Fraude de mayo: Milei alista a los gobernadores en la guerra contra la clase trabajadora

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Durante el discurso de apertura del 142° período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, ante expresidentes y líderes de los principales partidos políticos, el presidente Javier Milei expuso el llamado “Pacto de Mayo”, que debería ser firmado el 25 de mayo en la ciudad de Córdoba. Preliminarmente, los gobernadores tienen que firmar en la Casa Rosada un “preacuerdo”, apoyando la Ley Ómnibus junto con otra ley para habilitar “un paquete de alivio fiscal para las provincias”. El Ejecutivo se muestra entonces dispuesto a mandar una cierta cantidad de plata como “alivio fiscal” a las provincias, a cambio de que, previamente, estas aprueben el plan de ajuste y saqueo contenido en el proyecto de ley “bases”. Milei intenta meter por la ventana lo que no pudo meter por la puerta, busca alinear a distintos sectores de la clase dominante cuya representación política recae en los distintos gobernadores.

El discurso no dejó duda alguna. El ataque hacia la clase obrera, la juventud, los jubilados y la gente humilde, viejos y niños por igual, no tiene parangón. Es un ataque en toda la línea que hiede a masacre social.

En las calles frente al Congreso miles de personas recibieron al cotejo presidencial al grito unísono de “hijo de putas”, marcando un claro contraste con el enorme vallado y operativo de las fuerzas de seguridad, y el pomposo desfile que no se moderó por “falta de plata”. Previamente, masivos molinetazos habían tenido lugar en las principales estaciones de trenes y subtes de la Ciudad. El presidente avanzaba rodeado de una escolta del Regimiento de Granaderos a Caballos, que le acompañó hasta las puertas del Congreso, recordando a los desfiles durante la dictadura del ´76. Puertas adentro, y en sintonía con el grotesco espectáculo que precedió al discurso, su corte de aduladores y aplaudidores llenaban el recinto, a lo que se añadió el silencio bochornoso de la “oposición”. Una puesta en escena que nos deja enormes lecciones.

La ofensiva de la reacción ha dado vuelta a la página a más de dos décadas de reformismo. Si consideramos hubo una segunda oleada reformista a partir del 2003, tomando como primera oleada la de 1945 al 1955, ésta terminó en las puertas de la crisis suprime del 2008, desatando una serie de recesiones en el país partir del 2011. La vela de la reforma sin reformas, o con contrarreformas, se apagó lánguidamente en las puertas de la reacción de derechas y ante la expresión más brutal del capitalismo, personificada hoy en la figura de un mediocre presidente, quien expresa sin tapujos la descomposición del régimen capitalista en todos los planos de la vida social, económica, política y cultural.

La reacción se había vestido de fiesta en el Parlamento, al estilo de un show mediático. Al canto de ¡más motosierra!, se fueron enumerando, como si las bases fueran “los diez mandamientos”, que deben ser sancionadas el 25 de mayo en el “nuevo” acuerdo o “contrato social”, en “la querida Docta, eclesiástica y madre de tener la potestad de impartir el Derecho para los argentinos de bien”. Fecha, por cierto, en que se produjo la Revolución de Mayo: el primer intento de crear un gobierno integrado por criollos. El relato “refundante de la nación” que intenta imponer el gobierno a través de Adorni, Clarín y La Nación, aspira darle una épica a un régimen descompuesto cuya autoridad mengua día a día.

Todo este proceso se desarrolla en un contexto mundial marcado por una polarización a izquierda y a derecha, provocando a su vez la disolución o pulverización del centro político. La realidad argentina viene a tener una sintonía con varias experiencias en diferentes países en el mundo, como es el caso de Meloni en Italia, Boris Johnson en Gran Bretaña, Trump en los EEUU, etc. En estos episodios, no obstante, aún no se ha visto a tales dirigentes y a las corrientes políticas que les dan base, instalarse como una fuerza reaccionaria de masas en la sociedad. Lo que, sí creemos, es que en Argentina el reformismo sin grasa, sin reformas, ha hecho mucho daño, abusando de discursos “radicalizados” que no tuvieron un impacto directo en las condiciones materiales de las masas, en sus vidas, en lo concreto, dejando en claro que de palabras la gente no vive.

El “fenómeno” Milei se fortaleció en la misma medida que crecía el malestar generalizado contra los partidos históricos que gobernaron, a través del ajuste, la última década.

Aunque estos cambios en la superestructura de la sociedad siguen garantizando el modo producción y de explotación, al mismo tiempo exacerban a un grado superior las contradicciones ya existentes en el plano económico.

El primer mandamiento, es la afirmación de “la inviolabilidad de la propiedad privada”, como si el régimen de propiedad estuviera amenazado por algunas de las fuerzas o partidos políticos del sistema.

En realidad, en términos políticos, tal mandamiento está puesto de manera intencional en varios sentidos. Primero, en distintos episodios de la historia de las revoluciones ha ocurrido que, ante situaciones de extrema agudización de la lucha de clases, es decir, al encontrarse la burguesía contra las sogas o al borde de un precipicio, se ha visto obligada a ceder y dar concesiones a las masas para recomponer la gobernabilidad y la credibilidad de las instituciones. O, como sucedió en varios otros casos, se ha visto obligada a avanzar en expropiaciones y estatizaciones de tal o cual sector de la economía, que previamente estaba en manos privadas.

En el caso de Milei y su séquito de reaccionarios, con este primer mandamiento quieren sellar un acuerdo del conjunto de la burguesía nacional y extranjera, para asegurar que no habría vacilaciones ante amenazas que pudieran darse en un futuro, y así arremeter empleando la legalidad burguesa, sin ahorrar en políticas represivas contra la clase obrera.

Por el otro, buscan garantizar el “derecho” de los grandes capitalistas y terratenientes del país sobre sus propiedades. El derecho de los Joe Lewis (12.000 hectáreas que incluyen al lago Escondido), los Benetton (920.000 hectáreas) y demás apropiadores de tierras. No debemos olvidar que para la Vicepresidenta Victoria Villarruel, y para Patricia Bullrich, Ministra de seguridad del gobierno, hay un nuevo “enemigo interno” a combatir: los mapuches. Entonces, deben garantizar su derecho a defenderse del “terrorismo” mapuche, a fin de seguir acumulando más tierras estatales a su antojo.

Otro ejemplo es la High Luck Group Argentina (1.148.000 hectáreas). Es la empresa privada que mayor cantidad de hectáreas tiene en el país. Se trata de una empresa China dedicada a la extracción de petróleo y gas natural, que cuenta con dos concesiones en la Provincia de Salta.

O la empresa Integra Lithium (573.000 hectáreas), una de las compañías presididas por José Luis Manzano. En la actualidad el ex funcionario del gobierno menemista tiene un gran interés por el litio, cobre y níquel. Y así la lista sigue y sigue.

Hay también otro sentido: subordinar a la izquierda y a los movimientos sociales y políticos a este pacto. Por supuesto, de no ser así, intentarán ir a fondo en la proscripción política bajo el paraguas del nuevo “pacto social”. Milei atacó tres veces a la izquierda en su discurso, cuya militancia está siendo parte y acompañando la resistencia en las calles que se viene expresando por distintos canales.

Los ataques a las jubilaciones, la quita de jubilaciones a cientos de miles de mujeres y hombres que trabajaron toda su vida en negro, ya que las patronales negreras imponen o chantajean a los laburantes para que acepten estas condiciones; o las trabajadoras amas de casa, que trabajan sin posibilidad de obtener una jubilación, como si este trabajo no fuera tal.

La satisfacción al reclamo histórico de otorgar las jubilaciones a las amas de casa, es un reconocimiento a millones de trabajadoras que pasaron años invisibilizadas, sin reconocimiento alguno por su trabajo.

Trabajar 12 horas y recibir lo que el marido compra para la familia y las sobras que decide darle, entonces, en realidad lo que se demuestra es que la mujer que es trabajadora doméstica vive en una especie de esclavitud/servidumbre moderna en un contexto social de capitalismo imperialista. Siendo una barbaridad, una opresión espantosa. Ella le trabaja directamente al marido, e indirectamente al patrón del marido. Hay que poner un enfoque sobre estas conquistas históricas, como jubilaciones para las amas de casa, además de seguir denunciando la arbitrariedad de esta relación de esclavitud, sino caemos como en un sectarismo hacia esa opresión sobre la mujer.

En el Estado Obrero, el trabajo doméstico desaparecerá como sucedió en 1917 con la Revolución Rusa. En ese sentido, la socialización del trabajo doméstico, con la creación de comedores públicos, guarderías, casas cuna, etc. El objetivo es arrancar la carga de las tareas domésticas de los hogares privados y permitir la inserción masiva de las mujeres en el trabajo, la política y la cultura. Este es un aspecto central del programa bolchevique para la emancipación femenina. El trabajo doméstico ata al espacio privado, sin dejar tiempo ni energías para desarrollar sus plenas capacidades en la vida política y cultural. 

Milei ha planteado la posibilidad de pasar nuevamente, a quienes quieran, a las AFJP. Un gran negociado que padecimos en la década del ’90, y fue literalmente un robo gigantesco desde los bolsillos de las trabajadoras y trabajadoras a las arcas de los capitalistas.

Hablan del déficit de las cajas de jubilaciones y pensiones, mientras se desconoce que somos los de abajo, los laburantes, quienes ponemos mensualmente de nuestros bolsillos para tener una jubilación. Luego, como una clara conquista obrera, está el aporte patronal, que poco a poco fue bajando de la mano de los gobiernos capitalistas. En general, la utilización de nuestros fondos previsionales fue una práctica de los gobiernos, incluidos aquellos que, en el pasado, han dicho representarnos. En el presente, la política de liquidar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Público de Reparto (FGS), uno de los más importantes de América Latina, representaría un golpe gigantesco al sistema previsional.

La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar definitivamente con el modelo extorsivo actual

Este punto no tiene desperdicios, de todas formas, lo primero es lo primero. Se dice, Milei expresa una cosa y hace otra. Pero no es más que un viejo recurso de la política burguesa empleando nuevamente hoy, en medio de la decadencia de los representantes políticos de los capitalistas. Nos encontramos ante una puja entre facciones de la burguesía. Quienes hoy manejan el Estado, son claros representantes del imperialismo, sus oficinas de préstamos y los grandes monopolios extractivistas. Tienen una clara posición de apertura a las importaciones, con las consecuencias que esto acarrea para la industria.

En tanto norma, la coparticipación dispone que, del total de impuestos coparticipables, el 42,34% se los queda el Gobierno nacional, el 56,66% se reparte entre las provincias de forma automática, y el 1% se reserva para el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que también se reparte entre las jurisdicciones.

En términos conceptuales, la coparticipación de los impuestos directos e indirectos se da sobre la base de algunas provincias productoras de commodities, que intentan equilibrar la balanza utilizando su peso económico. Pero, de todas formas, la historia arroja en nuestro caso y en manos del Estado capitalista, la centralidad inevitable de la provincia de Buenos Aires.

En manos del desquiciado Milei, como ha ocurrido en anteriores gobiernos, la coparticipación ha sido convertida en una herramienta de chantaje político para lograr un equilibrio fiscal, sin precedentes en la historia de nuestro país, sobre la base de la destrucción de las condiciones materiales de la clase obrera afectando su capacidad de respuesta y de lucha.

El equilibrio fiscal innegociable

El equilibrio fiscal innegociable es un eufemismo para anunciar más licuadora y motosierra contra la clase obrera. Los capitalistas pretenden ocultar que el principal problema es la insolvencia del Estado, que se gestó mediante el enorme y fraudulento endeudamiento, a su vez expresado en déficit fiscal. Así es como se manifiesta la crisis del capitalismo argentino hoy.

El equilibrio fiscal busca disminuir la brecha entre los ingresos y egresos para generar un excedente que vaya dirigido nuevamente al pago de deuda.

A los que denuncian la insolvencia del Estado, producto de la emisión monetaria y de lo que llaman el gasto social, debemos recordarles que ambos han sido instrumentos empleados desde el Estado para paliar la miseria, que al final es obra de los capitalistas y sus crisis. Crisis que en definitiva pagan las y los obreros, expulsados durante décadas de un mercado laboral estrecho, sistemáticamente constreñido por la propiedad privada y la anarquía capitalista de la producción. La burguesía y sus partidos en el Estado, incapaces de generar empleo sobre la base de desarrollar la industria y las fuerzas de producción en su conjunto -incluso dentro del marco capitalista en todas sus versiones- generan, mes a mes y año a año, una masa de desocupados que sobreviven de los planes estatales y de rebuscarse en la informalidad de la economía que atrapa a más de la mitad de la clase trabajadora.

A ello debemos sumar que los capitalistas son una clase parasitaria, siempre a la búsqueda de más y más ganancias, extrayendo más plusvalía a los obreros y obreras a costa de mayor explotación. Pero al final todo se vuelve en su contrario.

En un Estado Obrero edificado sobre la planificación de la economía y en base a las necesidades de la sociedad, el excedente social no va a manos privadas, a manos de los capitalistas, sino vuelve a la sociedad en calidad de industrias desarrolladas y servicios gratuitos o de muy bajo costo, pero de alta calidad, sin la perpetuidad de una economía atada a la primarización, como ocurre en el presente. Para ello, una condición indispensable es que las obreras y obreros puedan velar la conducción y administración del Estado Obrero mediante las herramientas del control de la producción, y, sobre todo, la democracia obrera, de forma que no se los funcionarios en cargos administrativos no se desvíen del objetivo de servir al conjunto de la sociedad, ni formen una capa diferenciada del resto de la clase obrera.

La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.

Si esto fuera materialmente posible, estaríamos hablando de un cataclismo en las bases del capitalismo argentino, como expresión de la crisis mundial capitalista.

Ahora bien, es verdad que desde el 2008 el sistema capitalista entró en una de las crisis más profundas de su historia, una crisis secular, y así lo manifestamos en cada uno de nuestros escritos. Desde aquel año hemos visto una sucesión de gobiernos inestables. Cualquier medida que estos gobiernos han implementado en el plano económico, para enfrentar desde una perspectiva capitalista las consecuencias de la crisis, aspirando equilibrar la situación fiscal y financiera de los Estados, o la situación económica general de los países, ha desequilibrado la situación política y social, preparando estallidos sociales y auges en la lucha de clases. Un contexto, además, agravado por la pandemia y las guerras en curso.

En un sentido, si los demás partidos del régimen aceptaran lo que Milei quiere llevar adelante, pondría a los capitalistas y su Estado contra las sogas, e incluso a sus aparatos de mediación, como los gordos cegetistas.

En otro, llegar a una reducción del 25% del gasto público significaría, literalmente, casi una desintegración de todo tipo de organización obrera para la resistencia ante los embates del gran capital, algo que en la actualidad es improbable sin un estallido en la lucha de clases.

La explotación de los recursos naturales

Argentina dispone de amplias regiones para la explotación de recursos naturales. Recientemente se ha desarrollado un conflicto entre el ejecutivo y el bloque de “gobernadores petroleros”, que conforman las provincias de Chubut, Mendoza, Neuquén y Santa Cruz. Según datos del 2021, estas provincias habrían reunido el 92,47% de la producción nacional de petróleo. La confrontación por las coparticipaciones pone en riesgo la política económica energética de Argentina y por esta razón se busca bajar las tensiones en ambas partes. Para alcanzar una mejor negociación en relación a la nueva propuesta, planteada para el mes de mayo, por parte de La Libertad Avanza.

La minería en Argentina también es una enorme fuente de divisas, que se disputan grandes capitales chinos, de EEUU y Rusia, entre los más importantes en la rama. La alineación de Milei con los Estados Unidos pone en ventaja a este bloque sobre los Brics, a pesar de la fuerte dependencia/deuda con los fondos SWAP del país asiático (China) que lidera el grupo. Los yacimientos más explotados son el oro, la plata y el cobre. Actualmente, el desarrollo de la exploración de litio en la zona del NOA ha puesto la mirada de los grupos chinos sobre esta área. Argentina posee la cuarta reserva mundial de litio concentradas en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca. Las explotaciones de estos recursos han producido graves daños irreversibles en las comunidades de trabajadores de la zona, afectando principalmente el acceso al agua, así como el propio territorio, provocando migraciones hacías otras ciudades. Por otro lado, la contaminación por la explotación minera ha provocado la caída de la cosecha de vid, y los productores vitivinícolas han entrado en conflicto con los gobiernos provinciales, aliándose luego para llevar el reclamo ante el Estado nacional.

El sector NOA, además de aportar la producción de minerales, conforma, también junto al NEA, la gran franja de provincias que aporta la mayor producción de granos y legumbres para exportación. La política del gobierno de Milei sobre la eliminación de la ley de OTBN (ordenamiento territorial de bosques nativos) por medio del DNU, es un saludo al pool de siembra internacional (Grupos Grobbo y Roggio, por ejemplo), permitiendo la mega explotación de soja a través del desmonte desmedido y los desalojos de campesinos. En el NOA están ubicados los cultivos de soja para exportación, que constituyen la principal fuente de ingresos del país. Por su parte, en el NEA se ubican, además de cultivo de granos, fuentes de energía eléctrica, masas forestales para las papeleras, y la importantísima ruta fluvial de entrada y salida hacia los puertos y aduanas comerciales del país.

En su discurso, el presidente Milei pretende imponer una agenda de negociación por separado con los gobernadores, para la explotación de estos recursos. Negociar las regalías, impuestos y retenciones mano a mano para entregar la producción a las grandes industrias/empresas/financistas. En definitiva, la explotación de los recursos naturales no está prevista en torno al desarrollo de las necesidades del pueblo trabajador, sino todo lo contrario. Se busca impulsar la producción desde las perspectivas de las demandas del mercado mundial y a costa de las condiciones de vida de los trabajadores y la depredación ambiental.

La reforma laboral: sacrificar a la clase obrera en el altar del capital

En el desarrollo de su exposición, el presidente hizo un fuerte guiño a las grandes industrias, realizando un llamado a la unidad nacional, no sin usar mecanismos de presión, por supuesto, para garantizar las máximas ganancias posibles. En este llamado impone la agenda patronal de la reforma laboral. La reforma implica la liquidación de conquistas obreras como los convenios colectivos de trabajo, los aportes patronales y las indemnizaciones. No es algo ante lo que los gobernadores se opongan, sino que dependen de la extorsión del presupuesto de coparticipación como carta de cambio. Estas reformas ya han sido impuestas en lugares donde se han desarrollado procesos de huelgas importantes, como en la planta gráfica rioplatense del grupo Clarín. Allí los trabajadores han convenido en una huelga por tiempo indeterminado, y en consecuencia la patronal tomó la contratación por fuera de los convenios para romper la lucha colectiva. Los contratos negreros han pasado a ser por mes, semana y llegaron hasta el planteo de contrato por día. A esta práctica patronal Milei quiere darle una base legal. Busca entonces el apoyo de los gobernadores para comenzar a dar el puntapié inicial de quiebra contra las acciones colectivas, en medio de un proceso de aumento de las luchas obreras en distintas ramas industriales y estatales.

En este punto particular Miguel Ángel Pichetto afirmó que puede haber “una base de coincidencia” entre Cristina Kirchner y Javier Milei. Ya que en ultimo documento Cristina planteo la necesidad de “una ineludible actualización laboral”.

La reforma política estructural

Un acento en el discurso de Milei estuvo puesto en la reforma política estructural. Con su alocución, Milei ha develado el rostro de la crisis política del régimen. Un régimen que no puede seguir existiendo en medio de la actual crisis de representatividad de la burguesía. Es decir, una crisis de la dirección de los partidos patronales decadentes, de la ausencia de figuras/dirigentes que puedan representar los intereses de la burguesía nacional, por un lado, y por otro, el quiebre económico financiero del país (bancarrota), que durante la última década ha sido evitado a base de emisión y endeudamiento.

La burguesía nacional reclama medidas de shock que no pueden ser ejecutadas por las vías “normales/tradicionales” del régimen capitalista. Si bien la Constitución de la nación le permite al presidente atribuciones de poder personal, la respuesta de movilizaciones, huelgas y acciones, aún dispersas, de lucha producen inestabilidad política lo que en estos momentos significa jugar con fuego, tanto para los gobernadores como para el mismo presidente. Para salvar la situación, Milei busca llevar adelante reformas en el sistema de elección de representantes. Mediante la reforma de las leyes electorales se beneficia a los partidos más grandes que cuentan con mayores recursos económicos, mientras que los partidos minoritarios serían seriamente perjudicados al perder representación.

Milei intenta así una recomposición de la dominación política del régimen sobre la base de evitar la fragmentación parlamentaria.

La maniobra de liquidar los financiamientos de fondos a los partidos políticos tiene esta dirección. Obligar a las y los trabajadores a elegir sólo entre variantes patronales, buscando de alguna manera sacar de la escena a los partidos de base obrera, para despejar el camino hacia la imposición de un nuevo régimen de bipartidismo patronal.

Bajo el lema de: “el que gobierna administra y el que pierde acompaña”, LLA, busca la apertura al comercio internacional. Milei ha hecho un llamamiento a los fondos de inversiones, a los grupos económicos financieros y a especuladores de toda índole, a participar en la administración de los recursos que tenga al alcance el Estado. Es una forma de poder invitar a los mercados internacionales a la administración de los recursos naturales y de la producción nacional, y para eso se apoyan en las diferentes medidas que hemos señalado más arriba. Es decir, tienen por objetivo incrementar los niveles de competencia por mano de obra y recursos naturales entre capitales imperialistas y nacionales en el mercado nacional. Para eso se apoyan en la reforma laboral, para ofrecerles trabajadores más baratos y con menos derechos, y facilitar la explotación de los recursos naturales, priorizando las exenciones impositivas a las grandes industrias internacionales a la explotación de los recursos y de esa manera entregar los recursos productivos o los recursos naturales en manos de empresas extranjeras la fragmentación de toda la industria nacional vendría a ser como remate de la Argentina a favor de Los grandes especuladores de los mercados internacionales.

De una u otra forma, Milei trata de abrirse camino para que cada provincia pueda desenvolverse con fuertes impuestazos y que no dependan de la coparticipación federal. Obligar a las provincias a financiarse con sus propios impuestos. En el portal agrositio se señala que “…la presión tributaria nacional y provincial es de 28% del PBI. Un 14% del PBI son impuestos que se coparticipan en mitades (7% para la Nación y 7% para las provincias). La Nación se queda con 16% del PBI porque, al 7% de la coparticipación, agrega 9% del PBI con impuestos al comercio exterior, seguridad social y cheque. Las provincias se quedan con 12% del PBI, porque a su 7% de la coparticipación le suman los impuestos provinciales…”. La propuesta del Estado nacional es que sea éste el único recaudador; una manera de plantear que cada distrito se financie con sus propios ingresos tributarios: provincia, municipio. Esto llevaría a una aceleración de la crisis financiera en las provincias y a una sobrecarga de tarifazos e impuestos sobre la clase trabajadora. Así, sin la ayuda de las arcas nacionales, los municipios y provincias se verán obligados a realizar un ajuste en el terreno estatal y liberar las tarifas de servicios que hagan a los distritos: transporte, luz o inmobiliario, por ejemplo.

Este esquema le permite a la Nación gastar en funciones locales a través de transferencias a provincias (1,5% del PBI) y en subsidios a energía y transporte (2,5% del PBI).

Conclusión

Con este nuevo “contrato social”, el gobierno intenta arrastrar al conjunto de los partidos del régimen hacia una ofensiva antiobrera sin precedentes. Incluso a aquellos sectores del peronismo, que por su composición en la base obrera y popular se encontrarían en serias dificultades para seguir esta política, porque significaría suicidarse en términos históricos.

Milei intenta erigirse como un Bonaparte clásico* sobre la base de derrotar primero a la clase obrera, pero nuestra clase no ha dicho aún la última palabra. Recién está dando los primeros pasos. Al darle a Milei su voto, un sector de la clase obrera entendió en primera instancia que votaba por alguien que, a decir sólo de sus discursos y propaganda, intentaría romper la lógica de mafias en los sindicatos y llevaría adelante una la lucha contra “la casta”. Una ilusión que está siendo quebrada a martillazos por los acontecimientos.

Lo que ese mismo sector experimenta hoy en sus músculos y nervios, es que la casta somos los trabajadores y la juventud. Seguramente llevará un tiempo para que la clase trabajadora saque todas las conclusiones del caso. No obstante, cada día que pasa la hipocresía y el cinismo de los capitalistas, junto a esta banda de mujeres y hombres de los negocios y la represión, deja en claro quiénes son y para quienes gobiernan.

En consecuencia, es cada vez más acuciante la necesidad de construir nuestro Estado Mayor, nuestro partido revolucionario.

La independencia política de los trabajadores y trabajadoras en relación al Estado, sus gobiernos y políticos, seguramente se dé temporalmente en algún momento de la lucha, pero esto no alcanza. Para que triunfe la clase obrera de una vez por todas debemos apelar a la memoria, al balance de las luchas pasadas y a las tareas que tenemos por delante, en el contexto de la construcción de una dirección revolucionaria.

Debemos plantear las consignas que puedan motorizar y conectar con las necesidades de los de debajo de ir a fondo contra los embates de los de arriba. La huelga general política, el Congreso Obrero, la constitución de un Poder Obrero en cada fábrica, barrio, escuela o empresa, debe ir de la mano de la construcción de nuestra herramienta política.

Los izquierdistas hablan de luchar y luchar y movilizar y movilizar, y que este episodio/discurso ante la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso es más de lo mismo.

Milei ha dado muestras de que no se detiene, y ante cada respuesta callejera, ha redoblado la apuesta.

Debemos preparar el futuro y dar una respuesta a la altura de la historia.

¡Por un Gobierno de los Trabajadores!

¡Por el Poder Obrero!

¡Socialismo o Barbarie!


*“El bonapartismo es la forma de Estado necesaria en un país donde la clase obrera, en un alto nivel de desarrollo en las ciudades, pero numéricamente inferior a los pequeños campesinos en las áreas rurales, ha sido derrotada en una gran lucha revolucionaria por la clase capitalista, la pequeña burguesía y el ejército. Cuando los trabajadores parisinos fueron derrotados en la titánica lucha de junio de 1848 en Francia, al mismo tiempo, la burguesía había quedado exhausta en esa victoria. Era consciente que no podía permitirse una nueva victoria semejante. Formalmente continuó en el poder, pero era demasiado débil para gobernar. El control fue asumido por el ejército, el verdadero vencedor, apoyándose en la clase de la que prefería atraer a sus reclutas, los pequeños campesinos, que querían la paz de ‘los alborotadores’ de las ciudades. La forma que adoptó este gobierno fue, por supuesto, el despotismo militar, cuyo líder natural era el heredero de éste, Luis Bonaparte. En lo que concierne tanto a los obreros como a los capitalistas, el bonapartismo se caracteriza por impedir que entren en conflicto. En otras palabras, protege a la burguesía de cualquier ataque violento por parte de los obreros, fomenta un poco las escaramuzas suaves entre las dos clases y, además, priva a ambas por igual del más mínimo rastro de poder político. Ninguna libertad de asociación, ninguna libertad de reunión, ninguna libertad de prensa; sufragio universal bajo tal presión burocrática que la elección de la oposición es casi imposible; control policial de un tipo que antes era desconocido incluso en la Francia dominada por la policía. Además, sectores de la burguesía y de los trabajadores son simplemente comprados; los primeros mediante colosales estafas crediticias, por las que el dinero de los pequeños capitalistas es atraído a los bolsillos de los grandes; los segundos mediante colosales planes de construcción estatal que concentran en las grandes ciudades un proletariado artificial, imperial, dependiente del gobierno, junto al proletariado natural e independiente. Por último, el orgullo nacional se ve halagado por guerras aparentemente heroicas que, sin embargo, siempre se llevan a cabo con la aprobación de las altas autoridades de Europa contra el chivo expiatorio general del momento y sólo en condiciones que garanticen la victoria desde el principio.” (Engels, F. 1865)

Engels, F. The Prussian Military Question and the German Workers’ Party, MECW, Vol. 20, pp. 72-3.

“El cesarismo o su forma burguesa, el bonapartismo entra en escena en la historia cuando la áspera lucha de dos adversarios parece elevar el poder sobre la nación, y aseguran a los gobernantes una independencia aparente con relación a las clases; cuando en realidad no les deja más que la libertad que necesitan para defender a los privilegiados.”.

Trotsky, L. (2001) La revolución traicionada. Madrid: Ed. Fundación Federico Engels p. 205

“Términos tales como liberalismo, bonapartismo, fascismo tienen el carácter de generalizaciones. Los fenómenos históricos nunca se repiten íntegramente. No hubiera sido difícil demostrar que incluso el gobierno de Napoleón III, comparado con el régimen de Napoleón I, no era “bonapartista”, no sólo porque Napoleón mismo era un Bonaparte dudoso por su sangre, sino también porque sus relaciones con las clases, especialmente con el campesinado y el lumpenproletariado no eran de ningún modo iguales que las de Napoleón I. Sin embargo, el bonapartismo clásico surgió de la época de colosales victorias bélicas, que el Segundo Imperio no conoció en modo alguno. Pero si esperásemos la repetición de todos los rasgos del bonapartismo encontraríamos que el bonapartismo es un acontecimiento único, de una sola ocasión, es decir, que el bonapartismo en general no existe, no obstante, existiera una vez un general llamado Napoleón que nació en Córcega. No es diferente el caso respecto al liberalismo y a los demás términos generalizados de la historia. Cuando se habla del bonapartismo por analogía es necesario exponer precisamente cuáles de sus rasgos hallan su misma completa expresión bajo las condiciones históricas actuales.

Trotsky, L. (2019) El bonapartismo alemán – 30 de octubre de1932-. En Trotsky, L. La lucha contra el fascismo en Alemania. Valencia: Ed. Internacional Sedov. p. 203. Énfasis en el original.

“El sable no se da por sí mismo un programa independiente. Es el instrumento del “orden”. Está llamado a salvaguardar lo existente. El bonapartismo, al erigirse políticamente por encima de las clases como su predecesor el cesarismo, representa en el sentido social, siempre y en todas las épocas, el gobierno del sector más fuerte y firme de los explotadores…”

Trotsky, L. (2019) Bonapartismo y Fascismo -15 de julio 1934-. En Trotsky, L. La lucha contra el fascismo en Alemania. Valencia: Ed. Internacional Sedov. p. 275. Énfasis en el original