Valoración de urgencia de las elecciones
Las elecciones del 14 de marzo han supuesto una clara y rotunda derrota de la derecha. El gobierno del PP ha sido vencido gracias a las movilizaciones de la clase obrera y la juventud. Esta vez, en las urnas.
Lo que ya vimos a lo largo de los dos últimos años con la huelga general del 20-J, la catástrofe del Prestige, las luchas de la juventud contra la LOU y la LOCE, contra la guerra imperialista en Iraq, ha tenido su expresión electoral el 14-M.
Ese ambiente de rechazo a la política reaccionaria del PP no había desaparecido como pretendía la derecha, cuando en las últimas elecciones municipales y autonómicas el PP presumía de que no había tal rechazo a su política ya que seguían manteniendo un respaldo electoral en las urnas.
Sin embargo, como veníamos insistiendo desde EL MILITANTE, el ambiente real se expresaba en las luchas masivas, en conflictos obreros como el de Puertollano, astilleros, las movilizaciones de los estudiantes… y si este ambiente no tenía un reflejo en las urnas era debido a la combinación de factores, fundamentalmente una situación de crecimiento económico que beneficiaba a las capas medias, y la desconfianza hacia los dirigentes de la izquierda. Esto era lo que llevaba a que se produjeran grandes bolsas de abstención en las zonas obreras y entre la juventud.
Un gobierno mentiroso y reaccionario
La derecha ha continuado endureciendo su política antiobrera, creyendo sus propias mentiras, mostrando sus auténticas tradiciones reaccionarias. Así, tras el brutal atentado del 11-M en Madrid, no dudó en seguir con más de lo mismo y en el colmo de su desprecio a los muertos y sus familias, trataron de utilizar electoralmente la masacre, remachando su discurso nacionalista español y manipulando insultantemente la información en su beneficio.
La movilización desde la base, de decenas de miles de trabajadores y jóvenes, no se hizo esperar: desde por la mañana del viernes, con la huelga de estudiantes, el paro de 15 minutos en todas las fábricas, por la tarde en las manifestaciones con 11 millones de participantes y continuando al día siguiente (día de reflexión) directamente en las sedes del PP, exigiendo conocer la verdad. Todos estos acontecimientos sacudieron la conciencia de millones de personas y crearon las condiciones para la victoria electoral de la izquierda.
En este contexto, el gobierno del PP era consciente de que decir la verdad tendría implicaciones electorales: ellos han sido los responsables de la participación española en la guerra de Iraq y ellos nos habían puesto en el punto de mira de organizaciones terroristas islámicas. Esto lo reflejaba el grito coreado por los manifestantes Es vuestra guerra, son nuestros muertos.
Esta presión en la calle se hizo insoportable y finalmente el gobierno no pudo ocultar la información hasta el lunes, en que las elecciones ya se habrían celebrado, como era su objetivo.
La derrota electoral de la derecha
Todo el ambiente de rabia explotó y el rechazo a la derecha ha llevado a que millones de jóvenes y trabajadores lo expresarán en las urnas, con un incremento en la participación de casi 9 puntos sobre las anteriores elecciones.
El vuelco no ha sido por el llamado voto de centro (capas medias) que al parecer se ha seguido manteniendo mayoritariamente donde estaba. El cambio ha sido protagonizado por los trabajadores y jóvenes en las zonas obreras, que han considerado ya insoportable el gobierno del PP.
El PSOE se ha encontrado con la mayoría en las elecciones, impulsada por la movilización. Este hecho se ha traducido en un agrupamiento del voto de la izquierda, que ha perjudicado a Izquierda Unida que ha cedido una parte de su electorado a las listas del PSOE, aunque otras formaciones como ERC vistas con un lenguaje más radical han aumentado sustancialmente su apoyo. En cualquier caso podría formarse un gobierno tripartito de la izquierda con mayoría absoluta en el Parlamento.
Ahora los dirigentes del PSOE tienen que decidir. La clase obrera y la juventud les ha dado la victoria, les han llevado al gobierno y van a exigir que sus demandas se vean cumplidas, las que reivindicaron el 20-J, en las luchas de la LOU, la LOCE, contra la guerra, Puertollano, Astilleros….
Anoche mismo, ante la sede del PSOE, miles de voces resonaban en la calle, en una llamada a Zapatero: No nos falles. Esto es lo que se demandará al nuevo gobierno: que aplique una auténtica política socialista y se base en las aspiraciones y demandas de los trabajadores y sus familias. Una vez más la clase obrera y la juventud, movilizándose han demostrado donde esta la fuerza real que puede impulsar un cambio en la sociedad.
Esa fuerza, orientada y dirigida a cambiar la sociedad, acabando con las lacras del capitalismo y construyendo una nueva sociedad, la sociedad socialista, sería imparable.