, sindicales y políticas, aun cuando estas últimas incorporen a otras clases y capas oprimidas de la sociedad. Tal es el caso del PSUV en Venezuela, el MAS en Bolivia, el PRD y la experiencia que se desarrolla alrededor del ala de López Obrador en México, el FMLN en El Salvador, el Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras, o el Polo Democrático en Colombia.
En aquellos países donde la clase obrera dispone ya de organizaciones de masas, como el PT en Brasil, los marxistas participan dentro del mismo defendiendo sus posiciones y alentando políticas de frente único con el campesinado pobre o sin tierra, como el caso del Movimiento Sin Tierra.
En Argentina, los marxistas de la CMI – mientras que señalan las limitaciones del gobierno kirchnerista y agitan por la necesidad de un partido de los trabajadores de masas – han propuesto la organización de un frente único al conjunto de las organizaciones obreras y populares, incluidas aquellas vinculadas al kirchnerismo, contra los intentos desestabilizadores de la derecha y de la burguesía que tratan de imponer una alternativa política a la derecha del gobierno de Cristina Fernández.
La discusión sobre el indigenismo
La segunda parte de la sesión estuvo dedicada al tema del indigenismo y del racialismo, particularmente en lo que se refiere a la población negra en países como EEUU o Brasil. Estos temas fueron expuestos en sendas contribuciones de los compañeros Pepe Letizia, de la CMI de Bolivia; y del compañero Miranda, del Movimiento Negro Socialista de Brasil.
El compañero Pepe explicó cómo la corriente ideológica del “indianismo-indigenismo” ha ido adquiriendo una influencia a lo largo de las últimas décadas en varios países de América Latina. Los procesos revolucionarios y acontecimientos explosivos en países como Bolivia, Ecuador, Perú o México – en paralelo con la pérdida de autoridad del marxismo en esos países, durante las décadas precedentes, por los crímenes y traiciones de los dirigentes de los partidos comunistas y del estalinismo – ha dado un impulso al movimiento indianista que va estructurándose también en países donde el problema nacional es secundario, como Argentina y Chile.
El indianismo abarca una multiplicidad de posiciones – desde el “indigenismo” enfocado en la educación y la integración del indio en la sociedad moderna hasta el “katarismo”, corriente principalmente boliviana, que reivindica una ruptura total con la modernidad y la restauración de la sociedad incásica.
Muchas de las posiciones de los grupos indigenistas tienen un carácter reaccionario porque buscan solucionar los problemas de las masas campesinas e indígenas, no identificando las causas reales en la estructura de la sociedad, en la propiedad privada, en el capitalismo y el imperialismo, sino en mirar siglos hacia atrás imaginando un pasado remoto idealizado prehispánico de “socialismo comunitario”.
Los marxistas, mientras defendemos las demandas más elementales contra la discriminación, el respeto a la cultura y la lengua, plenos derechos democráticos y políticos de la población indígena, nos oponemos a cualquier idea que conduzca a la división y balcanización de los países latinoamericanos. Nuestra posición no es la de crear nuevas fronteras sino barrerlas. Nosotros defendemos la idea de una Federación Socialista de América Latina.
La cuestión del racismo
Sobre el tema del racialismo y la cuestión negra, el compañero Miranda hizo una explicación histórica de este fenómeno en los Estados Unidos y Brasil. Explicó cómo el racismo tiene su origen en la introducción de la esclavitud que justificaba la brutal explotación de la población negra que fue traída a la fuerza por millones desde África hasta los EEUU, Brasil, el Caribe, y otras partes del mundo.
El compañero Miranda y otros compañeros que participaron en el debate, insistieron en rechazar el concepto de “raza” en referencia a los negros, blancos y demás etnias. Existe una sola raza humana que se divide en clases sociales, opresoras y oprimidas. Luchamos contra todo tipo de discriminación y de privilegios entre una parte de la población y otra.
Como en el caso del indigenismo, nos oponemos a la consigna reaccionaria de la autodeterminación territorial de la población negra en EEUU o Brasil. Estamos en contra de la llamada “discriminación positiva”, con la introducción de “cuotas” obligatorias que establecen un umbral de porcentaje de negros en las universidades y puestos de trabajo en empresas y la administración pública. Nos oponemos al sistema de “cuotas” para negros, mujeres y otros sectores específicos de la población porque en una situación de crisis, donde no hay lugares para todos en las universidades ni en las empresas, eso sólo puede favorecer la competencia, el veneno del racismo y los odios entre etnias en el interior de la clase obrera. Como en todas las cuestiones sociales, la resolución del problema negro sólo puede encontrar una respuesta en la transformación socialista de la sociedad. Sólo la expropiación de los capitalistas y la planificación de la economía garantizará viviendas, escuela y puestos de trabajo para todos, sin necesidad de recurrir a mecanismos de “discriminación positiva”.
Tercera sesión: El trabajo de los marxistas en las organizaciones de masas y la construcción de partidos obreros de masas en Latinoamérica
La tercera jornada tuvo como objeto debatir en profundidad el trabajo de los marxistas en las organizaciones de masas y la perspectiva de construcción de partidos obreros de masas en América Latina. Este punto fue introducido por el compañero Serge Goulart, miembro de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) y dirigente de la corriente Esquerda Marxista.
El compañero Serge hizo un recuento histórico sobre el proceso de formación de los partidos socialistas y comunistas a fines del siglo XIX y en el siglo XX. En todas las circunstancias demostró que sólo con las tácticas del frente único y con el trabajo revolucionario de los marxistas en las organizaciones de masas existentes fue la condición para que estas organizaciones pudieran emerger en cada etapa histórica. Y esta sigue siendo la misma situación en los días de hoy.
Hubo muchas intervenciones en este punto, que enriquecieron el debate. En la discusión surgieron también los problemas concretos y los desafíos que implican el trabajo en las organizaciones de masas; pero, sobre todo las enormes oportunidades que ofrece a los marxistas para dialogar con las capas más activas de la clase obrera.
El debate también dejó claro que, además del trabajo de los marxistas en las organizaciones de masas, también es importante desarrollar un trabajo paralelo con la organización de frentes propios o en otros ya existentes, ya sea entre la juventud, el movimiento sindical, y otros.
En su respuesta, el compañero Goulart detalló las tareas de la corriente marxista en los principales países de América Latina y EEUU. En aquellos países donde ya existen partidos obreros u organizaciones de masas, como es el caso de Brasil, los seguidores de la CMI se orientan al PT. Estamos activos en el PSUV, en Venezuela; en Bolivia, en el MAS; en México, en el PRD y su ala de izquierda que se agrupa alrededor de López Obrador; en Uruguay, en el Frente Amplio; en El Salvador en el FMLN.
Es el deber de los marxistas participar y trabajar dentro de estos partidos y organizaciones para defender un programa socialista con un método constructivo y fraternal, pero sin ocultar sus ideas y posiciones, como está haciéndose.
En el caso de EEUU, los marxistas de la CMI están agitando por la formación de un partido obrero basado en los sindicatos, que son las únicas organizaciones de masas con la fuerza y capacidad para acometer esta tarea. Esta es la misma posición de los marxistas argentinos, que mientras muestran las limitaciones del gobierno kirchnerista para resolver los problemas fundamentales de las masas trabajadoras, mantienen no obstante una actitud amistosa hacia sus bases de apoyo en las organizaciones y movimientos sociales, así como en los sindicatos, explicando la necesidad de una alternativa política de la clase obrera independiente de cualquier ala de la burguesía.
Al final de la sesión, los compañeros de la Esquerda Marxista organizaron una colecta entre los participantes para ayudar al desarrollo de su actividad. La respuesta fue muy entusiasta y se recolectaron 3.400 dólares.
Al término de la jornada, el compañero Alex, de la Esquerda Marxista, amenizó a los presentes con su guitarra y su voz con la interpretación de canciones revolucionarias brasileñas La jornada terminó con el canto de canciones revolucionarias brasileñas que fueron coreadas y celebras por todos los compañeros presentes.
Última sesión: Perspectivas para la revolución cubana
La última sesión de la Escuela, el día sábado 19 de marzo, fue dedicada a la situación de Cuba y los desafíos que enfrenta la Revolución con la aplicación del plan de reformas económicas propuesto por el gobierno de Raúl Castro, y que será debatido en el Congreso del Partido Comunista de Cuba el próximo mes de abril.
La exposición corrió a cargo del compañero Alan Woods, y lo primero que enfatizó fue la defensa incondicional de la CMI hacia la revolución cubana y sus conquistas. La revolución cubana despertó enormes esperanzas y apoyos en las masas trabajadoras de América Latina, y de todo el mundo. Los avances sociales habidos en materia de educación y cultura, salud, vivienda, y otros temas sociales son incontestables y descansan en la economía nacionalizada y planificada.
Pero la revolución cubana nació con grandes contradicciones, debido a su aislamiento dentro del continente americano y al bloqueo criminal del imperialismo. Alan explicó que la teoría de la Revolución Permanente tomó una forma peculiar en Cuba. Fue posteriormente condicionada por la relación de Cuba con los regímenes estalinistas que existieron hasta comienzos de los años 90 con la URSS y la Europa del Este. Todo ello fomentó el desarrollo de tendencias burocráticas en el Estado y el Partido.
La revolución enfrenta ahora grandes peligros. La desaparición de la Unión Soviética supuso un golpe durísimo para la economía cubana, del que todavía no se recuperó. Cuba enfrenta la dictadura inmisericorde del mercado mundial. Debe comprar el 90% de lo que consume en el exterior a precios internacionales. A las tendencias burocráticas existentes, se añade el surgimiento de diferencias sociales debido al acceso fácil al dólar de una parte de la población (por las remesas de los emigrantes cubanos, sectores vinculados al turismo, etc.).
Las medidas propuestas: como el despido de un gran número de trabajadores del sector público y su conversión en cuentapropistas (autónomos), el fomento de pequeñas cooperativas, la eliminación de ciertos subsidios básicos, el fomento de las inversiones extranjeras, etc., que se justifican por el grave deterioro de la situación económica, no está claro que funcionen y contienen el peligro a medio plazo de la restauración capitalista, agravado por la ausencia del control obrero sobre la economía y la sociedad.
Pero, a largo plazo, el destino de la revolución cubana se decidirá internacionalmente. Si la revolución socialista no se extiende a otros países latinoamericanos en primer lugar, comenzando por Venezuela, el destino de la revolución cubana está condenado.
Numerosos compañeros participaron en el debate en una discusión que fue muy viva. En su respuesta, el compañero Alan Woods señaló que la perspectiva de una restauración capitalista en Cuba no estaba todavía establecida. Ha encontrado una firme resistencia en sectores del partido y de la juventud. Los comunistas cubanos y la juventud cubana debe redescubrir las ideas de Lenin sobre la organización del Estado y la sociedad en una economía planificada y nacionalizada. Lo que hace falta es una reconstrucción en líneas leninistas, con la introducción del control obrero y un llamamiento internacionalista a la clase obrera mundial para que hagan la revolución socialista, comenzando por América Latina.
Clausura
La 2ª Escuela Panamericana fue clausurada por el compañero Serge Goulart, quien agradeció el esfuerzo personal y económico de los compañeros de América Latina de Argentina, Venezuela, Bolivia e Italia para participar en esta Escuela. Particularmente, agradeció al compañero Alan Woods su esfuerzo personal para hacerse presente en la misma, cuya visita nuestro continente completará en los próximos días con visitas a Bolivia y Argentina, y en el propio Brasil para presentar una nueva edición de sus escritos sobre la revolución árabe en portugués y la edición brasileña de su libro: “Reforma o Revolución. Marxismo y socialismo en el siglo XXI”.
El compañero Goulart señaló la correcta elección de los temas propuestos para el debate: la revolución árabe, el frente único, el trabajo en las organizaciones de masas, Cuba, el tema del indigenismo, todos ellos son temas de enorme actualidad revolucionaria y de importancia práctica para todos los marxistas y revolucionarios de América Latina.
La 2ª Escuela Panamericana de la CMI finalizó con el canto de La Internacional por todos los compañeros presentes que levantaron sus puños con enorme entusiasmo.
Esta 2ª Escuela Panamericana jugará un papel importante en desarrollar las actividades de la Internacional, en todos los países donde está presente, en las semanas y meses próximos.