Después de los Estados Unidos, el bloque regional más afectado por la crisis económica mundial es Europa, la otra gran potencia imperialista del planeta. Todos los países europeos están en recesión, y el desempleo aumenta rápidamente, junto con la inflación y las tasas de interés que empobrecen aún más a las familias obreras endeudadas.
Después de los Estados Unidos, el bloque regional más afectado por la crisis económica mundial es Europa, la otra gran potencia imperialista del planeta. Todos los países europeos están en recesión, y el desempleo aumenta rápidamente, junto con la inflación y las tasas de interés que empobrecen aún más a las familias obreras endeudadas.
Como en EEUU, la amenaza de quiebra de los principales bancos es una realidad y varios de ellos tuvieron que ser nacionalizados para que el Estado se hiciera cargo de sus deudas. Impedidos de realizar medidas proteccionistas entre sí: devaluación de las monedas, incremento del déficit público, subida de tasas aduaneras, que implicaría el abandono de la moneda común, el euro, y la ruptura del bloque económico-comercial que representa la Unión Europea, la única opción que tienen las burguesías europeas es hacer pagar directamente a la clase obrera de cada país los efectos de la crisis que elevarán el nivel de la lucha de clases, como de hecho está sucediendo. Damos algunos ejemplos de esto.
En Grecia tuvimos en el mes de diciembre la protesta social más convulsa en décadas y que afectó, principalmente, a la juventud, tras el asesinato de un estudiante por la policía. El 10 de diciembre los sindicatos convocaron una huelga general contra la política del gobierno de la derecha (Nueva Democracia) y en solidaridad con los estudiantes. En enero, 20.000 campesinos bloquearon las rutas contra las empresas de alimentación por los bajos precios que les ofrecen por sus productos. El gobierno de Nueva Democracia tiene los días contados.
En Francia, hubo una huelga general el 29 de enero contra el gobierno de Sarkozy, que sacó a dos millones y medio de personas a las calles. Hubo manifestaciones en más de 200 ciudades y pueblos, en algunos fueron las mayores en años. El seguimiento de la huelga también fue importante, más de dos millones en el sector público y más de tres millones en el privado. Según las encuestas, tres cuartas partes de la población apoyan o simpatizan con los motivos de la huelga. El motivo de la huelga era protestar por los efectos de la crisis económica y para exigir al gobierno medidas para controlar el aumento del desempleo y frenar el rápido deterioro del poder adquisitivo. El diario burgués Le Monde describía la situación: "Tanto en el Eliseo (Palacio de Gobierno) como en el Partido Socialista, en los sindicatos y en los círculos empresariales, todos temen una explosión del caldero social". El gobierno acaba de anunciar nuevos ataques en forma de privatizaciones y recortes sociales que sólo servirán para aumentar la rabia y el descontento acumulado en la clase obrera.
En Italia, la principal central sindical, la CGIL, convocó el 12 de diciembre a un paro general de 4 horas contra la política del gobierno reaccionario de Berlusconi. Hubo 1 millón de trabajadores en la calle y 4 millones en el paro. Previamente tuvimos las luchas estudiantiles más importantes en Italia desde 1993. La crisis del capitalismo italiano es muy grave. Durante el mes de diciembre las industrias estuvieron prácticamente paralizadas por los adelantamientos de vacaciones como consecuencia de la crisis.
Ahora, los metalúrgicos y los empleados públicos convocado a un paro nacional el 13 de febrero que tuvo un alto acatamiento con cientos de miles manifestando contra Berlusconi en Roma. Ahora, la CGIL ha convocado a una marcha nacional en Roma para el próximo 4 de abril.
En Islandia, el país fue a la quiebra como consecuencia del endeudamiento generalizado. Los tres bancos principales fueron nacionalizados y una pueblada general, con características insurreccionales, que hizo caer el gobierno de coalición de la derecha y los socialdemócratas.
En Irlanda, en el pasado un país puesto como ejemplo de desarrollo económico en el pasado, hubo una marcha el sábado 21 de febrero contra la crisis y para exigir apertura de paritarias en el sector público y privado, que congregó a 200.000 personas, el 5% de la población de la isla. El jueves 26 de febrero fueron a la huelga empleados públicos y para el 30 de marzo las centrales sindicales convocaron a una huelga general, la primera en décadas.
En Gran Bretaña, los trabajadores de refinerías protagonizaron una huelga salvaje desafiando las leyes antisindicales de la era Thatcher que prohíbe las huelgas de solidaridad y las resueltas en asamblea a mano alzada. Fue una lucha victoriosa contra la tercerización que divide a los trabajadores, Aunque la prensa burguesa distorsionó el reclamo de los obreros al acusarlos de racistas, la huelga iba dirigida contra los empresarios que subcontrataban el trabajo en el exterior del país, incluyendo la mano de obra más barata.