Después de años de descontento contra las políticas de Bush, el malestar social fue encauzado tras la figura de Obama, muy apropiada a la operación de cambio de imagen de la elite política imperialista. Su origen afroamericano y su eje de campaña en la palabra Cambio, fueron lo más adecuado para conectar con el sentimiento de rechazo a las políticas anteriores.
Después de años de descontento contra las políticas de Bush, el malestar social fue encauzado tras la figura de Obama, muy apropiada a la operación de cambio de imagen de la elite política imperialista. Su origen afroamericano y su eje de campaña en la palabra Cambio, fueron lo más adecuado para conectar con el sentimiento de rechazo a las políticas anteriores.
La sociedad politizada
Ese malestar había evolucionado hacia la movilización contra la guerra en Irak y hacia la organización espontánea de pequeñas asambleas populares, de las que aún se mantienen decenas de miles de grupos de base (de 10 a 15 integrantes cada uno) reuniéndose en todas la ciudades para la discusión política de los temas más importantes: la guerra en Medio Oriente, la crisis económica, las hipotecas impagas, el salvataje a los bancos, la quiebra de empresas, etc. El interés se expresó también en el alto porcentaje de participación en la elección presidencial y en los multitudinarios festejos en las calles por el triunfo. También se destacó el movimiento de los trabajadores inmigrantes que logró reinstalar en 2006 al 1º de mayo como fecha de lucha, y que ahora resurge con el plan de 100 días de presión sobre Obama para lograr el reconocimiento de los ilegales.
Obama debió retomar el discurso de defensa de las garantías constitucionales, avasalladas con la excusa de la ¨guerra preventiva¨ contra el terrorismo, condenar las torturas implementadas por los organismos de seguridad, decidir el retiro de las tropas de Irak e incluir, entre las fabulosas sumas otorgadas a salvar grandes bancos y empresas, algunos millones para los deudores hipotecarios. Todo esto hace que aún mantenga un alto grado de adhesión, superior al 80%.
América Latina en la agenda
También en Latinoamérica hay cierta expectativa en Obama. Su imagen amable contrastante con la rudeza de Bush, se ha reafirmado con el cierre de la prisión de Guantánamo, el rechazo de los asesinatos paramilitares contra los dirigentes sindicales colombianos y con cierto interés por el ¨patio trasero¨, iniciando conversaciones con Lula, seguramente para tratar de controlar los procesos revolucionarios del continente.
Sin embargo hay muchos elementos de continuidad. Ya antes de asumir la presidencia había comenzado a cubrirse: dijo que la situación es muy difícil y que no se saldrá pronto de la crisis. Además nombró un gabinete que muestra su giro hacia el aparato demócrata y hasta incorporó miembros de la derecha republicana en el área de seguridad. Y la prosecución de la guerra en Afganistán manifiesta que la opción militar sigue presente.
Su periodo presidencial será muy complicado. Tras la decisión de retirar las tropas de Irak, deberá asegurar la estabilidad de Medio Oriente, para lo cual está negociando con Siria e Irán, donde se impondrá un sector más ¨liberal¨ del régimen fundamentalista, y calmar la oposición activa de Israel que teme perder su rol de agente más confiable del imperialismo en la región.
Por ahora, sólo palabras
Enfrentará también el reto de la mayor crisis económica desde 1929, y más compleja de solucionar, por las dimensiones de la economía mundial y su grado de interdependencia, y se llega a la misma arrastrando complicaciones previas muy serias: déficit presupuestario anual sin precedentes de 1,2 billones de dólares, una deuda pública descomunal de 11,5 billones de dólares y un abultado déficit comercial. Además los años treinta vieron un auge de la lucha de clases en EEUU y la crisis no fue superada sino a través del empuje de la industria de guerra y la reconstrucción europea de postguerra.
Este es un gran desafío puesto que además enfrenta la quiebra de importantes grandes empresas y bancos norteamericanos. Tratará de exportar la crisis a otras economías mediante subsidios, devolución de impuestos y préstamos a su sector privado, protegerlo con barreras aduaneras, nacionalizando las deudas de los bancos y las grandes compañías, etc. teniendo en cuenta las mencionadas limitaciones fiscales, comerciales y de endeudamiento.
Y pese a todas estas maniobras igual enfrenta ya serios perjuicios sociales como la caída del empleo, los impagos de hipotecas y las graves deficiencias en el sistema de salud que vienen del gobierno anterior.
Es por las expectativas que ha despertado su figura que las protestas están demoradas respeto a lo que sucede en Europa. Pero las tensiones sociales irán en aumento.
Agotado el crédito que han puesto en Obama, los trabajadores cada vez estarán más abiertos a la formación de un partido obrero de masas basado en los sindicatos.