El año pasado, todo lo que se hablaba entre los expertos económicos capitalistas era de la recuperación económica en forma de V que sacaría al capitalismo mundial de la recesión de 2001. En realidad, la idea era que el mundo crecería aproximadamenteun 5% y que las siete primeras economías capitalistas crecerían un 3%. El desempleo se mantendría bajo e incluso caería. Todos los expertos bursátiles esperaban una recuperación significativa de los precios de las acciones. Se descartaba que las bolsas muas muas mundiales pudieran seguir bajando por tercer año consecutivo
Economía mundial
año pasado, todo lo que se hablaba entre los expertos económicos capitalistas era de la recuperación económica en forma de V que sacaría al capitalismo mundial de la recesión de 2001. En realidad, la idea era que el mundo crecería aproximadamente un 5% y que las siete primeras economías capitalistas crecerían un 3%. El desempleo se mantendría bajo e incluso caería. Todos los expertos bursátiles esperaban una recuperación significativa de los precios de las acciones. Se descartaba que las bolsas mundiales pudieran seguir bajando por tercer año consecutivo. Después de todo, eso no había ocurrido desde 1939-41 ¡durante la guerra mundial!
El riesgo principal era el regreso a una inflación elevada. Todo el mundo esperaba que los principales bancos centrales del capitalismo mundial, la Reserva Federal en EEUU, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, tendrían que subir los tipos de interés para frenar las subidas de precios.
Casi todos esperaban eso. Había pocos disidentes. Nosotros fuimos uno de ellos. Nosotros decíamos que el optimismo de los políticos capitalistas, los economistas y los inversores era una ilusión vana. Las vueltas hacia abajo en el capitalismo normalmente han sido breves. Pero las fuerzas económicas subyacentes cada vez más sugerían que la recesión de 2001 se terminaría convirtiendo en la depresión de 2002. Todo el mundo depende de lo que ocurre en EEUU, incluso más que en los años treinta. El peligro en 2002 era la devaluación competitiva y la deflación, arrastrando a la economía capitalista mundial a una caída mayor.
¿Quién ha estado más cerca de la realidad de 2002? El mundo puede que todavía no haya entrado en depresión, pero la recuperación en forma de V ha demostrado ser un espejismo. La economía estadounidense ha crecido sólo un 2,3% este año y cuando entramos en el 2003 está desacelerándose. Las economías de la zona euro han conseguido un crecimiento inferior al 1%, mientras Gran Bretaña tiene ahora un crecimiento inferior el 2% anual. La economía japonesa se ha contraído. Desde el estallido de la burbuja de la alta tecnología en el año 2000, el capitalismo mundial ha tenido la tasa de crecimiento más baja desde la primera recesión económica capitalista mundial desde la posguerra, la crisis de 1974-75.
En lugar de descender el desempleo, ha ocurrido lo contrario en las principales economías capitalistas. En EEUU se han perdido más de dos millones de empleos y el paro ha subido hasta el 6%. Alemania y Francia continúan manteniendo una tasa de paro del 8-9% y ahora comienza a subir de nuevo. La tasa de paro en Japón ha alcanzado un nivel record desde la posguerra, un 6%. Sólo Gran Bretaña tiene una tasa de paro baja (en parte gracias a sus métodos estadísticos). Y en cuanto a los precios, lejos de subir, las fuerzas deflacionarias se han intensificado. La inflación en EEUU, Europa y Gran Bretaña está aproximadamente en el 2,5%, mientras que las empresas están padeciendo la caída de precios. Japón y la mayor parte de Asia siguen padeciendo una deflación profunda.
Debido a las caídas de precios, las empresas en EEUU, Europa y Japón son incapaces de conseguir más beneficios. Los beneficios en las empresas estadounidenses están ahora más bajos que en 1997. La inversión empresarial se ha agotado completamente y sin señales de recuperación. La productividad (producción por trabajador) ha crecido sólo porque las empresas han reducido empleos, reducido horas extras y pagos de pensiones.
Aumenta la miseria
en el mundo
Nosotros utilizamos para medir los beneficios del capitalismo para una familia obrera media, una medida muy ruda pero efectiva: el índice de miseria. El índice de miseria era la suma de la inflación y la tasa de paro en un país determinado. Si el índice comienza a subir, el capitalismo no está funcionando. Si alcanza el doble dígito o supera el 10, entonces los trabajadores están sufriendo realmente.
En los años noventa, en EEUU el índice de miseria pasó de 10,7 a 7,4; en la zona euro del 13,7 al 10,9 y en Gran Bretaña, de 15 a 7,5. Sin embargo, en los últimos dos años, el índice ha subido, con la perspectiva de que vuelva a subir en 2003. No hay niveles de crisis todavía, excepto en Europa. Sólo países como Argentina y Brasil, han entrado en esa categoría.
Este índice de miseria en un sentido está caducado como medida del fracaso capitalista. La inflación más baja es una buena noticia para los trabajadores, porque significa que los aumentos salariales no se van a evaporar con las subidas de precios. Pero cuando la inflación es baja convirtiéndose en caídas de precios o deflación, entonces son malas noticias para todos. Significa que la deuda contraída para comprar coches, productos en las tiendas y, sobre todo, viviendas, cada vez es más cara en términos reales. Las cosas están razonablemente bien para aquellos que tienen un buen empleo y han visto como han subido los precios de la propiedad en Gran Bretaña, EEUU y otros países anglosajones como Australia, Nueva Zelanda y en Escandinavia. El capitalismo en los últimos tres años ha sido improductivo y la mitad de la población ha estado gastando como si no hubiera mañana (¡y no lo habrá!) confiando en su riqueza en propiedad.
Esto ocurrió en Japón en los años ochenta. Los precios bursátiles y los valores de la tierra se dispararon. Entonces, la burbuja bursátil estalló en 1989 y nunca se recuperó. La semana pasada la bolsa de Tokio alcanzó su nivel más bajo en veinte años. Dos años después del crash bursátil, los precios de la propiedad en Japón comenzaron a bajar. Y desde entonces han estado cayendo. Lo mismo ocurrió en Hong Kong y Asia en 1997. La burbuja de la propiedad en EEUU y Gran Bretaña no puede aguantar mucho más. En 1990 la familia media británica y estadounidense tenían unas deudas valoradas en el 80% del ingreso familiar. Ahora el nivel de endeudamiento ha alcanzado el 100-120%. Sólo los tipos de interés bajos han hecho posible pagar los costes de esa deuda.
Negras perspectivas para la economía
Pero el optimismo parece eterno entre los comerciantes del capitalismo. La opinión entre los expertos es que la economía mundial se recuperará y crecerá más rápido en 2003. El pronóstico es que EEUU crezca un 3%, Gran Bretaña aproximadamente un 2,5% y Europa un 2%. Sólo Japón seguirá en estancamiento. Una vez más, la perspectiva es que la deflación deje paso a la inflación, que los tipos de interés suban para final de año y que baje el desempleo. En cuanto a la bolsa, no es posible que caiga por cuarto año consecutivo. Eso no ha ocurrido desde 1929-32, los años de la Gran Depresión. Además, de los 67 expertos consultados a finales de diciembre de 2002, 64 dijeron que la bolsa subiría en 2003, al menos un 10%. Es un déjà vu. Son exactamente las mismas predicciones equivocadas que hicieron a principios de 2002.
Estas predicciones de nuevo chocarán con la realidad. La economía mundial continúa ralentizándose. EEUU crecerá sólo un 1% en el primer trimestre de 2003. Lo mismo se aplica a Europa y Gran Bretaña. Según los propios expertos la confianza del consumidor en Japón, EEUU, Gran Bretaña y Europa nunca ha sido tan baja. La inversión empresarial está cayendo a un ritmo del 10%. Si estalla la burbuja de la propiedad, entonces el consumo en las tiendas se agotará. Ya los expertos han reconocido que las ventas navideñas han sido más bajas que otros años. Los consumidores sólo comprarán si hay grandes descuentos. En Nueva York es común que la gente haga una oferta por debajo del precio marcado en la mayoría de las tiendas. El regateo típico en los bazares de Oriente Medio ha llegado a EEUU. Eso significa que las empresas obtendrán poco o ningún beneficio. Tendrán que despedir a más trabajadores, la nueva inversión en tecnología y en plantas o nuevos préstamos no se materializará.
Y además en el 2003 tenemos las sombrías nubes de la guerra. EEUU, con su perrito faldero detrás, Gran Bretaña, continúa con su amenaza de guerra contra Iraq. Hay pocas dudas de que las tropas estadounidenses y británicas saldrán para Bagdad, en marzo como muy tarde. Por supuesto, los capitalistas optimistas confían en que esta aventura de la potencia militar más grande del mundo contra un país árabe y pequeño, tenga un enorme éxito. Entonces, los precios del petróleo, que se han disparado en las últimas semanas, caerán profundamente. Instalarán un nuevo régimen en Iraq, amigo de EEUU, que inflará el petróleo y otras dictaduras árabes le seguirán el juego. Israel será capaz de obligar a los palestinos a aceptar una paz draconiana e imponer su dominio en la región. El capitalismo mundial se regocijará y comenzará el boom.
Esa es la teoría. Pero una vez más está alejada de la realidad. Seguramente la maquinaria de guerra estadounidense puede triunfar en Iraq. También puede que capturen a Sadam. Incluso si eso ocurre, ¿el pueblo iraquí aceptará una dictadura impuesta por EEUU? ¿Las masas árabes y palestinas estarán quietas mientras EEUU e Israel imponen su paz? ¿La victoria de Bush puede que tenga el efecto contrario del que pretende con la guerra? Lejos de derrotar al terrorismo, los ataques suicidas y los atentados a turistas y civiles estadounidenses aumentarán casi con toda seguridad. Además, ahora parece que el dictador de Corea del Norte, cuya economía está al borde del colapso y del hambre, resultado de los boicots estadounidenses y el gobierno totalitario corrupto, está utilizando esta oportunidad para chantajear al mundo para que le proporcionen ayuda amenazados por la guerra nuclear.
La incertidumbre, la preocupación y la realidad de que Bush no puede salvar al mundo, será el resultado de la guerra de Iraq, en el mejor de los casos posibles. Por otro lado, para el capitalismo, la oposición a la guerra crecerá en todo el mundo, al estilo Vietnam. Esas no serán buenas noticias para la economía capitalista mundial.
Si la aventura de Bush-Blair sale mal, entonces los precios del petróleo no caerán, subirán aún más. Eso reducirá los ingresos y los beneficios de las economías occidentales importadoras de petróleo. Las últimas dos grandes crisis del petróleo, en 1974 y 1986, llevaron a la economía mundial a una recesión profunda. Esta es una vez más la perspectiva.