Europa en crisis

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El título del artículo de The Economist lo decía todo: "Europa: Más dolor, poca ganancia". En toda Europa, los gobiernos están luchando para tener bajo control los enormes déficits. Con el fin de hacer esto, pasan la factura a la clase obrera y a la clase media. Poco a poco, la verdad está empezando a abrirse paso ante los trabajadores. Se enfrentan a todo un período de recortes y ataques a los niveles de vida. Y están reaccionando.

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El título del artículo de The Economist lo decía todo: "Europa: Más dolor, poca ganancia". En toda Europa, los gobiernos están luchando para tener bajo control los enormes déficits. Con el fin de hacer esto, pasan la factura a la clase obrera y a la clase media. Poco a poco, la verdad está empezando a abrirse paso ante los trabajadores. Se enfrentan a todo un período de recortes y ataques a los niveles de vida. Y están reaccionando.

Como siempre, los trabajadores franceses han estado a la vanguardia de la acción militante, con huelgas generales y manifestaciones de masas. Pero el movimiento está iniciándose en todas partes. El sábado 27 de diciembre hubo una manifestación de 100.000 en Dublín. La reciente huelga general en Portugal fue apoyada de forma masiva (80-85%, según los dirigentes sindicales – la mayor desde la Revolución).

En España hubo una huelga general el 26 de septiembre. En Italia ha habido manifestaciones masivas, convocadas la central sindical CGIL y la Federación del Metal, la FIOM. En Grecia se han realizado ocho o nueve huelgas generales en lo que va del año. En Gran Bretaña ha habido airadas manifestaciones de estudiantes en todas las ciudades principales para protestar contra la propuesta de aumento de las cuotas de los estudiantes.

Esto es sólo el comienzo, e indica que hay efervescencia a todos los niveles de la sociedad que debe encontrar su expresión dentro de las filas del movimiento obrero. Los dirigentes sindicales están desesperados por llegar a un acuerdo con la burguesía, pero hay un problema: la burguesía no tiene nada que ofrecer. No es sólo que no puede ofrecer ninguna reforma significativa. No puede tolerar la continuación de las reformas que fueron conquistadas por los trabajadores en el pasado.

Por lo tanto, los dirigentes sindicales no tienen más remedio que movilizar. Sin embargo, en las condiciones actuales, incluso las huelgas generales no son suficientes. La clase dominante no tiene otra alternativa que continuar con sus ataques. Esto no es un estado transitorio de las cosas. Es un punto de inflexión en la historia de Europa. Y es una receta acabada para un renacimiento de la lucha de clases.

La crisis continúa

IMPACT plackards in Dublin on 27 November. Photo: William Murphy Los años de bonanza se basaron en gran medida de la vasta expansión del crédito, que se reflejó en un aumento enorme en los niveles de deuda privada antes de la crisis, y en los niveles sin precedentes de la deuda pública después de aquélla. Después de una borrachera viene una resaca severa. Los gobiernos trataron de salir de la crisis mediante la estimulación de sus economías, lo que sólo significa que el mundo rico tiene un montón de dinero que devolver. Esta es una de las razones por las cuales la recuperación se retrasará y habrá una crisis tras otra.

A medida que los mercados se daban cuenta del estado real de las finanzas públicas en el mundo desarrollado, hubo un nerviosismo creciente ante el problema de la deuda soberana, la deuda pública. Y el problema va a empeorar mucho más. En 2011, los montos de la deuda pública que vencerán en Norteamérica y la zona del euro serán aún mayores que en el año 2010. Ascenderán a unos U$S 3,5 billones, en comparación con U$S 3,1 billones, según Bloomberg.

En este momento la atención se centra en las economías periféricas de la zona euro (Irlanda, Portugal y Grecia). La cadena del capitalismo europeo se está rompiendo por sus eslabones más débiles. Pero con cada nuevo eslabón que se rompe la fuerza de toda la cadena se prueba al límite de su ruptura. Tarde o temprano este punto se alcanzará.

Mientras que la Unión Europea y el FMI estaban en Dublín regateando sobre los detalles de un rescate para Irlanda, los funcionarios de Portugal y España estaban tratando de calmar los nervios de los inversores garantizando que sus economías y  bancos no necesitaban un rescate similar. José Sócrates, primer ministro de Portugal, espera que la ayuda prestada a Irlanda calmará a los mercados debido a que su país estaba "claramente sufriendo un efecto contagio".

El problema es que nadie les cree. Las preocupaciones por la deuda soberana continúa y el costo de los préstamos, tanto para España como para Portugal, aumentó considerablemente. La distancia en las tasas de interés entre los bonos públicos a diez años de España en relación a los bonos alemanes alcanzó su punto más alto desde la introducción del euro. Esto se asemeja a los gráficos colocados en la parte inferior de un paciente gravemente enfermo en el hospital.

El rescate de Irlanda es un golpe aún mayor al euro que el de Grecia porque los principales bancos europeos tienen más deuda de Irlanda. Portugal es el próximo. Desde Portugal, el contagio se extenderá a España. Y después de España viene Italia, y Gran Bretaña no se quedará atrás.

¿Dónde están los brotes verdes?

La crisis del euro se atribuye a la "falta de confianza". Pero esto es una explicación que no explica nada. ¿Por qué antes hubo confianza y ahora no? La respuesta es que los capitalistas (también conocidos como "inversores" o "el mercado") no ven ninguna perspectiva de una pronta recuperación de la economía mundial. De hecho, en muchos aspectos, la crisis internacional del capitalismo sigue empeorando. Ya no se oye hablar de "brotes verdes". El estado de ánimo es de pesimismo, salpicado con repentinos ataques de pánico.

La pieza clave en la economía mundial sigue siendo EE.UU. Aquí las señales están mezcladas, en el mejor de los casos. La economía de EE.UU. creció más rápido en el tercer trimestre de lo que se pensaba: a un ritmo anual del 2,5%, contra una estimación inicial del 2%. Pero la noticia se vio ensombrecida por una evaluación sombría de la Reserva Federal sobre la tasa de desempleo, que seguirá siendo alta durante más tiempo de lo que habían previsto, bajando a sólo el 9% a finales de 2011.

El mercado inmobiliario de EE.UU. sigue deprimido. El número de viviendas de segunda mano vendidas en Estados Unidos fue un 2.2% menor en octubre que en septiembre, y 25,9% menos que en octubre de 2009. Las ventas de casas que están en ejecución hipotecaria o en otras situaciones de dificultades financieras representaron el 34% del total de octubre, casi la misma proporción que en septiembre.

Algunos economistas están comparando esto con la situación de 1929-1949 ó de 1965-1982. La burguesía está comprendiendo que no habrá una recuperación seria en el corto plazo. Mientras, esperan que los mercados emergentes produzcan beneficios suficientes para rescatarlos. Pero, en definitiva, no hay confianza real en nada.

El nerviosismo de la burguesía encuentra su expresión en los giros de los mercados bursátiles del mundo. Después de la recuperación en 2009, los mercados de valores están nuevamente vacilantes. La burguesía sufre de una especie de esquizofrenia colectiva. En un momento hablan de deflación, al minuto siguiente se preocupan por el peligro de la inflación. Los economistas no pueden formarse una idea y dan consejos contradictorios.

The Economist, recientemente, hizo una evaluación pesimista de la situación:

"Si la perspectiva es de años de bajo crecimiento económico, entonces este sombrío dividendo de la  evaluación sea probablemente correcto. Después de todo, el repunte de los beneficios en 2009-10 se debe mucho a la mejora de los márgenes de ganancia. Las empresas fueron capaces de despedir personal al tiempo y mejoraron la productividad de la fuerza de trabajo restante. Pero esto no parece sostenible en el largo plazo. O bien la economía se recuperará, y los costos laborales subirán, o el alto nivel de desempleo tendrá un peso en la demanda y los ingresos se verán afectados. "

Las tendencias proteccionistas

Las contradicciones están surgiendo a todos los niveles. Los bonos del gobierno han actuado tradicionalmente como el refugio seguro de los mercados financieros. Las dudas sobre la solvencia de los bonos griegos o portugueses sólo significa que los inversores optarán por la seguridad de los bonos públicos alemanes o los bonos del Tesoro de EE.UU.. Pero ya que incluso éstos son vistos con sospecha, los burgueses recurren cada vez más a otro más seguro: el oro.

El irresistible ascenso del oro, que ha alcanzado su punto más alto de todos los tiempos, es un reflejo gráfico del temor a la inflación entre los inversores y su falta de confianza en las monedas existentes. Ellos saben que en el pasado los gobiernos utilizaron la inflación como una manera de tratar con la pesada carga de la deuda, y también saben que tales métodos conducen inevitablemente a una explosión de la inflación más adelante.

De repente, las monedas dominan los titulares. Si no están preocupados por el euro o el dólar,  se quejan del yuan. China está siendo constantemente criticada por su moneda subvaluada, especialmente en Estados Unidos. Bajo la presión de estas críticas, y con el fin de evitar medidas proteccionistas, Pekín permitió que el yuan subiera en relación al dólar, pero el aumento fue tan pequeño que ni se notó.

El superávit por cuenta corriente de China se elevó a U$S 102.300 millones en el tercer trimestre, el doble del año anterior y alrededor de 7,2% del PIB. Con el alza de las exportaciones chinas a nuevos niveles, los gobiernos occidentales están presionando a China para que haga más y "haga frente a sus desequilibrios comerciales", es decir, que exporte menos e importe más. Sin embargo, Pekín no parece tener ninguna prisa para seguir este consejo benigno. China es un exitoso exportador, y por lo tanto ha acumulado un superávit comercial considerable. A fin de mantener sus exportaciones atractivas para los consumidores estadounidenses y europeos, los chinos hacen uso de la depreciación de su moneda como una forma de abaratar sus productos.

Otros países están tratando de seguir el mismo camino que China, exportando para caminar hacia la recuperación. Dicho en otras palabras, esto significa exportar el desempleo. Pero hay un pequeño problema con esto: para que alguien pueda exportar, otra persona debe actuar como un importador neto, y para que alguien devalúe su moneda, alguien más debe dejar que su moneda suba. Este es un camino resbaladizo que puede dar lugar a una serie de devaluaciones competitivas de los países, que intervienen para empujar hacia abajo el valor de sus monedas y así obtener ventajas sobre sus rivales. El resultado podría ser un proteccionismo creciente mientras los países se acusan mutuamente de "ganar cuotas de mercado artificialmente".

Ya se habla de la guerra de divisas. Esta es una situación extremadamente peligrosa. Recordemos que lo que transformó la crisis de 1929 en la Gran Depresión fue precisamente el proteccionismo y las devaluaciones competitivas. Es en este contexto de volatilidad extrema a nivel mundial como tenemos que ver la crisis del euro.

¿Quién paga?

Los gobiernos están caminando por la cuerda floja, tratando de tranquilizar a los mercados mediante la aplicación de recortes brutales en nombre de la "disciplina presupuestaria", tratando de no causar daños irreparables en sus economías. Pero esto es como tratar de cuadrar el círculo. Al final, los programas de austeridad en Europa no van a resolver nada, sólo empeorarán la crisis. Es muy posible que la recuperación se vea afectada por el endurecimiento de la política fiscal, especialmente en Europa.

Los paquetes de rescate para Grecia e Irlanda tenían por objeto demostrar a los mercados financieros que el euro estaría a salvo en 2011, ya que la existencia de un enorme fondo de reserva significa que hay un inversor de último recurso en lugar de deuda de la eurozona. Pero esto de ninguna manera garantiza el futuro del euro.

El 29 de octubre, los líderes de la Unión Europea acordaron que deberían reabrir los tratados para "establecer un mecanismo de crisis permanente" que incluya "el papel del sector privado". Los mercados tomaron esto como una señal de que los tenedores de bonos se harían cargo de pagar los futuros rescates de los países de la zona euro con problemas. Inmediatamente comenzaron a descargar sus bonos de deuda de los países más expuestos; a saber, Irlanda y Portugal.

El 21 de noviembre el gobierno irlandés cedió finalmente a la presión de la Unión Europea para buscar un rescate de emergencia de la UE y el FMI por valor de €85.000 millones (U$S115 mil millones). Cuando el gobierno griego obtuvo un rescate de €110.000 millones en mayo y se creó un fondo de ayuda conjunto UE/FMI de €750 mil millones para financiar esto, el mercado se recuperó. Pero esta vez las grandes agencias de calificación crediticia reaccionaron negativamente.

Si los irlandeses creían que serían recompensados por los inversores después de haber aceptado la oferta, se desengañaron pronto. Mientras que después del rescate de Grecia en mayo, los mercados se calmaron por un tiempo, ahora hubo una caída no sólo en los activos irlandeses, sino también en los de Portugal y España. Cuando se anunció el acuerdo en Irlanda el rendimiento de los bonos inicialmente cayeron a 7,93%, pero más tarde Standard & Poor’s rebajó rápidamente la deuda pública irlandesa de AA- a  A, y Moody’s prometió una "rebaja de varios puntos".

En 24 horas, el diferencial de interés de las deuda pública irlandesa, portuguesa y española en relación a los bonos alemanes se había vuelto más amplio que antes del anuncio del acuerdo. El diferencial de interés de los bonos españoles alcanzó su nivel más alto desde el lanzamiento del euro en 1999. En otras palabras, el rescate había fracasado incluso antes de que la tinta se hubiera secado en el papel en el que estaba escrito. La razón es simplemente que los prestamistas internacionales no creían que estos países fueran capaces de pagar sus deudas. Ellos saben que el último acuerdo no eliminara las deudas de Irlanda, sino simplemente las refinanciará.

Fue similar a lo ocurrido en 2008, cuando los esfuerzos frenéticos para revivir los bancos norteamericanos sólo produjeron recuperaciones temporales. Tras el rescate de Bear Stearns en marzo de 2008 hubo tales protestas que el gobierno estadounidense no estuvo dispuesto a salvar a Lehman Brothers en septiembre. Ahora, Alemania se enfrenta al mismo dilema. Es Alemania quien tiene las riendas de la UE. Fue Alemania quien (a regañadientes) puso las manos en sus bolsillos para sacar de apuros a Grecia e Irlanda. Pero esto tiene sus límites.

Desde Irlanda a Portugal …

Después de Irlanda, los mercados están ahora dirigiendo su atención a los países ibéricos, con Portugal en la primera línea. El 23 de noviembre Portugal estaba pagando más de cuatro puntos porcentuales que Alemania por pedir dinero prestado. Esto es similar a lo que Grecia estaba pagando a mediados de abril, apenas unas semanas antes de su rescate.

Portugal es otra economía europea débil, sufre de lento crecimiento y de un gran déficit presupuestario. Está claro que Portugal se verá obligado a seguir el camino de Irlanda. Con el fin de complacer a los mercados el gobierno socialista liderado por José Sócrates anunció un paquete de recortes. Como resultado fue convocada una huelga general, que fue apoyada ampliamente. Pero no es una cuestión si Lisboa busca un rescate, sino cuándo.

Sin embargo, todos estos planes de salvamento y rescate no solucionarán nada. Si se diera el caso de que Irlanda, Grecia y Portugal sólo necesitaran pedir prestada una cierta cantidad de dinero en efectivo para ayudarles a resolver sus dificultades, el plan de rescate de la UE podría funcionar. Pero los mercados están convencidos de que los problemas van a ser más profundos, y que, de hecho, estos países son insolventes; es decir, en lenguaje sencillo, no pueden permitirse ni siquiera pagar los intereses de las deudas, y menos aún pagarlas.

Los hombres de dinero sospechan que las deudas de los bancos irlandeses están mucho peor que lo que ha sido admitido hasta ahora y están preocupados por la decisión del gobierno de Dublín en septiembre de 2008 de garantizar todas las deudas de estos bancos. Esta decisión precipitada puede terminar costando más que el prometido préstamo de la UE/FMI de unos €85 mil millones, sobre todo cuando los depósitos bancarios continúan saliendo del país, como lo están haciendo.

Por lo tanto, están ejerciendo una presión insoportable sobre el gobierno irlandés para empujarlo a través de un presupuesto de austeridad antes de que sean convocadas las elecciones generales. La situación es similar en Grecia, donde el gobierno, habiendo llevado a delante una severa política de recortes, ahora se encuentra con que no puede aumentar los impuestos lo suficiente o crecer lo suficientemente rápido como para financiar la gran cantidad de préstamos.

En Irlanda, Brian Cowen todavía tiene que aprobar el presupuesto de 2011 a principios de diciembre. Fue Ministro de Finanzas mientras la burbuja de Irlanda crecía y Primer Ministro cuando estalló, su credibilidad ahora es cero. Después de repetidas negativas de que estaba buscando un rescate, firmó un acuerdo humillante que no sólo compromete a Irlanda a pagar una factura enorme, sino que da a la UE competencias para ver si cumple con su palabra.

Esto ha provocado un revuelo en Irlanda sobre la "pérdida de soberanía". El periódico Irish Time preguntó abiertamente si el levantamiento de la Semana Santa de 1916 había sido en vano. No parecen entender que la verdadera soberanía se encuentra en el mercado todopoderoso, contra el cual no tiene sentido protestar.

La crisis política se desató rápidamente. El Partido Verde, compañero de coalición del Fianna Fail de Cowen, declaró que abandonará el gobierno en enero, obligando a elecciones anticipadas, aunque no antes del 7 de diciembre para ayudar así a la aprobación del presupuesto de 2011. Por lo tanto, van a ser parte del plan de cuatro años para reducir el déficit presupuestario al 3% del PIB para el año 2014, y así cumplir con los términos del plan de rescate de la UE/FMI. Ni siquiera eso podrá ser suficiente para lograr aprobar el presupuesto.

Olli Rehn, el comisario económico europeo, insistió en que Bruselas no interferirá en la política irlandesa, pero añadió que "la estabilidad es importante". El presupuesto tendrá otra dosis de austeridad, incluyendo €6 mil millones en recortes de gastos para 2011, subidas de impuestos y recortes salariales en el sector público, y una reducción en el salario mínimo.

El acuerdo ha provocado una crisis en el Fianna Fail, que tiene un índice en las encuestas del 17%, su nivel más bajo. Fianna Fail, el partido dominante en Irlanda desde la independencia del país en la década de 1920, se dirige a la mayor derrota electoral de su historia. Es por eso que algunos en su grupo parlamentario han estado pidiendo la renuncia de Cowen. Fianna Fail, probablemente será reemplazado por una coalición del  Fine Gael y el Laborismo.

Por lo tanto, la crisis económica se convierte inmediatamente en una crisis política nacional. Esto es lo que queremos decir cuando predijimos que todos los esfuerzos para restablecer el equilibrio económico iban a destruir el equilibrio social y político.

… Y desde Portugal a España

España subió como un cohete y se ha venido abajo con la misma rapidez. Al igual que Irlanda, que experimentó un auge febril de la vivienda, terminó en un colapso. Tan recientemente como en 2007 la economía española tuvo una de las mayores tasas de crecimiento de Europa. Esos días han terminado. Cuando la burbuja de la construcción se derrumbó arrastró a toda la economía hacia abajo con ella. En 2009 era la novena economía más grande del mundo. Pronto será duodécimo, detrás de Rusia, India y Canadá.

En 2010, cuando otras economías europeas comenzaron a experimentar algún tipo de crecimiento raquítico, la economía de España se contrajo. La OCDE prevé que el PIB de España se contraerá levemente este año y crecerá sólo 0,9% el próximo año. Al igual que Portugal y Grecia, su crecimiento es bajo y el desempleo supera el 20%. Hace unos días el director del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, admitió: "El contagio se ha extendido a la deuda griega, a la deuda portuguesa y, en menor medida, a nuestra propia deuda, así como a Italia e incluso Bélgica."

Aunque la deuda nacional de España era sólo el 53% del PIB el año pasado – 21 puntos por debajo de la media de la UE – ahora está firmemente en la mira de los especuladores. Para empezar, los bancos españoles están muy expuestos en Portugal y las deudas de los hogares españoles y de las empresas están muy por encima de la media europea. El déficit por cuenta corriente sigue siendo superior al 4% del PIB. La magnitud de las pérdidas en los créditos inmobiliarios de los bancos y las cajas de ahorro son desconocidos.

Los bancos españoles tienen cerca de 200.000 viviendas de nueva construcción como parte de €60 mil millones en bienes raíces tomados en deuda por activos con deudores insolventes. Muchos de ellos serán puestos a la venta en el mercado por debajo de su valor en 2011, deprimiendo aún más los precios inmobiliarios. Los mercados temen que la economía española deje de crecer. En 2011, se prevé que el aumento del PIB de España será menor al 1%. El desempleo supera el 20%, mientras que la inflación es más alta que en Alemania.

Lo que pase en España tendrá un efecto crucial en el futuro del euro. The Economist lo expresó sin rodeos en un editorial titulado: "Para detener la crisis del euro, Zapatero debe revivir la reforma española". Es decir, el gobierno socialista debe llevar adelante medidas de austeridad para reducir el déficit presupuestario. Zapatero está obligado a cumplir las órdenes del mercado. Él ha llevado a cabo recortes de gastos y aumentos de impuestos en un intento por reducir el déficit presupuestario del 11% del PIB en 2009 al 6% el próximo año. Ha recortado los salarios de los empleados públicos en un 5% y elevó el IVA enfrentando una huelga general.

Gracias a un acuerdo de gobierno con el minoritario Partido Nacionalista Vasco, Zapatero ha sido capaz de aprobar un presupuesto de austeridad para el 2011. Pero los mercados no están satisfechos. Se quejan de que Zapatero es demasiado suave y le ponen más presión. "Cada vez que los mercados internacionales ponen un poco de presión sobre la deuda, el Gobierno español indica que va a hacer alguna reforma", dice Juan Rubio-Ramírez, un economista español de la Universidad de Duke. "Y cuando las aguas de la presión bajan, se relaja."

Los planes de Zapatero para elevar la edad de jubilación de 65 a 67 años y para reformar el mercado de trabajo son considerados por la burguesía como excesivamente tímidos. Quieren abolir el sistema de negociación salarial centralizada por completo. Se quejan de que la reforma de pensiones se haya aplazado hasta el primer trimestre del próximo año, y de que las discusiones sobre los mecanismos de la negociación colectiva vayan demasiado lentas para el gusto de la burguesía. También exigen la reforma del sistema de salud. El mercado exige que Zapatero se incline a su voluntad y se sacrifique en su altar.

Los sindicatos respondieron con una huelga general. Zapatero se encuentra entre la espada y la pared. Lo que está haciendo no satisface a nadie. Es muy poco para los patrones y demasiado para los trabajadores. Como resultado, la posición de los socialistas en las encuestas se ha desplomado y Zapatero se dirige a una humillación electoral. Cada vez tendrá que depender más de los diputados nacionalistas burgueses vascos y catalanes, que exigirán un precio por su apoyo. Parece cierto que el PSOE perderá las próximas elecciones generales en 2012, preparándose  la victoria de la derecha con el Partido Popular.

Alemania – la clave de Europa

Dado que los gobiernos han tomado la decisión de financiar las pérdidas de sus grandes bancos, su solvencia está inextricablemente vinculada con los balances de estos últimos. El problema es que nadie sabe la cantidad de deudas incobrables de los bancos. De acuerdo con Moody’s, la agencia de crédito, las instituciones que controla alcanzarán unos niveles de deuda de U$S 1.8 billones de dólares en 2011. A esta cifra hay que añadir los bancos que no están en la lista de Moody’s. Así que la cantidad total será mucho más grande. Nadie sabe cuánto.

Esto se aplica especialmente a los bancos europeos, que se enfrentarán a enormes refinanciamientos en 2011. En los años de auge estos bancos hicieron grandes cantidades de dinero con la especulación. Ahora esperan que sus pérdidas sean indemnizadas por los bancos centrales. Estos últimos son vistos como una especie de cuerno de la abundancia – un cuerno mágico que les facilita toda la liquidez necesaria. Pero los recursos de los bancos centrales no son ilimitados.

Se espera ahora que Alemania agote todo su dinero y su crédito para apuntalar toda la zona del euro. Si fuera sólo una cuestión de Grecia, Irlanda y Portugal, tal vez podría manejarlo. Sin embargo, España es un asunto completamente diferente. Es la cuarta economía más grande de la zona euro, con un PIB y una población más grande que estos tres países juntos.  Los €750 mil millones del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera no fueron diseñados para hacer frente a España, así como a los otros tres países débiles de la zona euro. En mayo pasado, cuando se creó, parecía poco probable que tuviera que usarse.

Hasta ahora, Alemania ha respaldado los rescates, aunque maldiciendo constantemente. Pero, ¿estará dispuesta a pagar por España? Merkel y su Ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, son bien conscientes de que cada vez hay más resentimiento en Alemania acerca de los rescates. También saben que el Tratado de Maastricht de 1992 no contenía provisiones de rescates, un hecho sobre el que el Tribunal Constitucional alemán puede llamar la atención en algún momento. La revista Bild preguntaba recientemente: "Primero los griegos, a continuación, los irlandeses, entonces … ¿vamos a terminar teniendo que pagar por todos en Europa?"

Sintiendo la presión, exigen que los tratados de la UE deben ser modificados para dar carácter permanente al Mecanismo Europeo para la Estabilidad Financiera. Sin esto, el fondo de rescate expirará en 2013. Pero la modificación de los tratados es un asunto complicado. Tomó mucho tiempo conseguir que la Constitución europea fuera aprobada en referéndums nacionales, que luego fracasaron. Y la insistencia alemana sobre este punto está causando fricciones con otros gobiernos que no están interesados en los referendos de la UE debido a los problemas políticos internos que causan.

Merkel dijo que el euro está en una situación "excepcionalmente grave". Schäuble agregó que "nuestra moneda común está en juego." El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha llegado a sugerir que si el euro no sobrevive, tampoco lo hará la Unión Europea. Para aplacar al electorado alemán, y con el fin de luchar contra la impresión de que son demasiado generosos con el dinero alemán, exigieron que los futuros planes de rescate deban incluir las provisiones por reestructuración de la deuda para imponer algunas pérdidas a los inversores. Esta modesta propuesta inmediatamente puso nerviosos a los inversores.

Los mercados no pueden ser controlados por la legislación y están decididos a demostrar quién es el jefe. De repente, Alemania mantiene silencio sobre la necesidad de "hacer pagar a los especuladores". La Comisión Europea ha pedido que elabore propuestas para este mecanismo, pero no dice nada al respecto. Del mismo modo, Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo Europeo, no hace mucho tiempo advirtió que el euro estaba en "una crisis de supervivencia", y quien se supone que es miembro consultor de cómo hacer los cambios necesarios en los tratados, se ha quedado en silencio.

Todo el mundo está tratando de apaciguar a los mercados, y de no enemistarse con ellos. En la actualidad, juran por todos los dioses que el actual tenedor de bonos no tendrá que pagar por el rescate de Irlanda. En cualquier caso, no tienen la menor idea de cómo podría funcionar un reglamento "anti-especulador". Steven Vanackere, el ministro de Asuntos Exteriores belga, sugirió que deberían dejar de llamar al mecanismo la "solución de la crisis", sino "mecanismo de estabilidad". Pero Vanackere mismo no está claramente convencido de que esto pueda funcionar: "Es como llamar al ministro de guerra,  ministro de la paz o ministro de defensa", dijo.

Europa en un punto de inflexión

La amenaza de los mercados de bonos no sólo cuelga sobre las cabezas de los países débiles, como Grecia, Irlanda, Portugal y España. Se cierne sobre toda Europa y amenaza con desmoronar el euro. Cuando se lanzó el euro en diciembre de 1995 señalamos que los Estados miembros tenían economías tan radicalmente diferentes que se encontrarían ante la imposibilidad de marchar al mismo ritmo con las mismas políticas fiscales y monetarias. Explicamos que era imposible unir economías que están tirando en direcciones diferentes. Y predijimos que en una crisis, el euro se desplomaría en medio de recriminaciones mutuas. Este punto está siendo alcanzado rápidamente.

Durante un tiempo, parecía que la zona euro podría tener éxito. Sobre la base de un auge general del capitalismo mundial, los capitalistas europeos fueron capaces de llegar a un acuerdo entre caballeros. Pero ahora todo ha cambiado. El rescate de Irlanda viene a darnos la razón sobre el euro. Ahora, la UE está tratando desesperadamente de detener la propagación del contagio, que amenaza la propia existencia del euro. The Economist recientemente advirtió: "Cuando los recursos se vuelven escasos, las disputas sobre lo que toca repartir se vuelven mucho más intensas." Eso lo dice todo en pocas palabras.

El futuro del euro depende exclusivamente de Alemania y del Banco Central Europeo – que son efectivamente la misma cosa. Alemania es la economía más fuerte de Europa, y está obligada a financiar las pérdidas de la zona euro. Sin embargo, esta carga es probable que sea más de lo que pueda soportar. El euro está llamado a caer, y nadie sabe hasta dónde. Algunos estiman que el euro podría caer un 15% ó más frente al dólar en los próximos seis a 12 meses, pero nadie lo sabe.

Ahora hay temores reales de que la crisis del euro se extienda todavía más en la Unión Europea. Europa se enfrenta a un largo período de incertidumbre, crisis, especulación y austeridad. Países como Irlanda, Portugal, España y Grecia estarán bajo presión para intensificar aún más los ataques a los niveles de vida.

Aunque Gran Bretaña no forma parte de la zona euro, no puede mantenerse al margen de la crisis europea en general. Se vio obligado a participar en el rescate de Irlanda, no por altruismo, sino por la exposición de los bancos británicos y otros intereses en la economía irlandesa. Como la caída en dominó, a su vez llegará a Gran Bretaña. Y aunque a nadie le gusta que se lo mencione, la salud de las finanzas de Norteamérica no es mejor que la de Europa.

Los reformistas creen que es posible volver a la época del auge económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial y que permitió a la burguesía de Europa y de los EE.UU. hacer grandes concesiones a la clase obrera para sacar el vapor de la lucha de clases. Pero esto es ahora imposible. Todos los mecanismos normales para salir de una recesión ya se han utilizado durante el auge. Las tasas de interés están cerca de cero, y no se pueden reducir más. El déficit masivo descarta la posibilidad de obras públicas a gran escala.

La llamada expansión cuantitativa (quantitative easing), – emisión de papel moneda – es una medida desesperada que amenaza con una explosión de la inflación en el próximo período. Por otra parte, los intentos de reducir el déficit con recortes del gasto público reducirán la demanda y pueden precipitar una nueva recesión. En otras palabras: "todos los caminos llevan a la ruina".

Por lo tanto, el colapso del euro puede desencadenar una crisis financiera general que puede poner un final abrupto a la presente "recuperación" débil, precipitando una recesión nueva y aún más pronunciada a escala mundial. Se trata de una posibilidad. Pero incluso en el mejor de los casos, Europa se enfrentará a un período prolongado de estancamiento, como Japón en los últimos dos decenios, con bajo crecimiento, alta tasa de desempleo y caída de los niveles de vida.

Es un lugar común decir que la historia se repite. La causa inmediata de la Revolución inglesa en el siglo XVII y de la Revolución francesa en el siglo XVIII fue el enorme déficit del gasto público. En ambos casos la oración final fue la misma: ¿quién pagará? En todas partes la clase dirigente quiere poner todo el peso de su bancarrota sobre las espaldas de la clase trabajadora, la clase media y los sectores pobres y vulnerables de la sociedad: los desempleados, los enfermos, los ancianos y los discapacitados.

Las huelgas generales y manifestaciones en Francia, Grecia, España y otros países son los primeros indicios de un renacimiento del movimiento obrero europeo. Esto es sólo el principio del comienzo de un gran drama histórico. Las huelgas y manifestaciones son importantes porque llevan a las masas a la acción y les permite sentir su poder. Pero por sí mismas no resolverán nada. Los capitalistas están atacando a los trabajadores no por gusto, o porque son gente malvada, sino porque no tienen ninguna alternativa. La máscara sonriente del "capitalismo con rostro humano" se ha deslizado, para revelar el verdadero rostro de la burguesía.

En todas partes hay un creciente cuestionamiento del capitalismo y un creciente interés en las ideas del socialismo y del marxismo. Ayer, en el curso de una manifestación estudiantil en el centro de Londres la palabra revolución estaba pintada en la columna de Nelson. Es sólo una palabra, pero muestra cómo se está desarrollando la situación.

Estamos en un período totalmente nuevo que va a ser más similar a la década de 1970 y al período de entreguerras que a las últimas tres décadas. La única cosa que mantiene en pie a este sistema capitalista decrépito y enfermo es la inercia temporal de las masas. Serán necesarios grandes acontecimientos para sacudir esta inercia. Pero los grandes acontecimientos están a la orden del día.

Londres, 2 de diciembre de 2010